Wednesday December 04,2024
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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO


El Evangelio como me ha sido revelado

Autor: María Valtorta

« PARTE 4 de 7 »

TERCER AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS

Partes: [ 1 ] [ 2 ] [ 3 ]
[ 4 ] [ 5 ] [ 6 ] [ 7 ]



313. Preparativos para salir de Nazaret, después de la visita de Simón de Alfeo con su familia. Durante el tercer año,
Jesús será el Justo

314. La cena en la casa de Nazaret. La dolorosa partida

315. El viaje hacia Yiftael y las reflexiones de Juan de Endor

316. Jesús se despide de Juan
de Endor y de Síntica

317. La oración de Jesús por la salvación de Judas Iscariote

318. En barca de Tolemaida
a Tiro

319. Partida de Tiro en la nave del cretense Nicomedes

320. Prodigios en la nave en medio de una tempestad

321. Arribo a Seleucia.
Se despiden de Nicomedes

322. Partida de Seleucia en un carro y llegada a Antioquía

323. La visita a Antigonio

324. Las pláticas de los ocho apóstoles antes de dejar Antioquía. El adiós a Juan de Endor y a Síntica

325. Los ocho apóstoles se reúnen con Jesús
cerca de Akcib

326. Un alto en Akcib

327. En los confines de Fenicia. Palabras de Jesús sobre la igualdad de los pueblos.
Parábola de la levadura

328. En Alejandrocena donde los hermanos de Hermiona

329. En el mercado de Alejandrocena. La parábola
de los obreros de la viña

330. Santiago y Juan "hijos del trueno". Hacia Akcib
con el pastor Anás

331. La fe de la mujer cananea y otras conquistas. Llegada a Akcib

332. La sufrida separación de Bartolomé, que con Felipe
vuelve a unirse al Maestro

333. Con los diez apóstoles
hacia Sicaminón

334. También Tomas y Judas Iscariote se unen de nuevo al grupo apostólico

335. La falsa amistad de Ismael ben Fabí, y el hidrópico
curado en sábado

336. En Nazaret con cuatro apóstoles. El amor de Tomás
por María Santísima

337. El sábado en Corazín. Parábola sobre los corazones imposibles de labrar. Curación
de una mujer encorvada

338. Judas Iscariote pierde el poder de milagros.
La parábola del cultivador

339. La noche pecaminosa
de Judas Iscariote

340. El enmendamiento de Judas Iscariote y el choque con los rabíes junto al sepulcro de Hil.lel

341. La mano herida de Jesús. Curación de un sordomudo en los confines sirofenicios

342. En Quedes. Los fariseos piden un signo.
La profecía de Habacuc

343. La levadura de los fariseos. El Hijo del hombre.
El primado a Simón Pedro

344. Encuentro con los discípulos en Cesárea de Filipo y explicación de la sedal de Jonás

345. Milagro en el castillo
de Cesárea Paneas

346. Primer anuncio de la Pasión y reprensión a Simón Pedro

347. En Betsaida. Profecía sobre el martirio de los Apóstoles y curación de un ciego

348. Manahén da algunas noticias acerca de Herodes Antipas, y desde Cafarnaúm va con Jesús a Nazaret. Revelación de las transfiguraciones
de la Virgen

349. La Transfiguración en el monte Tabor y el epiléptico curado al pie del monte. Un comentario para los predilectos

350. Lección a los discípulos sobre el poder de vencer
a los demonios

351. El tributo al Templo pagado con la moneda hallada
en la boca del pez

352. Un convertido de María de Magdala. Parábola para el pequeño Benjamín y lección sobre quién es grande
en el reino de los Cielos

353. La segunda multiplicación de los panes y el milagro de la multiplicación de la Palabra

354. Jesús habla sobre el Pan del Cielo en la sinagoga
de Cafarnaúm

355. El nuevo discípulo Nicolái de Antioquía y el segundo anuncio de la Pasión

356. Hacia Gadara. Las herejías de Judas Iscariote y las renuncias de Juan,
que quiere sólo amar

357. Juan y las culpas de Judas Iscariote. Los fariseos y la cuestión del divorcio

358. En Pel.la. El jovencito Yaia y la madre de Marcos de Josías

359. En la cabaña de Matías cerca de Yabés Galaad

360. El malhumor de los apóstoles y el descanso en una gruta. El encuentro
con Rosa de Jericó

361. Los dos injertos que transformarán a los apóstoles. María de Magdala advierte a Jesús de un peligro. Milagro ante la riada del Jordán

