|
EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO
Autor: María Valtorta
« PARTE 4 de 7 »
TERCER AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS
Partes:
[ 1 ]
[ 2 ]
[ 3 ]
[ 4 ]
[ 5 ]
[ 6 ]
[ 7 ]
313. Preparativos para salir de Nazaret, después de la visita de Simón de Alfeo con su familia. Durante el tercer año,
Jesús será el Justo
314. La cena en la casa de Nazaret. La dolorosa partida
315. El viaje hacia Yiftael y las reflexiones de Juan de Endor
316. Jesús se despide de Juan
de Endor y de Síntica
317. La oración de Jesús por la salvación de Judas Iscariote
318. En barca de Tolemaida
a Tiro
319. Partida de Tiro en la nave del cretense Nicomedes
320. Prodigios en la nave en medio de una tempestad
321. Arribo a Seleucia.
Se despiden de Nicomedes
322. Partida de Seleucia en un carro y llegada a Antioquía
323. La visita a Antigonio
324. Las pláticas de los ocho apóstoles antes de dejar Antioquía. El adiós a Juan de Endor y a Síntica
325. Los ocho apóstoles se reúnen
con Jesús
cerca de Akcib
326. Un alto en Akcib
327. En los confines de Fenicia. Palabras de Jesús sobre la igualdad de los pueblos.
Parábola de la levadura
328. En Alejandrocena donde los hermanos de Hermiona
329. En el mercado de Alejandrocena. La parábola
de los obreros de la viña
330. Santiago y Juan "hijos del trueno". Hacia Akcib
con el pastor Anás
331. La fe de la mujer cananea y otras conquistas. Llegada a Akcib
332. La sufrida separación de Bartolomé, que con Felipe
vuelve a unirse al Maestro
333. Con los diez apóstoles
hacia Sicaminón
334. También Tomas y Judas Iscariote se unen de nuevo al grupo apostólico
335. La falsa amistad de Ismael ben Fabí, y el hidrópico
curado en sábado
336. En Nazaret con cuatro apóstoles. El amor de Tomás
por María Santísima
337. El sábado en Corazín. Parábola sobre los corazones imposibles de labrar. Curación
de una mujer encorvada
338. Judas Iscariote pierde el poder de milagros.
La parábola del cultivador
339. La noche pecaminosa
de Judas Iscariote
340. El enmendamiento de Judas Iscariote y el choque con los rabíes junto al sepulcro de Hil.lel
341. La mano herida de Jesús. Curación de un sordomudo en los confines sirofenicios
342. En Quedes. Los fariseos piden un signo.
La profecía de Habacuc
343. La levadura de los fariseos. El Hijo del hombre.
El primado a Simón Pedro
344. Encuentro con los discípulos en Cesárea de Filipo y explicación de la sedal de Jonás
345. Milagro en el castillo
de Cesárea Paneas
346. Primer anuncio de la Pasión y reprensión a Simón Pedro
347. En Betsaida. Profecía sobre el martirio de los Apóstoles y curación de un ciego
348. Manahén da algunas noticias acerca de Herodes Antipas, y desde Cafarnaúm va con Jesús a Nazaret. Revelación de las transfiguraciones
de la Virgen
349. La Transfiguración en el monte Tabor y el epiléptico curado al pie del monte. Un comentario para los predilectos
350. Lección a los discípulos sobre el poder de vencer
a los demonios
351. El tributo al Templo pagado con la moneda hallada
en la boca del pez
352. Un convertido de María de Magdala. Parábola para el pequeño Benjamín y lección sobre quién es grande
en el reino de los Cielos
353. La segunda multiplicación de los panes y el milagro de la multiplicación de la Palabra
354. Jesús habla sobre el Pan del Cielo en la sinagoga
de Cafarnaúm
355. El nuevo discípulo Nicolái de Antioquía y el segundo anuncio de la Pasión
356. Hacia Gadara. Las herejías de Judas Iscariote y las renuncias de Juan,
que quiere sólo amar
357. Juan y las culpas de Judas Iscariote. Los fariseos y la cuestión del divorcio
358. En Pel.la. El jovencito Yaia y la madre de Marcos de Josías
359. En la cabaña de Matías cerca de Yabés Galaad
360. El malhumor de los apóstoles y el descanso en una gruta. El encuentro
con Rosa de Jericó
361. Los dos injertos que transformarán a los apóstoles. María de Magdala advierte a Jesús de un peligro. Milagro ante la riada del Jordán
