13.4» Milagros de San José
Parte 4
Autor: P. Angel Peña O.A.R
Decía la Madre Teresa de Calcuta: Confiamos en el poder del nombre de Jesús y también en el poder intercesor de san José. En los comienzos de nuestra Congregación, había momentos en los que no teníamos nada.
Un día, en uno de esos momentos de gran necesidad, tomamos un cuadro de san José y lo pusimos boca abajo. Esto nos recordaba que debíamos pedir su intercesión. Cuando recibíamos alguna ayuda, lo volvíamos a poner en la posición correcta.
Un día, un sacerdote quería imprimir unas imágenes para estimular y acrecentar la devoción a san José. Vino a verme para pedirme dinero, pero yo tenía solamente una rupia en toda la casa. Dudé un momento en dársela o no, pero finalmente se la di. Esa misma noche, volvió y me entregó un sobre lleno de dinero: cien rupias. Alguien lo había parado en la calle y le había dado ese dinero para la Madre Teresa65.
Monseñor Amancio Escapa, obispo auxiliar de la arquidiócesis de Santo Domingo en la República Dominicana, cuenta el milagro, ocurrido el año 2001, a su hermano gemelo. Dice: Mi hermano llega al hospital de Valladolid con respiración asistida a tope, más muerto que vivo. El primer diagnóstico fue neumonía doble producida por legionella. Esto le provoca hemorragia interna.
Después de varios estudios, se deciden a operarlo de estómago. A los tres días, le someten a hemodiálisis, porque el riñón comenzaba a dar señales de fallo. Le practican la traqueotomía. Durante los cuarenta y ocho días que permaneció en la UVI (Cuidados intensivos), en dos ocasiones, hay infección de virus hospitalario. Permaneció en el hospital durante setenta y un días.
Pedí oraciones a cuantos conocía. Puedo decir que mi vida en esos momentos era una oración continua. El centro de la misma siempre fue el sagrario. Le pedía a Jesús con toda mi alma conformidad con su voluntad. Había puesto a mi hermano en las manos de Dios. Y, como es natural, consciente de mi pobreza, busqué mis intercesores ante Jesús. Estos fueron la Virgen María y san José.
A la Virgen le rezaba dos rosarios diarios. A san José comencé con mis primas a bombardearle con sendas y continuadas novenas. No habíamos terminado una, cuando a mi hermano se le presentaban nuevas complicaciones. A cada complicación, una nueva novena; cinco en total. En todas las peticiones dirigidas a san José, la situación difícil se superaba.
Creo que mi hermano es fruto de un milagro de Dios y dispongo de los testimonios de los mismos médicos que lo atendieron. ¿Quiénes fueron los autores del milagro?
Para mí, Jesús Eucaristía, el jefe, como les decía a mis primas, y que era el centro. María, mi abogada. Y san José, mi intercesor. Por eso, mi corazón está lleno de gratitud, primero a Dios, después a mis grandes intercesores, la Virgen María y san José, y a todos los que se unieron a mí y me apoyaron con su oración. A todos gracias66.
65 Madre Teresa de Calcuta, Los cinco minutos de la Madre Teresa, Ed. Claretiana, Buenos Aires, 2000, p. 60.
66 Testimonio extraído de la revista Alabanza de la Renovación carismática de la República Dominicana, Nº 147 del año 2002.