6. La instrucción masónica
Autor: Cardenal José María Caro Rodríguez (1924) Fuente: Catholic.net
1. 39. Instrucción masónica.
La iniciación no es más que el comienzo del trabajo interno de la
Masonería. Viene en seguida el trabajo que ha de dar la luz y disipar las
tinieblas, el trabajo de la instrucción masónica.
Para ello la Masonería tiene sus
instructores en algunas sectas y para algunos grados. El jefe del Iluminismo,
Weishaupt, dio reglas muy hábiles para que los instructores desempeñaran con
más éxito su trabajo. Encarga, sobre todo, estudiar mucho a los iniciados,
espiarlos mucho.
Pero de ordinario, la instrucción resulta de los símbolos, de las leyendas y
de las conferencias. Comencemos por:
1. 49. Los Símbolos.
Todo es simbólico en la Masonería. La de los tres primeros grados suele
llamarse también Masonería Simbólica, a diferencia de la otra, que es la de los
grados filosóficos. El símbolo, según lo explica Macker, es una imagen sensible
empleada para expresar un sentido oculto, pero analógico.
Pero esta imagen
simbólica es solamente convencional, es decir, que no tiene más que una
relación convencional, acordada libremente entre los que la usan, con la cosa
significada. Por tanto, es imposible que el que no está en el recuerdo se dé
cuenta de su sentido (Preuss, E. F., 39-40.)
No sería posible que diera aquí el sentido simbólico de todo lo que hay en
una logia y de todas las ceremonias que en ella se usan. Sería menester mucho
espacio para ello. Sin embargo, para muestra, voy a presentar a los lectores
algunos símbolos.
La logia representa al mundo. El origen de las palabras, según Ragón, es
la palabra loga, que en la lengua sagrada del Ganges, significa mundo. En los
grados inferiores está pintada de azul, y en ella representados el sol, la luna y los
demás astros.
Las dos columnas Booz y Jakín, representan los dos principios, que según
los gnósticos y maniqueos, han producido el mundo, el bien y el mal, la luz y las
tinieblas, Osiris y Thyphon, Ormuz y Arimán, satanás y Jesucristo, ‘la forma y
la materia, el fuego y el agua, el macho y la hembra.’ La columna blanca es el
emblema del sexo femenino, la negra, emblema del sexo masculino. ‘Leyendo
las letras de atrás para adelante, se tiene el secreto de la naturaleza formulado en
hebreo…’ Esa explicación es de Pike (Benoit, F. M., 224-225.)
El triángulo representa al Gran Arquitecto del Universo, o trinidad
masónica, o sea la naturaleza con sus tres reinos, mineral, vegetal y animal. La
palabra Dios comienza en muchos idiomas con la letra D, letra que en griego es
un triángulo. En el medio está la letra G, que significa generación. ‘Este Dios
trino, dice Ragón, tiene tres misterios que simbolizan también los tres lados del
triángulo: 1° Todo es formado por la generación. 2° La destrucción sigue a la
generación en todas sus obras. 3° La regeneración, bajo otras formas, sigue los
efectos de la destrucción.’
El sol, representado con frecuencia en las decoraciones masónicas, es un
dios querido de los masones, como a los gnósticos y maniqueos, y representa las
fuerzas de la naturaleza, el verdadero dios de la Masonería. En su honor se eleva
en el templo masónico al Oriente, la presidencia y altar de la logia.
La escuadra y el compás significan la equidad, la igualdad, y en un
sentido más profundo, el principio masculino y el femenino de la regeneración,
que está entre esos símbolos representada por una G.
1. 41. La Masonería y la Biblia.
En muchas, si no en todas las logias, está la Biblia, y sin duda, al verla, el
protestante que aún conserva algo de cristianismo, y el católico, que tiene alguna
idea vaga de su religión y de la Biblia, se sentirán alentados ante la sospecha de
que su entrada en la Masonería podría ser contraria a sus creencias. En algunas
partes aún se ve la cruz; lo que aumenta la confianza de los tímidos. ¿Cómo no
ha de ser algo cristiana una institución en la cual se honra la Biblia y la cruz?
Sin embargo, eso sólo manifiesta la ignorancia del verdadero significado de esos
emblemas y de la hipocresía que se usa con los ignorantes.