362. La misión de las "voces" en la Iglesia futura. El encuentro con la Madre y las discípulas
363. En Rama, en casa de la hermana de Tomás. Jesús habla sobre la salvación.
Apóstrofe a Jerusalén
364. En el Templo. Oración universal y parábola del hijo verdadero y los hijos bastardos
365. Judas Iscariote insidia la inocencia de Margziam. Un nuevo discípulo, hermano de leche de Jesús. En Betania, en la
casa de Lázaro, enfermo
366. Anastática entre las discípulas. Las cartas de Antioquía
367. El jueves prepascual. Preparativos en el Getsemaní
368. El jueves prepascual. En Jerusalén y en el Templo
369. El jueves prepascual. Parábola de la lepra de las casas
370. El jueves prepascual. En el convite de los pobres en el palacio de Cusa
371. El jueves prepascual. Por la noche en el palacio de Lázaro
372. El día de la Parasceve. Despertar en el palacio de Lázaro
373. El día de la Parasceve.
En el Templo
374. El día de la Parasceve. Por las calles de Jerusalén y en el barrio de Ofel
375. La cena ritual en casa de Lázaro y el banquete sacrílego en la casa de Samuel
376. Lección sobre la obra salvífica de los santos, y condena al Templo corrompido
377. Parábola del agua y del junco para María de Magdala, que ha elegido la mejor parte
378. La parábola de los pájaros, criticada por unos judíos enemigos que tienden una trampa
379. Una premonición del
apóstol Juan
380. El amor de los apóstoles, de la contemplación a la acción
381. La parábola del administrador infiel y sagaz. Hipocresía de los fariseos y conversión de un esenio
382. Un alto en casa de Nique
383. Discurso sobre la muerte junto al vado del Jordán
384. El anciano Ananías, guardián de la casita de Salomón
385. Parábola de la encrucijada y milagros cerca del pueblo
de Salomón
386. Hacia la orilla occidental
del Jordán
387. En Guilgal. El mendigo Ogla y los escribas tentadores. Los apóstoles comparados con las doce piedras del
prodigio de Josué
388. Exhortación a Judas Iscariote, que irá a Betania
con Simón Zelote.