362. La misión de las "voces" en la Iglesia futura. El encuentro con la Madre y las discípulas

363. En Rama, en casa de la hermana de Tomás. Jesús habla sobre la salvación.
Apóstrofe a Jerusalén

364. En el Templo. Oración universal y parábola del hijo verdadero y los hijos bastardos

365. Judas Iscariote insidia la inocencia de Margziam. Un nuevo discípulo, hermano de leche de Jesús. En Betania, en la
casa de Lázaro, enfermo

366. Anastática entre las discípulas. Las cartas de Antioquía

367. El jueves prepascual. Preparativos en el Getsemaní

368. El jueves prepascual. En Jerusalén y en el Templo

369. El jueves prepascual. Parábola de la lepra de las casas

370. El jueves prepascual. En el convite de los pobres en el palacio de Cusa

371. El jueves prepascual. Por la noche en el palacio de Lázaro

372. El día de la Parasceve. Despertar en el palacio de Lázaro

373. El día de la Parasceve.
En el Templo

374. El día de la Parasceve. Por las calles de Jerusalén y en el barrio de Ofel

375. La cena ritual en casa de Lázaro y el banquete sacrílego en la casa de Samuel

376. Lección sobre la obra salvífica de los santos, y condena al Templo corrompido

377. Parábola del agua y del junco para María de Magdala, que ha elegido la mejor parte

378. La parábola de los pájaros, criticada por unos judíos enemigos que tienden una trampa

379. Una premonición del
apóstol Juan

380. El amor de los apóstoles, de la contemplación a la acción

381. La parábola del administrador infiel y sagaz. Hipocresía de los fariseos y conversión de un esenio

382. Un alto en casa de Nique

383. Discurso sobre la muerte junto al vado del Jordán

384. El anciano Ananías, guardián de la casita de Salomón

385. Parábola de la encrucijada y milagros cerca del pueblo
de Salomón

386. Hacia la orilla occidental
del Jordán

387. En Guilgal. El mendigo Ogla y los escribas tentadores. Los apóstoles comparados con las doce piedras del
prodigio de Josué

