Tuesday April 23,2024
Iniciar pagina principal Quienes somos y que hacemos Mision principal del sitio en internet Como rezar el santo rosario, oraciones, etc. Base de datos de documentos recopilados Servicio de asesoria via e-mail. Calendario de eventos en el bimestre Personas para establecer contacto
 


INDICE REFLEXIONES

«PARTE 6 de 6

Partes[ 1 ] [ 2 ] [ 3 ] [ 4 ] [ 5 ] [ 6 ]


LA MANSIÓN ETERNA

Un día una señora falleció, y    I llegó al cielo allí junto con las más de 100 mil personas que diariamente mueren; estaba haciendo fila para saber cuál sería su destino eterno. De pronto apareció San Pedro, y les dijo:

- Vengan conmigo y les mostraré en qué barrio está la casa que le corresponde a cada uno, ello dependerá de la cantidad de amor que cada cual haya ofrecido en la tierra a los demás. Aquí la única cuota inicial que se recibe para su habitación eterna es la caridad y el buen trabajo que hayan dado en la tierra - y los fue guiando por barrios de lujo, como ella jamás pensó que pudieran existir.

Llegaron a un barrio hecho todo de oro, casas de oro, puertas doradas, paredes y techos de oro. una maravilla.

Fueron entrando todos los generosos, los que partieron el pan con el hambriento, los que regalaron sus vestidos a los pobres, consolaron a los presos y visitaron enfermos; la señora quiso entrar, pero un ángel la detuvo, al tiempo que decía:

- Perdóneme, pero usted en la tierra no dio ni migajas a los demás; jamás dio nada que en verdad costara ni tiempo ni dinero, ni tampoco vestido. Este barrio es solamente para los de   corazón generoso - y no la dejó entrar.

Pasaron luego a otro barrio de la eternidad; todas las casas estaban construidas en marfil. Todo era blancura y elegancia antes nunca vista. La señora se apresuró a entrar en tan hermoso barrio, pero un ángel guardián la tomó del brazo y le dijo:

- Me da pena, señora, pero este barrio es solamente para aquéllos que tuvieron un trato limpio y sincero hacia los demás; usted era una persona muy corriente en el hablar, dura, criticona y a veces hasta grosera en su trato.

Mientras los demás estaban gozosos en tomar posesión de sus lujosas casas, la pobre mujer se quedaba afuera, mirando con envidia a aquéllos que habían sido afortunados. Ella no pudo entrar, le faltaba la cuota inicial: haber tratado bien a los demás.

Siguieron luego a un tercer barrio, todo era del más puro cristal, todo brillante y hermoso.

La señora corrió a tomar posesión de una de aquellas maravillas, pero el ángel portero la detuvo y le dijo muy serio: - En su pasaporte dice que usted no se interesó ni poco ni mucho por instruir a los demás; y usted nunca se preocupó  porque las personas con las que Usted vivía se volvieran mejores. Así que, aquí no hay casa para Usted, le falta la cuota de haber Colaborado para que otros se Instruyeran en las cosas de Dios.

Entristecida, la pobre mujer veía que entraban miles de personas muy alegres a tomar posesión de su casa, mientras ella, con un numeroso grupo de egoístas, era llevada cuesta abajo hacia un barrio verdaderamente feo y asqueroso. Todas las habitaciones estaban construidas de desechos; el único material que se había utilizado para la construcción de aquellas casas eran objetos de basura.

Las lechuzas sobrevolaban por ahí, los ratones moraban en aquel lugar; ella se tapó la nariz porque la fetidez era insoportable y quiso salir huyendo. No obstante, el guardián del barrio le dijo muy seriamente:

- Una de estas casas será tu habitación, ven a tomar posesión de ella.

La mujer gritó angustiada que no, que esas casas eran horribles que jamás sería capaz de vivir en semejante montón de basura, y el  ángel le respondió:

- Señora, esto es lo único que hemos podido construir con la   cuota que usted envió desde la tierra; las habitaciones de la eternidad las hacemos con los materiales que las personas mandan desde el mundo, usted solamente enviaba cada día egoísmo, malos tratos a los demás, murmuraciones, críticas, palabras hirientes, odios, tacañería y envidia, ¿qué más hubiéramos podido construirle?

Usted misma nos mandó el  material para construirle su mansión. La mujer empezó a  llorar y a decir que ella no quería vivir ahí, y de pronto, al hacer un esfuerzo para zafarse de las manos de quien quería hacerle vivir en semejante casa, ¡dio un salto y se despertó! Tenía la almohada empapada en lágrimas; sin embargo, aquella pesadilla le sirvió de examen de
conciencia, y desde entonces empezó a cambiar su vida y el material que enviaba como cuota para la construcción de su casa eterna.

Te has preguntado: ¿qué clase de materiales estás enviando para que te construyan la casa donde vivirás eternamente?

Aún estamos a tiempo de cambiar el tipo de material de nuestra cuota, empecemos a amar a los demás, como nos amamos a nosotros mismos.

La tristeza mira hacia atrás. La preocupación mira  alrededor. La fe mira hacia arriba.