Tuesday March 19,2024
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¡Misterio!
Descorriendo el Velo
de la Masonería
  



» Introducción general

Primera parte:
Introdución

Naturaleza de la masonería

Secretos y Juramentos Masónicos

El fin de la masonería

Formación y funcionamiento de logias

La instrucción masónica

La Masonería y el Catolicismo

Parte Segunda:
La Religión Masónica

La Masonería y la política

10» La Masonería y sus ideales de libertad, igualdad y fraternidad

11» La Masonería y su ideal
de moralidad

12» La Masonería y su ideal
de beneficiencia

13» Doctrinas Filosófica
y Sociales

14» Congreso antimasónico internacional de Trento.
Resumen.

15» Origen de la Masonería
y su relación con otras sectas

16» Parentesco de la masonería con el Judaísmo

17» ¿La Masonería es instrumento del Judaísmo?

18» Medios de Acción de la Masonería

19» Tretas Masónicas:
Mentira e hipocresía

20» La Masonería de Adopción
y Los Lobetones

21» Condenación de la Masonería

22» Resumen de las Condenaciones de la Iglesia

23» Condenaciones de parte
de la autoridad civil

24» Epilogo


» ANEXO A
Imposibilidad de conciliar Fe cristiana y Masonería

» ANEXO B
Declaración sobre la masoneria


 

6.  La instrucción masónica

Autor: Cardenal José María Caro Rodríguez (1924) Fuente: Catholic.net 

1. 39. Instrucción masónica.

La iniciación no es más que el comienzo del trabajo interno de la Masonería. Viene en seguida el trabajo que ha de dar la luz y disipar las tinieblas, el trabajo de la instrucción masónica.

Para ello la Masonería tiene sus instructores en algunas sectas y para algunos grados. El jefe del Iluminismo, Weishaupt, dio reglas muy hábiles para que los instructores desempeñaran con más éxito su trabajo. Encarga, sobre todo, estudiar mucho a los iniciados, espiarlos mucho. 

Pero de ordinario, la instrucción resulta de los símbolos, de las leyendas y de las conferencias. Comencemos por:

1. 49. Los Símbolos.

Todo es simbólico en la Masonería. La de los tres primeros grados suele llamarse también Masonería Simbólica, a diferencia de la otra, que es la de los grados filosóficos. El símbolo, según lo explica Macker, es una imagen sensible empleada para expresar un sentido oculto, pero analógico.

Pero esta imagen simbólica es solamente convencional, es decir, que no tiene más que una relación convencional, acordada libremente entre los que la usan, con la cosa significada. Por tanto, es imposible que el que no está en el recuerdo se dé cuenta de su sentido (Preuss, E. F., 39-40.)

No sería posible que diera aquí el sentido simbólico de todo lo que hay en una logia y de todas las ceremonias que en ella se usan. Sería menester mucho espacio para ello. Sin embargo, para muestra, voy a presentar a los lectores algunos símbolos.

La logia representa al mundo. El origen de las palabras, según Ragón, es la palabra loga, que en la lengua sagrada del Ganges, significa mundo. En los grados inferiores está pintada de azul, y en ella representados el sol, la luna y los demás astros.

Las dos columnas Booz y Jakín, representan los dos principios, que según los gnósticos y maniqueos, han producido el mundo, el bien y el mal, la luz y las tinieblas, Osiris y Thyphon, Ormuz y Arimán, satanás y Jesucristo, ‘la forma y la materia, el fuego y el agua, el macho y la hembra.’ La columna blanca es el emblema del sexo femenino, la negra, emblema del sexo masculino. ‘Leyendo las letras de atrás para adelante, se tiene el secreto de la naturaleza formulado en hebreo…’ Esa explicación es de Pike (Benoit, F. M., 224-225.)

El triángulo representa al Gran Arquitecto del Universo, o trinidad masónica, o sea la naturaleza con sus tres reinos, mineral, vegetal y animal. La palabra Dios comienza en muchos idiomas con la letra D, letra que en griego es un triángulo. En el medio está la letra G, que significa generación. ‘Este Dios trino, dice Ragón, tiene tres misterios que simbolizan también los tres lados del triángulo: 1° Todo es formado por la generación. 2° La destrucción sigue a la generación en todas sus obras. 3° La regeneración, bajo otras formas, sigue los efectos de la destrucción.’

