Wednesday March 12,2025
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Testimonio de Catalina
  



Prólogo

Introducción
Jesús el buen Pastor

Capitulo I
El Trono de Dios

Capitulo II
Por Quiénes Pedir

Capitulo III
La Comunión de los Santos

Capítulo IV
Las Ofensas a nuestro Redentor

Capítulo V
Los Misterios del Reino

Capítulo VI
Dios Quiere Habitarnos

Capítulo VII
"Vengan a mi los Agobiados..."

10»Capítulo VIII
Las Pruebas de su Presencia

11»Capítulo IX
Conocerse para Cambiar

12»Capítulo X
La Misericordia del Señor

13»Capítulo XI
Un Bálsamo y Doce Promesas

14»Capítulo XII
Juan Pablo II - Cerca del Trono

15» Oraciones
del Siervo de Dios:
S.S. Juan Pablo II

 


 

 

6» Capítulo IV
Las Ofensas a Nuestro Redentor

Autor: Catalina Rivas | Fuente: www.LoveAndMercy.org  

1) Transcurrieron varios días desde aquella comunicación y un amanecer me despertó el Señor como entre las 5 y 6 de la madrugada. Me pidió que me pusiera en oración por aquellas personas que habían profanado los Sagrarios, cometiendo actos sacrílegos y robando Su Preciosa Presencia en las
Hostias Consagradas.

2) Me puse a llorar de sólo pensarlo y luego me llené de terror. Comenzaron a pasar ante mis ojos escenas de gente que destrozaba los Sagrarios, que los violentaba y sacaba las Hostias Consagradas, con sus manos sucias, arrojándolas a alguna bolsa o caja, destrozándolas y pisoteándolas…

3) Personas humanas pero de las que se desprendía un olor nauseabundo, sus cuerpos y sus manos estaban llenos de pelos, como lanas oscuras, y caminaban torvos, como cuando un animal cuadrúpedo se pone en dos patas, medio chuecos…

4) No soy capaz de describir lo mal que me sentí en ese
momento, pero fue horrible, física y espiritualmente; creí que iba a morir de dolor. La impotencia e inutilidad para pedir perdón al Señor, para reparar de algún modo aquellos horribles pecados, me agobiaba y verdaderamente sentía que el corazón se me iba a salir del pecho, el pulso latía en toda mi cabeza, me ahogaba, me faltaba oxígeno.

5) Salté de la cama, me puse de rodillas pidiendo perdón a Dios por tan terribles crímenes, y comprendí que eso solamente puede ser obra de satanás, a través de sus seguidores, la gente ignorante y tonta que se deja envolver por los grupos satánicos. ¡Sólo el diablo puede inspirar el ocuparse de tan vil sacrilegio!

6) Lo único que se me ocurría en oración era pedirle al
Señor: "Por favor, Jesús, retira Tu adorable presencia de
esas Hostias, por favor, Señor, no permitas que Te lastimen
nuevamente, Te lo suplico con todo el amor de mi corazón…

7) Sé bien que es poco, pero es todo lo que puedo ofrecerte,
este pobre amor que quiere reparar todo lo que estos salvajes están haciendo. Tómame, ponme a mí en ese lugar para que hagan conmigo todo lo que piensan hacer con Tu Cuerpo Sacrosanto, Tú lo puedes todo, por favor, Señor, sal de ahí, elévate hacia Tu Trono Glorioso, no permanezcas en esas Hostias…"

8) En un momento sentí que mi sollozo no era sólo, alguien más lloraba conmigo y luego no era sólo el sollozo profundo de un hombre, sino también el de varias personas, que poco a poco se volvían muchísimas más. Supe que era el mismo Jesús Quien sollozaba por el dolor al ver el pecado de Sus hijos, y junto a Él, la Virgen Santísima y todos los Santos…
Corrí a ponerme algo encima y me fui a la capillita del
Santísimo, para acompañar a mi amado.

9) Estaba allí, en la Hostia Consagrada, podía ver Su Rostro, como impreso en la Forma. Como la cabeza del Divino Rostro, doliente, con la Corona de Espinas, claramente dibujada sobre Su adorable cabeza. Pensé en Judas, en el dolor de Jesús y del Padre cuando Su Hijo iba a ser entregado, y en ese momento me llegó la voz de Jesús:

10) "Nunca olvides, hija Mía que la caridad, el Amor del Ágape, se afirma con obras. La caridad del Padre se plasma en un don: "Dios ha amado tanto al mundo que le ha dado su Hijo Único" (3,16). Y Yo, el Hijo, a Mi vez, para manifestar Mi Amor, entrego Mi Vida.

11) No olvides este momento ni esta enseñanza: Al venir al mundo, pasé de la forma de Dios a la forma de Hombre y luego de esclavo, al lavar los pies de Mis Apóstoles.

12) Sepan que el Verbo encarnado jamás se apartó en lo sucesivo de esta actitud servicial. Les dije: "Estoy entre vosotros como el que sirve" y Mi programa de humilde abandono fue realizarlo hasta derramar sangre.

13) También hoy Estoy entre ustedes como el que sirve, pero aún en forma más grandiosa, porque les entrego Mi Cuerpo, Mi Sangre, Mi Alma y Divinidad, para alimentarlos, para fortalecerlos, para sanarlos.