388. Exhortación a Judas Iscariote, que irá a Betania
con Simón Zelote.

389. Llegada a Engadí con
diez apóstoles

390. La fe de Abraham de Engadí y la parábola de la semilla
de palma

391. Curación del leproso Eliseo de Engadí

392. La hostilidad de Masada, ciudad-fortaleza

393. En la casa de campo de María de Keriot

394. Parábola de las dos voluntades y despedida de los habitantes de Keriot

395. Las dos madres infelices de Keriot. Adiós a la madre de Judas

396. En Yuttá, con los niños. La mano de Jesús obradora
de curaciones

397. Despedida de los fieles
de Yuttá

398. Palabras de despedida en Hebrón. Los delirios
de Judas Iscariote

399. Palabras de despedida en Betsur. El amor materno de Elisa

400. En Béter, en casa de Juana de Cusa, la cual habla del daño provocado por Judas Iscariote ante Claudia

401. Pedro y Bartolomé en Béter por un grave motivo.
Éxtasis de la escritora

402. Judas Iscariote se siente descubierto durante el discurso de despedida en Béter

403. Una lucha y victoria espiritual de Simón de Jonás

404. En camino hacia Emaús
de la llanura

405. Descanso en un henil y discurso a la entrada de Emaús de la llanura. El pequeño Miguel

406. En Joppe. Palabras inútiles a Judas de Keriot y diálogo sobre el alma con algunos Gentiles

407. En los campos de Nicodemo. La parábola de los dos hijos

408. Multiplicación del trigo en los campos de José de Arimatea

409. El drama familiar del Anciano Juan

410. Provocaciones de Judas Iscariote en el grupo apostólico

411. Una lección extraída de la naturaleza y espigueo milagroso para una viejecita. Cómo ayudar a quien se enmienda

412. Elogio del lirio de los valles, símbolo de María. Pedro se sacrifica por el bien de Judas

413. Llegada a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés y disputa con los doctores del Templo

414. Invectiva contra fariseos y doctores en el convite en casa
del Anciano Elquías

415. Un alto en el camino
en Betania

416. Un mendigo samaritano en el camino de Jericó

417. Historia de Zacarías el leproso y conversión
de Zaqueo el publicano

418. Curación del discípulo José, herido en la cabeza y recogido en la casita de Salomón

419. Curaciones en un pueblecito de la Decápolis. Parábola del escultor y de las estatuas

420. Curación de un endemoniado completo. La vocación de la mujer al amor

421. El endemoniado curado, los fariseos y la blasfemia contra
el Espíritu Santo

422. El Iscariote, con sus malos humores, ocasiona la lección sobre los deberes
y los siervos inútiles

423. Partida del Iscariote, que ocasiona la lección sobre
el amor y el perdón

424. Pensamientos de gloria y martirio ante la vista de la costa mediterránea

425. En Cesárea Marítima. Romanos mundanos y parábola de los hijos con destinos distintos

426. Con las romanas en Cesárea Marítima. Profecía en Virgilio.
La joven esclava salvada

427. Bartolomé instruye
a Áurea Gala

428. Parábola de la viña y del viñador, figuras del alma y del libre albedrío

429. Con Judas Iscariote en la llanura de Esdrelón

430. El nido caído y el escriba cruel. La letra y el espíritu
de la Ley

431. Tomás prepara el encuentro de Jesús con los campesinos
de Jocanán

432. Con los campesinos
de Jocanán, cerca de Sefori

433. Llegada a Nazaret. Alabanzas a la Virgen.
Curación de Áurea

434. Trabajos manuales en Nazaret y parábola
de la madera barnizada

435. Comienzo del tercer sábado en Nazaret y llegada de Pedro con otros apóstoles

436. En el huerto de Nazaret, revelado a apóstoles y discípulas el precio de la Redención

437. Coloquio
de Jesús con su Madre

438. María Santísima con María de Alfeo en Tiberíades, donde Valeria. Encuentro con Judas Iscariote

439. María Santísima enseña a Áurea a hacer la voluntad de Dios

440. Otro sábado en Nazaret. Obstinación de José de Alfeo

441. Partida de Nazaret. Un incendio de brezos durante el viaje viene a ser el tema de una parábola

442. Judas Iscariote en Nazaret en casa de María

443. La muerte del abuelo de Margziam

444. Las dotes de Margziam. Lección sobre la caridad, sobre la salvación, sobre los méritos del Salvador

445. Dos parábolas durante una tormenta en Tiberíades. Llegada de Maria Stma., e impenitencia de Judas Iscariote

446. Llegada a Cafarnaúm en medio de un cálido recibimiento

447. En Cafarnaúm unas palabras de Jesús sobre la misericordia y el perdón no encuentran eco

448. Encuentro de barcas en el lago y parábola sugerida por Simón Pedro

449. El pequeño Alfeo desamado de su madre

450. Milagros en el arrabal cercano a Ippo y curación del leproso Juan

451. Discurso en el arrabal cercano a Ippo sobre los deberes de los cónyuges y de los hijos

452. El ex leproso Juan se hace discípulo. Parábola de los diez monumentos

453. Llegada a Ippo y discurso en pro de los pobres. Curación de un esclavo paralítico

454. María Santísima y su amor perfecto. Conflicto de Judas Iscariote con el pequeño Alfeo

455. La Iglesia es confiada a la maternidad de María. Discurso, al pie de Gamala, en pro
de unos forzados

456. Despedida de Gamala y llegada a Afeq. Advertencia a la viuda Sara y milagro en su casa

457. Discurso en Afeq, tras una disputa entre creyentes y no creyentes. Sara se hace discípula

458. Una curación espiritual en Guerguesa y lección sobre
los dones de Dios

459. El perdón a Samuel de Nazaret y lección sobre
las malas amistades

460. Fariseos en Cafarnaúm con José y Simón de Alfeo. Jesús y su Madre preparados
para el Sacrificio

461. Confabulación en casa de Cusa para elegir a Jesús rey. El griego Zenón y la carta de Síntica con la noticia de la muerte de Juan de Endor

462. Discurso y curaciones en las fuentes termales de Emaús
de Tiberíades

463. En Tariquea. Cusa, a pesar del discurso sobre la naturaleza del reino mesiánico, invita a Jesús a su casa. Conversión de una pecadora

464. En la casa de campo de Cusa, intento de elegir rey a Jesús. El testimonio
del Predilecto

465. En Betsaida para un encargo secreto a Porfiria. Apresurada partida de Cafarnaún

466. Un alto en la casa de los ancianos cónyuges Judas y Ana

467. Parábola de la distribución de las aguas. Perdón condicionado para el campesino Jacob. Advertencias a los apóstoles camino de Corazín

