Wednesday December 04,2024
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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO


El Evangelio como me ha sido revelado

Autor: María Valtorta

« PARTE 4 de 7 »

TERCER AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS

Partes: [ 1 ] [ 2 ] [ 3 ]
[ 4 ] [ 5 ] [ 6 ] [ 7 ]



313. Preparativos para salir de Nazaret, después de la visita de Simón de Alfeo con su familia. Durante el tercer año,
Jesús será el Justo

314. La cena en la casa de Nazaret. La dolorosa partida

315. El viaje hacia Yiftael y las reflexiones de Juan de Endor

316. Jesús se despide de Juan
de Endor y de Síntica

317. La oración de Jesús por la salvación de Judas Iscariote

318. En barca de Tolemaida
a Tiro

319. Partida de Tiro en la nave del cretense Nicomedes

320. Prodigios en la nave en medio de una tempestad

321. Arribo a Seleucia.
Se despiden de Nicomedes

322. Partida de Seleucia en un carro y llegada a Antioquía

323. La visita a Antigonio

324. Las pláticas de los ocho apóstoles antes de dejar Antioquía. El adiós a Juan de Endor y a Síntica

325. Los ocho apóstoles se reúnen con Jesús
cerca de Akcib

326. Un alto en Akcib

327. En los confines de Fenicia. Palabras de Jesús sobre la igualdad de los pueblos.
Parábola de la levadura

328. En Alejandrocena donde los hermanos de Hermiona

329. En el mercado de Alejandrocena. La parábola
de los obreros de la viña

330. Santiago y Juan "hijos del trueno". Hacia Akcib
con el pastor Anás

331. La fe de la mujer cananea y otras conquistas. Llegada a Akcib

332. La sufrida separación de Bartolomé, que con Felipe
vuelve a unirse al Maestro

333. Con los diez apóstoles
hacia Sicaminón

334. También Tomas y Judas Iscariote se unen de nuevo al grupo apostólico

335. La falsa amistad de Ismael ben Fabí, y el hidrópico
curado en sábado

336. En Nazaret con cuatro apóstoles. El amor de Tomás
por María Santísima

337. El sábado en Corazín. Parábola sobre los corazones imposibles de labrar. Curación
de una mujer encorvada

338. Judas Iscariote pierde el poder de milagros.
La parábola del cultivador

339. La noche pecaminosa
de Judas Iscariote

340. El enmendamiento de Judas Iscariote y el choque con los rabíes junto al sepulcro de Hil.lel

341. La mano herida de Jesús. Curación de un sordomudo en los confines sirofenicios

342. En Quedes. Los fariseos piden un signo.
La profecía de Habacuc

343. La levadura de los fariseos. El Hijo del hombre.
El primado a Simón Pedro

344. Encuentro con los discípulos en Cesárea de Filipo y explicación de la sedal de Jonás

345. Milagro en el castillo
de Cesárea Paneas

346. Primer anuncio de la Pasión y reprensión a Simón Pedro

347. En Betsaida. Profecía sobre el martirio de los Apóstoles y curación de un ciego

348. Manahén da algunas noticias acerca de Herodes Antipas, y desde Cafarnaúm va con Jesús a Nazaret. Revelación de las transfiguraciones
de la Virgen

349. La Transfiguración en el monte Tabor y el epiléptico curado al pie del monte. Un comentario para los predilectos

350. Lección a los discípulos sobre el poder de vencer
a los demonios

351. El tributo al Templo pagado con la moneda hallada
en la boca del pez

352. Un convertido de María de Magdala. Parábola para el pequeño Benjamín y lección sobre quién es grande
en el reino de los Cielos

353. La segunda multiplicación de los panes y el milagro de la multiplicación de la Palabra

354. Jesús habla sobre el Pan del Cielo en la sinagoga
de Cafarnaúm

355. El nuevo discípulo Nicolái de Antioquía y el segundo anuncio de la Pasión

356. Hacia Gadara. Las herejías de Judas Iscariote y las renuncias de Juan,
que quiere sólo amar

357. Juan y las culpas de Judas Iscariote. Los fariseos y la cuestión del divorcio

358. En Pel.la. El jovencito Yaia y la madre de Marcos de Josías

359. En la cabaña de Matías cerca de Yabés Galaad

360. El malhumor de los apóstoles y el descanso en una gruta. El encuentro
con Rosa de Jericó

361. Los dos injertos que transformarán a los apóstoles. María de Magdala advierte a Jesús de un peligro. Milagro ante la riada del Jordán

