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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO
Autor: María Valtorta
« PARTE 4 de 7 »
TERCER AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS
Partes:
[ 1 ]
[ 2 ]
[ 3 ]
[ 4 ]
[ 5 ]
[ 6 ]
[ 7 ]
313. Preparativos para salir de Nazaret, después de la visita de Simón de Alfeo con su familia. Durante el tercer año,
Jesús será el Justo
314. La cena en la casa de Nazaret. La dolorosa partida
315. El viaje hacia Yiftael y las reflexiones de Juan de Endor
316. Jesús se despide de Juan
de Endor y de Síntica
317. La oración de Jesús por la salvación de Judas Iscariote
318. En barca de Tolemaida
a Tiro
319. Partida de Tiro en la nave del cretense Nicomedes
320. Prodigios en la nave en medio de una tempestad
321. Arribo a Seleucia.
Se despiden de Nicomedes
322. Partida de Seleucia en un carro y llegada a Antioquía
323. La visita a Antigonio
324. Las pláticas de los ocho apóstoles antes de dejar Antioquía. El adiós a Juan de Endor y a Síntica
325. Los ocho apóstoles se reúnen
con Jesús
cerca de Akcib
326. Un alto en Akcib
327. En los confines de Fenicia. Palabras de Jesús sobre la igualdad de los pueblos.
Parábola de la levadura
328. En Alejandrocena donde los hermanos de Hermiona
329. En el mercado de Alejandrocena. La parábola
de los obreros de la viña
330. Santiago y Juan "hijos del trueno". Hacia Akcib
con el pastor Anás
331. La fe de la mujer cananea y otras conquistas. Llegada a Akcib
332. La sufrida separación de Bartolomé, que con Felipe
vuelve a unirse al Maestro
333. Con los diez apóstoles
hacia Sicaminón
334. También Tomas y Judas Iscariote se unen de nuevo al grupo apostólico
335. La falsa amistad de Ismael ben Fabí, y el hidrópico
curado en sábado
336. En Nazaret con cuatro apóstoles. El amor de Tomás
por María Santísima
337. El sábado en Corazín. Parábola sobre los corazones imposibles de labrar. Curación
de una mujer encorvada
338. Judas Iscariote pierde el poder de milagros.
La parábola del cultivador
339. La noche pecaminosa
de Judas Iscariote
340. El enmendamiento de Judas Iscariote y el choque con los rabíes junto al sepulcro de Hil.lel
341. La mano herida de Jesús. Curación de un sordomudo en los confines sirofenicios
342. En Quedes. Los fariseos piden un signo.
La profecía de Habacuc
343. La levadura de los fariseos. El Hijo del hombre.
El primado a Simón Pedro
344. Encuentro con los discípulos en Cesárea de Filipo y explicación de la sedal de Jonás
345. Milagro en el castillo
de Cesárea Paneas
346. Primer anuncio de la Pasión y reprensión a Simón Pedro
347. En Betsaida. Profecía sobre el martirio de los Apóstoles y curación de un ciego
348. Manahén da algunas noticias acerca de Herodes Antipas, y desde Cafarnaúm va con Jesús a Nazaret. Revelación de las transfiguraciones
de la Virgen
349. La Transfiguración en el monte Tabor y el epiléptico curado al pie del monte. Un comentario para los predilectos
350. Lección a los discípulos sobre el poder de vencer
a los demonios
351. El tributo al Templo pagado con la moneda hallada
en la boca del pez
352. Un convertido de María de Magdala. Parábola para el pequeño Benjamín y lección sobre quién es grande
en el reino de los Cielos
353. La segunda multiplicación de los panes y el milagro de la multiplicación de la Palabra
354. Jesús habla sobre el Pan del Cielo en la sinagoga
de Cafarnaúm
355. El nuevo discípulo Nicolái de Antioquía y el segundo anuncio de la Pasión
356. Hacia Gadara. Las herejías de Judas Iscariote y las renuncias de Juan,
que quiere sólo amar
357. Juan y las culpas de Judas Iscariote. Los fariseos y la cuestión del divorcio
358. En Pel.la. El jovencito Yaia y la madre de Marcos de Josías
359. En la cabaña de Matías cerca de Yabés Galaad
360. El malhumor de los apóstoles y el descanso en una gruta. El encuentro
con Rosa de Jericó
361. Los dos injertos que transformarán a los apóstoles. María de Magdala advierte a Jesús de un peligro. Milagro ante la riada del Jordán
