Tercer Mandamiento.
Santificar las fiestas
“Recuerda el día sábado (hoy domingo) para santificarlo.
Seis días trabajarás y harás todos tus trabajos,
Pero el día séptimo es día de descanso para el Señor, tu Dios.
No harás ningun trabajo” (Ex 20, 8-10; Dt 5, 12-15).
“El Sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado.
De suerte que el Hijo del Hombre también es Señor del sábado” (Mc 2, 27-28)
» ¿He trabajado o he hecho trabajar sin necesidad urgente en día de precepto?
» ¿He utilizado mi tiempo del día del precepto, en actividades indecorosas u otras diferentes al compartir familiar y crecimiento espiritual? (Estudio de las Sagradas Escrituras, reflexión, meditación, cultura, etc., que favorecen el crecimiento de la vida interior, familiar y cristiana).
» ¿He faltado deliberadamente a la celebración eucarística (La santa Misa) de algún domingo o día festivo?
» ¿Me he distraído voluntariamente durante la Eucaristía, y/o he asistido físicamente, pero con el “corazón y la mente en otro lugar”?
» ¿He observado la abstinencia los viernes de cuaresma? ¿He ayunado el miércoles de ceniza y el viernes santo?
» ¿Me he confesado al menos una vez al año? ¿He hecho penitencia y ayuno por mis pecados?
» ¿He guardado la disposición del ayuno una hora antes del momento de comulgar?
» ¿Me he confesado lo antes posible, después de cometer algún pecado mortal?
» ¿He ayudado a la Iglesia en sus necesidades, en la medida que puedo?
Hasta aquí los mandamientos son referentes a nuestro AMOR a Dios.
En adelante, los mandamientos nos piden AMAR a los demás y a nosotros mismos
¡AMARÁS a tu prójimo como a ti mismo!