362. La misión de las "voces" en la Iglesia futura. El encuentro con la Madre y las discípulas

363. En Rama, en casa de la hermana de Tomás. Jesús habla sobre la salvación.
Apóstrofe a Jerusalén

364. En el Templo. Oración universal y parábola del hijo verdadero y los hijos bastardos

365. Judas Iscariote insidia la inocencia de Margziam. Un nuevo discípulo, hermano de leche de Jesús. En Betania, en la
casa de Lázaro, enfermo

366. Anastática entre las discípulas. Las cartas de Antioquía

367. El jueves prepascual. Preparativos en el Getsemaní

368. El jueves prepascual. En Jerusalén y en el Templo

369. El jueves prepascual. Parábola de la lepra de las casas

370. El jueves prepascual. En el convite de los pobres en el palacio de Cusa

371. El jueves prepascual. Por la noche en el palacio de Lázaro

372. El día de la Parasceve. Despertar en el palacio de Lázaro

373. El día de la Parasceve.
En el Templo

374. El día de la Parasceve. Por las calles de Jerusalén y en el barrio de Ofel

375. La cena ritual en casa de Lázaro y el banquete sacrílego en la casa de Samuel

376. Lección sobre la obra salvífica de los santos, y condena al Templo corrompido

377. Parábola del agua y del junco para María de Magdala, que ha elegido la mejor parte

378. La parábola de los pájaros, criticada por unos judíos enemigos que tienden una trampa

379. Una premonición del
apóstol Juan

380. El amor de los apóstoles, de la contemplación a la acción

381. La parábola del administrador infiel y sagaz. Hipocresía de los fariseos y conversión de un esenio

382. Un alto en casa de Nique

383. Discurso sobre la muerte junto al vado del Jordán

384. El anciano Ananías, guardián de la casita de Salomón

385. Parábola de la encrucijada y milagros cerca del pueblo
de Salomón

386. Hacia la orilla occidental
del Jordán

387. En Guilgal. El mendigo Ogla y los escribas tentadores. Los apóstoles comparados con las doce piedras del
prodigio de Josué