Ahí está la Biblia,
para ir acostumbrando a los masones a despreciarla; a tenerla, mediante la
tolerancia masónica, al igual de tantos otros libros sagrados, como el Corán, por
ejemplo; para interpretarla al sabor masónico y formar con ella las leyendas que
convienen a la Orden, y para corromperla, traduciéndola como les da la gana.
Preuss dedica al estudio de la Biblia masónica un capítulo de su obra, y voy a
transcribir su conclusión:
‘Ciertamente no hemos negado el uso del Libro (Biblia) en la Masonería
Americana; pero hemos probado que la Biblia cristiana no es el objeto de la
reverencia masónica; que tales objetos, como son la Biblia, la escuadra y el
compás, ‘han de tomarse como un conjunto inseparable’, si hemos de dar a los
pasajes de la Biblia ‘su debida importancia masónica.’
Hemos mostrado, como si
en realidad un hecho tan evidente necesitara demostración, que esa Biblia es una
Biblia masónica, no una Biblia cristiana, porque el libro material es nada cuando
su contenido es mutilado, rechazado o tergiversado. Hemos mostrado que en las
solemnes procesiones masónicas el lugar de la Biblia y del que la lleva
simboliza su inferioridad respecto del libro de las Constituciones Masónicas.
Hemos mostrado que las alabanzas dadas a la Biblia nada significan en los
labios de masones, desde que para la Masonería la Biblia es sólo uno de los
libros de divina revelación, con todos los cuales (el Corán, Vedas, Zendavesta,
&c.,) la Sagrada Escritura está en un exacto nivel. Hemos mostrado cómo los
textos son sacados de su significación cristiana por la supresión del nombre de
Cristo; hemos visto con qué absurdos es rechazada la autenticidad de los libros;
hemos visto la Biblia rebajada en su comparación con la Cábala, un libro que
aún el H.•. Pike admite ser una mezcolanza de absurdos confundidos con lo que
él llama filosofía. Aún es tenida por una forma imperfecta de la misma Cábala.
Si esto es reverencia masónica de la Sagrada Escritura ¿cuál será el desprecio?’
(Preuss, A. F., 248)8[8]
Con que ya saben los señores masones, especialmente los protestantes de
buena fe, lo que significa la presencia de la Biblia en la logia.
1. 42. La Masonería y la Cruz.
La presencia de la Cruz ¿tendrá acaso mejor suerte? No, por cierto. Al
símbolo cristiano del sacrificio y del dolor, se le ha dado el sentido del placer
carnal, sobre todo cuando se junta con la rosa, símbolo de la caridad, que en
sentido masónico significa la condescendencia sensual (Benoit, F. M. I, 27.)
La inscripción de la cruz INRI, tiene también un sentido sensual,
encerrado en el dicho latino Igne Natura Renovatur Integra. Por el fuego la
naturaleza se renueva íntegra. Ese fuego es el sol, es la concupiscencia en
último término (Preuss, A. F., 49 y sigs.; Benoit, F. M. 271.)
Naturalmente, estos símbolos y todos los demás se van interpretando de
diversas maneras, según los grados, porque la enseñanza masónica se va
graduando para no espantar al iniciado, manifestándole de golpe las inmundas
profundidades de los misterios y del culto pagano de la carne.
1. 43. La Masonería y el Sol.
Al culto del sol, y detrás de él al de la naturaleza, &c., se refiere el
celebrar las fiestas de la Masonería en los solsticios de verano y de invierno, por
la fiesta de San Juan Bautista y de San Juan Evangelista. No es la devoción a
estos santos, sino el culto del sol el que ha hecho elegir esas épocas para las
solemnidades masónicas.
1. 44. Las leyendas y alegorías.
El ritual masónico está lleno de leyendas, sobre todo en los grados
superiores, comenzando por el de maestro, en que está la leyenda e la muerte de
Hiram. En esas leyendas van envueltas las alegorías de que se vale la Masonería
para comunicar su haz a sus adeptos y ocultarla a los profanos, así como el
símbolo sirve para ocultarla a los mismos adeptos. La diferencia entre la
alegoría y el símbolo, según los doctores masones, consiste en que el símbolo
tiene un significado puramente convencional, de modo que es imposible que el
que no está en el secreto lo descubra; la alegoría, en cambio, ‘es un discurso o
narración en la cual hay un sentido literal y otro figurado, un sentido patente y
otro conexo, siendo la intención del que usa el sentido patente la de indicar por
analogía o comparación, el figurado u oculto.’