14) Luché tanto contra el espíritu judaico de Mi propio tiempo, contra los Ministros del Templo israelita, y acabé como ustedes saben. Y aun hoy, hay muchos que deberían avergonzarse, sabiendo que Mis enemigos más crueles compran o roban las Hostias consagradas para hacer con ellas cosas
infernales.

15) De este modo, Mis enemigos creen en Mi Presencia Eucarística, en tanto que Mis amigos de siempre niegan con las palabras y los hechos, la permanencia, esta Presencia Mía en la Hostia debidamente Transubstanciada… ¡Oh, crueldad
inmensa! Díganme, ¿qué les He hecho...?, díganme, ¿por qué se alinean con Mi enemigo?

16) Ustedes, los que rebeldes aún pertenecen a Mi Iglesia, ¿por qué no devuelven a Mis Altares la dignidad que le han robado?

17) Los insto a que tengan menos disquisiciones y más fidelidad, más oración y menos palabrería, más docilidad y menos espíritu crítico, más disciplina y menos evasiones.

18) Hija, pide también por aquellos malos hijos que vienen a pedirme cosas que son inconvenientes para otra persona, para las obras de Dios y para su propia alma. Egoístamente piensan en sí mismas, en sus posesiones o en su comodidad, y algunas veces ignoran el bien que esa persona está trayendo a su vida…

19) Sí, pide por ellos, porque a la hora que menos piensen, la justicia Divina se volcará contra ellos, actuando sobre sus propios seres queridos. Lo que desearon para otro es lo que sembraron, y cosecharán las consecuencias…"

20) De rodillas frente a Él, dejé que fluyeran finalmente
torrentes de lágrimas de mis ojos, No me contuve como en otras oportunidades.

21) Era como una necesidad profunda de lavar mi dolor, mi culpa… Sí, me sentía culpable por ser parte de la Iglesia y callar todo esto. Por no salir valientemente a las calles, a los colegios, a todas partes, a decirle al mundo que Jesús está allá, en esa Hostia Consagrada, esperando por todos nosotros.

22) Sentí angustia por la culpa, por dejar que los prejuicios y la "prudencia" de no incomodar a algunos personajes con mis testimonios, me cerrara la boca en tantas oportunidades.

23) Sentí la culpa del laico, porque si el mundo fuera
realmente educado, si enseñásemos lo que significa la Presencia de Jesús Vivo y en Gloria en cada Hostia Consagrada, una gran parte de los laicos estaríamos haciendo guardia en los Templos y las Capillas, para evitar que los malditos demonios profanen el Sacramento más grande del Amor.

24) Le pedí con todas mis fuerzas a Jesús que permitiera que el testimonio del librito de La Santa Misa corriera con Su Gracia por todo el mundo, para educar a los laicos, para tocar a todas las personas que Él quisiera, que me hiciera verdaderamente una Misionera de Su Corazón Eucarístico, a través de ese pequeño testimonio.

25) Que Su Poder llevara el pequeño libro a todos los países donde yo no podía llegar y a todas las personas que Él quisiera tocar con Su Gracia A los pocos meses ese testimonio había dado la vuelta al mundo y hoy, para mayor Gloria del que Todo lo puede, está traducido a más de idiomas, sin que hayamos movido un dedo.

26) Cuando entré en mi dormitorio, más tarde, recostada sobre la cama me quedé contemplando la imagen que tengo en la pared del frente, que representa a Jesús como el Buen Pastor, mirando sonriente a su ovejita negra entre los brazos. Entonces llegó la voz de Jesús, muy dulcemente:

27) "Tú sabes que las ovejas están marcadas para que no se introduzcan cambios en los distintos rebaños. También ustedes, como ovejitas, están marcadas por Mi Padre, que quiere ofrecerlos a Mí.

28) Si pudieran contemplar qué Divina señal Ha impreso Mi Padre en sus frentes, no dudarían en entrar definitivamente a través de Mi puerta.

29) Son Mis ovejitas, porque además de morir por ustedes, Estoy siempre demostrándoles que los cuido, los purifico, los alimento y los protejo. Yo interrumpo las acciones perturbadoras que va diseminando en ustedes Mi enemigo, el que Me odia a Mí y a ustedes. Ojo, que ese lobo está siempre
intentando reiterar sus obras de destrucción, y Soy Yo Quien lo interrumpe.

30) Por todo esto les pido que Me sigan dócilmente, sin desistir. Que vengan a Mí para conocer la dulzura de este su Pastor que se Ha hecho desangrar, a fin de evitarles la muerte…"

31) Entones recordé la charla que había dado en aquella conferencia mariana, y el Señor me dijo: "Un día vas a tener que transcribirla, para poder insertarla en un libro".

32) Hoy he terminado de transcribirla, y por obediencia a Jesús y a un sacerdote que durante los tres últimos años ha venido ayudándome a través de sus cartas, y a quien verdaderamente aprecio mucho, la he insertado al inicio de este libro, a manera de introducción, siempre buscando la mayor gloria de Dios y el bien de otras ovejitas.

   


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