6» Capítulo IV
Las Ofensas a Nuestro Redentor
Autor: Catalina Rivas | Fuente: www.LoveAndMercy.org
1) Transcurrieron varios días desde aquella
comunicación y un amanecer me despertó el
Señor como entre las 5 y 6 de la madrugada. Me pidió que me pusiera en oración por aquellas personas que
habían profanado los Sagrarios, cometiendo actos
sacrílegos y robando Su Preciosa Presencia en las
Hostias Consagradas.
2) Me puse a llorar de sólo pensarlo y luego me llené de terror. Comenzaron a pasar ante mis ojos escenas
de gente que destrozaba los Sagrarios, que los
violentaba y sacaba las Hostias Consagradas, con sus
manos sucias, arrojándolas a alguna bolsa o caja,
destrozándolas y pisoteándolas…
3) Personas humanas pero de las que se desprendía un
olor nauseabundo, sus cuerpos y sus manos estaban
llenos de pelos, como lanas oscuras, y caminaban
torvos, como cuando un animal cuadrúpedo se pone
en dos patas, medio chuecos…
4) No soy capaz de describir lo mal que me sentí en ese
momento, pero fue horrible, física y espiritualmente;
creí que iba a morir de dolor. La impotencia e
inutilidad para pedir perdón al Señor, para reparar de
algún modo aquellos horribles pecados, me agobiaba
y verdaderamente sentía que el corazón se me iba a
salir del pecho, el pulso latía en toda mi cabeza, me
ahogaba, me faltaba oxígeno.
5) Salté de la cama, me puse de rodillas pidiendo
perdón a Dios por tan terribles crímenes, y comprendí que eso solamente puede ser obra de satanás, a través
de sus seguidores, la gente ignorante y tonta que se
deja envolver por los grupos satánicos. ¡Sólo el diablo
puede inspirar el ocuparse de tan vil sacrilegio!
6) Lo único que se me ocurría en oración era pedirle al
Señor: "Por favor, Jesús, retira Tu adorable presencia de
esas Hostias, por favor, Señor, no permitas que Te lastimen
nuevamente, Te lo suplico con todo el amor de mi
corazón…
7) Sé bien que es poco, pero es todo lo que puedo ofrecerte,
este pobre amor que quiere reparar todo lo que estos salvajes
están haciendo. Tómame, ponme a mí en ese lugar para que
hagan conmigo todo lo que piensan hacer con Tu Cuerpo
Sacrosanto, Tú lo puedes todo, por favor, Señor, sal de ahí,
elévate hacia Tu Trono Glorioso, no permanezcas en esas
Hostias…"
8) En un momento sentí que mi sollozo no era sólo,
alguien más lloraba conmigo y luego no era sólo el
sollozo profundo de un hombre, sino también el de
varias personas, que poco a poco se volvían
muchísimas más. Supe que era el mismo Jesús Quien
sollozaba por el dolor al ver el pecado de Sus hijos, y
junto a Él, la Virgen Santísima y todos los Santos…
Corrí a ponerme algo encima y me fui a la capillita del
Santísimo, para acompañar a mi amado.
9) Estaba allí, en la Hostia Consagrada, podía ver Su
Rostro, como impreso en la Forma. Como la cabeza
del Divino Rostro, doliente, con la Corona de Espinas,
claramente dibujada sobre Su adorable cabeza. Pensé en Judas, en el dolor de Jesús y del Padre cuando Su
Hijo iba a ser entregado, y en ese momento me llegó la voz de Jesús:
10) "Nunca olvides, hija Mía que la caridad, el Amor
del Ágape, se afirma con obras. La caridad del Padre
se plasma en un don: "Dios ha amado tanto al mundo
que le ha dado su Hijo Único" (3,16). Y Yo, el Hijo, a Mi
vez, para manifestar Mi Amor, entrego Mi Vida.
11) No olvides este momento ni esta enseñanza: Al
venir al mundo, pasé de la forma de Dios a la forma
de Hombre y luego de esclavo, al lavar los pies de
Mis Apóstoles.
12) Sepan que el Verbo encarnado jamás se apartó en
lo sucesivo de esta actitud servicial. Les dije: "Estoy
entre vosotros como el que sirve" y Mi programa de
humilde abandono fue realizarlo hasta derramar
sangre.
13) También hoy Estoy entre ustedes como el que
sirve, pero aún en forma más grandiosa, porque les
entrego Mi Cuerpo, Mi Sangre, Mi Alma y
Divinidad, para alimentarlos, para fortalecerlos,
para sanarlos.
14) Luché tanto contra el espíritu judaico de Mi
propio tiempo, contra los Ministros del Templo
israelita, y acabé como ustedes saben. Y aun hoy,
hay muchos que deberían avergonzarse, sabiendo
que Mis enemigos más crueles compran o roban las
Hostias consagradas para hacer con ellas cosas
infernales.