La interpretación de la alegoría es
fácil, y por eso alguien ha dicho que ‘la alegoría habita un palacio diáfano.’ Casi
todas las leyendas de la Masonería son alegóricas. Únicamente por razón de sus
alegorías o símbolos legendarios, tienen importancia, cualquiera que sea, por
otra parte, su verdad histórica. Daré un resumen de la leyenda de Hiram o
Adonhiram: Éste era un maestro que dirigía los trabajos del templo de Salomón,
hombre muy sabio. Los albañiles estaban divididos en tres clases: aprendices,
compañeros y maestros, y para reconocerse entre sí, cada gremio tenía una
palabra. Hiram fue asesinado por tres compañeros que quisieron sacársela del
maestro y con él se perdió la palabra.
Los masones se reúnen tristes, no sólo
para llorar la muerte de Hiram, sino también para buscar la palabra perdida.
Esta leyenda se amplía en los grados superiores sin que la palabra perdida venga
a encontrarse sino en los últimos grados. ¿A quién representa Hiram, el
asesinado y quiénes son los asesinos? Hiram representa, según los grados, a
Jacobo Molay, el Gran Maestre Templario; para otros es Manes, fundador del
maniqueísmo; para otros es Jesucristo; para otros es Jehovah, Dios de los judíos,
en oposición con Dios uno y trino de los cristianos; para otros es el ‘pueblo
soberano’, cuya soberanía ha sido destruida por los sacerdotes, por los reyes y
por los soldados; para otros es el sol, que sufre una especie de muerte aparente
en el invierno.
Según otras interpretaciones más profundas, es la humanidad,
mortal en los individuos, inmortal en la especie. La representación de la
humanidad en el santuario de la generación. Según otros, Hiram representa al
estado de naturaleza, despojado, por el estado de sociedad, de la libertad,
igualdad y fraternidad originales. Según otros, es el mismo Satán, el dios bueno
de los masones, destronado de su imperio, por Adonai o el Dios de los
cristianos, uno y trino en las personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
1. 45. ¿Contra quiénes se dirige la venganza masónica?
Según quién se entienda por Hiram, así es también quien se entiende por
los tres asesinos. En general, se puede decir que son los sacerdotes y los reyes, la
sociedad, el cristianismo. Ya se comprende, entonces, contra quiénes se ha de
ejecutar la venganza para la cual se preparan y disciplinan y de la cual se habla
constantemente en las logias. Las explicaciones dadas son de los doctores
masones, como puede verse en las obras citadas, especialmente en Benoit, en
Preuss, en Serra y Caussa, en Espasa, &c.
1. 46. Las Conferencias.
‘¿Qué he hecho en la Masonería? Es una pregunta dice Copin-Albancelli,
que debe hacerme el lector. Es, en efecto, la que se oye siempre. ¿Qué se hace en
las reuniones masónicas?
La respuesta es tan sencilla, que asombra siempre a los que la oyen por
primera vez. En las reuniones masónicas se comienza por escuchar
predicaciones, y más tarde, uno mismo las hace. Las logias son lugares donde a
uno se le predica y donde uno predica, y nada más.
‘Si esta respuesta ha podido sorprender al lector al principio de nuestro
estudio, no debe pasar lo mismo ahora; puesto que se trata de que el poder
oculto arroje sugestiones en el espíritu de los masones, no tiene a su disposición
sino un medio: la predicación.
¿Sobre qué versan las predicaciones? Sobre dos temas principales, que
vuelven sin cesar, a propósito de todo y a propósito de nada.
‘Primer tema: La Francmasonería es una institución sublime, santa y
sagrada. En la eterna iniciadora de todo lo que se hace de bien, de bueno y de
grande en la humanidad.
Segundo tema: Esta asociación tan alta, tan respetable, tan venerable,
tiene un enemigo. Este enemigo es el Catolicismo. De donde se saca esta
conclusión: Puesto que el Catolicismo es el enemigo de la Masonería, es el
enemigo de todas las grandes causas a las cuales ésta declara consagrarse. En
consecuencia, si se aman verdaderamente estas grandes causas, es menester
combatir el Catolicismo.’