El sol, representado con frecuencia en las decoraciones masónicas, es un dios querido de los masones, como a los gnósticos y maniqueos, y representa las fuerzas de la naturaleza, el verdadero dios de la Masonería. En su honor se eleva en el templo masónico al Oriente, la presidencia y altar de la logia.

La escuadra y el compás significan la equidad, la igualdad, y en un sentido más profundo, el principio masculino y el femenino de la regeneración, que está entre esos símbolos representada por una G.

1. 41. La Masonería y la Biblia.


En muchas, si no en todas las logias, está la Biblia, y sin duda, al verla, el protestante que aún conserva algo de cristianismo, y el católico, que tiene alguna idea vaga de su religión y de la Biblia, se sentirán alentados ante la sospecha de que su entrada en la Masonería podría ser contraria a sus creencias. En algunas partes aún se ve la cruz; lo que aumenta la confianza de los tímidos. ¿Cómo no ha de ser algo cristiana una institución en la cual se honra la Biblia y la cruz? Sin embargo, eso sólo manifiesta la ignorancia del verdadero significado de esos emblemas y de la hipocresía que se usa con los ignorantes.

Ahí está la Biblia, para ir acostumbrando a los masones a despreciarla; a tenerla, mediante la tolerancia masónica, al igual de tantos otros libros sagrados, como el Corán, por ejemplo; para interpretarla al sabor masónico y formar con ella las leyendas que convienen a la Orden, y para corromperla, traduciéndola como les da la gana. Preuss dedica al estudio de la Biblia masónica un capítulo de su obra, y voy a transcribir su conclusión:

‘Ciertamente no hemos negado el uso del Libro (Biblia) en la Masonería Americana; pero hemos probado que la Biblia cristiana no es el objeto de la reverencia masónica; que tales objetos, como son la Biblia, la escuadra y el compás, ‘han de tomarse como un conjunto inseparable’, si hemos de dar a los pasajes de la Biblia ‘su debida importancia masónica.’

Hemos mostrado, como si en realidad un hecho tan evidente necesitara demostración, que esa Biblia es una Biblia masónica, no una Biblia cristiana, porque el libro material es nada cuando su contenido es mutilado, rechazado o tergiversado. Hemos mostrado que en las solemnes procesiones masónicas el lugar de la Biblia y del que la lleva simboliza su inferioridad respecto del libro de las Constituciones Masónicas.

Hemos mostrado que las alabanzas dadas a la Biblia nada significan en los labios de masones, desde que para la Masonería la Biblia es sólo uno de los libros de divina revelación, con todos los cuales (el Corán, Vedas, Zendavesta, &c.,) la Sagrada Escritura está en un exacto nivel. Hemos mostrado cómo los textos son sacados de su significación cristiana por la supresión del nombre de Cristo; hemos visto con qué absurdos es rechazada la autenticidad de los libros; hemos visto la Biblia rebajada en su comparación con la Cábala, un libro que aún el H.•. Pike admite ser una mezcolanza de absurdos confundidos con lo que él llama filosofía. Aún es tenida por una forma imperfecta de la misma Cábala. Si esto es reverencia masónica de la Sagrada Escritura ¿cuál será el desprecio?’ (Preuss, A. F., 248)8[8]

Con que ya saben los señores masones, especialmente los protestantes de buena fe, lo que significa la presencia de la Biblia en la logia.

1. 42. La Masonería y la Cruz.


La presencia de la Cruz ¿tendrá acaso mejor suerte? No, por cierto. Al símbolo cristiano del sacrificio y del dolor, se le ha dado el sentido del placer carnal, sobre todo cuando se junta con la rosa, símbolo de la caridad, que en sentido masónico significa la condescendencia sensual (Benoit, F. M. I, 27.) La inscripción de la cruz INRI, tiene también un sentido sensual, encerrado en el dicho latino Igne Natura Renovatur Integra. Por el fuego la naturaleza se renueva íntegra. Ese fuego es el sol, es la concupiscencia en último término (Preuss, A. F., 49 y sigs.; Benoit, F. M. 271.) Naturalmente, estos símbolos y todos los demás se van interpretando de diversas maneras, según los grados, porque la enseñanza masónica se va graduando para no espantar al iniciado, manifestándole de golpe las inmundas profundidades de los misterios y del culto pagano de la carne.

1. 43. La Masonería y el Sol.

