15. Origen de la Masonería y su relación
con otras sectas
Autor: Cardenal José María Caro Rodríguez (1924) Fuente: Catholic.net
120. — Diversidad de opiniones
Insensiblemente me he ido alejando de mi propósito, dando mayor extensión de
lo que había pensado a este libro, y aunque quisiera terminar aquí, sin embargo
hay dos o tres puntos más que creo indispensable bosquejar siquiera ante los
lectores que hayan tenido la paciencia de leer lo que precede. Entre ellos está la
cuestión del origen de la Masonería, del cual paso a tratar.
Pocos asuntos hay en que haya más diversidad de asertos y pareceres y se haya
dado más campo libre, a la invención y a la fábula. Con decir que se le hace
subir no sólo hasta N.S. Jesucristo, no sólo hasta la construcción del Templo de
Salomón, hasta la edificación de la tore de Babel, sino también hasta Adán, hasta
Dios mismo, ya se tendrá una idea del embrollo con que la Masonería ha
envuelto su origen ante sus adeptos.
‘Es el oprobio de la Masonería’, dice
Mackey (Encyclopedia, 296,) ‘que todavía no haya sido escrita su historia con
un espíritu de verdadera crítica; que la credulidad haya sido fundamento sobre el
cual se hayan levantado todas las investigaciones históricas masónicas; que
los eslabones perdidos de una cadena de evidencia hayan sido suplidos
frecuentemente con gratuitas invenciones y que afirmaciones de gran
importancia hayan sido apoyadas en testimonios de documentos de cuya
autenticidad no se ha probado’ (Cath. Encyc. Masonry, p.772.) El mismo
Mackey señala doce opiniones diversas sobre el origen de la Masonería.
121. Origen de su organización
Sin embargo, generalmente entre los hermanos se conviene en que la Masonería
azul de los tres primeros grados en su forma actual data de 1717, en que fue
reorganizada en Inglaterra por el Presbiteriano Revd. Anderson. Cuatro logias de
masones de Londres se reunieron en la Taberna del Diablo, según refiere
Mackey en la Encyclopedia of Freemasonry, y constituyeron la Gran Logia,
dándole un ritual y una ‘Constitución’.
En Paris, la primera logia se reunió también en una taberna: y las demás que se
fueron fundando siguieron esa costumbre, que fue común a otros países de
Europa. ‘En América’, continúa Mackey, ‘esa práctica ha cesado sólo en fecha
relativamente reciente, y es posible que en algunas aldeas obscuras no haya sido
aun abandonada… El primer salón masónico de que haya mención es uno que
fue erigido por la logia de Marsella, en Francia, el año 1765… En 1772 la Gran
Logia de Inglaterra hizo las primeras diligencias para la construcción de un
salón, habiéndose suscrito una considerable suma para ello…’
La palabra Logia, común a todos los idiomas, derivada del inglés Lodge, es
prueba, según Mackey, el origen inglés de las logias masónicas de todas partes;
lo mismo que la letra G, como sustituta del Y en Yehovah, manifiesta el mismo
hecho, aunque sólo en inglés y en alemán venga a representar la idea primitiva
de Dios, God, Got.
Pero esa palabra, que para los grados azules suena simplemente Dios y es God,
para grados más y para los supremos doctores de las logias, no es más que el
resultado de tres iniciales hebreas, G.O.D., de las tres palabras Gomer, Oz.
Dabar, que significan respectivamente Sabiduría, Fuerza y Belleza. Y si no fuera
por esa coincidencia, esos altos masones no usarían el nombre de Dios, Dod, ni
la letra G, que suelen poner en el triángulo de sus logias.
‘Es una singular
coincidencia, dice el H. MacClenachan, continuador de Mackey, ‘y digna de
meditarse; que las letras que componen el nombre inglés de la Divinidad, sean
las iniciales de las palabras hebreas sabiduría, fuerza y belleza, las tres grandes
columnas o sostenes metafóricos de la Masonería. Ellas parecen presentar la
única razón casi que puede justificar a un masón para usar la inicial ‘G’ en su
visible suspensión en el oriente de la logia en lugar del delta. La coincidencia
parece ser más que una casualidad’.