Tales son las dos ideas matrices que sirven de quicio a la enseñanza
masónica. Tales son las dos sugestiones que el Poder Oculto quiere a toda costa
introducir en el espíritu de sus adeptos; las que intenta imponerles a la buena o a
la mala; hasta el punto de que en definitiva se arroja fuera de la Masonería a los
que rehúsan aceptarlas. Eso ante todo, porque debe servir de base a todo lo
demás.
‘Alrededor de eso hay estudios en común, bajo forma de conferencia y
discusiones, a las cuales son incitados los adeptos, y que versan sobre todas las
cuestiones políticas y sociales, &c.’
A inculcar estas dos grandes ideas van encaminados el ritual, los
símbolos, el catecismo y las leyendas, especialmente aquélla en que se dice que
la Masonería tiene por padre a Hiram, o la otra, más atrevida aún, la de que fue
fundada por Caín, nacido, según las leyendas masónicas, de Satanás o Eblis, el
ángel de luz, y de Eva, seducida por él. ‘Los masones creen todo eso, y creen
también todo lo que se les dice sobre el influjo de la Masonería en el desarrollo
humano.’ ¿Por qué? Pregunta el autor citado; no lo sabíamos ni lo
preguntábamos. La Viuda nos tenía bajo su fluido; literalmente nos había
hipnotizado.’
El esfuerzo gastado para hacer entrar en los masones la primera sugestión
no tiene otro fin que el de hacer más fácil la segunda. Ved lo que sigue diciendo
el mismo autor: ‘Su éxito ha sido completo. Ha sugestionado tan bien a los
masones (el Poder Oculto,) por medio de esta sublime y santa Masonería,
siempre ocupada (ella es quien lo dice,) en el bien de la humanidad; los ha
cegado tan completamente; los ha alucinado, hipnotizado, fanatizado; les ha
inyectado tan profundamente el virus anticatólico, que la inmensa mayoría de
ellos ha llegado a ser presa de una rabia que no les deja reposo.
Lo que hace el
alcohol con el cerebro del ebrio, lo hace en los suyos, la sugestión anticatólica.
Ya no razonan, sinrazonan. No piensan: mastican y vuelven a masticar la
sugestión, como los rumiantes el heno que se les ha dado que comer. Reaccionan
de un modo automático bajo las excitaciones repetidas del Poder Oculto.
Habladles de la Masonería: decidles que esta asociación es la madre de la
civilización, del progreso, de la luz; saltarán de gozo.
No creáis que sepan lo que
es la civilización, el progreso, la luz, mucho más de lo que saben qué es la
Masonería de la que forman parte. El Poder Oculto se ha cuidado muy bien de
no enseñarle eso. Se ha limitado a insinuarles hábilmente que la civilización es
el progreso, que el progreso es la luz, que la luz es la Masonería. No han
preguntado más tampoco y cada vez que les es dado oír las mismas afirmaciones
y cada vez que les dado oír las mismas afirmaciones, aplauden con el más
delirante entusiasmo.
‘Pronunciad, por el contrario, delante de ellos las palabras, nada más que
las palabras, catolicismo, clericalismo, oscurantismo. Eso bastará para hacerles
echar espuma. Serán sacudidos como por un golpe eléctrico el sólo ruido que
harán esas palabras al pasar por vuestros labios. Se levantará en ellos un furor de
destrucción. No es porque sepan tampoco qué es el catolicismo, el clericalismo,
el oscurantismo. De ninguna manera: su santa y sublime madre, al Masonería,
les ha mentido sobre eso; pero ellos creen con fe profunda lo que se les dice
porque están persuadidos a priori de su sublimidad’ (Copin, C.J., cap. V.) ¡Y sin
embargo cuando los hermanos os inviten a entrar en la Masonería, os dirán que
en ella no se trata ni de religión ni de política y que podéis ser masones y
católicos a la vez; y os lo dirán con toda seriedad!
1. 47. La autoridad docente en la Masonería.- La fe que exige.
‘Ella es quien lo dice.’ La Masonería afirma solamente las cosas a sus
adeptos, no se las prueba: El magister dixit de Pitágoras es su modelo. Confiesa,
por medio de sus doctores, que ningún hombre o corporación es infalible;
confiesa que no tiene documentos ni narraciones auténticas, habladas o escritas
en que apoyarse acerca de sus afirmaciones sobre el origen antiquísimo de la
secta ni para remontarse a los primeros orígenes de hombre y, sin embargo,
forma un castillo de enseñanzas filosóficas, sin más base que las de haber sido
enseñadas por aquellas sectas o sabios antiguos.
