“¡Queridos hijos!
En este tiempo de gracia los invito a todos a abrir sus corazones a la misericordia de Dios, para que a través de la oración, la penitencia y la decisión por la santidad, comiencen una vida nueva.
Este tiempo primaveral los estimula en sus pensamientos y corazones a una vida nueva, a la renovación.
Por eso, hijitos, yo estoy con ustedes para ayudarlos a que, con determinación, digan SÍ a Dios y a los Mandamientos de Dios.
Ustedes no están solos, yo estoy con ustedes por medio de la gracia que el Altísimo me concede para ustedes y sus descendencias.
Gracias por haber respondido a mi llamado.”