LA MANO DEL MAESTRO
Estaba golpeado y marcado, y el rematador pensó que por su escaso valor no tenía sentido perder demasiado tiempo con el viejo violín, pero lo levantó con una sonrisa:
¿Cuánto dan por mí, señores? -gritó-, ¿quién empezará a apostar por mí?
Un dólar, ¡un dólar!-, después... ¡dos dólares! ¿Sólo dos?
¡Dos dólares!... y, ¿quién da tres?, tres dólares, a la una; tres dólares, a las dos; y van tres...
Pero ¡no!, desde el fondo de la sala, un hombre canoso se adelantó y recogió el arco; luego, después de quitar el polvo del violín y estirando las cuerdas flojas, las afinó y tocó un melodía pura y dulce, como un coro de ángeles. .
Cesó la música, y el rematador, con una voz silenciosa y baja, dijo:
- ¿Cuánto me dan por el viejo violín? y lo levantó en alto con el arco.
-¡Mil dólares! y... ¿quien da dos? ¡Dos mil!, ¿Y quién da tres?
- Tres mil, a la una, tres mil, a las dos; y se va y se fue, -dijo.
La gente aplaudía, pero algunos gritaron:
"No entendemos bien, ¿qué cambió su valor?".
La respuesta no se hizo esperar:
"¡La Mano del Maestro... de su creador!"
Y más de un hombre, con la vida desafinada, golpeada y marcada por el pecado como el viejo violín, se remata barato a la multitud incauta.
Una copa de vino, un juego de azar, una noche de juerga, y sigue el viaje.
Pero llega el Maestro, y la multitud no llega a entender por completo el valor del alma y el cambio que elabora la mano del Maestro.
Jesús es el Maestro que cambia por completo el sentido y el valor de la vida de cualquier hombre. Ahora mismo, pídele en oración que entre en tu corazón, que perdone todos tus pecados y que te haga un hombre nuevo.