II. La Fiesta Memorial
La Pascua Recordada
Dios mandó a Israel conmemorar esta liberación nacional en una “fiesta” que sería “como ley perpetua” (cfr. Ex. 12:14,17).
Jesús celebró esta fiesta, la Pascua, la noche de su Última Cena, cuando Él instituyó la Eucaristía como el memorial de su sufrimiento y muerte.
La Pascua que Dios mandó celebrar a Israel por medio de Moisés, sería una celebración anual de acción de gracias que recordara las acciones salvadoras de Dios e inspirara al pueblo a guardar sus mandamientos (cfr. Ex. 13:3, 8; Deut. 6:20-26; 16:3).
El culto de Israel, no solamente en la Pascua, sino también en las otras fiestas y oraciones de costumbre, instituidas por Dios mediante Moisés, era una liturgia de memoria ritualizada.
¿Qué se recordaba? La salvífica intervención de Dios en la historia —especialmente en Éxodo— y su Alianza con Israel. El memorial consistía en la lectura o narración de los hechos salvíficos de Dios y el ofrecimiento de sacrificios.
Israel entendió que por medio de estos ritos memoriales el pueblo se hacía partícipe de la Alianza que Dios había hecho con sus antepasados muchos siglos anteriores.
Vemos esto muy claramente en el rito de la renovación de la Alianza que el Libro de Deuteronomio narra. Moisés explica que en este rito memorial, la Alianza original del monte Sinaí es “actualizada” en medio de ellos.
“No con nuestros padres concluyó Yahvé esta alianza, sino con nosotros que estamos hoy aquí, todos vivos. Cara a cara les habló Yahvé en la montaña, de en medio del fuego. Yo estaba entre Yahvé y ustedes para comunicarles la palabra de Yahvé, ya que ustedes tenían miedo del fuego y no subieron a la montaña...” (cfr. Deut. 5:1-4).
Moisés recuerda una serie de eventos que pasaron en el monte Sinaí durante la primera generación después del Éxodo (cfr. Ex. 19-20). Sin embargo, él está describiéndolos como si los israelitas en la asamblea fueran testigos y participantes de los mismos eventos.
Se nota el énfasis que pone en el momento actual, “con nosotros que estamos hoy aquí, todos vivos.” Aunque la Alianza se había hecho hace mucho tiempo en el Sinaí, está presente en medio de ellos.
En acordarse de la Alianza, no están recordando unos eventos del pasado. Por medio del poder de Dios se hacen contemporáneos de estos eventos que son actuales, no pasados. Al acordarse de la Alianza, se hacen herederos de la Alianza, integrados en la familia de Dios que es creada por ella.
En cada celebración de la Pascua, hombres y mujeres de cada generación recuerdan el día que ellos mismos salieron de Egipto (cfr. Deut. 16:3). Ellos participan personalmente en el éxodo. Cada israelita, hasta el día de hoy, habla del éxodo en la primera persona: “Ese día explicarás a tu hijo: ‘Esto es lo que Yahvé hizo por mí cuando salí de Egipto.’”