362. La misión de las "voces" en la Iglesia futura. El encuentro con la Madre y las discípulas
363. En Rama, en casa de la hermana de Tomás. Jesús habla sobre la salvación.
Apóstrofe a Jerusalén
364. En el Templo. Oración universal y parábola del hijo verdadero y los hijos bastardos
365. Judas Iscariote insidia la inocencia de Margziam. Un nuevo discípulo, hermano de leche de Jesús. En Betania, en la
casa de Lázaro, enfermo
366. Anastática entre las discípulas. Las cartas de Antioquía
367. El jueves prepascual. Preparativos en el Getsemaní
368. El jueves prepascual. En Jerusalén y en el Templo
369. El jueves prepascual. Parábola de la lepra de las casas
370. El jueves prepascual. En el convite de los pobres en el palacio de Cusa
371. El jueves prepascual. Por la noche en el palacio de Lázaro
372. El día de la Parasceve. Despertar en el palacio de Lázaro
373. El día de la Parasceve.
En el Templo
374. El día de la Parasceve. Por las calles de Jerusalén y en el barrio de Ofel
375. La cena ritual en casa de Lázaro y el banquete sacrílego en la casa de Samuel
376. Lección sobre la obra salvífica de los santos, y condena al Templo corrompido
377. Parábola del agua y del junco para María de Magdala, que ha elegido la mejor parte
378. La parábola de los pájaros, criticada por unos judíos enemigos que tienden una trampa
379. Una premonición del
apóstol Juan
380. El amor de los apóstoles, de la contemplación a la acción
381. La parábola del administrador infiel y sagaz. Hipocresía de los fariseos y conversión de un esenio
382. Un alto en casa de Nique
383. Discurso sobre la muerte junto al vado del Jordán
384. El anciano Ananías, guardián de la casita de Salomón
385. Parábola de la encrucijada y milagros cerca del pueblo
de Salomón
386. Hacia la orilla occidental
del Jordán
387. En Guilgal. El mendigo Ogla y los escribas tentadores. Los apóstoles comparados con las doce piedras del
prodigio de Josué
388. Exhortación a Judas Iscariote, que irá a Betania
con Simón Zelote.
