Friday April 19,2024
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ANGELES DE AQUI Y DE ALLA


»  Oración al Santo Angel de la Guarda

»  Introducción


1»  Los ángeles

2»  La devoción a los Angeles

3»  Experiencias de Angeles

»  Parte 1

»  Parte 2

»  Parte 3


4» Más experiencias

a»  San Juan Bosco

b»  Padre Lamy

c»  Jose María Escrivá


5» Testimonios recientes

»  Parte 1

»  Parte 2

»  Parte 3

»  Parte 4

»  Parte 5

»  Parte 6


6»  Ángeles del más allá

»  Niños - Parte 1

»  Niños - Parte 2

»  Niños - Parte 3

»  Niños - Parte 4

»  Niños - Parte 5

»  Adultos - Parte 1

»  Adultos - Parte 2

»  Adultos - Parte 3


7»  Ángeles en el purgatorio

8»  Ángeles del cielo

»  Parte 1

»  Parte 2

9»  Recomendaciones prácticas

»  Parte 1

»  Parte 2

»  Parte 3


10» Oraciones

a»  Oración

b»  Oración

c»  Oración

d»  Oración

e»  Oración

f»  Oración

g»  Oración

h»  Oración


11»  Consagracion a todos los angeles

12»  Conclusión

13»  Bibliografía

 

3» Experiencias de ángeles
Parte 1

Autor: P. Angel Peña O.A.R  

  • La venerable Benita de Laus (1647-1718) asistía a la agonía de un niño de dos años. De pronto, vio quince ángeles que estaban junto a su cuna.

    Cuando el niño murió, trece ángeles lo llevaron al cielo, mientras que los dos restantes se quedaron para guardar su cuerpo. La visita de aquellos ángeles la inundó de una gran alegría7.

    La misma Benita de Laus dice que, en la Navidad del año 1700, tomó parte en una procesión que los ángeles hacían alrededor del santuario de Laus (Francia). Y vio una multitud inmensa que, con perfecto orden, iba en procesión. Los precedía un hermoso estandarte.

    La mitad de los ángeles llevaba un vestido rosa y la otra mitad, un vestido blanco. Todos llevaban un cirio encendido. Benita también tomó un cirio del altar del santuario y los siguió durante el recorrido, dando tres vueltas al santuario
    8.
  • Un misionero de Vietnam escribía en 1896: Había una familia que me había salvado dos veces de la persecución de los mandarines y me tenía oculto en su casa, cuidando día y noche mi seguridad y dándome de comer de su té y de su arroz.

    Yo creía que estaban bien preparados para dejar la idolatría y aceptar el cristianismo. Pero no querían convertirse. Yo rezaba por su conversión. Un día, un jovencito, de doce o trece años, que no tenía ninguna idea de la religión cristiana, leyó por casualidad algunos capítulos de una Biblia.

    Él le contó a la hija de la casa, donde yo estaba hospedado, la historia de Tobías y del ángel Rafael. Esta chica me dijo un día:

    - Conozco una religión mejor que la tuya, es la religión de los ángeles. Entonces, yo le expliqué que esa religión era la nuestra. Le expliqué a su familia los episodios de la Biblia, donde se habla de los ángeles. Y fue un éxito total, pues todos quisieron convertirse.

    Los bauticé a los pocos días, confiando a cada uno de ellos a su ángel custodio
    9.

  • La venerable María Angélica Álvarez Icaza cuenta en sus Memorias sobre el día de su primera comunión: Yo sentía un amor por Jesús que me hacía desfallecer.

    Empezó la misa solemne y por momentos crecía mi fervor.

    Estaba tan embriagada de dicha que muchas cosas se me pasaron sin fijarme, ni sé qué música había ni qué convidados ni nada.

    Cuando llegó el prefacio, entonces yo no sé qué me pasó; porque, de manera nunca antes experimentada, sentí que venían los ángeles del cielo para hacer reverencia a su Señor; no los vi, pero los sentí con una fuerza y una impresión tanto más honda cuanto que me vino de repente sin que yo pensara en ellos
    10.


  • Los ángeles se presentan a la vista de los hombres de distintas maneras. A los niños suelen presentarse como niños de su misma estatura. A las mujeres, como
    mujeres.

    En ocasiones, lo hacen con alas; otras veces, sin alas.

    Pueden presentarse como jovencitos de quince años o como mayores con gran estatura e, incluso, como animales.

    Cuando la venerable Madre Agnes de Langeac salía de su casa para ir a cualquier sitio, ella veía un pajarito blanco que la acompañaba por delante.

    Este favor extraordinario, que Dios le concedió durante ocho años, le daba mucha alegría, pues el pajarito siempre la guiaba por el mejor camino11.

7 Varios, Le ciel parmi nous, Ed. Benedictines, 1997, p. 109.
8 Varios, Ma gli angeli esistono davvero?, Ed. Medjugorje-Torino, séptima edición, 1996, p. 36.
9 Varios, Le ciel parmi nous, Ed. Benedictines, 1997, pp. 173-175.
10Álvarez Icaza María Angélica, Memorias, Libreta Nº 8.
11 Lorient Marc, L´angelité, Ed. Benedictines, 2002, p. 104.
   


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