Novena de Santa María de Guadalupe
1» Día primero
Autor: P. Manuel Canal Montañés
Introducción
Virgen Santa María de Guadalupe, Madre de Dios y Madre nuestra; tú, la primera creyente y la primera peregrina de la fe, que en el silencio fuiste acariciando el misterio que crecía dentro de ti, e ibas estirando más el alma por aquellos nueve meses en los que Dios latía en tu sangre; meses largos y cortos, dulces y llenos, porque sabías que un Dios nuevo se estaba haciendo carne de nuestra carne para habitar nuestra Tierra y tú eras la afortunada en prestarle la suya. Tú serías Madre, y Él, tu hijo y al mismo tiempo tu Dios.
Por eso déjanos recoger, en nueve días, el asombro y el milagro de cómo, entre rosas, allá en Tepeyac nos diste a luz en la fe al Hijo y te nombraste Madre. En Belén, los ángeles encendieron estrellas; en Tepeyac, bajo tus plantas florecieron rosas. ¡Qué hermosa paz!
LECTURA
Lc 1,26-27
«Dios envió al Ángel Gabriel a un pueblo de Galilea llamado Nazaret, a visitar a una doncella, prometida a un hombre de la estirpe de David de nombre José; la joven se llamaba María».
Texto guadalupano
«En 1531, suspendida la guerra y en paz los pueblos, una mañana de diciembre la Virgen María se le apareció a un pobre indito que se dirigía a atender los cultos divinos a la ciudad de México; el indito se llamaba Juan Diego».
REFLEXIÓN
Déjanos, Santa María de Guadalupe, en esta primera tarde de tu novena, acercarnos a ti con humildad agradecida, por el inmenso favor que nos otorgaste al elegir nuestro suelo de México para visitar al Continente Americano, convirtiéndote así en la Primera Evangelizadora de México y América. Y si en Belén trajiste a Cristo Jesús al mundo, ahora en Tepeyac llegaste con Él al Nuevo Mundo. Y sigues, Madre Santa María de Guadalupe, acompañando al Hijo en los trabajosos nacimientos de Jesús en las almas. El hombre encuentra su sitio junto a Cristo por medio de ti, María.
Gracias, Madre Virgen de Guadalupe, porque te atreviste a ser india y morena, en nuestra tierra morena y nueva. Gracias por venir embarazada a dar a luz a tu Hijo en la fe, al corazón de América, al México de tu corazón.
Gracias, porque cuando los hombres llegaban a las Américas con sueños inconfesables de riquezas, poderío, ambiciones y egoísmos, tú, Santa María de Guadalupe, llegaste con amor y rosas a hacernos hijos tuyos, y fue tu amor el que dio a luz la nueva raza. Tú, que nos trajiste a tu Hijo, ayúdanos, Madre, a llegar a Él.
PRECES
Oremos a Santa María de Guadalupe, Madre de Dios y Madre nuestra, para que Ella nos ayude en el camino de la fe; en la noche oscura de la fe y en el radiante día de la Fe. Ella, la siempre llena de Gracia porque estaba llena de vida, llena de amor; a Ella la siempre fiel, digámosle:
-Santa María de Guadalupe, aumenta nuestra fe.
Por nuestros hogares, para que en ellos reinen la fe, la armonía, el diálogo, la comprensión, el amor y la caridad cristiana, y se ore, luche y trabaje para imitar las virtudes del hogar de Nazaret. Oremos.
-Santa María de Guadalupe, aumenta nuestra fe.
Por las madres, los padres y los hijos, para que unidos todos en el amor aprendamos y sigamos creciendo en el conocimiento de la fe y demos testimonio de ella en nuestras vidas. Oremos.
-Santa María de Guadalupe, aumenta nuestra fe.
Para que la Virgen Santa María de Guadalupe infunda, en cada uno de nosotros y en cada familia, su huella de Mujer, Hija, Madre y Esposa que arome, sea norte y estrella que guíe nuestras vidas. Oremos.
-Santa María de Guadalupe, aumenta nuestra fe.
-Se rezan tres Avemarías.
-En silencio pídanse las gracias que deseemos alcanzar en esta novena.
-Se reza la oración final para todos los días.