“¡Queridos hijos!
Los invito a ser generosos en la renuncia, en el ayuno y en la oración por todos los que están en la prueba, y son sus hermanos y hermanas.
De manera especial, les pido que oren por los sacerdotes y por todos los consagrados, para que amen con más fervor a Jesús, para que el Espíritu Santo llene sus corazones de gozo; para que testimonien el Cielo y los misterios celestiales.
Muchas almas están en pecado, porque no hay quienes se sacrifiquen y oren por su conversión.
Yo estoy con ustedes y oro por ustedes para que sus corazones puedan estar llenos de alegría.
Gracias por haber respondido a mi llamado. ”