2. ¿Yahvé o Jehová?
Parte 2
Autor: Diosexiste.com
El verdadero nombre de Dios.
1. Leer el libro del Génesis,capítulo 2, versículo 4b-25.
2. Seguro de que sea ha dado cuenta de un cambio muy sutil en la manera de hablar de Dios. Observe que aquí el redactor dice "Señor Dios".
Pero, si
vuelve la página al capítulo 1, verá que allí el redactor no dice "Señor Dios", sino que dice "Dios", así, a secas. La razón es muy sencilla. Tenemos a dos redactores, uno tan inspirado como el otro, y los dos textos son
igualmente Palabra de Dios.
Ambos se refieren al mismo Dios, pero con dos palabras diferentes. Aquí se ve la importancia de interpretar bien la Sagrada Escritura (Dei Verbum 12,12).
3. Al dar un nombre a Dios el primer redactor usa la palabra hebrea "Elohim". En cambio, el segundo redactor usa "Yahveh". Por eso decimos que en la redacción del Génesis hay dos tradiciones: una la llamada sacerdotal o elohísta, la que usa la palabra Elohim, y otra la yahvista, la que usa el término Yahveh.
Las dos se mezclan y entrelazan en todo el libro. La tradición elohísta es técnica, como un catecismo, y proclama la fe y la esperanza en Dios frente al escepticismo reinante; da normas de conducta
para una comunidad que vive entre paganos.
La tradición yahvista hace uso de tradiciones, usos y costumbres populares llevadas a la actualidad.
El hombre es el centro en torno al cual gira lo demás.
4. Tal vez llame la atención si decimos que "Elohim" es el plural de "Eloha", Dios. Aquí es un plural llamado de majestad. No se extrañe. Es como cuando un rey decía: "Nos ordenamos que...". Este plural se refiere a Dios,
único y verdadero. Se usa para indicar el poder o la justicia de Dios.
El singular, Eloha, se usa mucho menos. Lo vemos con más frecuencia en el libro de Job. La palabra Yahvé es curiosa por cuanto no indica ningún atributo de Dios sino que es el mismísimo nombre de Dios tal y como fue revelado a Moisés en el episodio de la zarza ardiente.
Léalo que le va a gustar. Está en Éxodo 3,1-14. Es impresionante (Catecismo de la Iglesia 205-209).
5. El caso es que la lengua hebrea se escribe sin vocales. Las pronuncian, pero nunca las escriben. Algo parecido a nuestra manera de escribir los
nombres de las ciudades en los billetes de avión. Se escribe BCN, pero decimos Barcelona; escribimos VLC y decimos Valencia. Al escribir el nombre de Dios los judíos lo hacían así: YHVH, cuatro consonantes, sin vocales.
6. Lo más curioso es que, por respeto al nombre de Dios y a que algunos rabinos empezaron a enseñar que pronunciar el nombre de Dios acarreaba un castigo eterno, la pronunciación de YHVH cayó en desuso. Al llegar a esa
palabra, se inclinaba la cabeza, se hacía una pausa y proseguía la lectura.
Es de verdad un ejemplo muy hermoso de reverencia al nombre de Dios. Pero, con el correr de los siglos y de tanto no pronunciar YHVH, se olvidaron de cómo eran las vocales y, cuando quisieron recuperarlas, los que leían la
Escritura ya no sabían cuáles eran.
7. Fueron unos sabios judíos, entre los siglos VI y X después de Jesucristo, quienes empezaron a escribir la lengua hebrea con vocales. Fue toda una novedad, pero una ayuda muy grande para quienes no sabían leerla bien.
Idearon una serie de puntos y rayitas que ponían por encima, dentro o por debajo de las consonantes. La palabra YHVH los frenó. Ni ellos sabían qué vocales poner. Entonces se les ocurrió tomar las vocales de la palabra hebrea "Adonai", que quiere decir "Señor", y las intercalaron entre las consonantes de YHVH.
No queremos cansar con disquisiciones lingüísticas, pero así fue como se creó en la palabra ficticia Yehovah y, en nuestro idioma, las más correctas, Yahvé o Yavé.
Los cristianos proclaman la divinidad de Jesucristo dándole el título de "Señor", Adonai, (Catecismo de la Iglesia 209). Hoy día los judíos de origen español, cuando llegan a YHVH,
por lo general lo sustituyen por "Ha Shem" que en hebreo quiere decir "El Nombre", mientras que los judíos originarios del Este europeo dicen sin más
"Adonai", el Señor. Siempre hay modos de salvar un escollo.
8. El significado de YHVH es "Yo Soy". Dios reveló este nombre a Moisés diciéndole: "Yo soy el que soy. Esto dirás a los israelitas: Yo Soy me envía a vosotros" (Éxodo 3, 14). Los expertos dicen que la raíz de esta palabra es un verbo, HYH, que significa "ser", con el matiz de que dura, algo así como "el que será porque es".
En nuestro idioma escribimos Yahvé o Yavé, la
forma admitida hoy día, pero que resultaría pretencioso considerar como exacta. Cuando los Testigos de Jehová comenzaron sus actividades a finales del siglo pasado, no se llamaban Testigos de Jehová, sino Miembros de la Sociedad. Usaban las traducciones inglesas de la Biblia de aquel tiempo que decían que el nombre de Dios era Jehová.
Es por eso que Joseph F. Rutherford, el sucesor de Charles T. Russell, fundador de los testigos, cambió el nombre de la Sociedad a Testigos de Jehová, pero no se dio cuenta
de que así estaba proponiendo como revelado por Dios un error filológico, la palabra Jehová.
Los Testigos de Jehová hoy día reconocen la equivocación.