389. Llegada a Engadí con
diez apóstoles
390. La fe de Abraham de Engadí y la parábola de la semilla
de palma
391. Curación del leproso Eliseo de Engadí
392. La hostilidad de Masada, ciudad-fortaleza
393. En la casa de campo de María de Keriot
394. Parábola de las dos voluntades y despedida de los habitantes de Keriot
395. Las dos madres infelices de Keriot. Adiós a la madre de Judas
396. En Yuttá, con los niños. La mano de Jesús obradora
de curaciones
397. Despedida de los fieles
de Yuttá
398. Palabras de despedida en Hebrón. Los delirios
de Judas Iscariote
399. Palabras de despedida en Betsur. El amor materno de Elisa
400. En Béter, en casa de Juana de Cusa, la cual habla del daño provocado por Judas Iscariote ante Claudia
401. Pedro y Bartolomé en Béter por un grave motivo.
Éxtasis de la escritora
402. Judas Iscariote se siente descubierto durante el discurso de despedida en Béter
403. Una lucha y victoria espiritual de Simón de Jonás
404. En camino hacia Emaús
de la llanura
405. Descanso en un henil y discurso a la entrada de Emaús de la llanura. El pequeño Miguel
406. En Joppe. Palabras inútiles a Judas de Keriot y diálogo sobre el alma con algunos Gentiles
407. En los campos de Nicodemo. La parábola de los dos hijos
408. Multiplicación del trigo en los campos de José de Arimatea
409. El drama familiar del Anciano Juan
410. Provocaciones de Judas Iscariote en el grupo apostólico
411. Una lección extraída de la naturaleza y espigueo milagroso para una viejecita. Cómo ayudar a quien se enmienda
412. Elogio del lirio de los valles, símbolo de María. Pedro se sacrifica por el bien de Judas
413. Llegada a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés y disputa con los doctores del Templo
414. Invectiva contra fariseos y doctores en el convite en casa
del Anciano Elquías
415. Un alto en el camino
en Betania
416. Un mendigo samaritano en el camino de Jericó
417. Historia de Zacarías el leproso y conversión
de Zaqueo el publicano
418. Curación del discípulo José, herido en la cabeza y recogido en la casita de Salomón
419. Curaciones en un pueblecito de la Decápolis. Parábola del escultor y de las estatuas
420. Curación de un endemoniado completo. La vocación de la mujer al amor
421. El endemoniado curado, los fariseos y la blasfemia contra
el Espíritu Santo
422. El Iscariote, con sus malos humores, ocasiona la lección sobre los deberes
y los siervos inútiles
423. Partida del Iscariote, que ocasiona la lección sobre
el amor y el perdón
424. Pensamientos de gloria y martirio ante la vista de la costa mediterránea
425. En Cesárea Marítima. Romanos mundanos y parábola de los hijos con destinos distintos
426. Con las romanas en Cesárea Marítima. Profecía en Virgilio.
La joven esclava salvada
427. Bartolomé instruye
a Áurea Gala
428. Parábola de la viña y del viñador, figuras del alma y del libre albedrío
429. Con Judas Iscariote en la llanura de Esdrelón
430. El nido caído y el escriba cruel. La letra y el espíritu
de la Ley
431. Tomás prepara el encuentro de Jesús con los campesinos
de Jocanán
432. Con los campesinos
de Jocanán, cerca de Sefori
433. Llegada a Nazaret. Alabanzas a la Virgen.
Curación de Áurea
434. Trabajos manuales en Nazaret y parábola
de la madera barnizada
435. Comienzo del tercer sábado en Nazaret y llegada de Pedro con otros apóstoles
436. En el huerto de Nazaret, revelado a apóstoles y discípulas el precio de la Redención
437. Coloquio
de Jesús con
su Madre
438. María Santísima con María de Alfeo en Tiberíades, donde Valeria. Encuentro con Judas Iscariote
439. María Santísima enseña a Áurea a hacer la voluntad de Dios
440. Otro sábado en Nazaret. Obstinación de José de Alfeo
441. Partida de Nazaret. Un incendio de brezos durante el viaje viene a ser el tema de una parábola
442. Judas Iscariote en Nazaret en casa de María
443. La muerte del abuelo de Margziam
444. Las dotes de Margziam. Lección sobre la caridad, sobre la salvación, sobre los méritos del Salvador
445. Dos parábolas durante una tormenta en Tiberíades. Llegada de Maria Stma., e impenitencia de Judas Iscariote
446. Llegada a Cafarnaúm en medio de un cálido recibimiento
447. En Cafarnaúm unas palabras de Jesús sobre la misericordia y el perdón no encuentran eco
448. Encuentro de barcas en el lago y parábola sugerida por Simón Pedro
449. El pequeño Alfeo desamado de su madre
450. Milagros en el arrabal cercano a Ippo y curación del leproso Juan
451. Discurso en el arrabal cercano a Ippo sobre los deberes de los cónyuges y de los hijos
452. El ex leproso Juan se hace discípulo. Parábola de los diez monumentos
453. Llegada a Ippo y discurso en pro de los pobres. Curación de un esclavo paralítico
454. María Santísima y su amor perfecto. Conflicto de Judas Iscariote con el pequeño Alfeo
455. La Iglesia es confiada a la maternidad de María. Discurso, al pie de Gamala, en pro
de unos forzados
456. Despedida de Gamala y llegada a Afeq. Advertencia a la viuda Sara y milagro en su casa
457. Discurso en Afeq, tras una disputa entre creyentes y no creyentes. Sara se hace discípula
458. Una curación espiritual en Guerguesa y lección sobre
los dones de Dios
459. El perdón a Samuel de Nazaret y lección sobre
las malas amistades
460. Fariseos en Cafarnaúm con José y Simón de Alfeo. Jesús y su Madre preparados
para el Sacrificio
461. Confabulación en casa de Cusa para elegir a Jesús rey. El griego Zenón y la carta de Síntica con la noticia de la muerte de Juan de Endor
462. Discurso y curaciones en las fuentes termales de Emaús
de Tiberíades
463. En Tariquea. Cusa, a pesar del discurso sobre la naturaleza del reino mesiánico, invita a Jesús a su casa. Conversión de una pecadora
464. En la casa de campo de Cusa, intento de elegir rey a Jesús. El testimonio
del Predilecto
465. En Betsaida para un encargo secreto a Porfiria. Apresurada partida de Cafarnaún
466. Un alto en la casa de los ancianos cónyuges Judas y Ana
467. Parábola de la distribución de las aguas. Perdón condicionado para el campesino Jacob. Advertencias a los apóstoles camino de Corazín
468. Un episodio de enmendamiento de Judas Iscariote, y otros que
ilustran su figura
469. Despidiéndose de los pocos fieles de Corazín
470. Lección a una suegra sobre los deberes del matrimonio
471. Encuentro con el levita José, llamado Bernabé, y lección
sobre Dios-Amor
472. Solicitud insidiosa de un juicio acerca de un hecho ocurrido en Yiscala
473. Curación de un niño ciego de Sidón y una lección
para las familias
474. Una visión que se pierde en un arrobo de amor
475. Abel de Belén de Galilea pide el perdón para sus enemigos
476. Lección sobre el cuidado de las almas y perdón a los dos pecadores castigados con la lepra
477. Coloquio de Jesús con su Madre en el bosque de Matatías. Los sufrimientos morales
de Jesús y María
478. Coloquio de Jesús con José y Simón de Alfeo, que van a la fiesta de los Tabernáculos
479. Con Juan al pie de la torre de Yizreel en espera de los campesinos de Jocanán
480. Parten de Yizreel tras la visita nocturna de los campesinos de Jocanán
481. Llegada a Enganním. Maquinaciones de Judas Iscariote para impedir una trama
de los fariseos
482. En camino con un pastor samaritano que ve
premiada su fe
483. Polémica de los apóstoles sobre el odio de los judíos. Los diez leprosos curados en Samaria
484. Alto obligado en las cercanías de Efraím y parábola de la granada
485. Jesús llega con los apóstoles a Betania, donde ya están algunos discípulos con Margziam
486. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Reino
487. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Cristo
488. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Partida secreta hacia Nob después
de la oración
489. En Nob. Parábola del rey no comprendido por sus súbditos. Jesús calma el viento
490. En el campo de los Galileos con los primos apóstoles y encuentro con el levita Zacarías
491. TEn el Templo el último día de la fiesta de los Tabernáculos. Sermón sobre el Agua viva
492. En Betania se evoca la memoria de Juan de Endor
493. Jesús habla cabe la fuente de En Royel, lugar en que hicieron un alto los tres Sabios
494. La mujer adúltera y la hipocresía de sus acusadores
495. Jesús instruye acerca del perdón de los pecadores, y se despide de sus discípulos en el camino de Betania
496. Un alto en la casita de Salomón. Improvisa turbación
de Judas Iscariote.
