Tuesday March 19,2024
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PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN LOS CIELOS

Desde el natalicio del Mesías se cumplen ya dos milenios en los que la humanidad poco a poco ha ido perdiendo la espiritualidad que nos permite comunicarnos con nuestro Creador.

Hemos olvidado que la oración del Padre Nuestro que Jesús nos enseñó, es un resumen de vida divina de las 7 metas que tiene que conseguir el cristiano. Son 7 peticiones y la primera se tiene consiguiendo la segunda; la segunda, teniendo la tercera; la tercera, teniendo la cuarta, y así sucesivamente.

La primera petición y meta final del cristiano es que el nombre de nuestro Padre celestial sea santificado. Alabar a Dios con sumo gozo por cada segundo del día y de la noche, es la vida eterna del cielo. Alabar a Dios, santificarlo, glorificarlo, adorarlo, darle gracias con gozo en cada segundo del día y de la noche es la meta del cristiano en la tierra, la forma de orar continuamente y el secreto de vivir siempre con gozo en la tierra.

Para obtener la primera petición, hay que obtener la segunda: "venga a nosotros tu Reino". El Reino de Dios es lesús. Él en nuestro corazón. Es la esencia del cristiano ser portador de Cristo. Y si Jesús vive en nuestro corazón, en verdad vamos a santificar el nombre de Dios con nuestra palabra.

Para vivir en el Reino, hay que "hacer la voluntad de Dios en nuestra vida tal como se hace en el cielo", que es la tercera petición, la meta clave en la vida."Quien hiciere la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre", advirtió el mismo Jesús según nos relata Marcos en el capítulo tercero de su libro.

No es fácil hacer la voluntad de Dios en cada segundo del día. Para poderlo hacer en la pe­regrinación de la tierra, tenemos que comer a diario "el pan nuestro de cada día", la Eucaris­tía que Dios nos ofrece cotidia­namente. Esta es la cuarta petición, la central, la vida y sostenimiento de todos los días. Para poder recibir la Eucaristía, hay que cumplir la quinta petición: "perdona las ofensas de los hermanos", porque si antes de recibir la Eucaristía recordamos que hemos ofendido a alguien, o que no lo hemos perdonado, debemos dejar la ofrenda en el altar e irnos antes a reconci­liarnos con él. Y es tremenda esta quinta petición, porque le pedimos a Dios que nos perdone tal como nosotros perdonamos al vecino, a nuestro hermano, etc.

La sexta petición:"no nos dejes caer en la tentación", es básica, porque la vida en la tierra es un período de prueba para ganarnos la vida eterna, y vamos a tener tentaciones y pruebas, y precisamente cuanto más oremos y más penitencia hagamos, más tentaciones vamos a tener, como las tuvo Jesús cuando oró y ayunó por 40 días en el desierto. La séptima y última petición es la raíz de todo, "líbranos del mal". El pecado es el único mal de cristianos y paganos; quien vive en pecado, no está en nada. Quien vive en gracia de Dios, vive en el amor. Para eso vino Jesús al mundo, para quitar el pecado y para que podamos vivir en Dios.