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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO
Autor: María Valtorta
« PARTE 4 de 7 »
TERCER AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS
Partes:
[ 1 ]
[ 2 ]
[ 3 ]
[ 4 ]
[ 5 ]
[ 6 ]
[ 7 ]
313. Preparativos para salir de Nazaret, después de la visita de Simón de Alfeo con su familia. Durante el tercer año,
Jesús será el Justo
314. La cena en la casa de Nazaret. La dolorosa partida
315. El viaje hacia Yiftael y las reflexiones de Juan de Endor
316. Jesús se despide de Juan
de Endor y de Síntica
317. La oración de Jesús por la salvación de Judas Iscariote
318. En barca de Tolemaida
a Tiro
319. Partida de Tiro en la nave del cretense Nicomedes
320. Prodigios en la nave en medio de una tempestad
321. Arribo a Seleucia.
Se despiden de Nicomedes
322. Partida de Seleucia en un carro y llegada a Antioquía
323. La visita a Antigonio
324. Las pláticas de los ocho apóstoles antes de dejar Antioquía. El adiós a Juan de Endor y a Síntica
325. Los ocho apóstoles se reúnen
con Jesús
cerca de Akcib
326. Un alto en Akcib
327. En los confines de Fenicia. Palabras de Jesús sobre la igualdad de los pueblos.
Parábola de la levadura
328. En Alejandrocena donde los hermanos de Hermiona
329. En el mercado de Alejandrocena. La parábola
de los obreros de la viña
330. Santiago y Juan "hijos del trueno". Hacia Akcib
con el pastor Anás
331. La fe de la mujer cananea y otras conquistas. Llegada a Akcib
332. La sufrida separación de Bartolomé, que con Felipe
vuelve a unirse al Maestro
333. Con los diez apóstoles
hacia Sicaminón
334. También Tomas y Judas Iscariote se unen de nuevo al grupo apostólico
335. La falsa amistad de Ismael ben Fabí, y el hidrópico
curado en sábado
336. En Nazaret con cuatro apóstoles. El amor de Tomás
por María Santísima
337. El sábado en Corazín. Parábola sobre los corazones imposibles de labrar. Curación
de una mujer encorvada
338. Judas Iscariote pierde el poder de milagros.
La parábola del cultivador
339. La noche pecaminosa
de Judas Iscariote
340. El enmendamiento de Judas Iscariote y el choque con los rabíes junto al sepulcro de Hil.lel
341. La mano herida de Jesús. Curación de un sordomudo en los confines sirofenicios
342. En Quedes. Los fariseos piden un signo.
La profecía de Habacuc
343. La levadura de los fariseos. El Hijo del hombre.
El primado a Simón Pedro
344. Encuentro con los discípulos en Cesárea de Filipo y explicación de la sedal de Jonás
345. Milagro en el castillo
de Cesárea Paneas
346. Primer anuncio de la Pasión y reprensión a Simón Pedro
347. En Betsaida. Profecía sobre el martirio de los Apóstoles y curación de un ciego
348. Manahén da algunas noticias acerca de Herodes Antipas, y desde Cafarnaúm va con Jesús a Nazaret. Revelación de las transfiguraciones
de la Virgen
349. La Transfiguración en el monte Tabor y el epiléptico curado al pie del monte. Un comentario para los predilectos
350. Lección a los discípulos sobre el poder de vencer
a los demonios
351. El tributo al Templo pagado con la moneda hallada
en la boca del pez
352. Un convertido de María de Magdala. Parábola para el pequeño Benjamín y lección sobre quién es grande
en el reino de los Cielos
353. La segunda multiplicación de los panes y el milagro de la multiplicación de la Palabra
354. Jesús habla sobre el Pan del Cielo en la sinagoga
de Cafarnaúm
355. El nuevo discípulo Nicolái de Antioquía y el segundo anuncio de la Pasión
356. Hacia Gadara. Las herejías de Judas Iscariote y las renuncias de Juan,
que quiere sólo amar
357. Juan y las culpas de Judas Iscariote. Los fariseos y la cuestión del divorcio
358. En Pel.la. El jovencito Yaia y la madre de Marcos de Josías
359. En la cabaña de Matías cerca de Yabés Galaad
360. El malhumor de los apóstoles y el descanso en una gruta. El encuentro
con Rosa de Jericó
361. Los dos injertos que transformarán a los apóstoles. María de Magdala advierte a Jesús de un peligro. Milagro ante la riada del Jordán