Al culto del sol, y detrás de él al de la naturaleza, &c., se refiere el celebrar las fiestas de la Masonería en los solsticios de verano y de invierno, por la fiesta de San Juan Bautista y de San Juan Evangelista. No es la devoción a estos santos, sino el culto del sol el que ha hecho elegir esas épocas para las solemnidades masónicas.

1. 44. Las leyendas y alegorías.

El ritual masónico está lleno de leyendas, sobre todo en los grados superiores, comenzando por el de maestro, en que está la leyenda e la muerte de Hiram. En esas leyendas van envueltas las alegorías de que se vale la Masonería para comunicar su haz a sus adeptos y ocultarla a los profanos, así como el símbolo sirve para ocultarla a los mismos adeptos. La diferencia entre la alegoría y el símbolo, según los doctores masones, consiste en que el símbolo tiene un significado puramente convencional, de modo que es imposible que el que no está en el secreto lo descubra; la alegoría, en cambio, ‘es un discurso o narración en la cual hay un sentido literal y otro figurado, un sentido patente y otro conexo, siendo la intención del que usa el sentido patente la de indicar por analogía o comparación, el figurado u oculto.’

La interpretación de la alegoría es fácil, y por eso alguien ha dicho que ‘la alegoría habita un palacio diáfano.’ Casi todas las leyendas de la Masonería son alegóricas. Únicamente por razón de sus alegorías o símbolos legendarios, tienen importancia, cualquiera que sea, por otra parte, su verdad histórica. Daré un resumen de la leyenda de Hiram o Adonhiram: Éste era un maestro que dirigía los trabajos del templo de Salomón, hombre muy sabio. Los albañiles estaban divididos en tres clases: aprendices, compañeros y maestros, y para reconocerse entre sí, cada gremio tenía una palabra. Hiram fue asesinado por tres compañeros que quisieron sacársela del maestro y con él se perdió la palabra.

Los masones se reúnen tristes, no sólo para llorar la muerte de Hiram, sino también para buscar la palabra perdida. Esta leyenda se amplía en los grados superiores sin que la palabra perdida venga a encontrarse sino en los últimos grados. ¿A quién representa Hiram, el asesinado y quiénes son los asesinos? Hiram representa, según los grados, a Jacobo Molay, el Gran Maestre Templario; para otros es Manes, fundador del maniqueísmo; para otros es Jesucristo; para otros es Jehovah, Dios de los judíos, en oposición con Dios uno y trino de los cristianos; para otros es el ‘pueblo soberano’, cuya soberanía ha sido destruida por los sacerdotes, por los reyes y por los soldados; para otros es el sol, que sufre una especie de muerte aparente en el invierno.

Según otras interpretaciones más profundas, es la humanidad, mortal en los individuos, inmortal en la especie. La representación de la humanidad en el santuario de la generación. Según otros, Hiram representa al estado de naturaleza, despojado, por el estado de sociedad, de la libertad, igualdad y fraternidad originales. Según otros, es el mismo Satán, el dios bueno de los masones, destronado de su imperio, por Adonai o el Dios de los cristianos, uno y trino en las personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo.

1. 45. ¿Contra quiénes se dirige la venganza masónica?


Según quién se entienda por Hiram, así es también quien se entiende por los tres asesinos. En general, se puede decir que son los sacerdotes y los reyes, la sociedad, el cristianismo. Ya se comprende, entonces, contra quiénes se ha de ejecutar la venganza para la cual se preparan y disciplinan y de la cual se habla constantemente en las logias. Las explicaciones dadas son de los doctores masones, como puede verse en las obras citadas, especialmente en Benoit, en Preuss, en Serra y Caussa, en Espasa, &c.

1. 46. Las Conferencias.


‘¿Qué he hecho en la Masonería? Es una pregunta dice Copin-Albancelli, que debe hacerme el lector. Es, en efecto, la que se oye siempre. ¿Qué se hace en las reuniones masónicas?

La respuesta es tan sencilla, que asombra siempre a los que la oyen por primera vez. En las reuniones masónicas se comienza por escuchar predicaciones, y más tarde, uno mismo las hace. Las logias son lugares donde a uno se le predica y donde uno predica, y nada más.

‘Si esta respuesta ha podido sorprender al lector al principio de nuestro estudio, no debe pasar lo mismo ahora; puesto que se trata de que el poder oculto arroje sugestiones en el espíritu de los masones, no tiene a su disposición sino un medio: la predicación.

