REGRESANDO A CASA
Testimonio
1.34» David B. Currie
Explica el camino de su conversión en su libro Born fundamentalist, born again catholic.
Dice: “Nosotros éramos fundamentalistas, aceptando los dos pilares de la Reforma: la sola Escritura (única fuente de autoridad) y la sola fe (para salvarse)...
A nivel práctico, fundamentalista significaba estar separados de los malos del mundo y de los errores del cristianismo liberal.
Por eso, yo no bailaba ni iba al cine o al teatro, no fumaba ni tomaba alcohol de ninguna clase, ni jugaba a las cartas... Pensaba que era malo ser un cristiano liberal, pero mucho peor ser católico romano.
Creíamos que los católicos no eran realmente cristianos, porque ellos no aceptaban la salvación por la sola fe. Por querer obtener la salvación por las buenas obras, ellos irían al infierno...
Según nuestro punto de vista, la Iglesia había sido pura los tres primeros siglos hasta que llegó el emperador Constantino.
Entonces, las enseñanzas de la Iglesia se corrompieron y sus miembros llegaron a ser cristianos nominales, es decir, católicos.
Nosotros creíamos que muchas prácticas y tradiciones católicas fueron inventadas en la Edad Media para controlar al pueblo con el miedo y las supersticiones. Pero Dios había preservado a un resto, que había conservado la verdad, como los fundamentalistas”119.
“Los domingos por la tarde, en nuestra iglesia, teníamos testimonios. La gente se levantaba y hablaba de lo que Dios estaba haciendo en sus vidas.
Cuando yo escuchaba a algunos que Dios los había salvado de la Iglesia católica, recuerdo haber pensado que tenía mucha suerte de no haber nacido católico”120.
“No me fue fácil decidirme a ser católico a los cuarenta años. Mis padres y tres de mis hermanos estaban dedicados a tiempo completo al servicio de la iglesia. Yo tenía muchos amigos dedicados a traer católicos “a Cristo”.
Yo sabía que iba a perder su apoyo y la ayuda de mi extensa familia... Pero, cuando yo me convencí de que la Iglesia católica era la Iglesia de Cristo, no tuve duda de que debía unirme a ella. Si yo había descubierto la perla de gran precio, yo debía dar todo lo que tenía para comprarla”121.
“Después de seis meses de hablar, estudiar, leer y orar juntos, mi esposa y yo recibimos la primera comunión el segundo domingo de Adviento.
Después de presentar a mi esposa y mis seis hijos a la Comunidad, yo hablé unos minutos. Dije: Yo acepto todas las enseñanzas de la Iglesia, pero la mayor enseñanza que me ha traído hasta aquí ha sido la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Esta doctrina es central y, sobre todo, verdadera”122.
“Las indulgencias fueron el asunto más difícil de resolver en mi camino al catolicismo. Pero yo seguí el ejemplo de Chesterton.
Él luchó consigo mismo en el asunto del celibato de los sacerdotes y religiosas. Finalmente, lo aceptó, porque había sido parte de la Iglesia en toda su historia.
Él concluyó que, si todos los pensadores a lo largo del tiempo habían encontrado al celibato razonable y necesario para la Iglesia, entonces el problema era más bien con él que con la Iglesia...
Él se sometió a la sabiduría de la Iglesia a lo largo de los siglos y aceptó esa enseñanza. Así hice yo”123.
David Currie, hijo de un predicador fundamentalista norteamericano, que estudió teología en la Trinity international University, se siente feliz de ser católico con su esposa y sus hijos.
119 D
avid B. Currie, Born fundamentalist, born again catholic, Ignatius press, San Francisco, 1996, p.
16-17.
120 ib. p. 19.
121ib. p. 27.
122 ib. p. 28.
123 ib. p. 129.