No prueba sus afirmaciones y,
sin embargo, pretende dar a luz a los entendimientos de sus adeptos, enseñarles
la verdad, la divina verdad, la verdad de Dios y del alma, la naturaleza y esencia
de ambas, lo que constituye el principal fin de la enseñanza masónica.’ Y de esa
enseñanza, el último tribunal aparente, es la Gran logia. Y ante esa autoridad
que se declara falible, que manifiesta afirmar sus doctrinas porque sí no más, y
que es esencialmente mentirosa, como el lector ya lo supondrá y lo verá, van el
católico y el protestante que se inician a hacer la abjuración de su fe cristiana,
abjuración hipócritamente envuelta en los velos del simbolismo y del ceremonial
masónico.
1. 48. La sociedad esencialmente mentirosa.
Sinceridad personal de muchos masones. He dicho ya y lo repito ahora,
que reconozco que hay muchos masones que son personas serias, incapaces de
asentir al espíritu de la masonería y de prestarse a sus manejos, y que están en
ella, contribuyendo a su obra con su dinero y con su prestigio, únicamente
porque ignoran todo o casi todo lo que hay en la Masonería, sus fines, sus
doctrinas, sus medios y sus hechos. Apenas conocen de ella un ligero esbozo,
trazado ante sus ojos expresamente con el fin de mantenerlos engañados.
Podría
aún nombrar a algunos que yo conozco y de quienes estoy seguro de que el día
en que se dieran cuenta de lo que ignoran, en parte siquiera, se retirarían
horrorizados de la institución que los ha estado engañando, explotando su
prestigio y su cooperación. De otros, sin duda se puede decir que andan en la
penumbra; que algo sospechan o saben ya y que ignoran también mucho y
padecen la lucha que debe haber entre su conciencia honrada y los compromisos
contraídos, ya en virtud de un engaño o de una serie de engaños anteriores.
Hecha esta advertencia, paso a probar la mendicidad constitucional de la
Masonería.
49.- ¿La Masonería no se ocupa de Religión?
Eso es lo que dicen los masones; eso es lo que sabe todo el mundo, aún las
señoras y las señoritas: que la Masonería es sólo una sociedad de beneficencia o
filantropía y de socorros mutuos; y eso es lo que declaran las Constituciones
masónicas: ‘La Masonería no se ocupa ni de las diversas religiones existentes en
el mundo, ni de las constituciones civiles de los Estados: a la altura que se
coloca, debe respetar y respeta, tanto la fe religiosa como las simpatías políticas
de sus miembros.
En consecuencia, en sus reuniones, toda discusión que tienda a
este objeto, queda expresa y formalmente prohibida.’ Así se lee en la
‘Constitución de la Orden Masónica en Chile’, artículo 2°, 1862. En la de 1912
se lee: ‘La Masonería respeta tanto la fe religiosa como las simpatías políticas de
sus miembros’ (Tit. 1°, art. 2°.)
‘No se preocupa de las diversas religiones;’debe respetar y respeta… la fe
religiosa… de sus miembros.’ Eso dice la Constitución: la verdad es
precisamente lo contrario; la Masonería se ocupa de la religión cristiana,
especialmente la católica, para combatirla y, en consecuencia, es una burda
falsedad que respete la religión de todos sus miembros. Y eso se hace de una
manera sistemática. He aquí algunas declaraciones que pondrán en evidencia la
veracidad de la Masonería sobre este punto: ‘La Francmasonería es la contra-
Iglesia, el contra-Catolicismo, la Iglesia de la Herejía.’ (Art. Programa de la
Revista Masónica ‘L’Acacia’, en 1902) ‘El Catolicismo… nosotros los masones
debemos perseguir su demolición definitiva’ (Boletín del Gran Oriente de
Francia, septiembre de 1885.)