Avanzando más en la explicación, los doctores masones llegan a la conclusión
de que esas letras representan los poderes prolíficos de la naturaleza, que son el
verdadero gran arquitecto de la Masonería. (Preuss, cap. VIII. The God of
Freemas.)
Por lo que toca a los demás grados, agregados a los tres primeros reconocidos en
la Constitución de la Gran Logia Madre, no entraré a dar noticias de las
opiniones que hay sobre ellos.
Pueden verse en algunos de los autores citados.
He aquí el resumen de Nesta Webster: ‘Quedan en pie los siguientes hechos: 1)
Que mientras la Masonería Británica del Arte seguía las huellas de su origen
hasta las guildas o asociaciones de albañiles, los francmasones de Francia de
1737 para adelante, han colocado el origen de la Orden en la caballería de las
cruzadas: 2) que fue entre estos masones entre los que se erigieron los grados
superiores conocidos como del Rito Escocés; y 3) que, como ahora lo vemos,
estos grados claramente sugieren la inspiración de los Templarios (Secr. Soc.,
etc., p.141.)
No es raro encontrar en los autores las declaraciones de masones o exmasones
que atribuyen a los altos grados todos los crímenes y corrupción de que se ha
hecho culpable la Masonería; lo que sólo es verdad en el sentido de que el
secreto de los altos grados ha fomentado extraordinariamente el espíritu de
subversión que en los primeros no está aún muy francamente desarrollado.
122.- Origen de sus doctrinas
Siendo la Masonería un conglomerado de sectas y de grados diversos, formados
en distintos tiempos y con ocasiones y tendencias de actualidad muy diversas, se
encuentran en ella restos de doctrinas esparcidas en la historia de la humanidad
desde los tiempos más remotos hasta los más modernos.
El carácter común a
todas esas doctrinas es la oposición más o menos declarada, más o menos
completa con los dogmas de la revelación. Como es la Anti-Iglesia, ha ido
recogiendo todo lo que la enseñanza cristiana ha repudiado por absurdo o ha
condenado como opuesto a la palabra de Dios, y todo lo que la razón humana,
abandonada a sí misma, ha inventado en su flaqueza o en su propensión a
favorecer los extravíos del corazón humano. Lo vamos a ver en un breve repaso
de los principales sistemas de doctrinas. En gran parte lo tomo de Benoit (F.M.,
II, p.97 y sigs.)
123. — Afinidades con el Protestantismo. ¿Por qué simpatizan?
Llama la atención el hecho de que, habiéndose propagado la Masonería por
Europa desde la protestante Inglaterra, sin embargo, sea en Inglaterra donde se
ha mostrado más pacífica y tolerante, lo mismo que en Estados Unidos. Más
aún, se observa en México, en Estados Unidos, en Chile mismo, y creo no
equivocarme al decir que en todas partes, por lo que he visto también en Roma,
que la Masonería, que hace guerra implacable de calumnias y de violencias,
cuando la puede hacer, a la Iglesia Católica, una de suma benevolencia, si no de
favores, para con los protestantes, de cualquier secta que sean.
¿Cómo explicar este hecho? La explicación es muy obvia: El Protestantismo es
una rebelión contra la autoridad establecida en su Iglesia por N.S. Jesucristo,
contenida expresamente en la Biblia, e indirecta y lógicamente es una rebelión
contra la misma autoridad de N, S. Jesucristo, El racionalismo y el Deísmo
continuaron la obra comenzada por el Protestantismo y la negación del mismo
Dios, propiciada por la Masonería o profesada abiertamente por ella es el
complemento de esas rebeliones y negaciones.