389. Llegada a Engadí con
diez apóstoles
390. La fe de Abraham de Engadí y la parábola de la semilla
de palma
391. Curación del leproso Eliseo de Engadí
392. La hostilidad de Masada, ciudad-fortaleza
393. En la casa de campo de María de Keriot
394. Parábola de las dos voluntades y despedida de los habitantes de Keriot
395. Las dos madres infelices de Keriot. Adiós a la madre de Judas
396. En Yuttá, con los niños. La mano de Jesús obradora
de curaciones
397. Despedida de los fieles
de Yuttá
398. Palabras de despedida en Hebrón. Los delirios
de Judas Iscariote
399. Palabras de despedida en Betsur. El amor materno de Elisa
400. En Béter, en casa de Juana de Cusa, la cual habla del daño provocado por Judas Iscariote ante Claudia
401. Pedro y Bartolomé en Béter por un grave motivo.
Éxtasis de la escritora
402. Judas Iscariote se siente descubierto durante el discurso de despedida en Béter
403. Una lucha y victoria espiritual de Simón de Jonás
404. En camino hacia Emaús
de la llanura
405. Descanso en un henil y discurso a la entrada de Emaús de la llanura. El pequeño Miguel
406. En Joppe. Palabras inútiles a Judas de Keriot y diálogo sobre el alma con algunos Gentiles
407. En los campos de Nicodemo. La parábola de los dos hijos
408. Multiplicación del trigo en los campos de José de Arimatea
409. El drama familiar del Anciano Juan
410. Provocaciones de Judas Iscariote en el grupo apostólico
411. Una lección extraída de la naturaleza y espigueo milagroso para una viejecita. Cómo ayudar a quien se enmienda
412. Elogio del lirio de los valles, símbolo de María. Pedro se sacrifica por el bien de Judas
413. Llegada a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés y disputa con los doctores del Templo
414. Invectiva contra fariseos y doctores en el convite en casa
del Anciano Elquías
415. Un alto en el camino
en Betania
416. Un mendigo samaritano en el camino de Jericó
417. Historia de Zacarías el leproso y conversión
de Zaqueo el publicano
418. Curación del discípulo José, herido en la cabeza y recogido en la casita de Salomón
419. Curaciones en un pueblecito de la Decápolis. Parábola del escultor y de las estatuas
420. Curación de un endemoniado completo. La vocación de la mujer al amor
421. El endemoniado curado, los fariseos y la blasfemia contra
el Espíritu Santo
422. El Iscariote, con sus malos humores, ocasiona la lección sobre los deberes
y los siervos inútiles
423. Partida del Iscariote, que ocasiona la lección sobre
el amor y el perdón
424. Pensamientos de gloria y martirio ante la vista de la costa mediterránea
425. En Cesárea Marítima. Romanos mundanos y parábola de los hijos con destinos distintos
426. Con las romanas en Cesárea Marítima. Profecía en Virgilio.
La joven esclava salvada
427. Bartolomé instruye
a Áurea Gala
428. Parábola de la viña y del viñador, figuras del alma y del libre albedrío
429. Con Judas Iscariote en la llanura de Esdrelón
430. El nido caído y el escriba cruel. La letra y el espíritu
de la Ley
431. Tomás prepara el encuentro de Jesús con los campesinos
de Jocanán
432. Con los campesinos
de Jocanán, cerca de Sefori
433. Llegada a Nazaret. Alabanzas a la Virgen.
Curación de Áurea
434. Trabajos manuales en Nazaret y parábola
de la madera barnizada
435. Comienzo del tercer sábado en Nazaret y llegada de Pedro con otros apóstoles
436. En el huerto de Nazaret, revelado a apóstoles y discípulas el precio de la Redención
437. Coloquio
de Jesús con
su Madre
438. María Santísima con María de Alfeo en Tiberíades, donde Valeria. Encuentro con Judas Iscariote
439. María Santísima enseña a Áurea a hacer la voluntad de Dios
440. Otro sábado en Nazaret. Obstinación de José de Alfeo
441. Partida de Nazaret. Un incendio de brezos durante el viaje viene a ser el tema de una parábola
442. Judas Iscariote en Nazaret en casa de María
443. La muerte del abuelo de Margziam
444. Las dotes de Margziam. Lección sobre la caridad, sobre la salvación, sobre los méritos del Salvador
445. Dos parábolas durante una tormenta en Tiberíades. Llegada de Maria Stma., e impenitencia de Judas Iscariote
446. Llegada a Cafarnaúm en medio de un cálido recibimiento
447. En Cafarnaúm unas palabras de Jesús sobre la misericordia y el perdón no encuentran eco
448. Encuentro de barcas en el lago y parábola sugerida por Simón Pedro
449. El pequeño Alfeo desamado de su madre
450. Milagros en el arrabal cercano a Ippo y curación del leproso Juan
451. Discurso en el arrabal cercano a Ippo sobre los deberes de los cónyuges y de los hijos
452. El ex leproso Juan se hace discípulo. Parábola de los diez monumentos
453. Llegada a Ippo y discurso en pro de los pobres. Curación de un esclavo paralítico
454. María Santísima y su amor perfecto. Conflicto de Judas Iscariote con el pequeño Alfeo
455. La Iglesia es confiada a la maternidad de María. Discurso, al pie de Gamala, en pro