468. Un episodio de enmendamiento de Judas Iscariote, y otros que
ilustran su figura

469. Despidiéndose de los pocos fieles de Corazín

470. Lección a una suegra sobre los deberes del matrimonio

471. Encuentro con el levita José, llamado Bernabé, y lección
sobre Dios-Amor

472. Solicitud insidiosa de un juicio acerca de un hecho ocurrido en Yiscala

473. Curación de un niño ciego de Sidón y una lección
para las familias

474. Una visión que se pierde en un arrobo de amor

475. Abel de Belén de Galilea pide el perdón para sus enemigos

476. Lección sobre el cuidado de las almas y perdón a los dos pecadores castigados con la lepra

477. Coloquio de Jesús con su Madre en el bosque de Matatías. Los sufrimientos morales
de Jesús y María

478. Coloquio de Jesús con José y Simón de Alfeo, que van a la fiesta de los Tabernáculos

479. Con Juan al pie de la torre de Yizreel en espera de los campesinos de Jocanán

480. Parten de Yizreel tras la visita nocturna de los campesinos de Jocanán

481. Llegada a Enganním. Maquinaciones de Judas Iscariote para impedir una trama
de los fariseos

482. En camino con un pastor samaritano que ve
premiada su fe

483. Polémica de los apóstoles sobre el odio de los judíos. Los diez leprosos curados en Samaria

484. Alto obligado en las cercanías de Efraím y parábola de la granada

485. Jesús llega con los apóstoles a Betania, donde ya están algunos discípulos con Margziam

486. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Reino

487. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Cristo

488. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Partida secreta hacia Nob después
de la oración

489. En Nob. Parábola del rey no comprendido por sus súbditos. Jesús calma el viento

490. En el campo de los Galileos con los primos apóstoles y encuentro con el levita Zacarías

491. TEn el Templo el último día de la fiesta de los Tabernáculos. Sermón sobre el Agua viva

492. En Betania se evoca la memoria de Juan de Endor

493. Jesús habla cabe la fuente de En Royel, lugar en que hicieron un alto los tres Sabios

494. La mujer adúltera y la hipocresía de sus acusadores

495. Jesús instruye acerca del perdón de los pecadores, y se despide de sus discípulos en el camino de Betania

496. Un alto en la casita de Salomón. Improvisa turbación
de Judas Iscariote.

497. Simón Pedro atraviesa una hora de abatimiento

498. Exhortación a Judas Tadeo y a Santiago de Zebedeo después de una discusión
con Judas Iscariote

499. Fuga de Esebón y encuentro con un mercader de Petra

500. Reflexiones de Bartolomé y Juan después de un retiro
en el monte Nebo

501. Parábola de los hijos lejanos. Curación de dos hijos ciegos del hombre de Petra

502. Otro abatimiento en Pedro. Lección sobre las posesiones (divinas y diabólicas)

503. Los apóstoles indagan acerca del Traidor. Un saduceo y la infeliz mujer de un nigromante. Saber distinguir lo sobrenatural de lo oculto

504. Margziam preparado para la separación. Regreso a la aldea de Salomón y muerte de Ananías

505. En el Templo, una gracia obtenida con la oración incesante y la parábola del juez y la viuda

506. En el Templo, oposición al discurso que revela que Jesús
es la Luz del mundo

507. El gran debate con los judíos. Huyen del Templo con la ayuda del levita Zacarías

508. Juan será la luz de Cristo hasta el final de los tiempos. El pequeño Marcial-Manasés acogido por José de Seforí

509. El anciano sacerdote Matán acogido con los apóstoles y discípulos que han huido
del Templo

510. La curación de un ciego
de nacimiento

511. En la casa de Juan de Nob, otra alabanza a la Corredentora. Embustes de Judas Iscariote

512. Profecía ante un pueblo destruido

513. En Emaús Montana, una parábola sobre la verdadera sabiduría y una advertencia
a Israel

514. Consejos sobre la santidad a un joven indeciso. Reprensión a los habitantes de Bet-Jorón después de la curación de un romano y una judía

