Friday April 19,2024
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IMITACION DE CRISTO

Por Tomás de Kempis
Fuente:catholic.net

Imitando a Jesus
Libro 4
Santísimo Sacramento del Altar

Libro: [ 1 ] [ 2 ] [ 3 ] [ 4 ]


» 1. Con cuánta reverencia se ha de recibir a Jesucristo

» 2. De la bondad y caridad de Dios, que se manifiesta en este sacramento


» 3. Que es provechoso comulgar con frecuencia


» 4. De los muchos bienes que se conceden a los que devotamente comulgan


» 5. De la dignidad del sacramento y del estado del sacerdocio


» 6. Ejercicios para antes de la comunión


» 7. Del examen de la propia conciencia y del propósito de la enmienda


» 8. Del ofrecimiento de Cristo en la cruz, y de la propia resignación

» 9. Que debemos ofrecernos a Dios con todas nuestras cosas y rogarle por todos


» 10. No se debe dejar fácilmente la sagrada comunión

» 11. El cuerpo de cristo y la sagrada escritura son muy necesarios al alma fiel


» 12. Debe disponerse con gran diligencia el que ha de recibir a Cristo


» 13. Cómo el alma devota debe desear con todo su corazón unirse a cristo en el sacramento

» 14. Del ansia con que algunos devotos desean el cuerpo de cristo

» 15. Que la devoción se alcanza con la humildad y abnegación de sí mismo

» 16. Que debemos manifestar a Cristo nuestras necesidades y pedirle su gracia

» 17. Del amor fervoroso y vehemente deseo de recibir a Cristo

» 18. Que el hombre no debe ser curioso en examinar este sacramento, sino humilde imitador de cristo, sometiendo su parecer a la sagrada fe

 

 

 

DEL AMOR FERVOROSO Y VEHEMENTE DESEO DE RECIBIR A CRISTO


El Amor:

1. Con suma devoción y abrasado amor, con todo el afecto y fervor del corazón, deseo, Señor, recibirte en la comunión, como lo desearon muchos Santos y personas devotas que te agradaron mucho con la santidad de su vida, y tuvieron devoción ardentísima.
¡Oh Dios mío, amor eterno, todo mi bien, felicidad interminable! Deseo recibirte con el deseo más vehemente y con la reverencia más digna, cual jamás tuvo ni pudo sentir ninguno de los Santos.

2. Y aunque yo sea indigno de tener aquellos sentimientos devotos, te ofrezco todo el afecto de mi corazón, como si yo solo tuviese todos aquellos inflamados deseos. Y cuanto pueda el alma piadosa concebir y desear. Todo te lo presento y te lo ofrezco con humildísima reverencia, y con entrañable fervor. Nada deseo reservar para mí, sino ofrecerme en sacrificio con todas mis cosas voluntariamente, y con el mayor afecto.
Señor, Dios mío, Criador y Redentor mío, con tal afecto, reverencia, honor y alabanza, con tal agradecimiento, dignidad y amor, con tal fe, esperanza y pureza, deseo recibirte hoy, como te recibió y deseo tu Santísima Madre la gloriosa Virgen María, cuando al ángel que le anunció el misterio de la Encarnación respondió humilde y devotamente: He aquí la esclava del Señor; hágase en mi según tu palabra.

3. Y como el bienaventurado San Juan Bautista, tu precursor, y el mayor de los Santos, cuando aún estaba encerrado en el vientre de su madre, dio saltos de alegría en tu presencia con gozo del Espíritu Santo; y después, viéndote Jesús mío, conversar entre los hombres, con devoto y humildísimo afecto decía: El amigo del esposo, que esta en su presencia y le oye, se regocija mucho al oír la voz del esposo: así deseo yo estar inflamado de grandes y santos deseos y presentarme a Ti con todo el afecto de mi corazón. Por eso te ofrezco y dedico los júbilos de todos los corazones devotos, los vivísimos afectos, los embelesos espirituales, las soberanas iluminaciones, las visions celestiales, y todas las virtudes y alabanzas con que te han celebrado y pueden celebrar todas las criaturas en el cielo y en la tierra: recíbelo todo por mí y por todos los encomendados a mis oraciones, para que seas por todos dignamente alabado y glorificado para siempre.

4. Recibe, Señor, Dios mío, mis deseos y ansias de darte infinita alabanza y bendición inmensa, los cuales te son justísimamente debidos, según la multitud de tu ineffable grandeza. Esto te ofrezco ahora, y deseo ofrecerte cada día y cada momento; y convido y ruego con instancia y afecto; a todos los espíritus celestiales, y a todos tus fieles, que te alaben y te den gracias juntamente conmigo.

5. Alábente todos los pueblos, todas las tribus y lenguas, y engrandezcan tu santo y dulcísimo nombre consumo regocijo e inflamada devoción. Merezcan hallar tu gracia y misericordia todos los que con reverencia y devoción celebran tu altísimo Sacramento, y con entera fe lo reciben; y ruegan a Dios humildemente por, mi, pecador. Y cuando hubieren gozado de la devoción y unión deseada, y se partieren de la mesa celestial muy consolados y maravillosamente recreados, tengan por bien acordarse de este pobre.

 

   

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