15) De este modo, Mis enemigos creen en Mi
Presencia Eucarística, en tanto que Mis amigos de
siempre niegan con las palabras y los hechos, la
permanencia, esta Presencia Mía en la Hostia
debidamente Transubstanciada… ¡Oh, crueldad
inmensa! Díganme, ¿qué les He hecho...?, díganme, ¿por qué se alinean con Mi enemigo?
16) Ustedes, los que rebeldes aún pertenecen a Mi
Iglesia, ¿por qué no devuelven a Mis Altares la
dignidad que le han robado?
17) Los insto a que tengan menos disquisiciones y
más fidelidad, más oración y menos palabrería, más
docilidad y menos espíritu crítico, más disciplina y
menos evasiones.
18) Hija, pide también por aquellos malos hijos que
vienen a pedirme cosas que son inconvenientes para
otra persona, para las obras de Dios y para su propia
alma. Egoístamente piensan en sí mismas, en sus
posesiones o en su comodidad, y algunas veces
ignoran el bien que esa persona está trayendo a su
vida…
19) Sí, pide por ellos, porque a la hora que menos
piensen, la justicia Divina se volcará contra ellos,
actuando sobre sus propios seres queridos. Lo que
desearon para otro es lo que sembraron, y
cosecharán las consecuencias…"
20) De rodillas frente a Él, dejé que fluyeran finalmente
torrentes de lágrimas de mis ojos, No me contuve
como en otras oportunidades.
21) Era como una necesidad profunda de lavar mi
dolor, mi culpa… Sí, me sentía culpable por ser parte
de la Iglesia y callar todo esto. Por no salir
valientemente a las calles, a los colegios, a todas
partes, a decirle al mundo que Jesús está allá, en esa
Hostia Consagrada, esperando por todos nosotros.
22) Sentí angustia por la culpa, por dejar que los
prejuicios y la "prudencia" de no incomodar a
algunos personajes con mis testimonios, me cerrara la
boca en tantas oportunidades.
23) Sentí la culpa del laico, porque si el mundo fuera
realmente educado, si enseñásemos lo que significa la
Presencia de Jesús Vivo y en Gloria en cada Hostia
Consagrada, una gran parte de los laicos estaríamos
haciendo guardia en los Templos y las Capillas, para
evitar que los malditos demonios profanen el
Sacramento más grande del Amor.
24) Le pedí con todas mis fuerzas a Jesús que
permitiera que el testimonio del librito de La Santa
Misa corriera con Su Gracia por todo el mundo, para
educar a los laicos, para tocar a todas las personas que Él quisiera, que me hiciera verdaderamente una
Misionera de Su Corazón Eucarístico, a través de ese
pequeño testimonio.
25) Que Su Poder llevara el pequeño libro a todos los
países donde yo no podía llegar y a todas las personas
que Él quisiera tocar con Su Gracia A los pocos meses
ese testimonio había dado la vuelta al mundo y hoy,
para mayor Gloria del que Todo lo puede, está traducido a más de idiomas, sin que hayamos movido
un dedo.
26) Cuando entré en mi dormitorio, más tarde,
recostada sobre la cama me quedé contemplando la
imagen que tengo en la pared del frente, que
representa a Jesús como el Buen Pastor, mirando
sonriente a su ovejita negra entre los brazos. Entonces
llegó la voz de Jesús, muy dulcemente:
27) "Tú sabes que las ovejas están marcadas para que
no se introduzcan cambios en los distintos rebaños.
También ustedes, como ovejitas, están marcadas por
Mi Padre, que quiere ofrecerlos a Mí.
28) Si pudieran contemplar qué Divina señal Ha
impreso Mi Padre en sus frentes, no dudarían en
entrar definitivamente a través de Mi puerta.
29) Son Mis ovejitas, porque además de morir por
ustedes, Estoy siempre demostrándoles que los
cuido, los purifico, los alimento y los protejo. Yo
interrumpo las acciones perturbadoras que va
diseminando en ustedes Mi enemigo, el que Me
odia a Mí y a ustedes. Ojo, que ese lobo está siempre
intentando reiterar sus obras de destrucción, y Soy
Yo Quien lo interrumpe.
30) Por todo esto les pido que Me sigan dócilmente,
sin desistir. Que vengan a Mí para conocer la
dulzura de este su Pastor que se Ha hecho
desangrar, a fin de evitarles la muerte…"
31) Entones recordé la charla que había dado en
aquella conferencia mariana, y el Señor me dijo: "Un
día vas a tener que transcribirla, para poder
insertarla en un libro".
32) Hoy he terminado de transcribirla, y por
obediencia a Jesús y a un sacerdote que durante los
tres últimos años ha venido ayudándome a través de
sus cartas, y a quien verdaderamente aprecio mucho,
la he insertado al inicio de este libro, a manera de
introducción, siempre buscando la mayor gloria de
Dios y el bien de otras ovejitas.