Un memorándum del Supremo Consejo
confirmaba estas declaraciones con la siguiente: ‘La lucha empeñada entre el
Catolicismo y las Mas.•. es guerra a muerte, sin tregua y sin cuartel.’ En 1902, el
H.•. Delpech, en su discurso pronunciado en el banquete oficial, decía entre otras
cosas los siguiente: ‘El triunfo de galileo ha durado veinte siglos. Muere a su
vez… La Iglesia Romana, fundada sobre el mito Galileo, ha comenzado a decaer
rápidamente el día en que se ha constituido la asociación masónica. Desde el
punto de vista político, los masones han variado con frecuencia. Pero en todo
tiempo, la Francmasonería ha estado firme en este principio; guerra a todas las
supersticiones; guerra a todos los fanatismos’ (Copin, P. O. 89-90.)
Hace como dos años, en uno de los banquetes solemnes, del solsticio de
verano, se pronunciaron en Iquique discursos tan blasfemos contra Nuestro
Señor Jesucristo y la Santísima Virgen, que los masones ingleses, que habían
sido invitados por las logias chilenas, protestaron y se retiraron. Y la primera vez
que vino la Belén de Sárraga a esta ciudad, en el banquete que le ofreció la
Masonería, reconociéndola como hermana, se declaró; que la Masonería había
tenido la honra de traerla a Iquique. Todos en Chile saben que no hacía otra cosa
que combatir la religión católica con una trama de mentiras, leyendas
masónicas, de las mismas que se leen en ciertos grados, y blasfemias.
¿Quién no ha oído muchas veces a los masones que en la Masonería se
exige la fe en Dios? ¿Quién no ha oído la frase: ‘A la gloria del Gran Arquitecto
del Universo’, que se ha dado como una prueba de la religiosidad de la
Masonería? Pues bien, el 14 de septiembre de 1877 quedó abolida la frase en el
Gran Oriente de Francia9[9], que es el que domina no sólo en la Masonería latina,
sino también en la de Estados Unidos. ‘Antes de esta fecha se banqueteaba a su
gloria (del Gran Arquitecto;) en su honor se inauguraban las logias. ¡No se
pronunciaba una palabra; no se expresaba un voto; no se escribía una carta; no
se daba una comisión, sino sobre un papel que llevara a la cabeza la piadosa
frase! Ese día, del 14 de septiembre, es decir, en una época en que se sintió
suficientemente libre para manifestar sus verdaderos sentimientos, el Gran
Oriente ha renegado sin pudor de su Gran Arquitecto!
Aun ha ido más lejos: se
ha declarado su enemigo; a tal punto que, a despecho de las profesiones de fe
liberales que se contienen en los estatutos de esta federación, llegó a ser una
mala nota para un profano que pide la iniciación el declarar que no estaba
absolutamente convencido de que el Gran Arquitecto haya sido jamás otra cosa
que un mito. ¡Después del deísmo en solfa, el materialismo fanático e
intransigente! ¡Qué extraordinaria asociación filosófica!10[10] (Copin. P.O. 96-97,)
Proudhom, uno de los masones más nombrados del siglo pasado, decía:
‘Nuestro principio propio es la negación de todo dogma; nuestro punto de
partida, la nada. Negar, siempre negar, es nuestro método. Él nos ha conducido a
poner como principio: en religión, el ateísmo; en política, la anarquía; en
economía política, al no-propiedad’ (Benoit, F. M. I, 17.)
1. 50. La ignorancia mundana aplastada por el masón.
En la iniciación del grado 28 del Rito Escocés Antiguo Aceptado, grado
llamado del Príncipe Adepto, entre otras cosas que el Presidente, llamado Adán,
dice al iniciado, se encuentran las siguientes declaraciones: ‘Muchos profanos
tienen la felicidad de entrar en nuestros santuarios; pero bien pocos son bastante
felices para llegar a conocer la sublime verdad (el secreto que se les promete
revelarles.)
Si preguntáis cuáles son las cualidades que un masón debe tener para
llegar al centro del verdadero bien, es menester haber aplastado la serpiente de la
ignorancia mundana; es menester haber sacudido el yugo de los prejuicios de la
infancia, concernientes a la religión dominante del país en que uno ha nacido…
He ahí el monstruo bajo la figura de serpiente que tenéis que exterminar. Es la
pintura fiel de lo que el imbécil vulgar adora bajo el nombre de religión’ (Benoit,
F. M. I, 284.)
El grado Gran Escocés de San Andrés, del mismo rito, se resume en estas
palabras: ‘Guerra a la cruz de Jesucristo; culto de Lucifer, del fuego y de la
carne.’