¿Sobre qué versan las predicaciones? Sobre dos temas principales, que vuelven sin cesar, a propósito de todo y a propósito de nada. ‘Primer tema: La Francmasonería es una institución sublime, santa y sagrada. En la eterna iniciadora de todo lo que se hace de bien, de bueno y de grande en la humanidad.

Segundo tema: Esta asociación tan alta, tan respetable, tan venerable, tiene un enemigo. Este enemigo es el Catolicismo. De donde se saca esta conclusión: Puesto que el Catolicismo es el enemigo de la Masonería, es el enemigo de todas las grandes causas a las cuales ésta declara consagrarse. En consecuencia, si se aman verdaderamente estas grandes causas, es menester combatir el Catolicismo.’

Tales son las dos ideas matrices que sirven de quicio a la enseñanza masónica. Tales son las dos sugestiones que el Poder Oculto quiere a toda costa introducir en el espíritu de sus adeptos; las que intenta imponerles a la buena o a la mala; hasta el punto de que en definitiva se arroja fuera de la Masonería a los que rehúsan aceptarlas. Eso ante todo, porque debe servir de base a todo lo demás.

‘Alrededor de eso hay estudios en común, bajo forma de conferencia y discusiones, a las cuales son incitados los adeptos, y que versan sobre todas las cuestiones políticas y sociales, &c.’

A inculcar estas dos grandes ideas van encaminados el ritual, los símbolos, el catecismo y las leyendas, especialmente aquélla en que se dice que la Masonería tiene por padre a Hiram, o la otra, más atrevida aún, la de que fue fundada por Caín, nacido, según las leyendas masónicas, de Satanás o Eblis, el ángel de luz, y de Eva, seducida por él. ‘Los masones creen todo eso, y creen también todo lo que se les dice sobre el influjo de la Masonería en el desarrollo humano.’ ¿Por qué? Pregunta el autor citado; no lo sabíamos ni lo preguntábamos. La Viuda nos tenía bajo su fluido; literalmente nos había hipnotizado.’

El esfuerzo gastado para hacer entrar en los masones la primera sugestión no tiene otro fin que el de hacer más fácil la segunda. Ved lo que sigue diciendo el mismo autor: ‘Su éxito ha sido completo. Ha sugestionado tan bien a los masones (el Poder Oculto,) por medio de esta sublime y santa Masonería, siempre ocupada (ella es quien lo dice,) en el bien de la humanidad; los ha cegado tan completamente; los ha alucinado, hipnotizado, fanatizado; les ha inyectado tan profundamente el virus anticatólico, que la inmensa mayoría de ellos ha llegado a ser presa de una rabia que no les deja reposo.

Lo que hace el alcohol con el cerebro del ebrio, lo hace en los suyos, la sugestión anticatólica. Ya no razonan, sinrazonan. No piensan: mastican y vuelven a masticar la sugestión, como los rumiantes el heno que se les ha dado que comer. Reaccionan de un modo automático bajo las excitaciones repetidas del Poder Oculto. Habladles de la Masonería: decidles que esta asociación es la madre de la civilización, del progreso, de la luz; saltarán de gozo.

No creáis que sepan lo que es la civilización, el progreso, la luz, mucho más de lo que saben qué es la Masonería de la que forman parte. El Poder Oculto se ha cuidado muy bien de no enseñarle eso. Se ha limitado a insinuarles hábilmente que la civilización es el progreso, que el progreso es la luz, que la luz es la Masonería. No han preguntado más tampoco y cada vez que les es dado oír las mismas afirmaciones y cada vez que les dado oír las mismas afirmaciones, aplauden con el más delirante entusiasmo.

‘Pronunciad, por el contrario, delante de ellos las palabras, nada más que las palabras, catolicismo, clericalismo, oscurantismo. Eso bastará para hacerles echar espuma. Serán sacudidos como por un golpe eléctrico el sólo ruido que harán esas palabras al pasar por vuestros labios. Se levantará en ellos un furor de destrucción. No es porque sepan tampoco qué es el catolicismo, el clericalismo, el oscurantismo. De ninguna manera: su santa y sublime madre, al Masonería, les ha mentido sobre eso; pero ellos creen con fe profunda lo que se les dice porque están persuadidos a priori de su sublimidad’ (Copin, C.J., cap. V.) ¡Y sin embargo cuando los hermanos os inviten a entrar en la Masonería, os dirán que en ella no se trata ni de religión ni de política y que podéis ser masones y católicos a la vez; y os lo dirán con toda seriedad!