362. La misión de las "voces" en la Iglesia futura. El encuentro con la Madre y las discípulas
363. En Rama, en casa de la hermana de Tomás. Jesús habla sobre la salvación.
Apóstrofe a Jerusalén
364. En el Templo. Oración universal y parábola del hijo verdadero y los hijos bastardos
365. Judas Iscariote insidia la inocencia de Margziam. Un nuevo discípulo, hermano de leche de Jesús. En Betania, en la
casa de Lázaro, enfermo
366. Anastática entre las discípulas. Las cartas de Antioquía
367. El jueves prepascual. Preparativos en el Getsemaní
368. El jueves prepascual. En Jerusalén y en el Templo
369. El jueves prepascual. Parábola de la lepra de las casas
370. El jueves prepascual. En el convite de los pobres en el palacio de Cusa
371. El jueves prepascual. Por la noche en el palacio de Lázaro
372. El día de la Parasceve. Despertar en el palacio de Lázaro
373. El día de la Parasceve.
En el Templo
374. El día de la Parasceve. Por las calles de Jerusalén y en el barrio de Ofel
375. La cena ritual en casa de Lázaro y el banquete sacrílego en la casa de Samuel
376. Lección sobre la obra salvífica de los santos, y condena al Templo corrompido
377. Parábola del agua y del junco para María de Magdala, que ha elegido la mejor parte
378. La parábola de los pájaros, criticada por unos judíos enemigos que tienden una trampa
379. Una premonición del
apóstol Juan
380. El amor de los apóstoles, de la contemplación a la acción
381. La parábola del administrador infiel y sagaz. Hipocresía de los fariseos y conversión de un esenio
382. Un alto en casa de Nique
383. Discurso sobre la muerte junto al vado del Jordán
384. El anciano Ananías, guardián de la casita de Salomón
385. Parábola de la encrucijada y milagros cerca del pueblo
de Salomón
386. Hacia la orilla occidental
del Jordán
387. En Guilgal. El mendigo Ogla y los escribas tentadores. Los apóstoles comparados con las doce piedras del
prodigio de Josué
388. Exhortación a Judas Iscariote, que irá a Betania
con Simón Zelote.