de unos forzados
456. Despedida de Gamala y llegada a Afeq. Advertencia a la viuda Sara y milagro en su casa
457. Discurso en Afeq, tras una disputa entre creyentes y no creyentes. Sara se hace discípula
458. Una curación espiritual en Guerguesa y lección sobre
los dones de Dios
459. El perdón a Samuel de Nazaret y lección sobre
las malas amistades
460. Fariseos en Cafarnaúm con José y Simón de Alfeo. Jesús y su Madre preparados
para el Sacrificio
461. Confabulación en casa de Cusa para elegir a Jesús rey. El griego Zenón y la carta de Síntica con la noticia de la muerte de Juan de Endor
462. Discurso y curaciones en las fuentes termales de Emaús
de Tiberíades
463. En Tariquea. Cusa, a pesar del discurso sobre la naturaleza del reino mesiánico, invita a Jesús a su casa. Conversión de una pecadora
464. En la casa de campo de Cusa, intento de elegir rey a Jesús. El testimonio
del Predilecto
465. En Betsaida para un encargo secreto a Porfiria. Apresurada partida de Cafarnaún
466. Un alto en la casa de los ancianos cónyuges Judas y Ana
467. Parábola de la distribución de las aguas. Perdón condicionado para el campesino Jacob. Advertencias a los apóstoles camino de Corazín
468. Un episodio de enmendamiento de Judas Iscariote, y otros que
ilustran su figura
469. Despidiéndose de los pocos fieles de Corazín
470. Lección a una suegra sobre los deberes del matrimonio
471. Encuentro con el levita José, llamado Bernabé, y lección
sobre Dios-Amor
472. Solicitud insidiosa de un juicio acerca de un hecho ocurrido en Yiscala
473. Curación de un niño ciego de Sidón y una lección
para las familias
474. Una visión que se pierde en un arrobo de amor
475. Abel de Belén de Galilea pide el perdón para sus enemigos
476. Lección sobre el cuidado de las almas y perdón a los dos pecadores castigados con la lepra
477. Coloquio de Jesús con su Madre en el bosque de Matatías. Los sufrimientos morales
de Jesús y María
478. Coloquio de Jesús con José y Simón de Alfeo, que van a la fiesta de los Tabernáculos
479. Con Juan al pie de la torre de Yizreel en espera de los campesinos de Jocanán
480. Parten de Yizreel tras la visita nocturna de los campesinos de Jocanán
481. Llegada a Enganním. Maquinaciones de Judas Iscariote para impedir una trama
de los fariseos
482. En camino con un pastor samaritano que ve
premiada su fe
483. Polémica de los apóstoles sobre el odio de los judíos. Los diez leprosos curados en Samaria
484. Alto obligado en las cercanías de Efraím y parábola de la granada
485. Jesús llega con los apóstoles a Betania, donde ya están algunos discípulos con Margziam
486. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Reino
487. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Cristo
488. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Partida secreta hacia Nob después
de la oración
489. En Nob. Parábola del rey no comprendido por sus súbditos. Jesús calma el viento
490. En el campo de los Galileos con los primos apóstoles y encuentro con el levita Zacarías
491. TEn el Templo el último día de la fiesta de los Tabernáculos. Sermón sobre el Agua viva
492. En Betania se evoca la memoria de Juan de Endor
493. Jesús habla cabe la fuente de En Royel, lugar en que hicieron un alto los tres Sabios
494. La mujer adúltera y la hipocresía de sus acusadores
495. Jesús instruye acerca del perdón de los pecadores, y se despide de sus discípulos en el camino de Betania
496. Un alto en la casita de Salomón. Improvisa turbación
de Judas Iscariote.
497. Simón Pedro atraviesa una hora de abatimiento
498. Exhortación a Judas Tadeo y a Santiago de Zebedeo después de una discusión
con Judas Iscariote
499. Fuga de Esebón y encuentro con un mercader de Petra
500. Reflexiones de Bartolomé y Juan después de un retiro
en el monte Nebo
501. Parábola de los hijos lejanos. Curación de dos hijos ciegos del hombre de Petra
502. Otro abatimiento en Pedro. Lección sobre las posesiones (divinas y diabólicas)
503. Los apóstoles indagan acerca del Traidor. Un saduceo y la infeliz mujer de un nigromante. Saber distinguir lo sobrenatural de lo oculto
504. Margziam preparado para la separación. Regreso a la aldea de Salomón y muerte de Ananías
505. En el Templo, una gracia obtenida con la oración incesante y la parábola del juez y la viuda
506. En el Templo, oposición al discurso que revela que Jesús
es la Luz del mundo
507. El gran debate con los judíos. Huyen del Templo con la ayuda del levita Zacarías
508. Juan será la luz de Cristo hasta el final de los tiempos. El pequeño Marcial-Manasés acogido por José de Seforí
509. El anciano sacerdote Matán acogido con los apóstoles y discípulos que han huido
del Templo
510. La curación de un ciego
de nacimiento
511. En la casa de Juan de Nob, otra alabanza a la Corredentora. Embustes de Judas Iscariote
