MENSAJES 2016
13» Mensaje del 2 de julio de 2016
“Queridos hijos, mi presencia viva y real entre ustedes, tiene que hacerlos felices, debido al gran amor de mi Hijo.
Él me envía entre ustedes para que con mi amor maternal les dé seguridad, para que comprendan que el dolor y la alegría, el sufrimiento y el amor, hacen que vuestra alma viva intensamente; para invitarlos nuevamente a glorificar el Corazón de Jesús, el corazón de la fe: la Eucaristía.
Mi Hijo, día a día, a través de los siglos, retorna vivo en medio de ustedes, regresa a ustedes, aunque en verdad, nunca los ha abandonado.
Cuando uno de ustedes, mis hijos, regresa a Él, mi Corazón materno exulta de alegría. Por eso, hijos míos, regresen a la Eucaristía, a mi Hijo.
El camino hacia mi Hijo es difícil, lleno de renuncias, pero al final está siempre la luz.
Yo comprendo vuestros dolores y sufrimientos, y con amor maternal, enjugo vuestras lágrimas. Confíen en mi Hijo, porque Él hará por ustedes lo que ni siquiera sabrían pedir.
Ustedes, hijos míos, deben preocuparse solo por el alma, porque ella es lo único que les pertenece en la Tierra. Sucia o limpia, la tendrán que presentar ante el Padre Celestial.
Recuerden: la fe en el amor de mi Hijo siempre es recompensada.
Les pido que oren, de manera especial, por quienes mi Hijo ha llamado a vivir según Él y a amar a su rebaño.
¡Les doy las gracias!”