7. La Masonería y el Catolicismo
Autor: Cardenal José María Caro Rodríguez (1924) Fuente: Catholic.net
57.- La Masonería en acción contra la Iglesia Católica.
Todos saben que hace pocos años, en 1905, el gobierno de Francia rompió
con la Santa Sede, expulsó del país a todas las congregaciones docentes y a
muchas que no lo eran, se adueñó de sus bienes, quitó las iglesias, casas
parroquiales y episcopales, después de haber suprimido a obispos y curas las
rentas que, según convenio con la Santa Sede, se les debía.
En una palabra, se
hizo el esfuerzo supremo para acabar con la religión Católica en Francia.
Se
sacaron de las escuelas, como de los tribunales de justicia, los crucifijos; se
borró el nombre de Dios de los libros de enseñanza oficial, y se intentó suprimir
de un golpe toda la enseñanza religiosa.
Pues bien, ‘de documentos oficiales de la F.•. M.•., contenidos
principalmente en el Boletín Oficial y Actas o Comptes-Rendus del Gran
Oriente, se ha probado que todas las medidas anticlericales tomadas en el
Parlamento francés, fueron decretadas de antemano en las logias masónicas y
ejecutadas bajo la dirección del Gran Oriente, cuya mira declarada es controlar
casa cosa y persona en Francia (que personne en bougera plus en France en
dehors de nous) (Bullet, Gran Oriente, 1890, pág. 500 y siguientes.)
‘He dicho en la Asamblea de 1898, dice el diputado Massé, Orador oficial
de la Asamblea de 1903, que es Supremo deber de la Franc Masonería el
intervenir cada día más y más en las luchas políticas y profanas.’El triunfo (en el
combate anticlerical) es debido en gran parte a la Franc Masonería, porque son
su espíritu, su programa, sus métodos, los que han triunfado.
’Si el Blos ha sido
establecido es debido a la Franc Masonería y a la disciplina aprendida en las
logias. Las medidas que tenemos ahora que urgir son la separación de la Iglesia
y del Estado y la ley de Instrucción. Pongamos nuestra confianza en el trabajo
del H.•. Combes.’ (Cathol. Encyclop.. Mas.)
‘Desde 1894, el H.•. Gadaud declaraba en el Convento, como lo atestigua
el acta, que ‘La Francmasonería no es otra cosa que la República a cubierto,
así como la República no es otra cosa que la Masonería en descubierto.’
El H.•. Lucipia, que presidía el Consejo de la Orden, expresaba eso
mismo, diciendo: ‘A la cabeza del Gobierno no hay, por decirlo así, sino
francmasones. No de esos francmasones que, habiendo recibido la luz un día,
han olvidado en seguida el camino de nuestros talleres, sino de francmasones
que han quedado fieles y abnegados. Por tanto, que nadie se engañe, se dice en
todas partes que nosotros no estamos ahora en República, que estamos en
Masonería. La palabra es de un Obispo. Pues bien, tendría razón este Obispo, si
Francmasonería y República no fueran precisamente la misma cosa.’
En fin, el Presidente de la Gran Logia Simbólica, en un banquete ofrecido
a uno de los miembros del Gabinete, pronunciaba las palabras siguientes:
‘Encontraréis muy natural, hermanos míos, que por un encadenamiento lógico
yo englobe en el mismo brindis al gobierno todo entero.
Desde mucho tiempo
vosotros oís a nuestros adversarios clamar en todos los tonos que Francia está
en manos de la Francmasonería. No tenían razón. Hoy día pueden decirlo. Con
el H.•. Félix Fauré son también de la gran familia todos los miembros del
gabinete, con excepción de dos o tres. Sí, tenemos de un gobierno de
Francmasones y de Francmasones dignos de este nombre’ (Copin, P.O. 139-
140.)
De esas declaraciones consta que la persecución religiosa que ha habido
en Francia en este siglo, fue obra de la Masonería, como lo fue también la que
hubo en la época del Terror, a fines del siglo XVIII.
1. 58. La Masonería y la Revolución.
Luis Blanc, en su Historia de la Revolución, tiene un artículo titulado:
‘Los Revolucionarios Místicos’, en el cual él, masón poco disciplinado y sin
estar bien al cabo de la suprema dirección de las logias, describe la parte que
ellas tuvieron en la obra revolucionaria.