1. 47. La autoridad docente en la Masonería.- La fe que exige.


‘Ella es quien lo dice.’ La Masonería afirma solamente las cosas a sus adeptos, no se las prueba: El magister dixit de Pitágoras es su modelo. Confiesa, por medio de sus doctores, que ningún hombre o corporación es infalible; confiesa que no tiene documentos ni narraciones auténticas, habladas o escritas en que apoyarse acerca de sus afirmaciones sobre el origen antiquísimo de la secta ni para remontarse a los primeros orígenes de hombre y, sin embargo, forma un castillo de enseñanzas filosóficas, sin más base que las de haber sido enseñadas por aquellas sectas o sabios antiguos.

No prueba sus afirmaciones y, sin embargo, pretende dar a luz a los entendimientos de sus adeptos, enseñarles la verdad, la divina verdad, la verdad de Dios y del alma, la naturaleza y esencia de ambas, lo que constituye el principal fin de la enseñanza masónica.’ Y de esa enseñanza, el último tribunal aparente, es la Gran logia. Y ante esa autoridad que se declara falible, que manifiesta afirmar sus doctrinas porque sí no más, y que es esencialmente mentirosa, como el lector ya lo supondrá y lo verá, van el católico y el protestante que se inician a hacer la abjuración de su fe cristiana, abjuración hipócritamente envuelta en los velos del simbolismo y del ceremonial masónico.

1. 48. La sociedad esencialmente mentirosa.

Sinceridad personal de muchos masones. He dicho ya y lo repito ahora, que reconozco que hay muchos masones que son personas serias, incapaces de asentir al espíritu de la masonería y de prestarse a sus manejos, y que están en ella, contribuyendo a su obra con su dinero y con su prestigio, únicamente porque ignoran todo o casi todo lo que hay en la Masonería, sus fines, sus doctrinas, sus medios y sus hechos. Apenas conocen de ella un ligero esbozo, trazado ante sus ojos expresamente con el fin de mantenerlos engañados.

Podría aún nombrar a algunos que yo conozco y de quienes estoy seguro de que el día en que se dieran cuenta de lo que ignoran, en parte siquiera, se retirarían horrorizados de la institución que los ha estado engañando, explotando su prestigio y su cooperación. De otros, sin duda se puede decir que andan en la penumbra; que algo sospechan o saben ya y que ignoran también mucho y padecen la lucha que debe haber entre su conciencia honrada y los compromisos contraídos, ya en virtud de un engaño o de una serie de engaños anteriores.

Hecha esta advertencia, paso a probar la mendicidad constitucional de la Masonería.

49.- ¿La Masonería no se ocupa de Religión?


Eso es lo que dicen los masones; eso es lo que sabe todo el mundo, aún las señoras y las señoritas: que la Masonería es sólo una sociedad de beneficencia o filantropía y de socorros mutuos; y eso es lo que declaran las Constituciones masónicas: ‘La Masonería no se ocupa ni de las diversas religiones existentes en el mundo, ni de las constituciones civiles de los Estados: a la altura que se coloca, debe respetar y respeta, tanto la fe religiosa como las simpatías políticas de sus miembros.

En consecuencia, en sus reuniones, toda discusión que tienda a este objeto, queda expresa y formalmente prohibida.’ Así se lee en la ‘Constitución de la Orden Masónica en Chile’, artículo 2°, 1862. En la de 1912 se lee: ‘La Masonería respeta tanto la fe religiosa como las simpatías políticas de sus miembros’ (Tit. 1°, art. 2°.)

‘No se preocupa de las diversas religiones;’debe respetar y respeta… la fe religiosa… de sus miembros.’ Eso dice la Constitución: la verdad es precisamente lo contrario; la Masonería se ocupa de la religión cristiana, especialmente la católica, para combatirla y, en consecuencia, es una burda falsedad que respete la religión de todos sus miembros. Y eso se hace de una manera sistemática. He aquí algunas declaraciones que pondrán en evidencia la veracidad de la Masonería sobre este punto: ‘La Francmasonería es la contra- Iglesia, el contra-Catolicismo, la Iglesia de la Herejía.’ (Art. Programa de la Revista Masónica ‘L’Acacia’, en 1902) ‘El Catolicismo… nosotros los masones debemos perseguir su demolición definitiva’ (Boletín del Gran Oriente de Francia, septiembre de 1885.)