512. Profecía ante un pueblo destruido
513. En Emaús Montana, una parábola sobre la verdadera sabiduría y una advertencia
a Israel
514. Consejos sobre la santidad a un joven indeciso. Reprensión a los habitantes de Bet-Jorón después de la curación de un romano y una judía
515. Las razones del dolor salvífico de Jesús. Elogio de la obediencia y lección sobre
la humildad
516. En Gabaón, milagro del mudito y elogio de la sabiduría como amor a Dios
517. Hacia Nob. Judas Iscariote, tras un momento polémico, reconoce su error
518. En Jerusalén, encuentro con el ciego curado y palabras que revelan a Jesús como
buen Pastor
519. Inexplicable ausencia de Judas Iscariote y alto en Betania, en casa de Lázaro
520. Conversaciones en torno a Judas Iscariote, ausente. Llegada a Tecua con el anciano Elí-Ana
521. En Tecua, Jesús se despide de los habitantes del lugar y del anciano Elí-Ana
522. Llegada a Jericó. El amor terreno de la muchedumbre y el amor sobrenatural del
convertido Zaqueo
523. En Jericó. La petición a Jesús de que juzgue a una mujer. La parábola del fariseo y el publicano tras una comparación entre pecadores y enfermos
524. En Jericó. En casa de Zaqueo con los pecadores convertidos
525. El juicio sobre Sabea
de Betlequí
526. T526 Curaciones cerca del vado de Betabara y discurso en recuerdo de Juan el Bautista
527. Desconocimiento y tentaciones en la naturaleza humana de Cristo
528. En Nob. Consuelo materno de Elisa y regreso inquietante de Judas Iscariote
529. Enseñanzas a los apóstoles mientras realizan trabajos manuales en casa de Juan de Nob
530. Otra noche de pecado de Judas Iscariote
531. En Nob, enfermos y peregrinos venidos de todas partes. Valeria y el divorcio. Curación del pequeño Leví
532. Preparativos para las Encenias. Una prostituta enviada a tentar a Jesús, que deja Nob
533. Hacia Jerusalén con
Judas Iscariote
534. Enseñanzas y curaciones en la sinagoga de los libertos romanos. Un encargo
para los gentiles
535. Judas Iscariote llamado
a informar a casa de Caifás
536. Curación de siete leprosos y llegada a Betania con los apóstoles ya reunidos. Marta y María preparadas por Jesús
a la muerte de Lázaro
537. En el Templo en la fiesta de la Dedicación, Jesús se manifiesta a los judíos, que intentan apedrearle
538. Jesús, orante en la gruta de la Natividad, contemplado por los discípulos ex pastores
539. Juan de Zebedeo se acusa de culpas inexistentes
540. La Madre confiada a Juan. Encuentro con Manahén y lección sobre el amor a los animales. Conclusión del tercer año
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330- Santiago y Juan "hijos del trueno".
Hacia Akcib con el pastor Anás
Jesús va caminando por una zona muy montañosa. No son montes altos, pero es un continuo subir y bajar de collados, y un fluir de torrentes (alegres en esta estación fresca y nueva; límpidos como el cielo; niños como las primeras hojas, cada vez más numerosas, sobre las ramas).
Mas, a pesar de que la estación del año sea tan bella y alegre que podría aliviar el corazón, no parece que Jesús esté muy aliviado de espíritu, y menos que Él lo están los apóstoles. Caminan, muy callados, por el fondo de un valle. Solamente pastores y greyes se presentan ante sus ojos. Pero Jesús ni tan siquiera da muestras de verlos.
Lo que capta la atención de Jesús es el suspiro desconsolado de Santiago de Zebedeo, y sus improvisas palabras, fruto de un pensamiento amargo... Santiago dice:
-¡Derrotas y más derrotas!... Parecemos como malditos...
Jesús le pone la mano en el hombro: «
-¿No sabes que ése es el sino de los mejores?
-¡Sí, sí! ¡Lo sé desde cuando estoy contigo! Pero, de vez en cuando sería necesario algo distinto -y antes lo teníamos para confortar el corazón y la fe...
-¿Dudas de mí, Santiago?
¡Cuánto dolor tiembla en la voz del Maestro!
-¡No, no!...
La verdad es que no es muy seguro el "no".
-Pero dudar, dudas. ¿De qué, entonces? ¿Ya no me amas como antes? ¿Ver que me echan de un lugar, o que se burlan de mí, o, sencillamente, que no me prestan atención en estos confines fenicios, ha debilitado tu amor?
Hay un llanto tembloroso en las palabras de Jesús, a pesar de que no haya sollozos ni lágrimas: es verdaderamente su alma la que llora.
-¡Eso no, Señor mío! Es más, mi amor a ti crece a medida que te veo menos comprendido, menos amado, más postrado, más afligido. Y, por no verte así, por poder cambiar el corazón a los hombres, solícito daría mi vida en sacrificio. Debes creerme. No me tritures el corazón, ya tan afligido, con la duda de que piensas que no te amo. Si no... Si no, romperé todos los cánones. Volveré para atrás y me vengaré de los que te causan dolor, para demostrarte que te amo, para quitarte esta duda. Y, si me atrapan y me matan, no me importará lo más mínimo. Me conformaré con haberte dado una prueba de amor.