‘… Antes, dice, importa introducir al lector en la mina que socavaba
entonces los tronos y los altares, revolucionarios bien distintamente profundos y
activos de los enciclopedistas.’ Describe en seguida la Masonería, sus tres
primeros grados, la creación de los grados de las traslogias, reservados a las
almas ardientes, la constitución del Gran oriente, como dirección central de las
logias, y agrega: ‘Desde ese momento la Masonería se abrió, día por día, a la
mayor parte de los hombres que volveremos a encontrar en medio de la
contienda revolucionaria’ (Copin, O.O., 305-311.)
Es sabido que la revolución no sólo destronó al rey, sino que intentó
también destronar a Dios, declarando que ‘no hay Dios, que el hombre es para sí
mismo su Dios, que la humanidad en adelante debe reemplazar el culto de la fe
cristiana, que la cortesana más hermosa, símbolo de la belleza del ser divino en
la humanidad, debe tomar el lugar del Salvador del mundo sobre los altares
divinos y recibir el homenaje de la nación y de las autoridades públicas’ (Eckert
2°, Deuxieme époque.)
1. 59. Deseo masónico.
Cuenta Barruel que el 12 de agosto de 1792 comenzaron los
revolucionarios a datar con la igualdad los años ya fechados con la libertad, y
que a la lectura de ese famoso decreto estalló, en fin, públicamente, el secreto
tan querido de los masones, exclamando ellos: ‘Henos aquí: La Francia entera
no es ya sino una gran logia; los franceses son todos francmasones y el
universo entero lo será pronto como nosotros.’
1. 60. Furor anticristiano de la Masonería.
Hay que leer en la historia hasta donde llevó el furor anticristiano esa
gran logia. Por un tiempo toleró a los sacerdotes, es decir, a los que habían
tenido la debilidad de reconocer la Constitución Civil del Clero, que era
abiertamente cismática. A los demás, excepto los sexagenarios y enfermos, que
en muchos departamentos siguieron la suerte común, fueron condenados a la
deportación y muchos provisoriamente encarcelados en las ciudades cercanas al
mar y tratados con la mayor inhumanidad. De setecientos amontonados en la
rada de Rochefort, murieron en diez meses, quinientos.
La inmensa mayoría
tuvo que ocultarse y expatriarse. Después de los sacerdotes, el furor se volvió
contra las iglesias, sus monumentos, sus estatuas, sus objetos sagrados, &c. ‘No
se exageraría, dice el convencional y apóstata Grégoire, diciendo que en el
dominio del arte, la sola nomenclatura de los objetos robados, destruidos o
degradados, llenaría muchos volúmenes’ (Marion, Hist. Eccles. T. 3°, pp. 596-
597.)
1. 61. La Masonería de todas las naciones es anticristiana.
Y lo que ha pasado en Francia se ha repetido en Portugal, en Méjico, en
España, en Italia, aunque no en todas partes con igual crueldad y furor, cuando
ha dominado en esos países la Masonería. En el Congreso Internacional
Masónico, inaugurado el 20 de septiembre de 1921, en Roma, el señor
Magalhaes Lima, G.•. m.•. de la Masonería Portuguesa, que fue frenéticamente
aplaudido, hizo esta declaración:
‘En diez meses de gobierno hemos hecho lo
que otros no han podido hacer en muchos años: hemos expulsado a los jesuitas,
hemos suprimido las congregaciones religiosas, hemos proclamado la ley de
divorcio y la separación de la Iglesia y del Estado… Estamos aquí reunidos…
en un mismo pensamiento, en un mismo sentimiento, con una idéntica voluntad.
Es el pensamiento, la idea de una moral nueva, de una religión nueva…’ El
Orador fue saludado, añade la Rivista Massonica (1911, p. 347,) con una
ovación delirante, de aquellas que jamás se olvidan (La Masonería ante el
Congreso, p. 65.)
Y lo que se ha hecho en Portugal no es sólo lo que ha expresado el orador:
Ha sido una persecución odiosa, tiránica, la contradicción más sangrienta e
hipócrita de la libertad, igualdad y fraternidad, que tanto se pregonan en las
logias. Y se recuerda esto omitiendo lo que ya la Masonería había hecho en
tiempos de Pombal.
