8. Mito: El aborto es un asunto de la propia conciencia
Autor: Oscar Fernández Espinoza de los Monteros
8 MITO. El aborto es un asunto de la propia conciencia, es una cuestión personal, íntima, en la
que ni la legislación, ni la religión, ni nadie, excepto la propia madre, debe intervenir.
REALIDAD. Aunque todos debemos seguir la propia conciencia, el papel de ella no es crear
la verdad; y en lo particular respecto al aborto no es un asunto de la propia conciencia, una
cuestión personal, íntima, en la que nadie debe intervenir, porque afecta en concreto a una
persona, al no nacido, que es conducido a la muerte.
No hay que perder de vista que quien aborta acaba con la vida, la libertad, la intimidad y la
conciencia de otra persona, por eso mismo, cuando se defiende la vida humana del no nacido,
no se está en contra de la mujer, sino a su favor, ya que estadísticamente está demostrado que
por cada dos abortos, uno era del sexo femenino. Protegiendo la vida desde la concepción se
establece que ninguna mujer podrá ser agredida, ni siquiera en el vientre de su madre.
Si se realizan campañas a favor de la conciencia ecológica, cuanto más debemos hacer por los
seres humanos.
La Madre Teresa de Calcuta lo entendió y explicó con claridad: promoviendo el respeto al ser
humano no nacido como condición para la paz social. A continuación se transcriben algunos
párrafos de sus palabras en el Desayuno de la Oración Nacional en Washington, D. C. , (4-II-
94):
“No puedo olvidar la experiencia que tuve al visitar un hogar donde mantienen a esos viejos
padres de hijos e hijas que los han puesto en una institución y, tal vez, se han olvidado de
ellos. Vi que en esa casa toda esa gente anciana tenía todo: buena comida, un lugar
confortable, televisión, todo. Pero todos ellos estaban mirando hacia la puerta. Y no vi a
ninguno con una sonrisa en su rostro.
“Di la vuelta hacia la Hermana y pregunté: ¿Por qué esta gente que tiene todo el confort aquí,
por qué todos ellos están mirando hacia la puerta? ¿Por qué no sonríen? (estoy tan
acostumbrada a ver las sonrisas de nuestra gente, aún los que se están muriendo sonríen)
Y la
Hermana dijo: Es así casi todos los días. Ellos están esperando, tienen la esperanza de que un hijo o una hija vendrá a visitarlos. Están dolidos porque están olvidados. Y miren, esta negligencia a amar trae pobreza espiritual. Quizás en nuestra propia familia tengamos a
alguien que se siente solo, que se siente enfermo, que se siente preocupado. ¿Estamos ahí?
¿Estamos deseando dar hasta que duela con el fin de estar con nuestras familias, o ponemos
nuestros intereses primero? Estas son las preguntas que debemos hacernos a nosotros mismos
(…) Debemos recordar que el amor empieza en el hogar y debemos recordar que el futuro de
la humanidad pasa a través de la familia.
“Me sorprendí en el Occidente al ver tantos muchachos y muchachas jóvenes dados a las
drogas. Y traté de averiguar porqué. ¿Por qué eso es así, cuando aquellos en el Occidente
tienen tantas más cosas que aquellos en el Oriente? Y la respuesta fue:
Porque no hay nadie en
la familia que los reciba. Nuestros hijos dependen de nosotros para todo: su salud, su
nutrición, su seguridad, su llegar a conocer y amar a Dios. Por todo esto, ellos nos miran con
confianza y esperanza. Pero a menudo los padres y madres están tan ocupados, que no tienen
tiempo para sus hijos, o quizás no están ni siquiera casados o han fracasado en su matrimonio.
Así que los hijos se van a las calles y se involucran en drogas u otras cosas. Estamos hablando
de amor al niño, que es donde el amor y la paz tienen que empezar. Estas son las cosas que
rompen la paz.
“Pero yo siento que hoy en día el mayor destructor de la paz es el aborto, porque es una guerra
en contra del niño, la muerte directa de un niño inocente, asesinado por la propia madre.
Y si
aceptamos que una madre puede matar hasta a su propio hijo, ¿cómo podemos decirle a otras
gentes que no se maten unos a otros? ¿cómo persuadimos a una mujer de que no se haga un
aborto? Como siempre, debemos persuadirla con amor y debemos recordarnos a nosotros
mismos que amor significa estar dispuestos a dar hasta que duela. Jesús dio hasta su vida para
amarnos.
Asi, la madre que está pensando en el aborto, debe ser ayudada a amar, eso es, dar
hasta que duela sus planes, o su tiempo libre, para respetar la vida de su hijo. El padre de ese
hijo, quien quiera que sea, también debe dar hasta que duela.
