Saturday April 20,2024
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EL MUCHACHO Y SU CAÑA

Jerry, recibió una alarmante llamada un sábado en la tarde hace algunos meses. Su nietecito de 6 años, Mikey, había sido atropellado mientras pescaba con su papá.

Padre e hijo se hallaban en la orilla del río, cuando una mujer perdió el control de su auto, se salió del puente y atropello a Mikey a una velocidad de 80 Km/hora. Jerry había visto el resultado de accidentes como éste y temía lo peor.

Cuando llegó al hospital, corrió hasta el cuarto de urgencias y halló a Mikey consciente y con bastante buen ánimo.

- Mikey, ¿qué pasó? - le preguntó Jerry.  Mikey le contestó:

- Abuelo, yo estaba pescando con mi papá y una señora me aventó con su auto, volé hasta un charco de lodo, se me partió la caña de pescar ¡y no pude atrapar ningún pescado!

Según el informe policiaco, el impacto lanzó a Mikey a unos 50 metros de distancia, por sobre unos cuantos árboles y piedras, a un charco de lodo.

Su única lesión fue su fémur que se había roto en dos lugares,  lo que hubo que hacerle una cirugía para colocarle unos pernos en su pierna. En general, el muchacho estaba bien y de lo único que hablaba era de su caña rota.

Al día siguiente, Jerry llegó al hospital con una nueva caña de pescar para Mikey, y se sentó a su lado para hacerle compañía. Cuando estuvieron solos, Mikey con mucha seriedad le dijo:

- Abuelo, ¿sabías que Jesús es real?
- Bueno, -contestó el abuelo, un poco sorprendido-. Sí, Jesús es real para todos aquellos que creen en El y que le aman en sus corazones.

- No, -dijo Mikey-. Quiero decir que Jesús es real.  - ¿Qué quieres decir? -preguntó el abuelo.  - Sé que es real porque yo lo vi, -dijo Mikey-, todavía jugando con su caña.

- ¿Lo viste?  - Sí abuelo, -dijo Mikey-. Cuando aquella señora me atropello con su auto y se partió mi caña, Jesús me cargó en sus brazos y me puso sobre el charco de lodo.