-¡Oh, hijo del trueno! ¿De dónde tanta impetuosidad? ¿Es que quieres ser un rayo exterminador?
Jesús sonríe por la fogosidad y los propósitos de Santiago.
-¡Al menos, te veo sonreír! Ya es un fruto de estos propósitos míos. ¿Tú que opinas, Juan? ¿Debemos llevar a cabo mi pensamiento para confortar al Maestro, abatido por tantas reacciones contrarias?
-¡Sí, sí! Vamos nosotros. Hablamos de nuevo. Y si lo vuelven a insultar, llamándolo rey de palabras, rey hazmerreír, rey sin dinero, rey loco, repartimos palos a diestro y siniestro, para que se den cuenta de que el rey tiene también un ejército de fieles y que estos fieles no permiten burlas. La violencia es útil en ciertas cosas.
¡Vamos, hermano! -le responde Juan (y ahora, tan colérico como se manifiesta, no parece él, que siempre es dulce).
Jesús se mete entre los dos, los aferra por los brazos para detenerlos y dice:
-¿Pero los estáis oyendo? ¿Y Yo qué he predicado durante tanto tiempo? ¡Sorpresa de las sorpresas! ¡Hasta incluso Juan, mi paloma, se me ha transformado en gavilán!
Miradlo, vosotros, qué feo está, tenebroso, hosco, desfigurado por el odio. ¡Qué vergüenza! ¿Y os asombráis porque unos fenicios reaccionen con indiferencia, y de que haya hebreos que tengan odio en su corazón, y de que unos romanos me conminen a marcharme, cuando vosotros sois los primeros que no habéis entendido todavía nada después de dos años de estar conmigo, cuando vosotros os habéis llenado de hiel por el rencor que tenéis en el corazón, cuando arrojáis de vuestros corazones mi doctrina de amor y perdón, la echáis afuera como cosa estúpida, y acogéis por buena aliada a la violencia?
¡Oh, Padre santo! ¡Esta si que es una derrota! En vez de ser como gavilanes que se afilan rostro y garfas, ¿no sería mejor que fuerais ángeles que orasen al Padre para que confortara a su Hijo?
¿Cuándo se ha visto que un temporal beneficie con sus rayos y granizadas? Pues bien, para recuerdo de este pecado vuestro contra la caridad, para recuerdo de cuando vi aflorar en vuestra cara el animal-hombre en vez del hombre-ángel que quiero ver siempre en vosotros, os voy a apodar "los hijos del trueno".
Jesús está semiserio mientras habla a los dos inflamados hijos de Zebedeo. Pero el reproche, al ver el arrepentimiento de ellos, pasa, y, con cara luminosa de amor los estrecha contra su pecho diciendo:
-Nunca más, feos de esta forma. Y gracias por vuestro amor. Y también por el vuestro, amigos -dice, dirigiéndose a Andrés, Mateo y los dos primos.
-Venid aquí, que quiero abrazaros también a vosotros. ¿No sabéis que, aunque no tuviera nada más que la alegría de hacer la voluntad de mi Padre y vuestro amor, sería siempre feliz, aunque todo el mundo me abofetease?
Estoy triste, mas no por mí, por mis derrotas, como vosotros las llamáis; estoy triste por piedad hacia las almas que rechazan la Vida. Bien, ahora estamos todos contentos, ¿no es verdad?, niños grandes, que es lo que sois. Ánimo, entonces.
Id donde esos pastores que están ordeñando el rebaño. Pedid un poco de leche en nombre de Dios. No tengáis miedo -dice al ver la mirada desolada de los apóstoles.
-Obedeced con fe. Recibiréis leche y no palos, aunque el hombre sea fenicio.
Y los seis se dirigen hacia el hombre indicado, mientras Jesús los espera en el camino. Y ora, entretanto, este Jesús triste al que ninguno quiere...
Vuelven los apóstoles con un pequeño cubo de leche, y dicen:
-Ha dicho el hombre que vayas allí, que tiene que decirte algo y no puede dejar las cabras a los zagales, porque son antojadizas e imprevisibles.
Jesús dice:
-Vamos entonces allí, a comer nuestro pan.
Y suben todos a lo alto de la escarpa, desde donde se asoman, prominentemente, las caprichosas cabras.
Te agradezco la colodra de leche que me has dado. ¿Qué deseas de mí?
-Tú eres el Nazareno, ¿verdad? ¿El que hace milagros?