388. Exhortación a Judas Iscariote, que irá a Betania
con Simón Zelote.

389. Llegada a Engadí con
diez apóstoles

390. La fe de Abraham de Engadí y la parábola de la semilla
de palma

391. Curación del leproso Eliseo de Engadí

392. La hostilidad de Masada, ciudad-fortaleza

393. En la casa de campo de María de Keriot

394. Parábola de las dos voluntades y despedida de los habitantes de Keriot

395. Las dos madres infelices de Keriot. Adiós a la madre de Judas

396. En Yuttá, con los niños. La mano de Jesús obradora
de curaciones

397. Despedida de los fieles
de Yuttá

398. Palabras de despedida en Hebrón. Los delirios
de Judas Iscariote

399. Palabras de despedida en Betsur. El amor materno de Elisa

400. En Béter, en casa de Juana de Cusa, la cual habla del daño provocado por Judas Iscariote ante Claudia

401. Pedro y Bartolomé en Béter por un grave motivo.
Éxtasis de la escritora

402. Judas Iscariote se siente descubierto durante el discurso de despedida en Béter

403. Una lucha y victoria espiritual de Simón de Jonás

404. En camino hacia Emaús
de la llanura

405. Descanso en un henil y discurso a la entrada de Emaús de la llanura. El pequeño Miguel

406. En Joppe. Palabras inútiles a Judas de Keriot y diálogo sobre el alma con algunos Gentiles

407. En los campos de Nicodemo. La parábola de los dos hijos

408. Multiplicación del trigo en los campos de José de Arimatea

409. El drama familiar del Anciano Juan

410. Provocaciones de Judas Iscariote en el grupo apostólico

411. Una lección extraída de la naturaleza y espigueo milagroso para una viejecita. Cómo ayudar a quien se enmienda

412. Elogio del lirio de los valles, símbolo de María. Pedro se sacrifica por el bien de Judas

413. Llegada a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés y disputa con los doctores del Templo

414. Invectiva contra fariseos y doctores en el convite en casa
del Anciano Elquías

415. Un alto en el camino
en Betania

416. Un mendigo samaritano en el camino de Jericó

417. Historia de Zacarías el leproso y conversión
de Zaqueo el publicano

418. Curación del discípulo José, herido en la cabeza y recogido en la casita de Salomón

419. Curaciones en un pueblecito de la Decápolis. Parábola del escultor y de las estatuas

420. Curación de un endemoniado completo. La vocación de la mujer al amor

421. El endemoniado curado, los fariseos y la blasfemia contra
el Espíritu Santo

422. El Iscariote, con sus malos humores, ocasiona la lección sobre los deberes
y los siervos inútiles

423. Partida del Iscariote, que ocasiona la lección sobre
el amor y el perdón

424. Pensamientos de gloria y martirio ante la vista de la costa mediterránea

425. En Cesárea Marítima. Romanos mundanos y parábola de los hijos con destinos distintos

426. Con las romanas en Cesárea Marítima. Profecía en Virgilio.
La joven esclava salvada

427. Bartolomé instruye
a Áurea Gala

428. Parábola de la viña y del viñador, figuras del alma y del libre albedrío

429. Con Judas Iscariote en la llanura de Esdrelón

430. El nido caído y el escriba cruel. La letra y el espíritu
de la Ley

431. Tomás prepara el encuentro de Jesús con los campesinos
de Jocanán

432. Con los campesinos
de Jocanán, cerca de Sefori

433. Llegada a Nazaret. Alabanzas a la Virgen.
Curación de Áurea

434. Trabajos manuales en Nazaret y parábola
de la madera barnizada

435. Comienzo del tercer sábado en Nazaret y llegada de Pedro con otros apóstoles

436. En el huerto de Nazaret, revelado a apóstoles y discípulas el precio de la Redención

437. Coloquio
de Jesús con su Madre

438. María Santísima con María de Alfeo en Tiberíades, donde Valeria. Encuentro con Judas Iscariote

439. María Santísima enseña a Áurea a hacer la voluntad de Dios

440. Otro sábado en Nazaret. Obstinación de José de Alfeo

441. Partida de Nazaret. Un incendio de brezos durante el viaje viene a ser el tema de una parábola

442. Judas Iscariote en Nazaret en casa de María

443. La muerte del abuelo de Margziam

444. Las dotes de Margziam. Lección sobre la caridad, sobre la salvación, sobre los méritos del Salvador

445. Dos parábolas durante una tormenta en Tiberíades. Llegada de Maria Stma., e impenitencia de Judas Iscariote

446. Llegada a Cafarnaúm en medio de un cálido recibimiento

447. En Cafarnaúm unas palabras de Jesús sobre la misericordia y el perdón no encuentran eco

448. Encuentro de barcas en el lago y parábola sugerida por Simón Pedro

449. El pequeño Alfeo desamado de su madre

450. Milagros en el arrabal cercano a Ippo y curación del leproso Juan

451. Discurso en el arrabal cercano a Ippo sobre los deberes de los cónyuges y de los hijos

452. El ex leproso Juan se hace discípulo. Parábola de los diez monumentos

453. Llegada a Ippo y discurso en pro de los pobres. Curación de un esclavo paralítico

454. María Santísima y su amor perfecto. Conflicto de Judas Iscariote con el pequeño Alfeo

455. La Iglesia es confiada a la maternidad de María. Discurso, al pie de Gamala, en pro
de unos forzados

456. Despedida de Gamala y llegada a Afeq. Advertencia a la viuda Sara y milagro en su casa

457. Discurso en Afeq, tras una disputa entre creyentes y no creyentes. Sara se hace discípula

458. Una curación espiritual en Guerguesa y lección sobre
los dones de Dios

459. El perdón a Samuel de Nazaret y lección sobre
las malas amistades

460. Fariseos en Cafarnaúm con José y Simón de Alfeo. Jesús y su Madre preparados
para el Sacrificio

461. Confabulación en casa de Cusa para elegir a Jesús rey. El griego Zenón y la carta de Síntica con la noticia de la muerte de Juan de Endor