Un memorándum del Supremo Consejo confirmaba estas declaraciones con la siguiente: ‘La lucha empeñada entre el Catolicismo y las Mas.•. es guerra a muerte, sin tregua y sin cuartel.’ En 1902, el H.•. Delpech, en su discurso pronunciado en el banquete oficial, decía entre otras cosas los siguiente: ‘El triunfo de galileo ha durado veinte siglos. Muere a su vez… La Iglesia Romana, fundada sobre el mito Galileo, ha comenzado a decaer rápidamente el día en que se ha constituido la asociación masónica. Desde el punto de vista político, los masones han variado con frecuencia. Pero en todo tiempo, la Francmasonería ha estado firme en este principio; guerra a todas las supersticiones; guerra a todos los fanatismos’ (Copin, P. O. 89-90.)

Hace como dos años, en uno de los banquetes solemnes, del solsticio de verano, se pronunciaron en Iquique discursos tan blasfemos contra Nuestro Señor Jesucristo y la Santísima Virgen, que los masones ingleses, que habían sido invitados por las logias chilenas, protestaron y se retiraron. Y la primera vez que vino la Belén de Sárraga a esta ciudad, en el banquete que le ofreció la Masonería, reconociéndola como hermana, se declaró; que la Masonería había tenido la honra de traerla a Iquique. Todos en Chile saben que no hacía otra cosa que combatir la religión católica con una trama de mentiras, leyendas masónicas, de las mismas que se leen en ciertos grados, y blasfemias.

¿Quién no ha oído muchas veces a los masones que en la Masonería se exige la fe en Dios? ¿Quién no ha oído la frase: ‘A la gloria del Gran Arquitecto del Universo’, que se ha dado como una prueba de la religiosidad de la Masonería? Pues bien, el 14 de septiembre de 1877 quedó abolida la frase en el Gran Oriente de Francia9[9], que es el que domina no sólo en la Masonería latina, sino también en la de Estados Unidos. ‘Antes de esta fecha se banqueteaba a su gloria (del Gran Arquitecto;) en su honor se inauguraban las logias. ¡No se pronunciaba una palabra; no se expresaba un voto; no se escribía una carta; no se daba una comisión, sino sobre un papel que llevara a la cabeza la piadosa frase! Ese día, del 14 de septiembre, es decir, en una época en que se sintió suficientemente libre para manifestar sus verdaderos sentimientos, el Gran Oriente ha renegado sin pudor de su Gran Arquitecto!

Aun ha ido más lejos: se ha declarado su enemigo; a tal punto que, a despecho de las profesiones de fe liberales que se contienen en los estatutos de esta federación, llegó a ser una mala nota para un profano que pide la iniciación el declarar que no estaba absolutamente convencido de que el Gran Arquitecto haya sido jamás otra cosa que un mito. ¡Después del deísmo en solfa, el materialismo fanático e intransigente! ¡Qué extraordinaria asociación filosófica!10[10] (Copin. P.O. 96-97,)

Proudhom, uno de los masones más nombrados del siglo pasado, decía: ‘Nuestro principio propio es la negación de todo dogma; nuestro punto de partida, la nada. Negar, siempre negar, es nuestro método. Él nos ha conducido a poner como principio: en religión, el ateísmo; en política, la anarquía; en economía política, al no-propiedad’ (Benoit, F. M. I, 17.)

1. 50. La ignorancia mundana aplastada por el masón.


En la iniciación del grado 28 del Rito Escocés Antiguo Aceptado, grado llamado del Príncipe Adepto, entre otras cosas que el Presidente, llamado Adán, dice al iniciado, se encuentran las siguientes declaraciones: ‘Muchos profanos tienen la felicidad de entrar en nuestros santuarios; pero bien pocos son bastante felices para llegar a conocer la sublime verdad (el secreto que se les promete revelarles.)

Si preguntáis cuáles son las cualidades que un masón debe tener para llegar al centro del verdadero bien, es menester haber aplastado la serpiente de la ignorancia mundana; es menester haber sacudido el yugo de los prejuicios de la infancia, concernientes a la religión dominante del país en que uno ha nacido… He ahí el monstruo bajo la figura de serpiente que tenéis que exterminar. Es la pintura fiel de lo que el imbécil vulgar adora bajo el nombre de religión’ (Benoit, F. M. I, 284.)