“Mediante el aborto la madre no aprende a amar, sino que mata hasta a su propio hijo para
resolver sus problemas. Y, mediante el aborto, se le dice al padre que no tiene que tomar
ninguna responsabilidad con el niño que ha traído al mundo. El padre probablemente ponga a
otras mujeres en el mismo problema. De manera que el aborto sólo conduce a más abortos.
“Cualquier país que acepte el aborto no está enseñando a su gente a amar, sino a que use
cualquier violencia para conseguir lo que quieren. Es por eso que el mayor destructor del amor
y la paz es el aborto.
“Mucha gente está muy, muy preocupada con los niños de la India, con los niños de Africa,
donde bastantes mueren de hambre, y cosas por el estilo. Mucha gente también está
preocupada por toda la violencia en este gran país de los Estados Unidos.
Estas
preocupaciones son muy buenas. Pero con frecuencia esta misma gente no se preocupa por los
millones que están siendo asesinados por la decisión deliberada de sus propias madres. Y es 12
por esto que es el mayor estructor de la paz hoy en día: el aborto, que trae a la gente tal
ceguera.
“Y por esto yo suplico en la India y suplico en todas partes: Valoremos de nuevo a los niños.
El niño es el regalo de Dios a la familia. Cada niño es creado en la especial imagen y
semejanza de Dios para cosas más grandes, para amar y ser amado (…) debemos valorar de
nuevo a los niños para que sean el centro de nuestro cuidado y preocupación.
“(…) Estamos combatiendo el aborto con la adopción, cuidando a la madre y adoptando a su
bebé. Hemos salvado miles de vidas. Hemos dicho a clínicas, a hospitales y estaciones de
policía: Por favor, no destruyan al niño; lo tomaremos. De manera que siempre tenemos a
alguien que le diga a la madre en problemas: Ven, cuidaremos de ti, le daremos un hogar a tu
hijo. Y tenemos una tremenda demanda de parejas que no pueden tener hijos (…)
“Por favor no maten al niño. Yo quiero al niño. Por favor denme ese niño. Estoy dispuesta a
aceptar cualquier niño que podría ser abortado y darlo a una pareja de casados que lo amará y
será amada por el niño.
Solamente de nuestro hogar de niños en Calcuta, hemos salvado más
de 3,000 niños del aborto. ¡Estos niños han traído tal amor y alegría a sus padres adoptivos y
han crecido tan llenos de amor y júbilo!.
Yo sé que las parejas tienen que planificar su familia y para eso hay planificación familiar
natural. La forma de planificar la familia es planificación familiar natural, no contracepción.
Al destruir el poder de dar vida, por medio de la contracepción, un marido o una esposa se
están haciendo algo a sí mismos. Esto enfoca la atención hacia uno mismo y así destruye el
regalo del amor en él o ella.
Amando, el marido y la esposa deben enfocar la atención hacia el
otro, como sucede en la planificación familiar natural, y no a sí mismo, como pasa con la
contracepción. Una vez que el amor viviente es destruido por la contracepción, el aborto sigue
muy fácilmente.
“También sé que hay grandes problemas en el mundo, que muchas parejas no se aman
mutuamente lo suficiente para practicar la planificación familiar natural. No podemos resolver
todos los problemas en el mundo, pero no caigamos en el peor problema de todos, que es
destruir el amor. Y esto es lo que pasa cuando le decimos a la gente que practique la
contracepción y el aborto.
“Los pobres son una gran gente. Pueden enseñarnos tantas cosas bellas. Una vez uno de ellos
vino a darnos las gracias por enseñarle planificación familiar natural y dijo: Ustedes, la gente
que ha practicado la castidad, ustedes son la mejor gente para enseñarnos planificación
familiar natural porque no es nada más que auto-control que brota del amor por cada uno. Y lo
que esta persona pobre dijo es muy cierto. Estas personas pobres quizás no tengan nada para
comer, tal vez no tengan una casa donde vivir, pero aún así ellos pueden ser grandes personas
cuando son espiritualmente ricos.
“Cuando recojo a alguien de la calle, hambriento, le doy un plato de arroz, un pedazo de pan.
Pero una persona que está encarcelada, que se siente no querida, desamada, aterrorizada, la
persona que ha sido echada fuera de la sociedad, esa pobreza espiritual es mucho más dura de
vencer. Y el aborto, que con frecuencia le sigue a la contracepción, ocasiona a la gente ser
espiritualmente pobre, y esa es la peor pobreza y la más difícil de vencer.
“Aquellas que son materialmente pobres pueden ser personas maravillosas. Una noche salimos
y recogimos a cuatro personas de la calle. Y una de ellas estaba en la condición más terrible.
