Wednesday April 24,2024
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INDICE REFLEXIONES

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LAS PERLAS

Jenny era una linda niña de cinco años, de ojos relucientes. Un día, mientras ella con su mamá visitaban la tienda, vio un collar de perlas de plástico que costaba 2.50 dólares. ¡Cuánto deseaba poseerlo!

Preguntó a su mamá si se lo compraría, y su mamá le dijo:  -Hagamos un trato, yo te  compraré el collar y cuando lleguemos a casa, haremos una lista de tareas que podrás  realizar para pagar el collar, ¿está  bien?

Jenny estuvo de acuerdo, y su mamá le compró el collar de perlas.

Jenny trabajó con tesón todos los días, para cumplir con sus tareas. En poco tiempo Jenny canceló su deuda. ¡Jenny amaba sus perlas! Ella las llevaba puestas a todas partes: al kinder, a la cama y cuando salía con su mamá.

Jenny tenía un padre que la quería muchísimo. Cuando Jenny iba a su cama, él se levantaba de su sillón favorito para leerle su cuento preferido. Una noche, cuando terminó el cuento, le dijo:

- "Jenny, ¿tú me quieres?"  -"Oh, sí papá". "Entonces, regálame tus perlas," le pidió él.

"¡Oh, papá! Mis perlas no,"   dijo Jenny. - "Pero te doy a Rosita, mi muñeca favorita. ¿La recuerdas?, tú me la regalaste el año pasado para mi cumpleaños. Y te doy su ajuar también, ¿está bien, papá?"  -"Oh, no hijita, está bien, no importa", -dándole un beso en la mejilla-. "Buenas noches, pequeña".

Una semana después, nuevamente su papá le preguntó al terminar el diario cuento:

"Jenny, ¿tú me quieres?",  "Oh, sí papá, ¡tú sabes que te quiero!", le dijo ella.

"Entonces, regálame tus  perlas". "¡Oh, papá! Mis perlas no; pero te doy a Lazos, mi caballo de juguete. Es mi favorito, su  pelo es tan suave, y tú puedes jugar con él y hacerle trencitas".

"Oh, no hijita, está bien," –le  dijo su papá, dándole un beso en la mejilla-, "felices sueños".

Algunos días después, cuando el papá de Jenny entró a su dormitorio para leerle un cuento, Jenny estaba sentada en su cama y le temblaban los labios.

-      "Toma papá" dijo, y estiró su  mano. La abrió, y en su interior estaba su tan querido collar, el cual entregó a su padre. Con una mano, él tomó las perlas de plástico y con la otra extrajo de su bolsillo una cajita de terciopelo azul. Dentro de la cajita había unas hermosas perlas genuinas. El las había tenido todo este tiempo, esperando que Jenny renunciara a la baratija, para poder darle la pieza de valor.

Y así es también con nuestro Padre Celestial. El está esperando que renunciemos a las cosas sin valor en nuestras vidas, para darnos sus preciosos tesoros.

¿No es bueno el Señor?   Esto me hace pensar en las cosas a las cuales me aferró, y me pregunto: ¿Qué es lo que Dios me quiere dar en su lugar?