497. Simón Pedro atraviesa una hora de abatimiento
498. Exhortación a Judas Tadeo y a Santiago de Zebedeo después de una discusión
con Judas Iscariote
499. Fuga de Esebón y encuentro con un mercader de Petra
500. Reflexiones de Bartolomé y Juan después de un retiro
en el monte Nebo
501. Parábola de los hijos lejanos. Curación de dos hijos ciegos del hombre de Petra
502. Otro abatimiento en Pedro. Lección sobre las posesiones (divinas y diabólicas)
503. Los apóstoles indagan acerca del Traidor. Un saduceo y la infeliz mujer de un nigromante. Saber distinguir lo sobrenatural de lo oculto
504. Margziam preparado para la separación. Regreso a la aldea de Salomón y muerte de Ananías
505. En el Templo, una gracia obtenida con la oración incesante y la parábola del juez y la viuda
506. En el Templo, oposición al discurso que revela que Jesús
es la Luz del mundo
507. El gran debate con los judíos. Huyen del Templo con la ayuda del levita Zacarías
508. Juan será la luz de Cristo hasta el final de los tiempos. El pequeño Marcial-Manasés acogido por José de Seforí
509. El anciano sacerdote Matán acogido con los apóstoles y discípulos que han huido
del Templo
510. La curación de un ciego
de nacimiento
511. En la casa de Juan de Nob, otra alabanza a la Corredentora. Embustes de Judas Iscariote
512. Profecía ante un pueblo destruido
513. En Emaús Montana, una parábola sobre la verdadera sabiduría y una advertencia
a Israel
514. Consejos sobre la santidad a un joven indeciso. Reprensión a los habitantes de Bet-Jorón después de la curación de un romano y una judía
515. Las razones del dolor salvífico de Jesús. Elogio de la obediencia y lección sobre
la humildad
516. En Gabaón, milagro del mudito y elogio de la sabiduría como amor a Dios
517. Hacia Nob. Judas Iscariote, tras un momento polémico, reconoce su error
518. En Jerusalén, encuentro con el ciego curado y palabras que revelan a Jesús como
buen Pastor
519. Inexplicable ausencia de Judas Iscariote y alto en Betania, en casa de Lázaro
520. Conversaciones en torno a Judas Iscariote, ausente. Llegada a Tecua con el anciano Elí-Ana
521. En Tecua, Jesús se despide de los habitantes del lugar y del anciano Elí-Ana
522. Llegada a Jericó. El amor terreno de la muchedumbre y el amor sobrenatural del
convertido Zaqueo
523. En Jericó. La petición a Jesús de que juzgue a una mujer. La parábola del fariseo y el publicano tras una comparación entre pecadores y enfermos
524. En Jericó. En casa de Zaqueo con los pecadores convertidos
525. El juicio sobre Sabea
de Betlequí
526. T526 Curaciones cerca del vado de Betabara y discurso en recuerdo de Juan el Bautista
527. Desconocimiento y tentaciones en la naturaleza humana de Cristo
528. En Nob. Consuelo materno de Elisa y regreso inquietante de Judas Iscariote
529. Enseñanzas a los apóstoles mientras realizan trabajos manuales en casa de Juan de Nob
530. Otra noche de pecado de Judas Iscariote
531. En Nob, enfermos y peregrinos venidos de todas partes. Valeria y el divorcio. Curación del pequeño Leví
532. Preparativos para las Encenias. Una prostituta enviada a tentar a Jesús, que deja Nob
533. Hacia Jerusalén con
Judas Iscariote
534. Enseñanzas y curaciones en la sinagoga de los libertos romanos. Un encargo
para los gentiles
535. Judas Iscariote llamado
a informar a casa de Caifás
536. Curación de siete leprosos y llegada a Betania con los apóstoles ya reunidos. Marta y María preparadas por Jesús
a la muerte de Lázaro
537. En el Templo en la fiesta de la Dedicación, Jesús se manifiesta a los judíos, que intentan apedrearle
538. Jesús, orante en la gruta de la Natividad, contemplado por los discípulos ex pastores
539. Juan de Zebedeo se acusa de culpas inexistentes
540. La Madre confiada a Juan. Encuentro con Manahén y lección sobre el amor a los animales. Conclusión del tercer año
|
340- El enmendamiento de Judas Iscariote y el choque con los rabíes junto al sepulcro de Hil.lel
Dejando el pueblo de Meirón, Jesús, con sus apóstoles, toma un camino, también éste de montaña, que va en dirección noroeste, entre bosques y prados. Sigue subiendo. Quizás han venerado ya algunas tumbas, porque oigo que hablan de ello.