462. Discurso y curaciones en las fuentes termales de Emaús
de Tiberíades

463. En Tariquea. Cusa, a pesar del discurso sobre la naturaleza del reino mesiánico, invita a Jesús a su casa. Conversión de una pecadora

464. En la casa de campo de Cusa, intento de elegir rey a Jesús. El testimonio
del Predilecto

465. En Betsaida para un encargo secreto a Porfiria. Apresurada partida de Cafarnaún

466. Un alto en la casa de los ancianos cónyuges Judas y Ana

467. Parábola de la distribución de las aguas. Perdón condicionado para el campesino Jacob. Advertencias a los apóstoles camino de Corazín

468. Un episodio de enmendamiento de Judas Iscariote, y otros que
ilustran su figura

469. Despidiéndose de los pocos fieles de Corazín

470. Lección a una suegra sobre los deberes del matrimonio

471. Encuentro con el levita José, llamado Bernabé, y lección
sobre Dios-Amor

472. Solicitud insidiosa de un juicio acerca de un hecho ocurrido en Yiscala

473. Curación de un niño ciego de Sidón y una lección
para las familias

474. Una visión que se pierde en un arrobo de amor

475. Abel de Belén de Galilea pide el perdón para sus enemigos

476. Lección sobre el cuidado de las almas y perdón a los dos pecadores castigados con la lepra

477. Coloquio de Jesús con su Madre en el bosque de Matatías. Los sufrimientos morales
de Jesús y María

478. Coloquio de Jesús con José y Simón de Alfeo, que van a la fiesta de los Tabernáculos

479. Con Juan al pie de la torre de Yizreel en espera de los campesinos de Jocanán

480. Parten de Yizreel tras la visita nocturna de los campesinos de Jocanán

481. Llegada a Enganním. Maquinaciones de Judas Iscariote para impedir una trama
de los fariseos

482. En camino con un pastor samaritano que ve
premiada su fe

483. Polémica de los apóstoles sobre el odio de los judíos. Los diez leprosos curados en Samaria

484. Alto obligado en las cercanías de Efraím y parábola de la granada

485. Jesús llega con los apóstoles a Betania, donde ya están algunos discípulos con Margziam

486. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Reino

487. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Cristo

488. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Partida secreta hacia Nob después
de la oración

489. En Nob. Parábola del rey no comprendido por sus súbditos. Jesús calma el viento

490. En el campo de los Galileos con los primos apóstoles y encuentro con el levita Zacarías

491. TEn el Templo el último día de la fiesta de los Tabernáculos. Sermón sobre el Agua viva

492. En Betania se evoca la memoria de Juan de Endor

493. Jesús habla cabe la fuente de En Royel, lugar en que hicieron un alto los tres Sabios

494. La mujer adúltera y la hipocresía de sus acusadores

495. Jesús instruye acerca del perdón de los pecadores, y se despide de sus discípulos en el camino de Betania

496. Un alto en la casita de Salomón. Improvisa turbación
de Judas Iscariote.

497. Simón Pedro atraviesa una hora de abatimiento

498. Exhortación a Judas Tadeo y a Santiago de Zebedeo después de una discusión
con Judas Iscariote

499. Fuga de Esebón y encuentro con un mercader de Petra

500. Reflexiones de Bartolomé y Juan después de un retiro
en el monte Nebo

501. Parábola de los hijos lejanos. Curación de dos hijos ciegos del hombre de Petra

502. Otro abatimiento en Pedro. Lección sobre las posesiones (divinas y diabólicas)

503. Los apóstoles indagan acerca del Traidor. Un saduceo y la infeliz mujer de un nigromante. Saber distinguir lo sobrenatural de lo oculto