515. Las razones del dolor salvífico de Jesús. Elogio de la obediencia y lección sobre
la humildad

516. En Gabaón, milagro del mudito y elogio de la sabiduría como amor a Dios

517. Hacia Nob. Judas Iscariote, tras un momento polémico, reconoce su error

518. En Jerusalén, encuentro con el ciego curado y palabras que revelan a Jesús como
buen Pastor

519. Inexplicable ausencia de Judas Iscariote y alto en Betania, en casa de Lázaro

520. Conversaciones en torno a Judas Iscariote, ausente. Llegada a Tecua con el anciano Elí-Ana

521. En Tecua, Jesús se despide de los habitantes del lugar y del anciano Elí-Ana

522. Llegada a Jericó. El amor terreno de la muchedumbre y el amor sobrenatural del
convertido Zaqueo

523. En Jericó. La petición a Jesús de que juzgue a una mujer. La parábola del fariseo y el publicano tras una comparación entre pecadores y enfermos

524. En Jericó. En casa de Zaqueo con los pecadores convertidos

525. El juicio sobre Sabea
de Betlequí

526. T526 Curaciones cerca del vado de Betabara y discurso en recuerdo de Juan el Bautista

527. Desconocimiento y tentaciones en la naturaleza humana de Cristo

528. En Nob. Consuelo materno de Elisa y regreso inquietante de Judas Iscariote

529. Enseñanzas a los apóstoles mientras realizan trabajos manuales en casa de Juan de Nob

530. Otra noche de pecado de Judas Iscariote

531. En Nob, enfermos y peregrinos venidos de todas partes. Valeria y el divorcio. Curación del pequeño Leví

532. Preparativos para las Encenias. Una prostituta enviada a tentar a Jesús, que deja Nob

533. Hacia Jerusalén con
Judas Iscariote

534. Enseñanzas y curaciones en la sinagoga de los libertos romanos. Un encargo
para los gentiles

535. Judas Iscariote llamado
a informar a casa de Caifás

536. Curación de siete leprosos y llegada a Betania con los apóstoles ya reunidos. Marta y María preparadas por Jesús
a la muerte de Lázaro

537. En el Templo en la fiesta de la Dedicación, Jesús se manifiesta a los judíos, que intentan apedrearle

538. Jesús, orante en la gruta de la Natividad, contemplado por los discípulos ex pastores

539. Juan de Zebedeo se acusa de culpas inexistentes

540. La Madre confiada a Juan. Encuentro con Manahén y lección sobre el amor a los animales. Conclusión del tercer año

 

504- Margziam preparado para la separación. Regreso a la aldea de Salomón y muerte de Ananías


Levantaos. Nos marchamos. Vamos de nuevo al río. Buscamos una barca. Ve tú, Pedro, con Santiago. Una barca que nos lleve hasta las cercanías de Betabara. Estaremos un día donde Salomón y luego...

-¿Pero no íbamos a Nazaret?
-No. Por la noche he decidido. Lo siento por vosotros. Debo volver para atrás.

-¡Qué alegría! -exclama Margziam -¡Estaré más tiempo contigo!

-Sí, aunque, pobre niño, a mi lado ves días muy tristes.
-Pues precisamente por eso deseo quedarme contigo. Para darte amor. Es lo único que quiero. No pido nada más.
Jesús lo besa en la frente.

-¿Y vamos a pasar otra vez por Betabara? -pregunta Mateo.
-No. Atravesamos el río con la barca de algún pescador.
Regresan Pedro y Santiago.
-Ninguna barca, Maestro, hasta el atardecer... Y... ¿debo decirlo?
-Dilo.

-Y han pasado por aquí algunos... Deben haber pagado bien o amenazado fuertemente... No creo que encuentres barca tampoco al atardecer... Son unos despiadados...
Pedro suspira.

-No importa. Vamos a ponernos en camino... y el Señor nos ayudará.

La época del año es mala. Llueve. Hay fango. El camino está lodoso. En la orilla, la lluvia se suma al rocío de la noche, abundante a lo largo del río; pero, de todas formas, van por el estrecho realce que orilla el camino, menos fangoso y menos expuesto -debido a una hilera de chopos que protegen mucho-al estilicidio de la lluvia, diminuta pero continua; menos expuesto cuando un soplo de viento no hace caer de golpe todas las gotas de agua retenidas entre las ramas.

-¡Bueno, ya es su tiempo! -dice filosóficamente Tomás, recogiéndose la túnica.

-¡Es su tiempo! -confirma Bartolomé, y suspira.
-Ya nos secaremos en algún lugar. No estarán todos... irritados contra nosotros -dice Pedro.
-Y podremos encontrar una barca... ¡No es seguro que no! -añade Santiago de Alfeo.