Ahora es precisamente Judas Iscariote el que va delante con Jesús. Se comprende que en Meirón han recibido y dado limosnas. Judas rinde cuentas, diciendo los donativos que han recibido y las limosnas que han dado. Termina diciendo:
-Y ahora, aquí, mi donativo. He jurado esta noche que te lo iba a dar para los pobres, como penitencia. No es mucho. Pero no tengo mucho dinero. De todas formas, he convencido a mi madre de que me mande dinero a menudo a través de muchos amigos. Las otras veces que dejaba mi casa era con mucho dinero. Pero esta vez, teniendo que ir por los montes solo, o sólo con Tomás, he tomado lo suficiente para la duración del viaje. Prefiero hacerlo así.
La única cosa es que... tendré que pedirte alguna vez autorización para separarme de vosotros durante unas horas para ir donde mis amigos. Ya he dispuesto todo... Maestro, ¿sigo teniendo el dinero yo? ¿Todavía yo? ¿Te fías todavía de mí?
-Judas, tú solo dices todo. Y no sé el motivo por el que lo haces. Has de saber que para mí nada ha cambiado... porque espero con ello que cambies tú y vuelvas a ser el discípulo que fuiste, y llegues a ser el justo por cuya conversión oro y sufro.
-Tienes razón, Maestro. Pero, con tu ayuda, ciertamente lo seré. Por lo demás... son imperfecciones de juventud. Cosas sin peso. Es más, sirven para poder comprender a los semejantes y para curarlos.
-¡Verdaderamente, Judas, tu moral es muy extraña! Y debería decir más. Nunca se ha visto a un médico que enferme voluntariamente para poder decir después: "Ahora sé curar mejor a los que tienen esta enfermedad". ¿Así que Yo soy un incapaz?
-¿Quién lo dice, Maestro?
-Tú. Yo no cometo pecados; por tanto, no sé curar a los pecadores.
-Tú eres Tú. Pero nosotros no somos Tú, y tenemos necesidad de la experiencia para saber hacer...
-Es tu vieja idea. La misma de hace unas veinte lunas.
Sólo que entonces opinabas que Yo debía pecar para ser capaz de redimir. Verdaderamente me sorprende que no hayas tratado de corregir este... defecto mío, según tus modos de juzgar, y de dotarme de esta... capacidad de comprender a los pecadores.
-Estás bromeando, Maestro. Bien, me agrada que bromees. Me causabas pena. Estabas muy triste. Y para mí es doble satisfacción el que sea precisamente yo quien te hace bromear. Pero nunca he pensado en elevarme a ser tu pedagogo. Además, ya ves que he corregido mi modo de pensar; tanto, que digo que esta experiencia es necesaria sólo para nosotros. Para nosotros, pobres hombres. Tú eres el Hijo de Dios, ¿no es verdad? Tienes, por tanto, una sabiduría que, para ser sabiduría, no tiene necesidad de experiencias
-Bueno, pues, has de saber que la inocencia también es sabiduría, mucho mayor que el bajo y peligroso conocimiento del pecador. Donde la santa ignorancia del mal limitaría la capacidad de guiarse y de guiar, suple el ministerio angélico, que jamás se ausenta de un corazón puro.
Cree que los ángeles, aun siendo purísimos, saben distinguir el Bien y el Mal, y conducir al hombre puro que custodian por el sendero recto y hacia actos rectos. El pecado no es aumento de sabiduría. No es luz. No es guía. Jamás. Es corrupción. Es privación de ver. Es caos.
