CÓMO EDUCAR A UN HIJO
- Recuerda que un hijo es un regalo de Dios. La más rica de las bendiciones. No trates de
amoldarlo a imagen tuya o de tu padre, de tu hermano o tu vecino. Cada niño es individual, y tiene que permitírsele ser él mismo.
- No aplastes el espíritu de tu hijo cuando el falla, y nunca lo compares con otros que lo
hayan sobrepasado.
- Recuerda que el enojo y la hostilidad son emociones naturales. Ayuda a tu hijo a encontrar una salida social aceptable para estos sentimientos normales, o éstos volverán hacia dentro y explotarán en forma de enfermedad física o mental.
Disciplina a tu hijo de una manera justa y razonable. No dejes que tu enojo te saque de
quicio. Si él sabe que tú eres justo, no perderás su respeto y amor. Porque aun el niño más joven tiene un sentido muy agudo de justicia.
- Recuerda que cada niño necesita DOS padres presentes en un frente unido. Nunca te alies con tu hijo en contra de tu espos@. Ésto crea en tu hijo (como también en ti) conflictos emocionales y sentimientos de culpabilidad, confusión e inseguridad.
- No le des a tu hijo todo lo que su pequeño corazón pide. Permítele conocer la emoción
de ganárselo, y la alegría de conseguirlo. Concédele la más grande de todas las
satisfacciones, el placer que viene con el logro personal.
- No te pongas como lo máximo, la perfección. Es un rol muy difícil de jugar 24 horas al día.
Tú te darás cuenta que es más fácil la comunicación con tu hijo si le dejas saber que
mamá y papá también pueden cometer errores.
No le amenaces cuando estés enojado, o le hagas promesas imposibles cuando estés
generoso. Hazle advertencias o promesas sólo cuando tú las puedes cumplir. Para un niño,
la palabra del padre significa todo. El niño que ha perdido la fe en sus padres, tiene
dificultad de volver a creer en cualquier cosa.
No sofoques a tu hijo con manifestaciones superficiales de "amor ". El más pobre y
saludable amor, se expresa por sí solo en la educación día a día, la cual produce
confidencia e independencia propia.
- Enséñale a tu hijo que hay dignidad en el trabajo duro. Aunque se desempeñe con unas manos callosas paleando carbón, o unos dedos hábiles manipulando instrumentos quirúrgicos. Déjale saber que una vida útil es bendecida, y una vida fácil y en busca de placeres, es vacía e insignificante.
No trates de proteger a tu hijo de cualquier pequeño golpe o decepción. La adversidad forma el carácter y nos hace compasivos. Los problemas son un gran igualador. Déjalo aprender.
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