MARCAS VISIBLES
Recuerdo una lluviosa tarde muy congestionada en la ciudad, hace como 4 años Me dirigía hacia la universidad, luego de visitar a un cliente. Ya había subido al autobús, y estaba en la parte trasera.
Entonces subió una persona discapacitada, quien a duras penas y ayudado por otro dobló la silla de ruedas, y fue subido en los brazos de otro hombre.
Al bajar, la gente a veces lo golpeaba y era bastante incómodo. Cuando me hiba a bajar, vi entonces que aquel hombre también intentaba bajar, por lo que lo tomé en mis brazos, lo levanté y ayudé a bajar mientras otro desplegaba la silla, todo esto en medio de la lluvia. Muy agradecido, el hombre se despidió.
Continué ya algo mojado mi camino a la universidad y me sentía realmente bien, debido a que sentí haber ayudado a mi prójimo.
Luego de las primeras lecciones en la universidad, fui al baño, donde me acomodé mi
corbata y me di cuenta, al mirarme al espejo, que tenía en mi espalda las marcas de las manos de aquel hombre.
¿Saben? Siempre que hacemos el bien a otros, quedan marcas en nuestras vidas y nuestras almas, que nos "diferencian". No dudo que muchos pensaran cosas de mí al ver mi espalda, pero yo sabía por qué las tenía y me enorgullecí por haber ayudado a aquel hombre.
Todos estamos llamados a ayudar a quienes menos tienen, en especial en épocas como éstas, cuando algunos tienen mucho y otros tienen muy poco. Siempre ayudemos a otros sin alardear de ello y aunque no tengamos marcas visibles, nuestra alma quedará marcada con señas del bien que hicimos por nuestro prójimo, las cuales, aunque no nos demos cuenta, relucirán como joyas cuando lleguemos delante de Jesús.
"Porque tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber". (Mateo 25,35)