REGRESANDO A CASA
Testimonio
1.46» Bod Sungenis
“Mi conversión comenzó con una llamada equivocada de teléfono. Mi amigo Gerry Hoffman quería llamar a Bob Swenson y, por error, me llamó a mí.
Al hablar con él, me dijo que estaba pensando seriamente en hacerse católico y me habló de todo lo que había descubierto en la Iglesia católica. Yo no lo podía creer.
Un cristiano nacido de nuevo, creyente en la Biblia, que quería unirse a una Iglesia no bíblica, me parecía algo totalmente alocado.
A los pocos días, recibí de su parte muchos libros católicos para estudiarlos. Al principio, los leía con curiosidad, pero me sorprendió ver historias de evangélicos anticatólicos convertidos.
Yo había nacido en una familia católica, pero mis amigos cristianos me hicieron cambiar de ideas.
Una noche, en enero de 1975, estaba leyendo el pasaje donde dice Jesús: “Venid a mí los que estáis agobiados y cansados que yo os aliviaré”. Y sentí que me lo decía directamente a mí.
Yo le entregué mi vida a Jesús y me hice evangélico, porque algunos amigos me decían que los católicos creían en muchas tradiciones y creencias paganas.
De este modo, yo me convertí en anticatólico, siguiendo los consejos de mis amigos protestantes y abandoné la Iglesia católica por 17 años.
Pero según iba conociendo más las enseñanzas evangélicas, más me daba cuenta de que no tenían unidad de doctrina y había infinidad de denominaciones distintas.
Yo fui pasando de unas a otras. Me dediqué a estudiar la Biblia. Tenía 18 Biblias distintas para estudiar las diferencias.
Escribí un libro titulado Recompensas en el cielo (Rewards in Heaven) en el que criticaba a los católicos y, a veces, también a los protestantes.
Empecé a tener correspondencia con el teólogo evangélico Francis Schaeffer, pero él estaba en sus ideas muy cercano al catolicismo.
Él me confesó que admiraba a la Madre Teresa de Calcuta y había trabajado en una ocasión con ella.
Por mi cuenta, fui a estudiar teología al Seminario teológico de Filadelfia (USA).
Uno de los profesores, Norman Shepherd, empezó a difundir la idea de que las obras eran necesarias para la salvación y que no bastaba la fe.
Estas ideas “papistas” fueron refutadas por mí en su clase.
Después de recibir mi master en teología, trabajé como consejero bíblico en radio Familia (Family Radio).
A mí me habían enseñado que el bautismo era meramente simbólico y no producía efectos reales en el alma, pero algunos me refutaron y empecé a estudiar el tema en profundidad.
Como resultado, me di cuenta de que estaba equivocado. Y lo mismo ocurrió con otras doctrinas. Empecé a buscar la Iglesia verdadera, pero parecía que nunca la iba a encontrar.
Sin embargo, algunos amigos convertidos como Gerry Hoffman, Bob y Julie Swenson, Scott and Kimberly Hahn, Thomas Howard… me indicaron el camino a casa.
Mis 17 años de protestante me hicieron ver claro que la sola Escritura era como decir “solo yo”, pues, al final, cada uno la interpreta a su gusto, creyendo que los demás están equivocados.
Después de estudiar las vidas de Lutero y Calvino, me di cuenta también que muchas cosas sobre sus vidas, no nos las habían dicho en el Seminario.
Estudié la doctrina de la Iglesia primitiva y me di cuenta de que la Iglesia católica por su antigüedad y universalidad, tenía el sello de su origen divino, a pesar de que algunos de sus miembros hayan sido pecadores.
Pero hay que distinguir entre lo que hacen algunos de sus miembros y las enseñanzas de la Iglesia”.
Bob Sungenis, ex profesor de Biblia en la radio evangélica Family radio, quiere ahora ayudar a todos los hermanos protestantes a que encuentren el camino a casa en la Iglesia católica, donde se siente feliz de haber encontrado la verdad, que andaba buscando. Y dice:
“Después de tantos años ahora veo claro que la Iglesia católica es la antigua e indestructible iglesia que Jesús estableció hace 2000 años”136.
136 Resumen del artículo escrito por Bob Sungenis en Surprised by Truth, Basílica Press, San Diego, 1994, pp. 101-133. Él recomienda leer los sermones apologéticos de san Francisco de Sales (1567-
1622) que convirtió a 60.000 protestantes calvinistas en Ginebra, donde fue obispo. Véase The catholic controversies, Ed. TAN books, Rockford.