MENSAJES 2016
17» Mensaje del 2 de septiembre
“Queridos hijos, por voluntad de mi Hijo y por mi amor materno, vengo a vosotros, mis hijos, y especialmente por aquellos que no han conocido el amor de mi Hijo.
A vosotros os doy mi amor materno y os traigo la bendición de mi Hijo. Vengo a vosotros que en mí pensáis, que me invocáis.
¿Tenéis corazones puros y abiertos? ¿Veis los dones, los signos de mi presencia y de mi amor?
Hijos míos, en vuestra vida terrena, actuad siguiendo mi ejemplo. Mi vida ha sido dolor, silencio y una inmensa fe y confianza en el Padre Celestial.
Nada sucede por casualidad: ni el dolor ni la alegría, ni el sufrimiento ni el amor.
Todas estas son gracias que mi Hijo os da y que os conducen a la vida eterna.
Mi Hijo pide de vosotros amor y oración en Él. Amar y orar en Él –y yo como Madre os lo enseñaré–, significa: orar en el silencio de vuestra alma, y no solo recitando con los labios.
Este es el gesto más pequeño y hermoso que podéis realizar en nombre de mi Hijo: esto es paciencia, misericordia, aceptación del dolor y el sacrificio realizado por los otros.
Hijos míos, mi Hijo os mira. Orad para que vosotros también podáis ver Su Rostro, para que este pueda ser revelado a vosotros.
Hijos míos, yo os revelo la única y auténtica verdad; orad para que podáis comprenderla y para que podáis difundir el amor y la esperanza; para que podáis ser apóstoles de mi amor.
De manera especial, mi Corazón materno ama a los pastores; orad por sus manos benditas.
¡Os doy las gracias! ”