Friday March 29,2024
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PACIENCIA

Hay "cuentos chinos" que son ciertos como la vida misma.
En uno de ellos, se cuenta que una vez un campesino construyó su casa frente a un cerro enorme, que no lo dejaba ver más allá de unos metros delante de la puerta.
Cada día, salía con su pala a cavar la montaña durante un rato, recogía la tierra en un canasto, y la volcaba lejos."

Un día, se le acercó un vecino y le preguntó en tono burlón:
- ¿Crees que así podrás hacer desaparecer el cerro?
Y el campesino le contestó: -Yo, posiblemente no. Pero detrás de mí seguirán mis hijos, y
después mis nietos y después, mis bisnietos. Y entre todos, conseguiremos rebajar la
montaña.

Las tareas largas y difíciles piden paciencia, que no es "esperar sentado y aguantar lo que venga", sino trabajar con constancia y con empeño, sin desesperar porque no se vean resultados inmediatos.

Exige ilusión, confianza en lo que uno lleva entre manos, y una fortaleza especial.
Las cosas grandes, las que valen de verdad la pena, están cimentadas en la paciencia.
Un gran descubrimiento científico exige muchos días de trabajo constante; requiere estar ensayando y equivocándose, a veces empezando desde el principio, durante años y años.
Construir una gran amistad, un matrimonio firme, exige empeño, capacidad de recomenzar, alimentar la relación día a día.

Terminar unos estudios, conseguir un trabajo o una posición, exigen, más que una especial inteligencia, paciencia para no abandonarlos.
El camino de la fe, de la santidad de vida, exige también paciencia.
Ésta es la gran empresa, la empresa de la vida.

Los textos del Nuevo Testamento la recomiendan para vencer las dificultades que encontramos dentro y fuera de nosotros, como dice la Carta de Santiago:
"Tengan paciencia, hermanos, hasta la venida del Señor. El labrador espera el fruto precioso de la tierra, aguardándolo con paciencia hasta recibir las lluvias tempranas y tardías. Sean también ustedes pacientes y no se desanimen". (Stgo 5,7-8).

“Recuerda que tu carácter es tu destino”