Novena de Santa María de Guadalupe
4» Día Cuarto
Autor: P. Manuel Canal Montañés
INTRODUCCIÓN
Virgen Santa María de Guadalupe, Madre de Dios y Madre nuestra; tú Reina de la Esperanza, permítenos dejar en tus brazos y manos de Madre, que sostuvieron y enseñaron a Dios pequeñito a dar sus primeros pasos en la Tierra, nuestra esperanza cargada de desalientos, de ansiedades y de miedos, y ayúdanos tú que eres Maestra y Reina de la Esperanza.
LECTURA
Lc 1, 45-48
« "Dichosa tú que has creído. Porque todo cuanto te ha dicho el Señor se cumplirá". Entonces dijo María: "Proclama mi alma la grandeza del Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador, porque se ha fijado en su humilde esclava "».
Texto guadalupano
«Respondió Juan Diego: "Señora y Niña mía, no te cause yo aflicción; de muy buena gana iré a cumplir tu mandato; de ninguna manera dejaré de hacerlo ni tengo por penoso mi
camino. Iré a hacer tu voluntad... Mañana en la tarde, cuando se ponga el sol, vendré a darte razón de tu mensaje, con lo que responda el prelado" ».
REFLEXIÓN
Virgen Santa María de Guadalupe, en esta tarde acudimos a ti nosotros, tus hijos, para encender nuestra vida con la santa esperanza que portaste en tu seno grávido de Dios.
Tú, esperanza del Pueblo de Dios y sostén de nuestras maternidades y paternidades camales y espirituales; Madre de todas las esperanzas desde la Creación, que se hicieron en ti realidad cuando asentiste al anuncio del Ángel, y viviste y acogiste en tu seno virginal la Palabra de Dios, haciéndola Carne en tu maternidad y prestándole a Dios un rostro humano en su nacimiento, en Belén; tú, Madre de Dios, que mantuviste siempre viva la esperanza en tu Magníficat y tu Calvario, a la hora del Ángel y del establo; en tus hágase y en tus silencios, «guardándolo todo en tu corazón» de Madre y Virgen; tú, que fuiste elegida Corredentora, Maestra y Reina, enséñanos la esperanza.
Ayúdanos, Virgen Santa María de Guadalupe, a estar atentos y ser capaces de discernir en los signos de nuestro tiempo la imprevisible presencia de la ternura de Dios.
Sé tú, la llena de Gracia, compañera perfecta, fidelidad de Madre, quien nos guíe y escuche a tus hijos que no saben esperar, que han perdido la esperanza, y ayúdanos a encontrar otra vez el camino, la estrella que nos lleve hasta tu Hijo una vez más. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
PRECES
Oremos a Santa María de Guadalupe, para que Ella encienda en nuestros corazones la nueva luz de la esperanza; a ella, a quien aclamamos como Reina y Madre de la esperanza, y digamos:
-Santa María de Guadalupe, esperanza nuestra.
Virgen que fuiste elegida Madre de Dios y a quien con amor agradecido llamamos Madre de la Iglesia, en tus manos de Madre dejamos todas nuestras lágrimas y heridas; todos nuestros dolores y ansiedades; todas nuestras soledades y tristezas. Siémbralas tú, Virgen de Guadalupe, de esperanza cristiana y así sembradas por tus manos, brote en su barro una nueva imagen de tu Hijo, oremos.
-Santa María de Guadalupe, esperanza nuestra.
Por los hogares sin esperanza; por los esposos distanciados; por los hijos abandonados; por los jóvenes desilusionados; por cuantos han perdido el rumbo y el sentido de vivir, orar y amar, oremos.
-Santa María de Guadalupe, esperanza nuestra.
Para que terminen las guerras y las injusticias; las discriminaciones y los odios; las hambres y las muertes inocentes, y seamos capaces, con la ayuda de la Gracia, de contagiamos, Madre, del amor, la esperanza y la paz que se anunciaron en la Tierra cuando tú tenías en tus brazos al Hijo y Señor del Cielo y de la Tierra, oremos.
-Santa María de Guadalupe, esperanza nuestra.
-Se rezan tres Avemarías.
-En silencio pídanse las gracias que deseemos alcanzar en esta novena.
-Se reza la oración final para todos los días.