El Gran Oriente de Italia ha declarado muchas veces que es
entusiastamente seguido en su lucha contra el papado por la Francmasonería de
todo el mundo, y especialmente por los centros masónicos de París, Berlín,
Londres, Madrid, Calcutta, Washington (Rivista, 1892, p. 219.) No ha sido
contradicho por ninguna Gran Logia de ningún país; ni alguna logia alemana u
otra Gran Logia ha roto sus relaciones con él a causa de su infame política o
actividad antirreligiosa (Cath. Encycl. Masonry.)
1. 62. La Masonería en México.
En México, pasando también por alto tiranías ejercitadas en el siglo
pasado, la Masonería ha dado en pleno siglo XX muestras de lo que es capaz de
hacer para cumplir su programa de respetar las religiones, ha confiscado y
profanado iglesias, prohibiendo hasta los actos más sencillos del culto; ha
destrozado imágenes, ha perseguido al clero, con sed insaciable de oro y de
sangre; ha cometido con personas consagradas a Dios y al servicio de la
humanidad doliente o de la educación, brutalidades y excesos tales, que mi
mano se resiste a estampar.
Me contentaré con citar a este respecto algo de lo
que dice F. O. Kelly, en la obra que, por eso mismo, tituló:
‘The Book of the Red
and Yellow (El lobro de los Rojo y Amarillo,) y cuya documentación ofrece a
quien quiera verla: ‘Antes de que la revolución entrara a las ciudades, las logias
atacaban fieramente la Religión Católica, por medio de calumnias lanzadas
desde la prensa y desde la tribuna.
Sus miembros servían de espías e
informadores, y aún descubrían los escondites de los sacerdotes y de los vasos
sagrados. Esta no es una suposición. Es un hecho admitido en todo México.
‘El Liberal, órgano oficial de Carranza, puede ser citado como una
autoridad sobre este punto…
‘Es indispensable, dice El Liberal, que para cumplir nuestra
denominación, se haga un fuerte llamado a los seguidores de la verdad, para que
vengan a la línea a combatir por la victoria o por la muerte, por la libertad y la
fraternidad, en los templos consagrados por triunfos e inexplicables
abnegaciones, las logias…
Nosotros, los mexicanos, amantes de la libertad, de la
igualdad y de la fraternidad, apresurémonos a unirnos al ejército en la defensa de
estos ideales. Trabajemos en nuestras logias por su realización’ (Kelly,) ‘The
Book of the Red and Yellow, p.66.)
Ese ideal de libertad, igualdad y fraternidad es el que ha hecho expulsar
de México al Delegado Apostólico, por el crimen de haber asistido a la bendición
de la primera piedra de un monumento religioso.11[1] ¡Y eso, según se dice, por
instigaciones de la Belén de Sárraga!
Sería interminable si quisiera recordar las persecuciones religiosas en el
viejo mundo como en el nuevo. No hay casi nación que no tenga mártires del
respeto que la Masonería tiene por todas las religiones. Quizás habrá ocasión de
citar algunos un poco después.
1. 63. La Masonería Italiana contra la Iglesia.
De furor anticristiano de la Masonería Italiana dará una idea el hecho
siguiente contado por Margiotta.
‘Se sabe lo que ha hecho el judío de Stambul (Adriano Lemmi) al entrar
en la morada del papa Paulo V (el Palacio Boghese, donde estableció su sede el
Gran Oriente Italiano.)
Ello causó un gran escándalo, del cual se hicieron eco los
diarios de la época, aún los de ordinario más indiferentes. Hizo construir las
letrinas del Supremo Consejo encima de la Capilla particular, haciendo dirigir el
desagüe sobre el altar mismo. Eso prueba bien su alma puerca; porque para
cometer esta abominación, se veía obligado a apestar el local. Hubo protestas y
el arquitecto, por razones de la higiene, tuvo que arreglar las letrinas en otra
forma.
Pero Lemmi, entonces imaginó otra cosa: hizo colocar en los Waterclosets
un Crucifijo, con la cabeza para abajo; y encima, por orden suya, se pegó
un cartel, con estas palabras: ‘Antes de salir, escupir sobre el traidor. ¡Gloria a
Satán! Para que el judío masón pudiera hacer eso, es claro que necesitaba contar
con ánimos dispuestos a tolerar tales infamias (Margiotta, A. Lemmi, 250.)
1. 64. La Masonería en Estados Unidos.