El grado Gran Escocés de San Andrés, del mismo rito, se resume en estas palabras: ‘Guerra a la cruz de Jesucristo; culto de Lucifer, del fuego y de la carne.’

En algunas logias del grado 30, Caballero Kadosh, del rito escocés, que, según Ragón, es el non plus ultra en la alta masonería filosófica, se hace pisotear un crucifijo al iniciado, diciéndole: ‘Pisotea esa imagen de la superstición; quiébrala’ Si no lo hace, se le aplaude y se le recibe sin revelarle los secretos. Si lo quiebra, se re recibe y se le hace ejecutar la venganza, sobre tres cadáveres, si es posible, o sobre tres simulacros, que representan, la superstición, al rey y al papa (Benoit, F. M., 292-293.)

1. 51. El Carbonarismo y Nuestro Señor Jesucristo.

El carbonarismo, en sus siete primeros grados, habla mucho de cristianismo; pero ya en los tres últimos se declara la guerra a toda religión y sociedad. En el grado de maestro se acusa a nuestro Señor Jesucristo por haber atentado a la igualdad original de los hombres, diciéndose Hijo de Dios. En el 7° grado, el iniciado jura guerra a toda religión y gobierno positivo (Benoit, F. M. I., 312-326.)

En otros ritos, como el de Mizraim, se rinde culto, en los últimos grados a la naturaleza, al sol; se practica el espiritismo y se recomienda la preferencia de los malos espíritus sobre los buenos (Benoit, F. M. I, 326-330.)
52.- La Masonería se ocupa de Religión.


Creo que lo dicho basta y sobra para que se vea la sinceridad de la Masonería cuando proclama en sus estatutos, que no se ocupa de religión y que respeta todas las religiones. ‘Hubo un momento, no de regla, sino de formalismo, decía el H.•. Gonnaud, en un banquete de clausura del Convento, de 1886, en que había que declarar que la Masonería no se ocupaba ni de religión ni de política. ¿Era Hipocresía? No lo diré yo. Era que estábamos obligados bajo la presión de las leyes y de la policía a disimular lo que todos nosotros teníamos misión de hacer, o más bien, de hacer únicamente.

1. 53. La Masonería, el clericalismo y el catolicismo.


Para combatir mejor al catolicismo, la Masonería inventó la distribución entre clericalismo y catolicismo, haciendo alarde de respetar al catolicismo y de combatir únicamente el clericalismo, es decir, la intervención del clero en la política.

‘Nosotros queremos, decía el H.•. Chassaing, en el banquete de clausura de la Asamblea General del Gran Oriente de Francia, en 1886, nosotros queremos la fusión de todas las potencias masónicas en una federación general que, mejor que nuestros esfuerzos actualmente diseminados, podrá combatir y podrá vencer ‘al Clericalismo y a la reacción.’ Esta distinción, dice Copin- Albancelli, fue inventada, precisamente en el tiempo en que había en la Cámara trescientos masones y sólo un sacerdote; pero la sotana se veía y los mandiles no se veían.

Es digna de tenerse en cuenta la declaración hecha a este respecto por el H.•. Courdavaux, profesor de letras de Douai, que en 1888 y 1889 daba cierta conferencia en las logias de provincia y en las de París. En esa conferencia se leía: ‘la distinción entre el catolicismo y el clericalismo es puramente oficial, sutil, para las necesidades de la tribuna. Pero aquí en logia, digámoslo en voz alta, en favor de la verdad: El catolicismo y el clericalismo no son sino una misma cosa’ (Copin, C. J., 145-147-157.)

1. 54. La Masonería chilena es anticatólica.


¿Se dirá que la Masonería chilena tiene distinto espíritu que la de otros países? Pero si está en la conciencia de todos los que observan lo que pasa en las distintas esferas de acción social, que la Masonería, tiene, entre nosotros, un fin opuesto a la religión católica, de tal manera que cuando se quiere indicar que una persona es hostil a la religión, la frase más breve y segura para decirlo es ésta: ‘Es masón.’

Por lo que respecta a Iquique, bastará recordar el asalto a la procesión con que los católicos celebrábamos el aniversario de Constantino, el año de 1913. Los dirigentes del ataque eran masones reconocidos. Ese ataque fue el epílogo de las conferencias de la masona Belén de Sárraga, traída ex-profeso a Iquique en esa fecha para perturbar las fiestas católicas..