De ahí es que los masones declaran que el Protestantismo es una media
Masonería: ‘El Protestantismo’, decía la revista masónica Latomia, de Alemania,
‘es la mitad de la Masonería’. Por eso decía Eugenio Sué: ‘El mejor medio de
descristianizar la Europa es protestantizarla’; y E. Quinet:
‘Para acabar con toda
religión he ahí los dos caminos que se abren ante vosotros: Podéis atacar al
mismo tiempo que al Catolicismo a todas las religiones de la tierra, y
especialmente a las sectas cristianas; en este caso tenéis en contra vuestra a todo
el universo. Al contrario, podéis armaros de lo que se opone al Catolicismo,
especialmente las sectas cristianas que le hacen guerra; agregando la fuerza de
impulsión de la Revolución Francesa, pondréis al catolicismo en el peligro
mayor que jamás haya corrido. He ahí por que yo me dirijo a todas las creencias,
a todas las religiones que han combatido a Roma.
Están todos, quieran o no, en
nuestras filas puesto que en el fondo su existencia es tan inconciliable como la
nuestra con la dominación de Roma’. Las sectas protestantes son las mil puertas
abiertas para salir del cristianismo’ (Benoit,F.M., II, 264-265.)
He ahí una razón suficientemente poderosa para que la Masonería no sólo no
moleste, sino para que ayude al protestantismo y también por lo que, no sólo los
simples fieles, sino también los Ministros y Obispos protestantes están en las
logias como en su propia casa.
Nadie va a combatir a sus auxiliares, mientras necesita de ellos.
Otra razón de esa diferencia de conducta, es que el católico, al hacerse masón,
hace también la apostasía de su fe y necesita acallar los remordimientos y
justificar ante su conciencia y ante los demás esa apostasía: de ahí es que tiene
que hacer mayores esfuerzos, manifestar mayor odio contra lo que ha dejado, si
no quiere volver atrás, con la vergüenza de haberse dejado engañar. He ahí por
qué la Masonería pone mayor empeño en fanatizarlo, encendiéndolo en furor
contra la que ha dejado; para que le sea más difícil volver a su fe primera.
124. — Relación con otras sectas; con los Templarios
Después de lo que se acaba de decir, no es de extrañar que la Masonería,
presente muchas afinidades con el Socinianismo, como lo ha hecho notar Mons. Fava en su ‘Discurso sobre el Secreto de la Masonería’; pues es una de las sectas
protestantes más racionalistas.
De los estudios hechos por Webster se desprende que al menos algunas sectas
masónicas han heredado doctrinas y prácticas, a veces abominables y criminales,
de otras sectas más antiguas mediante las sectas de los Rosacruces o
Rosicrusianos y otras sectas anticristianas y satánicas que han practicado el culto
de Lucifer y han ejercitado la magia y el maleficio en grande escala.
Véase, por
ejemplo, el cap. IV: Three Centuries of Occultism (Tres siglos de Ocultismo.)
Entre las sectas con las cuales se enlaza más inmediata y claramente la
Masonería está la de los Templarios, que parece han subsistido secretamente
después de su abolición en 1312. He aquí el resumen de las afinidades de la
Masonería con esta secta; lo que en la Masonería se suele encontrar de común
con los Templarios.
La negación de la divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, el horror a la cruz, la
guerra al sacerdocio católico, la indecencia de ciertas manifestaciones de
beneficencia y de amor; el secreto de las reuniones, la adoración de la criatura,
la justificación de los medios por el fin y las reuniones en la noche.
De ahí es que los masones son panegiristas de los templarios, y en algunos
grados la venganza a la cual se adiestran es contra los asesinos de Jacobo Molay,
el Gran Maestre de los Templarios, y el cadáver que se expone en la sala del
medio es representación del suyo.
A este propósito dice Ragón, Gran Doctor Masón: ‘Los templarios recibieron en
Asia la iniciación con las fórmulas y el velo judaicos.
Iniciados desde la institución del Temple, propagaron en Europa los misterios
masónicos, y sin duda la práctica secreta de estos misterios habrá servido en
Europa de fundamento a la acusación de ateísmo y de irreligión que ha causado
su fin trágico…’ (Benoit, F. M., II, p. 135-136. Véase The Cause, p 67; Eckert,
II, 19-31.)