De modo que quien lo cometa conocerá su sabor, mas perderá también la capacidad de saber muchas otras espirituales cosas y ya no tendrá a un ángel de Dios, espíritu de orden y amor, que lo guíe; sino a un ángel de Satanás, para conducirlo por la vía de un desorden cada vez mayor, por el odio insaciable que devora a estos espíritus diabólicos.
-Y... escucha, Maestro. ¿Si uno quisiera volver a tener la guía angélica? ¿Basta el arrepentimiento, o, por el contrario, el veneno del pecado perdura incluso después de que uno se ha arrepentido y ha sido perdonado?... Ya sabes... uno que se ha dado al vino, por ejemplo, aunque jure no volver a emborracharse, y lo jure con verdadera voluntad de cumplirlo, sigue sintiendo la incitación a beber. Y sufre...
-Claro. Sufre. Por este motivo uno no se debería hacer nunca esclavo de lo malo. Pero sufrir no es pecar. Es expiar. Como un borracho arrepentido no comete pecado, sino que adquiere mérito, si resiste heroicamente a la incitación y deja de beber vino; asimismo, quien ha pecado y se arrepiente y resiste a todas las incitaciones, adquiere un mérito; y no le falta la ayuda sobrenatural para esta resistencia. Ser uno tentado no es pecado. Es más, es batalla que procura victoria. Y -cree también esto
-Dios desea sólo perdonar y ayudar a quien habiendo errado luego se arrepiente...
Judas está en silencio un rato... Luego, toma la mano de Jesús y la besa, y curvado todavía hacia la mano que ha besado, dice:
-Pero yo ayer por la noche me he pasado de la raya. Te he insultado, Maestro... Te he dicho que acabaré odiándote...
¡He dicho estas blasfemias! ¿Pueden acaso serme perdonadas?
-El mayor pecado es desesperar de la misericordia divina... Judas, Yo he dicho: "Todo pecado contra el Hijo del hombre será perdonado". El Hijo del hombre ha venido para perdonar, salvar, curar, para llevar al Cielo. ¿Por qué quieres perder el Cielo? ¡Judas! ¡Judas!. ¡Mírame!
Lávate el alma en el amor que brota de mis ojos...
-¿Pero no te causo repulsa?
-Sí... Pero el amor es mayor que la repulsa. Judas, pobre leproso, el mayor leproso de Israel, ven a invocar la salud a Aquel que te la puede dar...
-Dame la salud, Maestro.
-No. No así. No hay en ti arrepentimiento verdadero y voluntad firme. Hay sólo un conato de amor sobreviviente por mí, por tu pasada vocación. Hay un pulular de sentimiento, pero enteramente humano. No es que sea malo todo esto. Es más, es el primer paso hacia el Bien.
Cultívalo, auméntalo, injértalo en lo sobrenatural, haz de ello un verdadero amor por mí, una vuelta verdadera a lo que eras cuando viniste a mí, ¡eso al menos!, ¡eso al menos! Haz de ello, no un latido transitorio, emotivo, de sentimentalismo inactivo, sino un verdadero sentimiento, activo, de atracción al Bien. Judas, Yo espero. Sé esperar. Yo oro. Soy Yo quien suple, en esta espera, a tu ángel disgustado. Mi piedad, mi paciencia, mi amor; siendo perfectos, son superiores a los angélicos, y pueden permanecer a tu lado, en medio de los desagradables hedores de lo que te fermenta en el corazón, para ayudarte...
Judas se estremece, no fingidamente, sino en la realidad.
Con labios temblorosos, con voz quebradiza por lo que le estremece, pálido, pregunta:
-¿Pero Tú sabes realmente lo que he hecho?
-Todo, Judas. ¿Quieres que te lo diga o prefieres que te ahorre esta humillación?
-Pero... bueno, es que no puedo creer...
-Bien, pues entonces vamos a recorrer hacia atrás el camino y a decirle al incrédulo la verdad. Esta mañana ya has mentido más de una vez, sobre el dinero y sobre cómo has pasado la noche. Tú ayer por la noche has tratado de ahogar con la lujuria todos tus otros sentimientos, todos los odios, los remordimientos. Tú...
-¡Basta! ¡Basta! ¡Por caridad, no sigas! O huiré de tu presencia.
-Deberías, por el contrario, abrazarte a mis rodillas pidiendo perdón.
-¡Sí, sí! ¡Perdón! ¡Perdón, Maestro mío! ¡Perdón! ¡Ayúdame! ¡Ayúdame! ¡Es más fuerte que yo! Todo es más fuerte que yo.
-Menos el amor que deberías tener por Jesús... Pero, ven aquí, para vencerte la tentación y librarte de ella.
Y lo toma entre sus brazos y llora silenciosas lágrimas encima de la cabeza morena de Judas.
Los demás, que están algunos metros más atrás, se han detenido prudentemente y ahora comentan:
-¿Veis? Quizás Judas tiene verdaderamente algún pesar.