Tratando de defender del cargo de irreligiosidad a la Masonería
Americana, el H.•. John C. Strother, de Louisville, confiesa que la Masonería
‘como existe en Francia, Italia, España, Portugal y en las Repúblicas de Sud-
América, es una asociación política antirreligiosa, que en los últimos años se ha
desarrollado en una especie de secta antiteística que no hace secreto de su odio a
la religión revelada.’
Agrega que el antagonismo entre la Orden y la Iglesia ha
crecido tanto, que en 1891 el Gran Oriente de Francia pasó a sus logias
subordinadas resoluciones obligatorias sobre que ‘es deber de todo buen masón
usar toda su influencia para llevar a cabo la supresión de toda asociación
eclesiástica, religiosa, educacional o caritativa y para ver de que sus propiedades
sean confiscadas por el Estado; y es deber de todo masón el procurar la
exclusión de todo alumno de colegios o escuelas religiosas, de todo puesto
oficial dependiente del gobierno; en todo ramo de servicio, militar, naval o civil’
(Preuss, A. F., 413-415.)
Esto último ha sido también propugnado por la prensa
masónica en Estados Unidos, al menos en lo que toca a la enseñanza. Tal vez el
H.•. Strother está muy mal informado de lo que pasa en su propia secta que trata
de defender del cargo del odio contra la Religión (Kenny, A. M. and C. E..)
1. 65. La acción masónica anticatólica entre nosotros.
En Chile, gracias a Dios aún no hemos tenido esos excesos de libertad,
igualdad y fraternidad masónicas que han tenido que padecer nuestros hermanos
de otros países; pero el terreno está desbrozado y sigue preparándose del mismo
modo como se ha hecho en otras naciones.
La Masonería está bien dirigida y no
se lanza fácilmente a un fracaso. Esa preparación dará sus frutos en el momento
oportuno, aquí, como en otras partes, si una acción hábil, robusta y constante no
desbarata sus planes.
Es táctica de la Masonería la de tratar de visionarios o de calumniadores a
los que dan la voz de alarma o refieren sus hazañas.
No faltan tampoco católicos
bien intencionados y pésimamente informados, que creen que la Masonería es
una anacronismo, tan pasado de moda, que el hablar de ella está fuera de lugar
en estos tiempos. Y, sin embargo, la acción masónica sigue haciéndose cada día
más intensa y universal.
Se extiende hasta los puestos más humildes, desde los
más altos, en los cuales está cumpliendo el consejo de Weishaupt: ‘Alrededor de
los poderes de la tierra es menester reunir una legión de hombres infatigables
que dirijan por todas partes sus trabajos según el plan de la Orden.’
¿En qué
ramo de la administración no están esos hombres infatigables dirigiendo la cosa
pública al sabor de la Orden? El país lo sabe; puede señalar a muchos con el
dedo; los mismos masones, para hacer reclamo a la Orden, lo vociferan cuando
les conviene: hay ramos de la Administración en los cuales el profano no entra
sino con las recomendaciones o empeños de los H.•. o de los que obedecen sus
sugestiones.
1. 66. La Masonería se sirve del engaño para obtener éxito.
La Masonería ha trabajado aquí, como en todas partes, por sugestionar la
opinión pública en contra de la Religión Católica, por medio de las palabras
mágicas, libertad. Liberalismo, igualdad, fraternidad, ciencia, progreso,
tolerancia, &c., o bien con las declamaciones contra el fanatismo, la
intolerancia, la reacción, el clericalismo, y otras parecidas.
Ella conoce por experiencia el valor y fuerza que tienen esas palabras para
producir la sugestión, aunque se grite libertad y liberalismo, cuando se trata de
ejercitar alguna expresión contra la conciencia y se declame contra el fanatismo.
precisamente cuando se da muestras del más feroz fanatismo. Es difícil decir
hasta qué punto ha conseguido la Masonería sugestionar la opinión pública y
hacer de los partidos políticos y de hombres serios y honorables, humildes
servidores, con el encanto o con el terror mágico de esas palabras repetidas en
todos los tonos.
¡Cuántas veces, aún tomando formas muy discretas y disimuladas, la
Masonería ha hecho sentir sus influencias no sólo en los círculos de señoras
piadosas y de sacerdotes respetables, sino quizás aún en las mismas curias
episcopales, como las ha hecho sentir aún en el trono pontificio por medio de
hábiles diplomáticos, afiliados a ella!
1. 67. Nefasta obra masónica.