504. Margziam preparado para la separación. Regreso a la aldea de Salomón y muerte de Ananías

505. En el Templo, una gracia obtenida con la oración incesante y la parábola del juez y la viuda

506. En el Templo, oposición al discurso que revela que Jesús
es la Luz del mundo

507. El gran debate con los judíos. Huyen del Templo con la ayuda del levita Zacarías

508. Juan será la luz de Cristo hasta el final de los tiempos. El pequeño Marcial-Manasés acogido por José de Seforí

509. El anciano sacerdote Matán acogido con los apóstoles y discípulos que han huido
del Templo

510. La curación de un ciego
de nacimiento

511. En la casa de Juan de Nob, otra alabanza a la Corredentora. Embustes de Judas Iscariote

512. Profecía ante un pueblo destruido

513. En Emaús Montana, una parábola sobre la verdadera sabiduría y una advertencia
a Israel

514. Consejos sobre la santidad a un joven indeciso. Reprensión a los habitantes de Bet-Jorón después de la curación de un romano y una judía

515. Las razones del dolor salvífico de Jesús. Elogio de la obediencia y lección sobre
la humildad

516. En Gabaón, milagro del mudito y elogio de la sabiduría como amor a Dios

517. Hacia Nob. Judas Iscariote, tras un momento polémico, reconoce su error

518. En Jerusalén, encuentro con el ciego curado y palabras que revelan a Jesús como
buen Pastor

519. Inexplicable ausencia de Judas Iscariote y alto en Betania, en casa de Lázaro

520. Conversaciones en torno a Judas Iscariote, ausente. Llegada a Tecua con el anciano Elí-Ana

521. En Tecua, Jesús se despide de los habitantes del lugar y del anciano Elí-Ana

522. Llegada a Jericó. El amor terreno de la muchedumbre y el amor sobrenatural del
convertido Zaqueo

523. En Jericó. La petición a Jesús de que juzgue a una mujer. La parábola del fariseo y el publicano tras una comparación entre pecadores y enfermos

524. En Jericó. En casa de Zaqueo con los pecadores convertidos

525. El juicio sobre Sabea
de Betlequí

526. T526 Curaciones cerca del vado de Betabara y discurso en recuerdo de Juan el Bautista

527. Desconocimiento y tentaciones en la naturaleza humana de Cristo

528. En Nob. Consuelo materno de Elisa y regreso inquietante de Judas Iscariote

529. Enseñanzas a los apóstoles mientras realizan trabajos manuales en casa de Juan de Nob

530. Otra noche de pecado de Judas Iscariote

531. En Nob, enfermos y peregrinos venidos de todas partes. Valeria y el divorcio. Curación del pequeño Leví

532. Preparativos para las Encenias. Una prostituta enviada a tentar a Jesús, que deja Nob

533. Hacia Jerusalén con
Judas Iscariote

534. Enseñanzas y curaciones en la sinagoga de los libertos romanos. Un encargo
para los gentiles

535. Judas Iscariote llamado
a informar a casa de Caifás

536. Curación de siete leprosos y llegada a Betania con los apóstoles ya reunidos. Marta y María preparadas por Jesús
a la muerte de Lázaro

537. En el Templo en la fiesta de la Dedicación, Jesús se manifiesta a los judíos, que intentan apedrearle

538. Jesús, orante en la gruta de la Natividad, contemplado por los discípulos ex pastores

539. Juan de Zebedeo se acusa de culpas inexistentes

540. La Madre confiada a Juan. Encuentro con Manahén y lección sobre el amor a los animales. Conclusión del tercer año

 

390- La fe de Abraham de Engadí
y la parábola de la semilla de palma


Jesús, hacia la hora de la puesta del sol, un ocaso de fuego que enrojece las casas blanquísimas de Engadí y da visos de madreperla negra al Mar Muerto, se encamina hacia la plaza principal. Está con Él el joven que lo ha hospedado y que ahora lo guía por las vueltas y revueltas de la ciudad, de arquitectura verdaderamente oriental.

Para defenderse del sol -que debe ser muy fuerte en estos lugares tan abiertos, situados cara a la superficie densa del Mar Salado, del cual me da la impresión de que en los meses de verano deben provenir masas de aire abrasador; en estos lugares tan aislados en medio del desierto yermo, sobre el que el sol debe incidir despiadado y poner el suelo incandescente -para defenderse del sol, digo, los habitantes de Engadí han construido calles estrechas, que parecen aún más estrechas a causa de los canalones y los aleros de las casas, que sobresalen mucho, de forma que si se alza la mirada se ve sólo una cintita de cielo, de un azul violento, aparecer arriba.

