Las Horas de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo
Lo que ha dicho Jesús sobre las Horas de la Pasión:
» 9 de noviembre de 1906
Encontrándome en mi habitual estado, estaba pensando en la Pasión de nuestro Señor, y mientras esto hacía, él vino y me dijo:
“Hija mía, me es tan grato quien siempre va rumiando mi Pasión, la siente y me compadece, que me siento como retribuido por todo lo que sufrí en el curso de mi Pasión.
El alma, rumiándola siempre, llega a formar un alimento continuo en el que hay variados condimentos y sabores, que producen en ella diversos efectos.
Entonces, si durante mi Pasión me dieron cadenas y cuerdas para atarme, el alma me desata y me da libertad; aquellos me despreciaron, me escupieron y me deshonraron, ella me aprecia, me limpia de esas escupitinas y me honra; aquellos me desnudaron y me flagelaron, ella me cura y me viste; aquellos me coronaron de espinas, me trataron como rey de burla, me amargaron la boca con hiel y me crucificaron; el alma, rumiando todas mis penas, me corona de gloria y me honra como su Rey, me llena la boca de dulzura y me da el alimento más exquisito, como es el recuerdo de mis mismas obras; me desclava de la Cruz y me hace resucitar en su corazón.
Y por cada vez que todo esto hace, Yo como recompensa le doy una nueva vida de Gracia; de manera que ella es mi alimento y Yo me hago su alimento continuo.
Así que, la cosa que más me gusta es que el alma rumie continuamente y siempre mi Pasión”.