-Si tuviéramos mucho dinero se encontraría todo. ¡Pero no quiso que fuera a vender a Jericó! -dice Judas de Keriot.

¡Calla! Te lo ruego. El Maestro está muy afligido -¡Calla! -suplica Juan.

-Callo. Es más, no hago más que alegrarme de su indicación. Así no se puede decir que yo haya mandado a esos saduceos de cerca de Jericó -y mira a Pedro. Pero Pedro está absorto y no ve ni responde.

Caminan, caminan bajo la lluvia menuda, fina como niebla, en este día grisáceo. De vez en cuando hablan entre sí. Pero las palabras que dicen parecen tanto conclusiones de un diálogo con un invisible interlocutor, que parece como si hablaran consigo mismos.

-Al final tendremos que pararnos en algún lugar.
-Todos los lugares son iguales, porque a todos vienen ellos.

-Persecución por persecución, lo mejor es estar en una ciudad: al menos uno no se moja.

-¿Pero a dónde quieren llegar?

-¡Pobre María! ¡Si supiera!»

-¡Dios Altísimo, protege a tus siervos!...
Luego se juntan y debaten en voz baja.

Jesús va delante, solo... ¡Solo! Hasta que llegan Margziam y el Zelote.

Los otros han bajado al guijarral. Para ver si hay barca... Tardaríamos menos. ¿Nos quieres contigo?
-Venid. ¿De qué hablabais antes?
-De lo que sufres Tú.

-Y del odio de los hombres. ¿Qué podemos hacer para aliviarte y para frenar el odio? -pregunta el Zelote.

-Para mi dolor está vuestro amor... Para el odio... no hay más remedio que soportarlo... Es una cosa que termina con la vida de la Tierra... y este pensamiento da paciencia y fortaleza mientras se soporta. ¡Margziam! ¡Niño! ¿Por qué estás turbado?

-Porque esto me recuerda a Doras...
-Tienes razón. Ya es tiempo de que te mande otra vez a casa...
-¡No! ¡Jesús! ¡No! ¿Por qué quieres castigarme por un mal que no he hecho?

-No es castigar. Es preservar... No quiero que recuerdes a Doras. ¿Qué se alza en ti tras este recuerdo? Responde...
Margziam llora con la cabeza agachada, luego levanta la cara y dice:

-Tienes razón. Mi espíritu no es capaz de ver y perdonar, no es todavía capaz. Pero ¿por qué me alejas de ti? Si sufres, con mayor razón debo estar a tu lado. ¡Tú también me has consolado siempre! Ya no soy ese niño necio que el año pasado te decía: "No me dejes ver tu dolor". Soy ahora un verdadero hombre. ¡Deja que me quede! ¡Señor! ¡Díselo tú, Simón!

-El Maestro sabe lo que es bueno para nosotros. Y quizás... quiere darte algún encargo... No sé... Estoy diciendo lo que pienso...

-Es como has dicho. Lo habría tenido conmigo, con gran satisfacción, hasta después incluso de las Encenias.

Pero... mi Madre está sola allá arriba. El ruido que produce el odio es muy fuerte. Podría temer más de lo necesario. Mi Madre está sola. Y seguro que llora. Irás donde Ella, le llevarás mi saludo y le dirás que la espero para después de las Encenias. Y no digas nada más, Margziam.

-¿Pero si me pregunta?
-Puedes no mentir diciendo... que la vida de su Jesús está como este cielo de Etanim. Nubes y lluvia, alguna vez borrasca. Pero no faltan los días de sol. Como ayer, como quizás mañana. Callar no es mentir. Háblale de los milagros que has visto. Dile que Elisa está conmigo, que Ananías me ha acogido como un padre. Que en Nob estoy en casa de un buen israelita. Lo demás... sobre lo demás esté el silencio. Y luego irás a estar con Porfiria. Y estarás allí hasta que Yo te llame.

Margziam llora más fuerte.

-¿Por qué lloras así? ¿No estás contento de ir donde María? Ayer lo estabas... -dice Simón.

-Ayer sí. Porque íbamos todos. Y además lloro porque tengo miedo de no volver a verte... ¡Oh, Señor, Señor! ¡Ya nunca veré días tan felices como lo han sido estos días!

