12» Ángeles por la calle
Autor: P. Angel Peña O.A.R
Joan Wester Anderson tiene un libro titulado "Donde los ángeles caminan".
Tiene muchos testimonios de personas comunes y corrientes que tuvieron experiencias de seres sobrenaturales, que bajo apariencia humana les salieron al encuentro y los ayudaron en situaciones difíciles y les salvaron la vida de muchos peligros inesperados.
Por ejemplo, Carol Toussaint estaba manejando su coche por las alturas de Arlington, Illinois (USA).
Al cruzar un paso de ferrocarril, se quedó atascada en medio de la vía y no podía encender el vehículo. No sabía qué hacer, cuando un joven se le acercó amablemente y le hizo ver el peligro que corría. Levantó el coche y, empujándolo, le hizo pasar la vía.
Inmediatamente, pasó el tren, que la hubiera arrollado con seguridad.
Pero ¿dónde estaba el joven que la había ayudado?
Lo buscó y no lo pudo encontrar. Fue algo realmente milagroso y sobrenatural. Aquel joven irradiaba simpatía y amistad.
Stacey, una joven de unos veinte años, iba una noche a su casa, después de salir de trabajar.
Antes de llegar a su casa, vio a un individuo que le dio mucho miedo, recostado junto a la esquina. Ella invocó a su ángel: "Ángel de mi guarda protégeme"; y pasó temblando.
Cuando llegó a su casa, tuvo que echarse en la cama para descansar un poco y desahogarse llorando. Al poco tiempo, oyó las sirenas de la policía y vio por la ventana que algo había pasado en aquella esquina.
Al día siguiente, escuchó a algunos vecinos decir que un hombre había violado a una joven en ese lugar. La policía había cogido a un sospechoso.
Ella fue a la comisaría de policía a ver si podía identificarlo como el hombre que había visto el día anterior. Era el mismo.
Cuando el policía le preguntó al sospechoso el porqué no le había asaltado a ella. Él respondió:
"La recuerdo bien. Pero ella estaba caminando con un tipo grande, que estaba a su derecha". Su ángel la había salvado.
El Padre Paul O'Sullivan, en su libro antes citado, cuenta el caso ocurrido a una familia inglesa, que vivía en el campo. Un día, su pequeño hijo, de unos seis años de edad, aprovechó que nadie lo veía y se fue al campo sin permiso.
Empezó a caminar y, cuando se quiso dar cuenta, estaba perdido y no sabía volver a casa. Empezó a llover y sintió frío y cansancio y se sentó lleno de pánico.
Caía la noche y él estaba muy triste y desesperado, cuando apareció un joven simpático con una linterna. Él se acercó y le dijo: "Señor, ¿puede ayudarme a volver a casa?".
El joven le sonrió, lo tomó de la mano y lo acompañó con su hermosa linterna para ver el camino.
El niño ya no sintió más cansancio ni frío. Jamás se había sentido tan feliz y hablaba con aquel joven con toda naturalidad y confianza. Los dos se reían y conversaban, hasta que divisaron su casa.
Habían hecho el trayecto en poquísimo tiempo.
Entonces, el niño echó a correr alegre y, al volverse para hablar con el joven, ya no estaba, había desaparecido.
¿Has tenido alguna experiencia personal?