REGRESANDO A CASA
Testimonio
1.32» Rick Ricciardi
“Yo nací y crecí en una familia católica hasta que me convertí en evangélico por más de 20 años.
Muchas veces, di mi testimonio en contra de la Iglesia católica. Pensaba que estaba equivocada al hablar de la tradición o de la salvación por las obras.
Creía que los católicos no conocían el Evangelio, y así se lo decía a todos, hasta que me di cuenta de mi propia ignorancia.
Para los cristianos de otras tradiciones, la Iglesia católica aparece como extraña y anticuada.
Solamente, cuando uno estudia la historia, descubre que muchas de las cosas que enseña la Iglesia están basadas en lo que han enseñado y practicado los cristianos de los primeros siglos de la cristiandad.
Las raíces judías de algunas de estas tradiciones aparecen claras en algunas de estas prácticas.
Las iglesias protestantes basan muchas de sus prácticas en las tradiciones de la primera generación de sus fundadores.
Pero muchos de los protestantes actuales quieren cambiar algunas de estas tradiciones de sus mismas iglesias, queriendo “estar al día”.
En muchas de estas iglesias, ahora se acepta el aborto, el matrimonio de homosexuales, mujeres sacerdotes o métodos anticonceptivos, cuando hasta el año 1930 todos, unánimemente, rechazaban los anticonceptivos.
Yo me hice primero bautista del sur en Louisiana (USA).
Como bautista, empecé a estudiar seriamente la Biblia y a sentirme comprometido con las actividades de mi confesión.
Un día de 1974, di mi primer sermón, de una hora, en mi iglesia.
Después hice un llamado al altar y se acercó una jovencita a entregar su vida a Jesús. Fue uno de los días más hermosos de mi vida y yo sentía que estaba donde Dios quería que estuviera.
Estudié en un colegio bíblico y, durante varios años, mis puntos de vista anticatólicos fueron la constante de mi vida.
Yo me sentía suficientemente preparado para responder cualquier objeción de los católicos y quería convertirlos a todos a mi nueva fe.
Desde 1974 a 1985, yo serví en diferentes iglesias bautistas.
Yo era ministro de predicación, cuando no estaban los pastores, y daba clases bíblicas. Pero, cuando me mudé a Arizona en 1985, tuvimos la oportunidad, mi esposa y yo, de unirnos a las Asambleas de Dios, grupos pentecostales, que nos entusiasmaron. Con ellos estuvimos hasta abril de 1997.
En 1996 hice la primera visita a mis padres después de 10 años. Yo era el único de mis nueve hermanos que había dejado la casa y el único que no era católico.
El motivo de visitar a mis padres era para asistir a la boda de mi hermano Paul. Tuve la oportunidad de discutir con él, algunos días antes de su boda, sobre las creencias católicas.
Pero Paul había estudiado en la Universidad franciscana de Steuvenville, tenía un título en teología y me dio muchas razones que me hicieron pensar en que podía tener razón.
El día de la boda, llegamos a la iglesia y me impresionó la misa.
Cuando llegó el momento de la comunión, el sacerdote se acercó a mí, pensando que yo era católico, y me dio de comulgar. Yo sabía que no debía haberlo hecho, pero en el momento en que recibí la comunión, algo sucedió en mi corazón.
Instantáneamente, yo creí en la presencia real de Jesús en la comunión.
En ese momento, comenzó un deseo intenso de redescubrir la fe católica.
Comencé a leer libros y revistas, oír cassettes y todo lo que pude encontrar.
El libro que más me impactó fue Pierced by A Sword de Bud Macfarlane.
Le escribí y él me envió una copia del libro Surprised by truth de Patrick Madrid, donde habla de muchos testimonios de protestantes convertidos a católicos.
Bud y Marcus Grodi fueron mis asesores, también influyó el testimonio de Jeff Cavins, pastor protestante convertido.
Y así, poco a poco, llegué a convencerme de que si no me hacía católico, estaba desobedeciendo a Dios.
Asistí con mi esposa a unos cursos de fe católica en la parroquia local en junio de 1997.
El 9 de agosto, hice mi confesión general, mi primera confesión después de 25 años, y el 10 de agosto recibí la comunión, entrando formalmente a formar parte de nuevo de la Iglesia católica.
Ahora estoy enamorado de mi fe católica. Y estoy especialmente agradecido, porque puedo recibir la Eucaristía”117.
"Sólo ha de ser tenida por válida, aquella Eucaristía que es celebrada por el obispo o por quien tiene autorización de él”
(San Ignacio de Antioquia (†107), en su Carta a los de Esmirna 8,1).
117 Actualmente, Rick Ricciardi vive con su esposa Jeannie en Mesa, Arizona, donde trabaja para la Boeing en un programa de helicópteros Apache. Tienen dos hijos. Después de volver a la Iglesia católica, ha comenzado un apostolado llamado “volviendo a casa” (returning home) con el propósito de ayudar a los católicos que se fueron a otras iglesias. Puede verse su testimonio en internet y puede contactarse con él en www.returninghome.com o rickricciardi@returninghome.com