De las escuelas se ha desterrado el crucifijo y las imágenes, cómo si no
estuviéramos en país católico; de los libros de enseñanza se ha suprimido hasta
donde ha sido posible el santo Nombre de Dios y de Jesucristo. En las mismas
revistas infantiles patrocinadas por miembros del magisterio, hay esmero por no
nombrar al Creador ni nada que sepa a religión.
Hay recomendaciones, por no
decir órdenes, para organizar, no sólo en los liceos sino también en las escuelas
públicas, asociaciones de Boy-Scouts o centros, que tengan el propósito
declarado de cultivar el cuerpo con ejercicios y el espíritu con enseñanzas sanas,
y con el fin encubierto de alejar a los niños, tanto de la influencia del hogar,
como de la Iglesia. Esas asociaciones harán que no les quede tiempo para ir a
misa el domingo ni para instruirse en los catecismos, ni siquiera para sentir la
influencia de padres católicos, cuya autoridad educadora es reemplazada
insensiblemente por los maestros de una moral laica, sin religión.
68. Armas de que se sirve la Masonería.
En ciertas provincias es muy general el dar el nombre de fanatismo o de
superstición a la Religión Católica, que es la del país y del Estado. Es el
lenguaje de las logias. El oscurantismo es también una palabra que han usado
como arma para hacer odiosa la Iglesia.
A fuerza de repetirlo se han convencido
los mismos masones y, al menos confusamente, han convencido también a otros
que no lo son y que tienen poca instrucción, de que la Iglesia es un antro donde
se difunde por todas partes la oscuridad. En Iquique era cosa casi diaria, hace
algunos años, la invocación del oscurantismo para denigrar a la Iglesia; y lo
curioso era que así hablaban a veces aún los que ni siquiera sabían escribir una
carta con corrección.
Eran simples fonógrafos que repetían, sin darse cuenta del
porqué, lo que se había grabado en ellos. Ha sido menester hacerlos volver un
poco a la realidad de las cosas, hacerles comprender que no eran ni con mucho
los focos de luz que se imaginaban y que el clero tampoco era lo que pensaban,
pura ignorancia y pobreza mental. Bien lo sabían los dirigentes, y por eso ponían
todo empeño en no dejar hablar al clero.
1. 69. Plan Masónico.
De esa acción anticatólica se gloría la Masonería en sus documentos
oficiales, como puede verse en el opúsculo ‘La Masonería ante el Congreso’,
que debiera ser leído por todos los chilenos. De ahí tomo las siguientes
declaraciones: ‘Hay que salir de los lindes del terruño; hay que conquistar
nuevas plazas; hay que OPONER tantas logias y triángulos a cuantas
catedrales y parroquias hay en la República.’
‘Durante el primer semestre de 1913 todos los masones chilenos y gran
número de las logias proporcionaron muy efectiva cooperación a la campaña
anticlerical que valerosamente emprendió en nuestro país la Belén de
Sárraga…’Si los laureles de triunfo tocaron por entero a la intrépida
propagandista liberal (¡ !) parte importante de los felices resultados
correspondió a los masones asegurarla con su trabajo, con un entusiasmo y con
su dinero.
Son declaraciones del Gran Maestre Luis Navarrete López, en su mensaje
anual leído en la Asamblea de la Gran Logia de Chile, celebrada en mayo de
1914.
Hablando de la campaña contra Monseñor Sibilia, Representante de la
Santa Sede, agrega el señor Navarrete. ‘Fue un francmasón quien organizó la
primera jornada hostil a Monseñor Sibilia y en la que éste perdió su capello. En
seguida consejos, dinero, influencias y simpatías aportaron los masones a la
Federación de Estudiantes en apoyo de su estruendosa campaña pública.
Las
logias establecidas fuera de Santiago constituyeron los centros organizadores de
las manifestaciones populares que hicieron eco en las provincias a la agitación
metropolitana’ (‘La Masonería ante el Congreso’, 69-71.)
Todavía me acuerdo de que en esa campaña tomaron parte algunos
católicos que odiaban la Masonería, y sin embargo, cayeron en sus redes y
sirvieron su causa, hipnotizados por el encantamiento de la palabra liberal de
que se gloriaban. Después reconocieron el engaño.
1. 70. Obediencia a la influencia extranjera secreta.
