REGRESANDO A CASA
Testimonio
1.4» Gilbert K. Chesterton
Famosísimo periodista, novelista, poeta y crítico literario, es una figura genial de la literatura inglesa y uno de los autores modernos más citados.
Autor de novelas como Padre Brown, Ortodoxia o El hombre eterno. Bautizado anglicano, se alejó de la práctica religiosa.
Dice en su Autobiografía: “Entre las cosas dudosas en las que me enredaba, me ocupé del espiritismo, sin tener siquiera la decisión de ser un espiritista... Mi hermano y yo solíamos jugar... con una tabla de ouija, pero éramos de los pocos que jugábamos con ella en broma.
No obstante, no descarto completamente la sugerencia de algunas personas de que estábamos jugando con fuego e, incluso, con fuego del infierno... Lo único que puedo decir con completa confianza acerca del poder místico e invisible, es que todo es mentira”69.
“El ambiente general de mi niñez era agnóstico. Mis padres constituían la excepción..., porque creían en un Dios personal o en una inmortalidad impersonal”70.
“Mis ideas se alimentaron casi exclusivamente de publicaciones anticatólicas... Sin embargo, (ahora que soy católico) creo que la Iglesia católica puede salvar al hombre ante la destructora y humillante esclavitud de ser hijo de su tiempo...
Los católicos, muy al contrario de todos los otros hombres, tienen una experiencia de diecinueve siglos. Una persona que se convierte al catolicismo, llega a tener de repente dos mil años.
La Iglesia católica es obra del Creador y sigue siendo capaz de vivir lo mismo en su vejez que en su primera juventud. Y sus enemigos, en lo más profundo de sus almas, han perdido ya la esperanza de verla morir algún día”71.
“Cuando la gente me pregunta ¿Por qué ha ingresado usted en la Iglesia de Roma?, la primera respuesta es:
“Para desembarazarme de mis pecados”.
Pues no existe ningún otro sistema religioso que haga realmente desaparecer los pecados de las personas...
El sacramento de la penitencia concede vida nueva y reconcilia al hombre con todo cuanto vive, pero no lo hace como suelen hacerlo los optimistas, los hedonistas y los predicadores paganos de la felicidad.
El don se concede mediante un precio y está condicionado por una confesión”72.
En una oportunidad le preguntaron: ¿Por qué se hizo usted Católico? y respondió:
“Porque quiero ser feliz. La dificultad para explicar adecuadamente el por qué soy católico consiste en el hecho de que hay 10.000 razones, que se pueden resumir en que el catolicismo es verdadero”73.
“Sé que el catolicismo es demasiado grande para mí y aún no he explorado todas sus terribles y hermosas verdades. No sé explicar por qué soy católico, pero ahora que lo soy no podría imaginarme de otra manera.
Estoy orgulloso de verme atado por dogmas “anticuados” y esclavizado por credos profundos (como suelen repetir mis amigos periodistas con tanta frecuencia), pues sé muy bien que son los credos heréticos los que han muerto, y que sólo el dogma razonable vive lo bastante para que se le llame anticuado”74.
El párroco de Chesterton recordaba que “la mañana de su primera comunión era plenamente consciente de la inmensidad de la presencia real de Jesús”. Y cuando lo felicitó le dijo: Ha sido la hora más feliz de mi vida.
Chesterton defendió a la Iglesia y la fe católica en sus escritos y hasta fundó un semanario “G. K’s Weekly” para comunicar su pensamiento católico.