-Nos veremos todavía, Margziam. Te lo prometo.
-¿Cuándo? No antes de la Pascua. ¡Es mucho tiempo!

Jesús calla.
-¿Verdaderamente no me quieres contigo antes de Pascua?

Jesús le pone un brazo en los hombros todavía gráciles y lo arrima a sí.
-¿Por qué quieres saber el futuro? Hoy estamos aquí. Mañana ya no estamos. El hombre -ni el más rico y poderoso-no puede añadir un día a su vida. La vida, y todo el futuro, está en las manos de Dios...

-Pero para Pascua debo ir al Templo. Soy israelita. ¡Tú no puedes hacerme pecar!

-No pecarás. Y el primer pecado que me debes prometer que no harás nunca es el de la desobediencia. Obedecerás. Siempre. A mí ahora, a quien te hable en mi Nombre después. ¿Lo prometes? Recuerda que Yo, tu Maestro y Dios, he obedecido a mi Padre y obedeceré hasta el... fin de mi tiempo.

Jesús se muestra solemne al decir estas últimas palabras.
Margziam, casi hechizado, dice:

-Obedeceré. Lo juro. Ante ti y ante el Dios eterno.
Un momento de silencio. Luego el Zelote pregunta:
-¿Sube solo?
-No, por supuesto. Con unos discípulos. Encontraremos otros además de Isaac.

-¿Mandas a Galilea también a Isaac?
-Sí. Regresará con mi Madre.

Llaman desde el río. Los tres se mueven, cruzan el camino, van hacia el agua.

-Mira, Maestro. Hemos encontrado. Y no quieren nada. Son parientes de uno al que has hecho un milagro. Pero llevan arena a aquel pueblo. Hay que ir hasta allí a pie. Luego nos toman.

-Que Dios se lo pague. Estaremos al atardecer en casa de Ananías.
Pedro, contento, sube hacia el camino y ve la cara turbada de Margziam.

-¿Qué te pasa? ¿Qué ha hecho?
-Nada malo, Simón. Le he dicho que, cuando llegue al primer sitio donde encuentre discípulos, lo voy a mandar a casa. Se ha entristecido por este motivo.

-A casa... Pues es justo... Esta época del año…
Pedro piensa.

Luego mira a Jesús y le tira de la manga, haciéndole agacharse hasta la altura de su boca. Le habla al oído:
-Maestro, ¿pero por qué lo mandas sin esperar?...

-Por la época del año, lo has dicho.
-¿Y además?

-Simón, no quiero encubrirte la realidad. Y además... porque es bueno que Margziam no se envenene el corazón...

-Tienes razón, Maestro. Envenenarse el corazón... ¡Sí!, es justamente eso lo que acaba sucediendo.

Alza el tono de voz:
-El Maestro tiene toda la razón. Irás y... nos veremos en Pascua. En fin... llega pronto... Pasado Kisléu... En breve tiempo llega el bonito Nisán.
-¡Sí, cierto! Tiene razón...

La voz de Pedro se hace menos segura.
Repite lentamente y con tristeza:
-Tiene razón... -y, hablándose a sí mismo:
-¿Qué habrá sucedido de aquí a Nisán?

Se da con la mano en la frente (es un gesto desconsolado).
Y caminan, caminan en esta húmeda jornada. No llueve ya hasta que, enfangados hasta las rodillas, montan en cinco pequeñas barcas húmedas y arenosas que bajan de nuevo siguiendo la corriente. Entonces se echa otra vez a llover, y, golpeando la lluvia contra el agua calma del río, que refleja el cielo de nubes cenicientas, dibuja en él muchos círculos que se hacen y deshacen continuamente, formando un juego de tornasoles anacarados.

Parece un paisaje desierto. En las márgenes, en los minúsculos lugares fluviales, no se ve alma viva. La lluvia cierra las casas y hace desiertas las calles. De modo que, cuando con el primer albor echan pie a tierra donde la aldea de Salomón, encuentran silenciosa y vacía la calle, y llegan a la casa sin ser vistos por nadie.
Golpean en la puerta. Llaman. Nada. Sólo zureo de palomas, balidos de ovejas, ruido de lluvia.

-No hay nadie. ¿Qué hacemos?
-Id a las casas del pueblo. Primero a la del pequeño Micael -ordena Jesús.
Y, mientras los apóstoles más jóvenes se marchan ágiles, Jesús y los más ancianos se quedan junto a la casa y observan y comentan.