-Soy el que predica la Bienaventuranza eterna. Soy el Camino para ir al Dios verdadero; la Verdad que se da; la Vida que os vivifica. No soy el hechicero que hace prodigios. Éstos son las manifestaciones de mi bondad y de vuestra debilidad, que tiene necesidad de pruebas para creer. Pero, ¿qué deseas de mí?
-Mira... ¿Hace dos días estabas en Alejandrocena?
-Sí. ¿Por qué?
-Yo también estaba, con mis cabritillos. Cuando he comprendido que iba a producirse una riña, he desaparecido, porque es costumbre suscitarlas para robar lo que hay en los mercados. Son ladrones todos: los fenicios... y también los otros. No debería decirlo, porque soy de padre prosélito y de madre siria, y yo mismo soy prosélito. Pero es la verdad. Bien. Volvamos a lo que estaba diciendo.
Me había metido en una caballeriza, con mis animales, esperando a que llegara el carro de mi hijo. Al atardecer, al salir de la ciudad, encontré a una mujer que lloraba con una hijita suya en los brazos. Había recorrido ochos millas para llegar a ti, porque está fuera, en los campos.
Le pregunté que qué le sucedía. Es prosélito. Había venido para vender y comprar. Había oído hablar de ti, y le había nacido la esperanza en el corazón. Había ido corriendo a casa, había tomado en brazos a la niña. ¡Pero con un peso se anda despacio! Cuando llegó a los almacenes de los hermanos, ya no estabas. Ellos, los hermanos, le dijeron:
"Lo han echado. Pero ayer por la tarde nos dijo que haría de nuevo un alto en Tiro". Yo -también yo soy padre -le dije: "Pues entonces ve a Tiro". Pero ella me respondió:
"¿Y si, después de todo lo que ha sucedido, pasa por otros caminos para volver a Galilea?". Le dije: "Mira. O ese confín o el otro. Yo pastoreo entre Rohob y Lesemdán, justamente en el camino que hace de confín entre aquí y Neftalí. Si lo veo, se lo digo; palabra de prosélito". Y te lo he dicho.
-Y que Dios te recompense por ello. Iré a ver a esa mujer. Tengo que volver a Akcib.
-¿Vas a Akcib? Entonces podemos ir juntos, si no desdeñas a un pastor.
-No desdeño a nadie. ¿Por qué vas a Akcib?
-Porque allí tengo los corderos. A no ser que... ya no los tenga...
-¿Por qué?
-Porque hay una enfermedad... No sé si ha sido una hechicería o qué. Sé que mi lindo rebaño se me ha enfermado. Por eso he traído aquí las cabras, que están todavía sanas, para separarlas de las ovejas. Aquí estarán con dos hijos míos. Ahora están en la ciudad, para hacer las compras. Vuelvo allá... para ver morir a mis lindas ovejas lanosas...
El hombre suspira... Mira a Jesús y se disculpa:
-Hablarte a ti, siendo quien eres, de estas cosas, y afligirte, estando ya afligido de cómo te tratan, es una necedad. Pero las ovejas son afecto y dinero, ¿sabes?, para nosotros...
-Comprendo. Pero se pondrán buenas. ¿No las has llevado a que las vea una persona entendida?
-Todos me han dicho lo mismo: "Mátalas y vende sus pieles.
No hay otra posibilidad", e incluso me han amenazado si las saco... Tienen miedo de que las suyas se cojan la enfermedad. Así que las tengo que tener encerradas... y aumenta la mortalidad. Son malos, ¿sabes?, los de Akcib...
Jesús dice simplemente:
-Lo sé.
-Yo digo que me las han embrujado...
-No. No creas esas historias... ¿En cuanto vengan tus
hijos te pones en marcha?
-Inmediatamente. De un momento a otro llegarán. ¿Éstos son tus discípulos? ¿Son sólo éstos?
-No. Tengo otros más.
-¿Y por qué no vienen aquí? Una vez, cerca de Merón, me encontré con un grupo de ellos. A la cabeza del grupo había un pastor. Decía serlo. Uno alto, fuerte, de nombre Elías. Fue en Octubre, me parece. Antes o después de los Tabernáculos. ¿Ahora te ha abandonado? -Ningún discípulo me ha abandonado.
-Me habían dicho que...
-¿Qué te habían dicho?
-Que Tú... que los fariseos... En fin, que los discípulos te habían abandonado por miedo, y porque Tú eras un...
-Demonio. Dilo tranquilamente. Lo sé. Doble mérito para ti, que crees igualmente.