Cuando se trató de contestar a mi refutación de la primera conferencia, se puso de vuelta y media la Biblia, esa Biblia que estaba sobre la mesa de la presidencia de la logia y sobre la cual juraban los iniciados, y se publicó un folleto lleno de blasfemias, después de haber sido aprobado en tenida de una de las logias. Y si no hay esa hostilidad para con el catolicismo, ¿por qué apenas se inicia uno que es católico y observante, al menos de la asistencia a misa, luego deja de serlo y se aleja de la Iglesia, como he tenido ocasión de conocer a varios que me han contado su ingreso en las logias, con sentimiento de haberlo hecho?

1. 55. Obras son amores y no buenas razones.


No hay argumento en contra de los hechos, dice un antiguo adagio filosófico. Veamos, pues, a qué nos hemos de atener, si a lo que la Masonería dice en sus estatutos y repite a los profanos, o a lo que dice a los iniciados que son capaces de comprenderla, acerca de su neutralidad religiosa y su respeto a todas las religiones. Comencemos por la prensa. 1. 56. Las publicaciones masónicas.

‘De lo que abunda en el corazón habla la boca’, decía el Divino Maestro, y ciertamente, en las publicaciones masónicas no es el respeto a las religiones, especialmente a la católica, lo que abunda, sino una continua descarga en todos los tonos y formas, contra ella. Testimonio de ello ‘La verdad’, revista que circula entre los hermanos, y que se procura hacer que también lean aquellos que se cree están ya preparados para aceptar sus ataques a la religión.

En ella se echa mano de cuanto recurso hay para atacar a la Iglesia, y combatir su doctrina. A ese fin se acomodan los hechos. Si hay algún pasaje de la Biblia que ofrezca dificultad, se tomará, por cierto, el lado más difícil, como si fuera la enseñanza católica, y se olvidará o ignorará la explicación más obvia, más conforme al texto, al sentido general de la Escritura, &c., para crear el antagonismo irreconciliable entre la fe y la razón, o la historia.

En Santiago, se publica también bajo los auspicios de la Masonería, un Almanaque, ‘El Almanaque Popular’, y una revista popular, ‘La Tribuna’, que siguen la misma norma.

En Iquique, hemos conocido hojas escritas y distribuidas con gran celo por Hermanos reconocidos como tales, en que se han divulgado las calumnias y las injurias más viles y groseras contra el clero o contra los dogmas de la religión, hemos visto folletos escritos con el mismo fin, fuera de las injurias y calumnias, atroces a veces, que han publicado diarios inspirados por hermanos masones, sin que jamás se viera un sincero desmentido.

En Estados Unidos, donde se cree ordinariamente, que aún los masones son muy respetuosos de la religión, se publican más de cuarenta periódicos que escriben al unísono con ‘The New Age’, de Washington, en el cual se envilece a la Iglesia en cada número y se pide su destrucción, con tanta insistencia, como se hacía en Francia y en Portugal. Al Papa se le llama ‘el enemigo y la maldición de la humanidad;’ se proclama que el propósito de la Masonería es ‘librar al mundo de la tiranía de Roma sobre la conciencia y sobre el libre pensamiento.’Contra este siniestro ogro, se dice, está alineada la Masonería, el único poder del mundo que es el eterno enemigo de este paganismo modernizado.’

Es el lenguaje que se usa en la nación que se ha creído más tolerante de toda religión. Por ahí se puede sacar el lenguaje universal de la Masonería, sobre todo cuando ya no necesita de mucho disimulo (Kenny, A. M. and C. E..)

8[8] ‘La Biblia como símbolo masónico ha de interpretarse como el libro de la Naturaleza o el Código de la Razón y de la Conciencia humana’ (Cath. Enciclop..)

9[9] El tenor del 1er. Art. de las Constituciones del Gran Oriente de Francia quedó así: La F.•. Mas.•., institución esencialmente filantrópica y progresiva, tiene por objeto la investigación de la verdad y el estudio de la moral universal, de las ciencias y artes y la práctica de la Beneficencia. Tiene por principios propios la libertad de conciencia y la solidaridad humana: A nadie excluye por razón de su creencia, su divisa, es Libertad, Igualdad, Fraternidad.


 

   


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