-Y esta mañana se ha abierto con el Maestro.
-¡Qué tonto! Yo lo hubiera hecho inmediatamente.
-Serán cosas penosas.
-¡Seguro que no es por mala conducta de su madre! ¡Es una santa mujer! ¿Qué puede ser de penoso?
-Quizás intereses que van mal...
-¡No, hombre, no! ¡Él gasta y da, según le parece, con generosidad!
-¡Bueno! ¡Asuntos suyos! Lo importante es que esté concorde con el Maestro, y parece que es así. Ya llevan mucho tiempo hablando y en paz. Ahora están abrazados... Muy bien.
-Sí, porque es una persona con capacidad y que conoce a mucha gente. Es buena cosa que esté en armonía y con buena voluntad con nosotros, y especialmente con el Maestro.
-Jesús dijo en Hebrón que las tumbas de los justos son lugares de milagros, o más o menos... En estos lugares hay muchas tumbas de justos. Quizás las de Meirón han hecho un milagro respecto a la turbación de Judas.
-¡Entonces terminará de hacerse santo ahora ante la tumba de Hil.lel! ¿Aquello no es Yiscala?
-Sí, Bartolomé.
-Pues el año pasado no pasamos por aquí...
-¡Hombre, claro; como que vinimos por la otra parte!
Jesús se vuelve y los llama. Se acercan alegres.
-Venid. La ciudad está cerca. Tenemos que cruzarla para encontrar la tumba de Hil.lel. Hagámoslo en grupo -dice Jesús sin explicar nada más, mientras los once miran curiosos con el rabillo del ojo tanto a Él como a Judas.
Pero si éste último muestra un rostro pacificado, aunque mustio, Jesús no lo tiene radiante: su expresión es solemne, pero seria.
Entran en Yiscala, que es vasta y bonita, y está bien cuidada Debe haber en ella un floreciente centro rabínico porque veo a muchos doctores reunidos acá o allá, con alumnos a su lado escuchando sus lecciones. Bien se nota el paso de los apóstoles, y especialmente, del Maestro, y muchos se ponen detrás del grupo. Alguno sonríe maliciosamente, otros llaman a Judas de Keriot; pero él va al lado del Maestro y ni siquiera se vuelve.
Salen de la ciudad y se dirigen a la tumba de Hil.lel.
-¡Qué descaro!
-¡Es imprudente.
-Nos provoca.
-¡Profanador!
-¡Díselo, Uziel!
-Yo no me contamino. Díselo tú, Saúl, que eres sólo alumno.
-No. Se lo decimos a Judas. Ve a llamarlo.
El joven llamado Saúl, menudo, pálido, todo ojos y boca, va a donde Judas y le dice: -Ven. Te llaman los rabíes.
-No voy. Me quedo donde estoy. Dejadme.
El joven vuelve y refiere esto a sus jefes.
Entretanto, Jesús, circundado por los suyos, ora con veneración ante el sepulcro de Hil.lel, bien cándido de cal.
Los rabíes se acercan despacio, como serpientes silenciosas, y observan. Dos de ellos, barbudos, ancianos, tiran de la túnica de Judas, el cual, al ponerse a hacer oración ha quedado desprotegido de las parejas de los otros compañeros.
-Pero bueno, ¿qué queréis? -pregunta en voz baja, aunque con resentimiento. ¿Ni siquiera orar se puede?
-Sólo una palabra. Luego te dejamos en paz.
Simón Zelote y Judas Tadeo se vuelven y se callan los cuchicheadores.
Judas se separa dos o tres pasos y pregunta:
-¿Qué queréis?
No percibo lo que el más viejo le susurra al oído. Pero sí veo bien la reacción de Judas, que, sin mediar reflexión alguna, se separa de repente y dice:
-No. Dejadme en paz, ánimas de veneno. No os conozco, no quiero seguiros conociendo.
Una carcajada de burla sale del grupito rabínico, y una amenaza:
-¡Atento a lo que haces, muchacho estúpido!
-Atentos vosotros. ¡Fuera! Id a decírselo también a los demás. A todos los demás. ¿Habéis entendido? Hablad con quien queráis, pero no conmigo, demonios, que es lo que sois -y los deja plantados.
Ha hablado tan fuerte que los apóstoles, atónitos, se han vuelto; Jesús, no, ni siquiera por la carcajada burlona y la promesa: « ¡Nos volveremos a ver, Judas de Simón!» que resuena en el silencio del lugar.
Judas vuelve a su sitio; es más, aparta a Andrés, que se había puesto al lado de Jesús, y, casi como para buscar defensa y protección, toma con sus manos un extremo del manto de Jesús.
