26» Echan a Filomena al río Tíber
“Arrastrada por la corriente y creyendo morir, abracé mi ancla como Jesús abrazó su Cruz.
Pero Jesús; mostrando su omnipotencia, para la confusión del tirano y de los idólatras, mandó de nuevo a sus ángeles, para que rompieran la cuerda amarrada a mi cuello”.

“El ancla cayó en las profundidades del Tíber, donde aún permanece cubierta de lodo.
Sostenida por las alas de un ángel, fui llevada a la orilla, sin que una gota de agua me hubiera mojado.
Cuando la gente me vió así, en seguridad y perfectamente seca, esparcieron la noticia y muchos se convirtieron en la Fe”.