125. — Con los Albigenses
El panteísmo y dualismo, el odio al Dios de la Biblia, el odio a Jesucristo y la
blasfemia contra El ; la duplicidad de Cristo uno nacido en Belén y el Cristo
espiritual de los Albigenses, al cual algunas logias alemanas hacen corresponder
un Cristo místico, y muchas otras lo hacen ser simplemente un símbolo de la
humanidad del hombre de genio bienhechor, etc., el odio contra la Iglesia
Romana y el desprecio de sus sacramentos, especialmente contra el matrimonio,
la condenación de la generación y el favor a la licencia de costumbres, en el
mismo sentido de los templarios; la doctrina de la transmigración y
transformación de las almas, la división en ritos, los tres grados, que en los
albigenses eran catecúmenos, creyentes y perfectos, las mismas violencias
contra las iglesias y objetos del culto y los banquetes que en algunos grados
suelen hacerse en Viernes Santo.
126. — Con algunas sectas árabes
Los que se han dedicado al estudio más profundo de las raíces históricas de la
Masonería, no han visto en los Templarios más que un canal por medio del cual
han llegado a tomar carta de ciudadanía en Europa, doctrinas y organizaciones
del Oriente.
Entre estas sectas seña la Webster algunas que se formaron en el
seno del Islamismo y que con sus organizaciones secretas, sus grados, sus
doctrinas materialistas o dualistas y con sus prácticas infames y criminales han
sido como el preludio de sectas que vemos desarrollarse en el siglo XVIII a la
sombra o sobre la base de la Masonería. Tales son: 1)
Los Ismailis, cuyo jefe
principal, Abdullah ibn Maymun, fundó la secta de los Batines, con siete grados:
un recurso para atraerse adeptos y asegurar su dominación sobre las multitudes,
además del secreto, fué la institución de misioneros que hablara a cada cual
según conviniera para ganárselo y que con prestidigitaciones, como si fueran
milagros, y con la máscara de la piedad y devoción y con discursos enigmáticos,
etc., hicieran dóciles las multitudes para trabajar en la ejecución de sus
designios. Parece haber servido de modelo a Weishaupt, el fundador de los
Iluminados.
Los Kahmahitas, cuyos furores dominaron por un siglo en el seno del
Islamismo, hasta que la universal conflagración fué extinguirla en la sangre, es
otra de las sectas, cuyas doctrinas y prácticas se ven imitadas en algunas sectas
masónicas. Profesaban el dualismo, el doble principio bueno y malo; el
comunismo de bienes y de mujeres, y pronto llegaron a ser una terrible banda de
asesinos y ladrones, entregados a toda licencia. Su fundador fue Hosein Ahwazi,
enviado de Abdallh a Irak de Persia.
Los Fatimitas aumentaron los grados establecidos por Abdullah, elevándolos a
nueve. ‘Su método es afiliar prosélitos, como hace notar Claudio Janet, y su
sistema de iniciación eran absolutamente los que Weishaupt el fundador de los
Iluminati, prescribía a los ‘Hermanos Insinuantes’. Externamente, los prosélitos
eran de dos clases, los sabios y los ignorantes.
En los primeros grados, como se
observa en la Masonería, se conservaba el respeto a la religión; pero se
procuraba ir minando la fe, o con el descrédito de los maestros anteriores, o con
poner en igual categoría a todos los profetas, incluso Moisés, Nuestro Señor y
Mahoma. Desde el 5º grado para adelante se hacía la obra de destruir
directamente toda religión. He ahí el evidente modelo de los Illuminati del siglo
XVIII, a los cuales puede ser común esta descripción sumria de Von Hammer:
‘No creer nada y atreverse a todo, fue, en dos palabras, la suma del sistema que
aniquiló todo principio de religión y de moralidad y que no tenía otro objeto que
la ejecución de planes ambiciosos por medio de dóciles servidores, que,
atreviéndose a todo y no sabiendo nada, desde que todo lo consideran como un
engaño y quien nada es prohibido, son los mejores instrumentos de una política
infernal’.