En algunas logias del grado 30, Caballero Kadosh, del rito escocés, que,
según Ragón, es el non plus ultra en la alta masonería filosófica, se hace
pisotear un crucifijo al iniciado, diciéndole: ‘Pisotea esa imagen de la
superstición; quiébrala’ Si no lo hace, se le aplaude y se le recibe sin revelarle
los secretos. Si lo quiebra, se re recibe y se le hace ejecutar la venganza, sobre
tres cadáveres, si es posible, o sobre tres simulacros, que representan, la
superstición, al rey y al papa (Benoit, F. M., 292-293.)
1. 51. El Carbonarismo y Nuestro Señor Jesucristo.
El carbonarismo, en sus siete primeros grados, habla mucho de
cristianismo; pero ya en los tres últimos se declara la guerra a toda religión y
sociedad. En el grado de maestro se acusa a nuestro Señor Jesucristo por haber
atentado a la igualdad original de los hombres, diciéndose Hijo de Dios. En el 7°
grado, el iniciado jura guerra a toda religión y gobierno positivo (Benoit, F. M.
I., 312-326.)
En otros ritos, como el de Mizraim, se rinde culto, en los últimos grados a
la naturaleza, al sol; se practica el espiritismo y se recomienda la preferencia de
los malos espíritus sobre los buenos (Benoit, F. M. I, 326-330.)
52.- La Masonería se ocupa de Religión.
Creo que lo dicho basta y sobra para que se vea la sinceridad de la
Masonería cuando proclama en sus estatutos, que no se ocupa de religión y que
respeta todas las religiones. ‘Hubo un momento, no de regla, sino de
formalismo, decía el H.•. Gonnaud, en un banquete de clausura del Convento, de
1886, en que había que declarar que la Masonería no se ocupaba ni de religión ni
de política. ¿Era Hipocresía? No lo diré yo. Era que estábamos obligados bajo la
presión de las leyes y de la policía a disimular lo que todos nosotros teníamos
misión de hacer, o más bien, de hacer únicamente.
1. 53. La Masonería, el clericalismo y el catolicismo.
Para combatir mejor al catolicismo, la Masonería inventó la distribución
entre clericalismo y catolicismo, haciendo alarde de respetar al catolicismo y de
combatir únicamente el clericalismo, es decir, la intervención del clero en la
política.
‘Nosotros queremos, decía el H.•. Chassaing, en el banquete de clausura
de la Asamblea General del Gran Oriente de Francia, en 1886, nosotros
queremos la fusión de todas las potencias masónicas en una federación general
que, mejor que nuestros esfuerzos actualmente diseminados, podrá combatir y
podrá vencer ‘al Clericalismo y a la reacción.’ Esta distinción, dice Copin-
Albancelli, fue inventada, precisamente en el tiempo en que había en la Cámara
trescientos masones y sólo un sacerdote; pero la sotana se veía y los mandiles no
se veían.
Es digna de tenerse en cuenta la declaración hecha a este respecto por
el H.•. Courdavaux, profesor de letras de Douai, que en 1888 y 1889 daba cierta
conferencia en las logias de provincia y en las de París. En esa conferencia se
leía: ‘la distinción entre el catolicismo y el clericalismo es puramente oficial,
sutil, para las necesidades de la tribuna. Pero aquí en logia, digámoslo en voz
alta, en favor de la verdad: El catolicismo y el clericalismo no son sino una
misma cosa’ (Copin, C. J., 145-147-157.)
1. 54. La Masonería chilena es anticatólica.
¿Se dirá que la Masonería chilena tiene distinto espíritu que la de otros
países? Pero si está en la conciencia de todos los que observan lo que pasa en las
distintas esferas de acción social, que la Masonería, tiene, entre nosotros, un fin
opuesto a la religión católica, de tal manera que cuando se quiere indicar que
una persona es hostil a la religión, la frase más breve y segura para decirlo es
ésta: ‘Es masón.’
Por lo que respecta a Iquique, bastará recordar el asalto a la procesión con
que los católicos celebrábamos el aniversario de Constantino, el año de 1913.
Los dirigentes del ataque eran masones reconocidos. Ese ataque fue el epílogo
de las conferencias de la masona Belén de Sárraga, traída ex-profeso a Iquique
en esa fecha para perturbar las fiestas católicas..