-¿Y por este mérito no podrías?... Quizás estoy pidiendo una cosa sacrílega...
-Dila. Si es una cosa mala, te lo digo.
-¿No podrías, al pasar, bendecir a mi rebaño? -se le ve lleno de ansiedad al hombre...
-Bendeciré a tu rebaño. A éste... -y alza la mano bendiciendo a las cabritas desperdigadas,...y al de las ovejas.
-¿Crees que mi bendición las salvará?
-De la misma forma que salvas a los hombres de las enfermedades, podrás salvar a los animales. Dicen que eres el Hijo de Dios. Las ovejas las ha creado Dios. Por tanto son cosas del Padre. Yo... no sabía si era una cosa respetuosa el pedírtelo. Pero, si se puede, hazlo, Señor, y llevaré al Templo grandes ofrendas de alabanza; o, mejor: te lo doy a ti, para los pobres, que será mejor.
Jesús sonríe y calla.
Llegan los hijos del pastor. Poco después, Jesús con los suyos y el viejo se ponen en marcha. Dejan a los zagales custodiando las cabras. Caminan raudos porque quieren llegar pronto a Quedes, para dejarla también enseguida, con intención de tomar la vía que del mar va hacia el interior. Debe ser la misma que recorrieron yendo a Alejandrocena, la que se bifurca a los pies del promontorio. A1 menos yo lo entiendo así, por lo que conversan el pastor y los discípulos. Jesús va adelante, solo.
-¿No nos encontraremos con otros problemas? -pregunta Santiago de Alfeo.
-Quedes no depende de aquel centurión. Está fuera de los confines fenicios. A los centuriones basta con no pincharlos, y se desinteresan de religión.
-Y además no nos vamos a detener...
-¿Vais a aguantar más de treinta millas en un día? -pregunta el pastor.
-¡Sí, hombre! ¡Somos peregrinos perpetuos!
Caminan ininterrumpidamente... Llegan a Quedes. La atraviesan sin ningún contratiempo. Toman la vía directa.
En el mojón está indicada Akciba. El pastor lo señala diciendo:
-Mañana llegaremos. Esta noche venís conmigo. Conozco labriegos de estos valles, pero muchos están dentro de los confines fenicios... ¡Bueno!, pues pasaremos los confines. Seguro que no nos van a descubrir inmediatamente... ¡Lo que es la vigilancia!... ¡Mejor sería que vigilasen a los bandidos!...
El sol declina, y los valles ciertamente no contribuyen a mantener la luz, menos aún siendo boscosos. Pero el pastor conoce muy bien la zona y va seguro.
Llegan a un pueblecito muy pequeño, verdaderamente un puñado de casas.
-Vamos a ver si nos dan posada. Aquí son israelitas. Estamos justamente en los confines. Si no nos reciben, vamos a otro pueblo, que es fenicio.
-No tengo prejuicios, hombre.
Llaman a una casa.
-¿Tú, Anás? ¿Con amigos? Ven, ven, y que Dios sea contigo -dice una mujer muy anciana.
Entran en una amplia cocina alegrada por una lumbre. Alrededor de la mesa está reunida una numerosa familia de todas las edades, pero que hace sitio amablemente a los que, al improviso, acaban de llegar.
-Éste es Jonás. Ésta es su esposa, y sus hijos y nietos y nueras. Una familia de patriarcas fieles al Señor -dice el pastor Anás a Jesús. Y luego, volviéndose hacia el anciano Jonás: «Y éste que está conmigo es el Rabí de Israel, al que deseabas conocer.
-Bendigo a Dios por ser hospitalario y por tener sitio esta noche. Y, pidiendo bendición, bendigo al Rabí que ha venido a mi casa.
Anás explica que la casa de Jonás es casi una posada para los peregrinos que del mar van hacia el interior.
Se sientan todos en la caliente cocina. Las mujeres sirven a los llegados. El respeto que hay es tal, que incluso paraliza. Pero Jesús resuelve la situación rodeándose, nada más terminar la cena, de los muchos niños presentes, e interesándose por ellos, los cuales en seguida fraternizan.
Detrás de ellos, durante el breve espacio de tiempo que separa la cena del descanso, encuentran valor los hombres de la casa y narran lo que han sabido del Mesías, y preguntan cosas nuevas. Jesús, benigno, rectifica, confirma, explica, en serena conversación, hasta que peregrinos y familiares se van a descansar, tras haberlos bendecido Jesús a todos.
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