Las casas son altas, casi todas de dos pisos, coronadas por una terraza hasta la que han trepado, a pesar de la altura, extendiéndose, las vides para dar sombra y deleite de racimos, que deben ser -cumplida su maduración bajo el sol soberano, entre la reverberación de las tapias y del suelo de la terraza -dulces como moscatel paso.

Y las vides se hacen la competencia unas a otras en refrescar a los hombres y a los numerosísimos pájaros que, desde el gorrión a la paloma, hacen sus nidos en Engadí, con sus palmeras nacidas por todas partes y que agitan sus ramas; con sus árboles frutales de magnífica opulencia, que se alzan en los patios, en los huertos comprendidos entre las casas, y se asoman a las callejuelas, y rebosan, colgantes, por las tapias blancas con sus ramas ya cargadas de fruta que madura bajo el sol festivo, y sobrepasan los numerosísimos arcos, que en ciertos lugares forman verdaderas galerías, interrumpidas acá o allá por exigencias arquitectónicas, y se elevan hacia el cielo azul, un cielo tan uniforme, de un color tan pastoso, que da la impresión de que, si fuera posible tocarlo, sería como tocar tupido terciopelo o cuero liso, pintados o teñidos por un sabio artífice con tintura perfecta, más cargada de turquesa, menos cargada de zafiro, bellísima, inolvidable.

Y agua... ¡Cuántos manantiales y fuentes deben gorgotear en los patios y jardines de las casas, entre el verdor de mil plantas! Pasando por las callejuelas aún desiertas -porque los habitantes están o trabajando o en sus casas -se oye su gorgoteo y el caer de las gotas y el frufrú de las frondas, como notas de arpa arrebatadas por una arpista escondida. Y aumentan su hechizo los arcos arquitectónicos y los continuos rincones de las calles, recogiendo esas voces de aguas, amplificándolas, aumentando su número con los ecos, haciendo de ellas todo un arpegiar de acordes.

Y palmeras, palmeras, palmeras. Dondequiera que haya una placita, que puede ser no más grande que una habitación normal, allí se ven lanzarse hacia el cielo sus esbeltos, altísimos tallos; y allá arriba apenas oscila la copa de hojas susurrantes abrazadas en forma de pincel en la cúspide del tallo; mientras la sombra, que a mediodía cae perpendicular sobre las minúsculas plazas cubriéndolas enteras, ahora se refleja caprichosamente en los muretes de las terrazas más altas.

Pero la ciudad está limpia respecto a las otras ciudades palestinas. Quizás las casas, tan pegadas unas a otras, o el hecho de que todas tengan patios y jardines cultivados, ha sido lo que ha contribuido a enseñar a los habitantes a no arrojar basura a las calles, sino a reunirla, junto con las suciedades animales, en estercoleros ya dispuestos para ello, y así abonar los árboles y parterres... o quizás es un caso muy raro de orden. Las callecitas están limpias, secas por el sol, y no se encuentran esas poco graciosas exposiciones de desechos de verduras, sandalias rotas, trapos sucios, excrementos y cosas semejantes, que se ven en la propia Jerusalén, en cuanto una calle es un poco periférica.

Pero está llegando el primer labriego. Vuelve de su trabajo a lomos de un borrico gris. Como defensa contra las moscas, el hombre ha puesto toda una gualdrapa de ramas de jazmín a su borrico, que va dando trotecillos y meneando las orejas y los cascabeles en medio de la ondeante y perfumada cubierta de ramas. El hombre mira y saluda. El joven dice:

-Ven a la plaza grande, para oír al Rabí que está en mi casa»

También un rebaño de ovejas. Invade la calle, encanalándose en ella proveniente de una placita allende la cual se ve la campiña como fondo. Van encajonadas unas con otras, metiendo las pezuñitas en los mismos sitios que las otras; todas con la cabeza agachada, como si fueran cabezas demasiado pesadas para el cuello delgado en relación al cuerpo obeso; trotando con su paso extraño y sus cuerpos regordetes que parecen fardos apoyados en cuatro estacas... Jesús, Juan y Pedro, hacen lo mismo que el hombre que está con ellos y se pegan contra la pared caliente de una casa para dejarlas pasar. Un hombre y un mozalbete siguen al rebaño. Miran y saludan. El joven dice:

-Meted las ovejas en el aprisco y venid a la plaza grande con vuestros parientes. Tenemos con nosotros al Rabí de Galilea. Nos habla.