Los Drusos redujeron a tres los grados; profanos, aspirantes y sabios, y
conservaron una especie de culto de la Naturaleza y de Sabeísmo con la fe de los
Ismailis en la dinastía de Alí y de sus sucesores y un credo abstruso y esotérico
sobre la naturaleza de Dios, que declaran ser ‘La Razón Universal’, que se
manifiesta por medo de ‘avatares’. Su catecismo es muy parecido al que usan los
masones.
Finalmente, los Hashishiyin o Asesinos, es otra de las sectas árabes cuyas
huellas se descubren en las sectas masónicas modernas. Es aquella secta terrible
de la cual fue jefe el Viejo de la Montaña.
Tenía siete grados; su secreto para con
los profanos era riguroso; conservaban como doctrina fundamental de la secta el
Islamismo. Establecieron un verdadero reinado de terror en el Oriente,
organizando con el aliciente del Paraíso un sistema de asesinatos sobre la base
del fervor religioso, para acabar con todos los que les fuesen contarios.
Los Jacobinos del 1793 han sido sus legítimos descendientes (Webster, o.35 y
sigs.)
127. Con los Paulicianos y Maniqueos
Con los Paulicianos tiene de común la Masonería las palabras y expresiones
mágicas con que encanta y engaña a los sencillos; la pretensión, que suele
declarar a veces, de profesar un cristianismo purificado y primitivo, y la
exaltación de San Pablo sobre San Pedro, como espíritu más liberal, etcétera.
Con los Maniqueos, la Masonería suele profesar los dogmas y usar las prácticas
siguientes:
El Dios-Naturaleza, en dos principios, bueno y malo, luz y tinieblas;
el espíritu revolucionario, destructor del orden: la guerra a la propiedad, al
matrimonio; la satisfacción de las pasiones carnales sin freno alguno; el culto al
sol; el horror a la eternidad de las penas y la creencia enl metempsicosis o
transmigración de las almas; la negación de la realidad de Cristo, seguida por
algunas escuelas masónicas; las palabras seductoras con que se promete la luz,
la verdad, etc., para cazar los adeptos; la imitación de las instituciones de la
Iglesia, especialmente del bautismo, de la comunión, de la jerarquía, etc., los tres
grados fundamentales, que en los maniqueos eran los creyentes elegidos y los
perfectos; los tres signos, de la boca, de las manos y del seno.
A causa de la
indecencia de este último, las logias lo han suprimido, conservando los otros dos
y vestigios del suprimido en los cantos y en algún prado; los juramentos sobre
los secretos; el favor y alabanza dados a todas las herejías y el odio a la Iglesia
Católica; el duelo en la recepción del maestro y el nombre de hijos de la viuda,
recuerdo este último de la viuda rica que adoptó a Manés, fundador del
Maniqueísmo.
Las simpatías de la Masonería por el Maniqueísmo son evidentes: Weishaupt,
recomendaba a sus adeptos el estudio del Maniqueísmo, y Redarés celebra a
Manes como a uno de esos hombres que han querido poner razón y verdad en su
fe religiosa.
128. Con los Gnósticos
La afectación de ciencia (gnóstico quiere decir sabio;) la variedad de sectas y
tiros; el panteísmo y dualismo, negación de la divinidad de Nuestro Señor
Jesucristo; la pretensión de poseer el verdadero cristianismo; la práctica de la
magia, que suele recomendarse mucho en ciertas sectas masónicas: la doctrina
de la metempsicosis; los signos de reconocimiento; la recomendación de evitar
la familia; el comunismo de bienes y mujeres; la rehabilitación y veneración de
los grande culpables como Caín, Judas, etc., señalados en la Biblia; la
deshonestidad, enseñada y practicada en ciertos ritos o grados, y la licencia
general enseñada en todos los grados, etc.
Las mismas analogías se puede decir que se encuentran con las primeras sectas
de herejes que se formaron alrededor del cristianismo desde los primeros
tiempos y cuyos principales elementos fueron los judíos.