Compárese ahora el trabajo de la Masonería chilena con el consiguiente
programa de trabajo del Gran oriente de Francia, y se llegará a la conclusión que
es un Poder Oculto extranjero el que está dirigiendo, por medio de las logias
chilenas, gran parte de nuestra vida nacional.
En sus principales líneas, ese programa es como sigue: ‘La
Francmasonería, que preparó la Revolución de 1789, tiene el deber de continuar
su trabajo’ (Circular del Gran Oriente de Francia, 2 de abril de 1889.)
Medios para alcanzar los ideales de la masonería: Los siguientes son
tenidos como los principales:
1° Destruir radicalmente por franca persecución
de la Iglesia o por el fraudulento e hipócrita sistema de separación de la Iglesia
y del Estado, toda influencia social de la Religión, llamada insidiosamente
‘Clericalismo’, y en cuanto sea posible destruir la Iglesia y toda religión
verdadera o revelada, que es algo más que un culto vago de la Madre Patria y de
la Humanidad; 2° laicizar o secularizar, por medio de un sistema parecido,
hipócrita y fraudulento de ‘no sectarismo’, toda vida pública y privada y sobre
todo la instrucción y educación popular.
El ‘no sectarismo’, como lo entiende el
Gran Oriente, es sectarismo anticatólico y aún anticristiano, ateo, positivista y
agnóstico, con el traje de ‘no sectarismo.’
La libertad de pensamiento y de conciencia de los niños se ha de
desarrollar en ellos sistemáticamente en la escuela y ha de protegerse tanto como
sea posible contra las influencias perturbadoras, no sólo de la Iglesia y de los
sacerdotes, sino también de los propios padres de los niños, aún, sin es
necesario, por medio de la compulsión moral o física.
El Partido del Gran
Oriente lo considera indispensable y un camino infaliblemente seguro para el
definitivo establecimiento de la república Social universal, etc… (Chaine
d’Union, 1889,) páginas 134, 121 y siguientes; 291 y siguientes; Actas oficiales
del Congreso Masónico Internacional de París, 16-17 de julio de 1889, 31 de
agosto y 1-2 se septiembre de 1900. Rivista Masonica, 1880-1910, citada por
Cath. Encyclop.)
Hay, pues, una mentira constitucional, internacional tanto en los
Estatutos de la Masonería, como en los labios que, para conquistarse adeptos,
comienzan por decir que en la Masonería se respetan todas las religiones y no se
trata de religión. ¡Y las primeras víctimas de ese engaño son siempre los mismos
afiliados a la Masonería!
1. 71. La tolerancia masónica.- Antifanatismo.
La Masonería hace profesión de observar la más absoluta tolerancia de
todas las opiniones y de combatir tenazmente el fanatismo. Veamos si en esto es
más sincera y veraz que en sus demás afirmaciones. Tomo las ideas de
Copin_Albancelli (La Consp. Juive, páginas 130 y siguientes.)
La Masonería, o más bien el Poder Oculto que la dirige, para hacerla
aceptar, invocaba en sus comienzos el espíritu de tolerancia; así lograba que
muchos católicos la aceptasen. En seguida combatió a la Iglesia en nombre de la
misma tolerancia que le había permitido existir. ‘De suerte que nos es dado
asistir a un espectáculo verdaderamente extraño: hay, en efecto, según la
Masonería. Dos iglesias por delante: la una digna de odio a causa de su
intolerancia: es el Catolicismo; la otra, admirable a causa de su tolerancia: es la
Masonería. Es lo que dicen los masones; pero ved lo que pasa en realidad. La
Iglesia de la intolerancia existía antes de la que se dice iglesia de la tolerancia.
Por tanto, ha tolerado la existencia de ésta. Al contrario, ahora que esta última
está constituida, ahora que está en pleno triunfo, es ella la que no permite el
mantenimiento de la otra. Es, pues, la Intolerancia la que tolera y la Tolerancia la
que no tolera. Y lo que hace más gracia, es que los que se dicen tolerantes y no
toleran, en nombre de su tolerancia, no se daban cuenta absolutamente de su
intolerancia. Es un poco bufo esto para ser verdad; y sin embargo, es el
espectáculo que el mundo entero puede contemplar.
¡Tan profundo es el
obcecamiento que resulta de las sugestiones lanzadas en la Masonería por el
Poder Oculto! ¿Cómo pueden ser así falseadas las conciencias? Sería cosa
imposible de comprender y explicar para mí si la mía no hubiese sido arrastrada,
como tantas otras, en el torbellino de demencia, si yo no hubiese sido actor y
víctima a la vez.’