Y también la primera mujer que sale, rodeada de una nidada de hijos, para ir quién sabe a dónde. El joven dice:
-Ven con Juan y los hijos a oír al Rabí que llaman Mesías.

Las casas se van abriendo al caer de la tarde, y permiten ver fondos verdes de jardines, o serenos patios en que las palomas comen su última comida. El joven introduce la cabeza en cada una de las puertas abiertas y grita: ¡Venid a oír al Rabí, el Señor!

Aparecen, en fin, en una calle recta, la única recta en esta ciudad, que no se ha construido como habría querido, sino como han querido las palmeras o los robustos árboles de pistachos, sin duda centenarios, y respetados como a ciudadanos ilustres por los vecinos, que a ellos deben el no morir de insolación. Y se ve, en el fondo, una plaza en que hacen de columnas los troncos de numerosas palmas: parece una de esas salas hipóstilas de templos y palacios antiquísimos, hechas de un amplio espacio colmado de columnas colocadas a distancias constantes para formar una selva de piedra que sujete el techo. Aquí las palmeras hacen de columnas, y, siendo muchas y bien juntas, forman, con las hojas que se besan, un techo de esmeralda para la blanca plaza, en medio de la cual hay una alta y cuadrada fuente colmada de aguas cristalinas que brotan de una columnita situada en el centro de la taza, que caen en pilas más bajas, donde pueden beber los animales. En este momento las palomas, domésticas, pacíficas, la han tomado al asalto y beben o se mueven a ritmo de minué con sus patitas rosas en el borde más alto; o se salpican las plumas, que brillan aumentando sus tornasoles por las gotas de agua suspendidas un instante de las barbas de las plumas.

Hay gente. También están los ocho apóstoles que habían ido a distintos sitios en busca de alojamiento, y cada uno ha juntado a sus fieles, deseosos de oír a Aquel que han indicado como el Mesías prometido. Los apóstoles, provenientes de todas las partes, acuden presurosos hacia el Maestro, y, como las cometas, arrastran tras sí a los grupitos de sus conquistas.

Jesús levanta la mano para bendecir a los discípulos y a los de Engadí.

Judas de Alfeo habla por todos:

-Maestro y Señor: Hemos hecho lo que nos dijiste. Éstos saben que hoy la Gracia de Dios está enmedio de ellos.

Pero desean también la Palabra. Muchos te conocen de oídas. Algunos porque te han visto en Jerusalén. Todos, especialmente las mujeres, querían verte, y el primero de todos el jefe de la sinagoga. Aquí está. Ven, Abraham.

El hombre, muy anciano (mucho), se acerca. Está emocionado. Querría hablar, hablar, pero, con la emoción que tiene, ya no encuentra ninguna palabra de las que se había preparado. Se inclina para arrodillarse apoyándose en su bastón, pero Jesús se lo impide y lo primero que hace es abrazarlo, luego dice:

-¡Paz al anciano y justo siervo de Dios! -y el otro, cada vez más emocionado, sólo sabe responder:

-¡Alabado sea Dios! ¡Mis ojos han visto al Prometido! ¿Qué más podría pedir a Dios? -y, levantando los brazos, con postura hierática, entona el salmo de David (el 40°): «"Esperé ansiosamente al Señor y Él se inclinó hacia mí"». Pero no lo dice entero. Recita los puntos más adecuados al acontecimiento:

«"Escuchó mi grito y me sacó del abismo de la miseria y del fango del pantano...
Puso en mi boca un canto nuevo.

Dichoso el hombre que ha puesto su esperanza en el Señor. Muchas cosas maravillosas has hecho, oh Señor Dios mío. Ninguno es comparable a ti en tus designios. Quisiera enunciarlos, manifestarlos, mas su número excede toda cuenta.