Cuando se trató de contestar a
mi refutación de la primera conferencia, se puso de vuelta y media la Biblia, esa
Biblia que estaba sobre la mesa de la presidencia de la logia y sobre la cual
juraban los iniciados, y se publicó un folleto lleno de blasfemias, después de
haber sido aprobado en tenida de una de las logias. Y si no hay esa hostilidad
para con el catolicismo, ¿por qué apenas se inicia uno que es católico y
observante, al menos de la asistencia a misa, luego deja de serlo y se aleja de la
Iglesia, como he tenido ocasión de conocer a varios que me han contado su
ingreso en las logias, con sentimiento de haberlo hecho?
1. 55. Obras son amores y no buenas razones.
No hay argumento en contra de los hechos, dice un antiguo adagio
filosófico. Veamos, pues, a qué nos hemos de atener, si a lo que la Masonería
dice en sus estatutos y repite a los profanos, o a lo que dice a los iniciados que
son capaces de comprenderla, acerca de su neutralidad religiosa y su respeto a
todas las religiones. Comencemos por la prensa.
1. 56. Las publicaciones masónicas.
‘De lo que abunda en el corazón habla la boca’, decía el Divino Maestro,
y ciertamente, en las publicaciones masónicas no es el respeto a las religiones,
especialmente a la católica, lo que abunda, sino una continua descarga en todos
los tonos y formas, contra ella. Testimonio de ello ‘La verdad’, revista que
circula entre los hermanos, y que se procura hacer que también lean aquellos que
se cree están ya preparados para aceptar sus ataques a la religión.
En ella se echa
mano de cuanto recurso hay para atacar a la Iglesia, y combatir su doctrina. A
ese fin se acomodan los hechos. Si hay algún pasaje de la Biblia que ofrezca
dificultad, se tomará, por cierto, el lado más difícil, como si fuera la enseñanza
católica, y se olvidará o ignorará la explicación más obvia, más conforme al
texto, al sentido general de la Escritura, &c., para crear el antagonismo
irreconciliable entre la fe y la razón, o la historia.
En Santiago, se publica también bajo los auspicios de la Masonería, un
Almanaque, ‘El Almanaque Popular’, y una revista popular, ‘La Tribuna’, que
siguen la misma norma.
En Iquique, hemos conocido hojas escritas y distribuidas con gran celo
por Hermanos reconocidos como tales, en que se han divulgado las calumnias y
las injurias más viles y groseras contra el clero o contra los dogmas de la
religión, hemos visto folletos escritos con el mismo fin, fuera de las injurias y
calumnias, atroces a veces, que han publicado diarios inspirados por hermanos
masones, sin que jamás se viera un sincero desmentido.
En Estados Unidos, donde se cree ordinariamente, que aún los masones
son muy respetuosos de la religión, se publican más de cuarenta periódicos que
escriben al unísono con ‘The New Age’, de Washington, en el cual se envilece a
la Iglesia en cada número y se pide su destrucción, con tanta insistencia, como
se hacía en Francia y en Portugal. Al Papa se le llama ‘el enemigo y la maldición
de la humanidad;’ se proclama que el propósito de la Masonería es ‘librar al
mundo de la tiranía de Roma sobre la conciencia y sobre el libre
pensamiento.’Contra este siniestro ogro, se dice, está alineada la Masonería, el
único poder del mundo que es el eterno enemigo de este paganismo
modernizado.’
Es el lenguaje que se usa en la nación que se ha creído más
tolerante de toda religión. Por ahí se puede sacar el lenguaje universal de la
Masonería, sobre todo cuando ya no necesita de mucho disimulo (Kenny, A. M.
and C. E..)
8[8] ‘La Biblia como símbolo masónico ha de interpretarse como el libro de la Naturaleza o el
Código de la Razón y de la Conciencia humana’ (Cath. Enciclop..)
9[9] El tenor del 1er. Art. de las Constituciones del Gran Oriente de Francia quedó así: La F.•.
Mas.•., institución esencialmente filantrópica y progresiva, tiene por objeto la investigación
de la verdad y el estudio de la moral universal, de las ciencias y artes y la práctica de la
Beneficencia. Tiene por principios propios la libertad de conciencia y la solidaridad humana:
A nadie excluye por razón de su creencia, su divisa, es Libertad, Igualdad, Fraternidad.