El mismo autor, para manifestar hasta dónde llega la intolerancia y el
fanatismo que se apodera de los masones a fuerza de las sugestiones que se les
hacen, dice más adelante: ‘Yo he oído a esos ‘fanáticos de la tolerancia’, cuando
comenzaban a ser furiosamente intolerantes en nombre de su amor desordenado
de la tolerancia. He asistido aún a escenas de un cómico irresistible. Una de ellas
tuvo por causa el bacalao que ciertos masones confesaban haber comido el
Viernes santo de 1884.
El hecho de observar las prescripciones católicas era, en
esa época, considerado como un pecado mortal masónico por algunos que se
decían apóstoles de la tolerancia. Pues bien, uno de esos avanzados, el Viernes
Santo de 1884, pidió en su logia un voto de censura contra los masones que,
‘comiendo bacalao el Viernes Santo, contribuían a mantener los prejuicios de
otra edad.’
72.- Contrasentido de las palabras y obras de la Masonería.
Yo pregunto a los masones, pregunto a sus esposas, madres o hermanas, si
esa tolerancia, por ese mismo motivo, es cosa desconocida o rara entre nosotros.
Ya he dicho antes lo que yo mismo he tenido ocasión de ver y de oír en el ataque
que se hizo a la Procesión con que celebrábamos el Centenario de Constantino,
ataque que fue fraguado como consecuencia de las predicaciones de la masona
Belén de Sárraga y a cuya cabeza había conocidos masones. Esa es la muestra
de intolerancia con que combatían la intolerancia de nuestra religión.
En
cambio, cuando ellos, o los sugestionados por ellos, hacían desfiles insultando a
tirando piedras, los católicos ni siquiera hemos contestado el insulto con el
insulto, ni hemos experimentado ese ataque nervioso y frenético que
experimenta el masón al ver una imagen o encontrarse con un cura en casa de un
enfermo. Mis compatriotas de casi todas las ciudades de Chile, casi con
seguridad, podrán atestiguar los mismos hechos y recoger las mismas
experiencias. La historia moderna de todas las naciones donde ha denominado la
Masonería, está llena de la misma comprobación.
La Masonería, una vez más, hace profesión de una cosa que no tiene
intención de practicar, sólo para engañar a los inocentes, que
desgraciadamente son muchos en este mundo: hace profesión de tolerancia y es
satánicamente intolerante.
1. 73. El furor anticatólico.
¿Quién creyera que, después de tan serias y constantes afirmaciones y
protestas de la Masonería y de los masones sobre el respeto a todas las
religiones, y sobre que la Masonería no se ocupa de religión, quién creyera,
digo, que la preocupación por la religión y el odio por la religión católica llegara
a convertirse en furor? Es, sin embargo, lo que se ha visto, no sólo en la época
del Terror y de la Comuna, en Francia, en Madrid, en 1834, en Italia, &c., sino
lo que existe en ciertos grados, en que se blasfema de Cristo, se blasfema de
Dios, diciendo de él que es el ángel o el principio malo; se profanan las hostias
consagradas, atravesándolas con un puñal.
Yo mismo he visto un diploma en que
se daba poder para fundar logias, diploma sin duda emanado de alguna Gran
Logia, con varias figuras o emblemas que manifiestan el espíritu de la logia.
Uno de esos emblemas era el del cáliz derramándose y de la hostia atravesada
por un puñal; otro, el del mundo con la cruz para abajo; otro, el del Corazón de
Jesús con el mote de exsecrandum, &c.
En la recepción de las Elegidas del Rito Paládico Reformado, se enseña a
la que va a ser recibida a castigar al traidor Jesús y a matar a Adonaí, el Dios de
la Biblia, con su divinidad malhechora, y eso lo hace atravesando la Maestra, y
después de ella la iniciada, una hostia con un puñal, en medio de horribles
blasfemias, después que se ha garantizado que es una hostia consagrada. En
1894, dice Dom Bénoit, se comprobó, en una iglesia de París, la desaparición de
800 hostias, sacrílegamente robadas por los sectarios para sus misterios
abominables (Bénoit, F. M. I, 456.)
11[1] La Revista Católica de El Paso ha dado cuenta que hasta se había prohibido continuar el
trabajo para elevar ese monumento.