No has querido sacrificio ni oblación, pero has abierto mis oídos... (se emociona cada vez más).
Está escrito que debo hacer tu voluntad... Tu ley está en el centro de mi corazón.

He anunciado tu justicia en la gran asamblea. No, Tú sabes, Señor, que no he tenido mis labios cerrados.
No he escondido tu justicia dentro de mí, he proclamado tu verdad y la salvación que de ti viene...

Pero Tú, Señor, no alejes de mí tu compasión...
Desgracias sin fin (y ahora ya llora abiertamente, diciendo las palabras con voz aún más vieja y temblorosa a causa del llanto) me han envuelto...
Soy un mendigo, un necesitado, pero el Señor me cuida. Tú eres mi auxilio, mi protector, ¡oh Dios mío, no tardes!...".

-Éste es el salmo, mi Señor, y añado cosas mías: Dime: "Ven" y te responderé lo que dice el salmo: "¡Sí, voy!"».
Y guarda silencio, llorando, con toda la fe concentrada en sus ojos nublados por los años.

La gente explica:

-Se le ha muerto su hija y le ha dejado nietos de corta edad. Su mujer se ha quedado ciega y alelada por las muchas penas. Y de su único hijo varón no se sabe nada. Desapareció, sin más, de la noche a la mañana...
Jesús pone la mano encima del hombro del anciano y le dice:

-Los sufrimientos de los justos pasan veloces como las golondrinas, respecto a la duración del premio eterno.

Pero devolveremos a tu Sara los ojos que tenía y la mente de sus veinte años, para que dé consuelo a tu vejez.

-Se llama Paloma -observa uno del pueblo...
-Para él es su princesa. Mas ahora escuchad la parábola que os propongo...

-¿No vas a liberar antes de las tinieblas los ojos y la mente de mi mujer para que pueda también ella saborear la Sabiduría? -pregunta ansioso el viejo arquisinagogo.

-¿Eres capaz de creer que Dios lo puede todo, y que su poder va desde un mundo al otro?

-¡Sí, Señor! Recuerdo un atardecer de hace muchos años.

Entonces yo era feliz. Pero era creyente aun viviendo en la alegría. ¡Porque es así! El hombre mientras es feliz puede a lo mejor olvidarse de Dios. Yo creía en Dios incluso en aquel tiempo de alegría, cuando mi mujer era joven y estaba sana, y crecía mi Elisa, ya novia, una jovencita bonita como una palmera, y Eliseo la igualaba en hermosura y la superaba en fuerza, como es natural en el hombre... Yo había ido con el niño a las fuentes que están rayanas con las viñas de la dote de Paloma. Había dejado a mi mujer y a mi hija en los telares, donde se tejía el ajuar nupcial... Pero quizás te estoy aburriendo. El mísero sueña la pasada alegría recordando... pero a los demás no les interesa...

-¡Habla, habla!

-Había ido con el niño... Las fuentes... Si has venido por el camino de occidente, sabes dónde están... Las fuentes estaban en el límite del lugar bendito, y mirando se veía, en el fondo, el desierto, y el camino blanquecino por las piedras romanas (entonces todavía bien visibles en las arenas de Judá)... Después... se borró también aquella señal. Al fin y al cabo, no importa que una señal se pierda en las arenas. Lo que sí es una mala cosa es que se haya borrado la señal de Dios, enviada para señalarte, en los espíritus de Israel. ¡En demasiados espíritus!

Mi hijo dijo: "¡Padre! ¡Mira! Una gran caravana y caballos y camellos y pajes y señores en dirección a Engadí. Quizás vienen a las fuentes antes de que anochezca...". Levanté los ojos de los sarmientos que estaba trabajando, mis ojos cansados después de mucha vendimia, y vi... Sí, los hombres venían precisamente a las fuentes. Y bajaron y me vieron y preguntaron si podían acampar en ese lugar durante una noche.

"Engadí tiene casas hospitalarias, y está cerca" respondí.

"No. Estamos alerta para estar preparados para huir, porque nos busca Herodes. Los que estén de guardia desde aquí verán todos los caminos, y será fácil escaparnos de quien nos busca".


   


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