Le dije a las hermanas: Ustedes cuiden a las otras tres; yo cuidaré a la que luce peor. Así que
hice por ella todo lo que mi amor puede hacer. La puse en cama, y había una bella sonrisa en
su rostro. Ella me tomó las manos, mientras decía tan sólo una palabra: Gracias, y murió.
“No pude evitar examinar mi conciencia ante ella. Y pregunté: ¿Qué diría yo si estuviera en su
lugar?
Y mi respuesta fue muy simple. Yo hubiera tratado de llamar un poco la atención hacia
mí misma. Hubiera dicho: Tengo hambre, me estoy muriendo, tengo frío, estoy sufriendo, o
algo. Pero ella me dio mucho más -me dio su amor agradecido. Y murió con una sonrisa en su
rostro.
Entonces estaba el hombre que habíamos recogido del desagüe, medio comido por los
gusanos y después de haberlo traído a la casa, sólo decía, ‘He vivido como un animal en la
calle, pero voy a morir como un ángel, amado y cuidado’.
Entonces, después que le quitamos
todos los gusanos del cuerpo, todo lo que dijo, con una gran sonrisa, fue: Hermana, voy a la
casa de Dios, y murió. Fue tan maravilloso ver la grandeza de ese hombre que pudo hablar así sin culpar a nadie, sin comparar nada. Como un ángel; ésta es la grandeza de la gente que es
espiritualmente rica aún cuando son materialmente pobres.
“No somos trabajadoras sociales. Quizás estemos haciendo trabajo social a los ojos de alguna
gente, pero debemos ser contemplativas en el corazón del mundo. Porque traemos la presencia
de Dios a su familia, porque las familias que rezan juntas, permanecen unidas.
Hay tanto odio,
tanta miseria, y nosotras con nuestras oraciones, con nuestro sacrificio, estamos empezando en
casa. El amor empieza en el hogar, y no es qué tanto hacemos, sino cuánto amor ponemos en
lo que hacemos.
“Si somos contemplativos en el corazón del mundo con todos sus problemas, estos problemas
nunca nos desalentarán. Siempre tenemos que recordar lo que Dios nos dice en las Escrituras:
Aún si una madre pudiera olvidar al hijo en sus entrañas -algo imposible, pero aún si ella
pudiera olvidarlo- Yo nunca les olvidaré a ustedes.
“Y es así que yo estoy aquí conversando con ustedes. Quiero que ustedes encuen tren a los
pobres aquí, justo en su propia casa primero. Y empiecen a amar allí. Traigan las buenas
nuevas a su propia gente primero. E investiguen acerca de sus vecinos más cercanos. ¿Saben
quiénes son?
“Tuve la experiencia más extraordinaria de amor al vecino con una familia hindú. Un
caballero vino a nuestra casa y dijo. MadreTeresa, hay una familia que no ha comido por
mucho tiempo. Haga algo. De manera que cogí algo de arroz y fui allá inmediata mente. Y vi a 14 los niños,sus ojos brillaban de hambre.
No sé si ustedes alguna vez han visto el hambre. Pero
yo la veo con mucha frecuencia. Y la madre de la familia cogió el arroz que le di y salió.
Cuando regresó, le pregunté: ¿A dónde fuiste? ¿Qué hiciste? Y ella me dio una respuesta muy
simple: Ellos también tienen hambre. Lo que me impactó fue lo que ella sabía, ¿y quiénes son
ellos? Una familia musulmana. No traje más arroz esa noche porque yo quería que ellos,
hindúes y musulmanes, disfrutaran la alegría de compartir.
“Pero allí estaban aquellos niños, radiantes de júbilo, compartiendo la alegría y la paz con su
madre porque ella tenía amor para dar hasta que duela. Y ustedes ven que aquí es donde
empieza el amor, en el hogar, en la familia.
“De manera que, como el ejemplo que esta familia muestra, Dios nunca nos olvidará, y hay
algo que ustedes y yo siempre podemos hacer. Podemos mantener la alegría de amar a Jesús
en nuestros corazones, y compartir esa alegría con todos con los que estemos en contacto.
Lleguemos a esa única meta: que no haya niño no querido, no amado, descuidado, o asesinado
y echado a un lado. Y demos hasta que duela, con una sonrisa.
“Si recordamos que Dios nos ama, y que podemos amar a otros como El nos ama, entonces
América puede convertirse en una señal de paz para el mundo. Desde aquí, una señal de
cuidado para el más débil de los débiles -el niño no nacido-.
Si se convierten en una luz
brillante de justicia y paz en el mundo, entonces realmente serán fieles a lo que buscaban los
fundadores de este país. ¡Dios los bendiga!".