-Todo cerrado... Incluso la cancilla, bien atada y asegurada. ¡Mira! Incluso hay un clavo grueso. Y las ventanas cerradas como para la noche. ¡Qué tristeza! ¿Y esa quejumbre de ovejas y palomas? ¿Estará enfermo? ¿Qué piensas, Maestro?

Jesús menea la cabeza. Está cansado y triste...
Vuelven corriendo los apóstoles. Andrés es el primero en llegar, y grita, todavía unos metros antes:
-Ha muerto... Ananías ha muerto... No se puede entrar en la casa porque todavía no está purificada... Desde hace pocas horas está en el sepulcro. Si hubiéramos podido venir ayer... Ahora viene la mujer, la madre de Micael.

-¿Pero qué nos persigue? -dice Bartolomé.
-¡Pobre anciano! ¡Se sentía tan feliz! ¡Estaba tan bien! ¿Pero cómo ha sido? ¿Cuándo se ha puesto enfermo?
Hablan todos al mismo tiempo.
Llega la mujer, la cual, quedándose a una cierta distancia de todos, dice:

-Señor, la paz sea contigo. Mi casa está abierta para ti. Pero... no sé si... Yo preparé al muerto. Por eso me mantengo a distancia de ti. Pero te puedo indicar las casas que te recibirán.

-Sí, mujer. Dios te lo pague, y contigo a quien usa piedad con los viandantes. Pero ¿cómo murió el hombre?
-No sé. No enfermó. Anteayer estaba bien. Sí, seguro.

Estaba bien. Micael había venido por la mañana por las dos ovejas para agregarlas a las nuestras. Estaba acordado. Y yo le había llevado a la hora sexta ropa que le había lavado. Estaba sentado a la mesa y comía, completamente sano. Al atardecer, Micael había llevado de nuevo las ovejas. Le había sacado dos ánforas de agua. Y Ananías le regaló dos tortitas que se había hecho para sí. Ayer por la mañana mi hijo vino, para sacar a las ovejas. Estaba cerrado todo, como ahora, y nadie respondió a los gritos del niño. Él empujó la cancilla, pero no logró abrirla.

Estaba bien cerrada. Entonces Micael se asustó y vino a mí corriendo. Yo y mi marido acudimos rápidamente, y con nosotros otros. Abrimos la cancilla, llamamos a la cocina... forzamos la puerta... Estaba todavía sentado junto al hogar, con la cabeza reclinada en la mesa, la lámpara todavía cercana, pero apagada como él; a los pies un cuchillo pequeño y una escudilla de madera medio tallada... La muerte lo sorprendió así... Sonreía...

Estaba en paz... ¡Oh, qué aspecto de justo había tomado su cara! Parecía hasta más guapo... Yo... Hacía poco que me ocupaba de él. Pero le había tomado Afecto... y lloro...
-Ananías está en paz. Tú misma lo has dicho. ¡No llores! ¿Dónde lo habéis puesto?

-Sabíamos que lo querías mucho, y entonces lo hemos puesto en el sepulcro que Leví se había hecho hacía poco. El único... porque Leví es rico. Nosotros no somos ricos. Allí, al final, al otro lado del camino. Ahora, si quieres, purificamos todo y...

-Sí. Tomas las ovejas y las palomas. El resto conservadlo para mí y los míos. Que Yo pueda venir alguna vez. Que Dios te bendiga, mujer. Vamos al sepulcro.
-¿Lo vas a resucitar? -pregunta asombrado Tomás.

-No. Para él no significaría alegría; donde está es muy feliz. Además, él lo deseaba...

Pero a Jesús se le ve muy abatido. Parece que todo se une para aumentar su tristeza. En las puertas de las casas, mujeres miran y saludan, y comentan.

Pronto llegan: es un pequeño exaedro construido recientemente. Jesús ora cerca del sepulcro. Luego se vuelve, con humedad de llanto en los ojos, y dice:

-Vamos... A las casas del pueblo. En nuestra casita ya no está quien nos esperaba para bendecirnos...

¡Padre mío! La soledad envuelve al Hijo tuyo, el vacío se hace cada vez más grande y más fosco. Los que me aman se marchan, y quedan los que me odian... ¡Padre mío, siempre se haga y sea bendecida tu Voluntad!...

Vuelven hacia el pueblo. Dos aquí tres allá... entran en las casas de los que no han tocado al muerto, en busca de amparo y de nuevas fuerzas.


   


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