La ira, entonces, arremete contra Jesús. Se aproximan, amenazadores, y gritan:
-¿Qué haces aquí, anatema de Israel? ¡Fuera! No turbes los huesos del Justo al que no eres digno de acercarte. Se lo diremos a Gamaliel para que seas castigado.
Jesús se vuelve y los mira, uno por uno.
-¿Por qué nos miras así, endemoniado?
-Para conocer bien vuestras caras y vuestros corazones.
Porque no sólo mi apóstol os volverá a ver. Yo también, y entonces querré haberos conocido bien para poderos reconocer enseguida.
-Bien, ¿ya nos has visto? Márchate de aquí. Gamaliel, si estuviera, no lo permitiría.
-El año pasado he estado con él aquí...
-¡No es verdad, embustero!
-Preguntádselo. Como es una persona honesta, os dirá que es verdad. Yo amo y venero a Hil.lel, y respeto y honro a Gamaliel. Son dos hombres en los cuales, por su justicia y sabiduría, se pone de manifiesto el origen del hombre, recordando que el hombre ha sido hecho a semejanza de Dios.
-¿En nosotros no, eh? -interrumpen los energúmenos.
-En vosotros está entenebrecido por los intereses y el odio.
-¿Pero lo estáis oyendo? ¡En casa ajena así habla y ofende! ¡Fuera! ¡Fuera de aquí, corruptor de los mejores de Israel! Si no, echamos mano a las piedras. Que aquí no está Roma para protegerte, amigo de contubernios con el enemigo pagano...
-¿Por qué me odiáis? ¿Por qué me perseguís? ¿Qué mal os he hecho? Algunos de vosotros han recibido beneficios de mí; todos, respeto. ¿Por qué, pues, sois crueles conmigo?
Jesús se muestra humilde, manso, afligido y amoroso. Les suplica su amor.
Ellos toman esto como signo de debilidad y miedo, y acosan: la primera piedra vuela, y roza a Santiago de Zebedeo. Éste, rápido, hace el gesto de reaccionar lanzándola a los agresores. Mientras, todos se apiñan en torno a Jesús. Pero son doce contra aproximadamente un centenar. Otra piedra le da a Jesús en la mano, que está ordenando a los suyos que no reaccionen. La mano, herida en el dorso, sangra: parece ya la herida del clavo...
Entonces Jesús ya no ora. Se yergue, imponente; los mira, los fulmina con sus miradas. Pero otra piedra hace sangrar a Santiago de Alfeo en la sien. Jesús debe paralizar cualquier otro acto con su poder, para defender a sus apóstoles, los cuales, obedientes, sufren la apedrea sin reaccionar. Y cuando la voluntad de Jesús domina a los viles, Él -su imponencia es terrible-dice con voz de trueno:
-Me voy. Pero sabed que, por lo que hacéis, Hil.lel os habría maldecido. Me voy. Pero recordad que ni siquiera el mar Rojo detuvo a los israelitas en el camino que Dios les había señalado. Todo se allanó y quedó abierto el camino ante la voluntad de Dios que pasaba. Y lo mismo para mí.
De la misma forma que ni egipcios ni filisteos ni amorreos ni cananeos ni ningún otro pueblo detuvieron la marcha triunfal de Israel, así vosotros, que sois peores que ellos, tampoco detendréis mi camino ni mi misión: Israel.
Recordad que fue cantado al pozo del agua por Dios dada: "Mana, pozo, pozo cavado por los príncipes, preparado por los jefes del pueblo, con el dador de la Ley, con los propios bastones". ¡Yo soy aquel Pozo! ¡Aquel Pozo soy Yo!
Cavado desde los Cielos por todas las oraciones y la justicia de los verdaderos príncipes y jefes del Pueblo santo, que no sois vosotros. No. No lo sois. Por vosotros jamás el Mesías habría venido, porque no os lo merecéis.
Porque su venida es vuestra ruina. Porque el Altísimo conoce todos los pensamientos de los hombres, y los conoce desde siempre, desde antes de que existiera Caín, del cual procedéis, y Abel, al que asemejo; desde antes de Noé, figura mía; antes que Moisés, que fue el primero en usar mi símbolo; desde antes de que existiera Balaam, que profetizó la Estrella, e Isaías, y todos los profetas.
Y conoce los vuestros, Dios, y le horrorizan. Siempre le han horrorizado, de la misma forma que siempre ha exultado por los justos por quienes justo era enviarme, y que verdaderamente, ¡oh, sí, verdaderamente!, me han aspirado desde las profundidades de los Cielos para portar el Agua viva para la sed de los hombres. Yo soy la Fuente de Vida eterna. Pero vosotros no queréis beber. Y moriréis.
Y pasa lentamente por entre los paralizados rabíes y alumnos, y sigue su camino, lento, solemne, en un silencio atónito de hombres y cosas.
|
|