389. Llegada a Engadí con
diez apóstoles
390. La fe de Abraham de Engadí y la parábola de la semilla
de palma
391. Curación del leproso Eliseo de Engadí
392. La hostilidad de Masada, ciudad-fortaleza
393. En la casa de campo de María de Keriot
394. Parábola de las dos voluntades y despedida de los habitantes de Keriot
395. Las dos madres infelices de Keriot. Adiós a la madre de Judas
396. En Yuttá, con los niños. La mano de Jesús obradora
de curaciones
397. Despedida de los fieles
de Yuttá
398. Palabras de despedida en Hebrón. Los delirios
de Judas Iscariote
399. Palabras de despedida en Betsur. El amor materno de Elisa
400. En Béter, en casa de Juana de Cusa, la cual habla del daño provocado por Judas Iscariote ante Claudia
401. Pedro y Bartolomé en Béter por un grave motivo.
Éxtasis de la escritora
402. Judas Iscariote se siente descubierto durante el discurso de despedida en Béter
403. Una lucha y victoria espiritual de Simón de Jonás
404. En camino hacia Emaús
de la llanura
405. Descanso en un henil y discurso a la entrada de Emaús de la llanura. El pequeño Miguel
406. En Joppe. Palabras inútiles a Judas de Keriot y diálogo sobre el alma con algunos Gentiles
407. En los campos de Nicodemo. La parábola de los dos hijos
408. Multiplicación del trigo en los campos de José de Arimatea
409. El drama familiar del Anciano Juan
410. Provocaciones de Judas Iscariote en el grupo apostólico
411. Una lección extraída de la naturaleza y espigueo milagroso para una viejecita. Cómo ayudar a quien se enmienda
412. Elogio del lirio de los valles, símbolo de María. Pedro se sacrifica por el bien de Judas
413. Llegada a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés y disputa con los doctores del Templo
414. Invectiva contra fariseos y doctores en el convite en casa
del Anciano Elquías
415. Un alto en el camino
en Betania
416. Un mendigo samaritano en el camino de Jericó
417. Historia de Zacarías el leproso y conversión
de Zaqueo el publicano
418. Curación del discípulo José, herido en la cabeza y recogido en la casita de Salomón
419. Curaciones en un pueblecito de la Decápolis. Parábola del escultor y de las estatuas
420. Curación de un endemoniado completo. La vocación de la mujer al amor
421. El endemoniado curado, los fariseos y la blasfemia contra
el Espíritu Santo
422. El Iscariote, con sus malos humores, ocasiona la lección sobre los deberes
y los siervos inútiles
423. Partida del Iscariote, que ocasiona la lección sobre
el amor y el perdón
424. Pensamientos de gloria y martirio ante la vista de la costa mediterránea
425. En Cesárea Marítima. Romanos mundanos y parábola de los hijos con destinos distintos
426. Con las romanas en Cesárea Marítima. Profecía en Virgilio.
La joven esclava salvada
427. Bartolomé instruye
a Áurea Gala
428. Parábola de la viña y del viñador, figuras del alma y del libre albedrío
429. Con Judas Iscariote en la llanura de Esdrelón
430. El nido caído y el escriba cruel. La letra y el espíritu
de la Ley
431. Tomás prepara el encuentro de Jesús con los campesinos
de Jocanán
432. Con los campesinos
de Jocanán, cerca de Sefori
433. Llegada a Nazaret. Alabanzas a la Virgen.
Curación de Áurea
434. Trabajos manuales en Nazaret y parábola
de la madera barnizada
435. Comienzo del tercer sábado en Nazaret y llegada de Pedro con otros apóstoles
436. En el huerto de Nazaret, revelado a apóstoles y discípulas el precio de la Redención
437. Coloquio
de Jesús con
su Madre
438. María Santísima con María de Alfeo en Tiberíades, donde Valeria. Encuentro con Judas Iscariote
439. María Santísima enseña a Áurea a hacer la voluntad de Dios
440. Otro sábado en Nazaret. Obstinación de José de Alfeo
441. Partida de Nazaret. Un incendio de brezos durante el viaje viene a ser el tema de una parábola
442. Judas Iscariote en Nazaret en casa de María
443. La muerte del abuelo de Margziam
444. Las dotes de Margziam. Lección sobre la caridad, sobre la salvación, sobre los méritos del Salvador
445. Dos parábolas durante una tormenta en Tiberíades. Llegada de Maria Stma., e impenitencia de Judas Iscariote
446. Llegada a Cafarnaúm en medio de un cálido recibimiento
447. En Cafarnaúm unas palabras de Jesús sobre la misericordia y el perdón no encuentran eco
448. Encuentro de barcas en el lago y parábola sugerida por Simón Pedro
449. El pequeño Alfeo desamado de su madre
450. Milagros en el arrabal cercano a Ippo y curación del leproso Juan
451. Discurso en el arrabal cercano a Ippo sobre los deberes de los cónyuges y de los hijos
452. El ex leproso Juan se hace discípulo. Parábola de los diez monumentos
453. Llegada a Ippo y discurso en pro de los pobres. Curación de un esclavo paralítico
454. María Santísima y su amor perfecto. Conflicto de Judas Iscariote con el pequeño Alfeo
455. La Iglesia es confiada a la maternidad de María. Discurso, al pie de Gamala, en pro
de unos forzados
456. Despedida de Gamala y llegada a Afeq. Advertencia a la viuda Sara y milagro en su casa
457. Discurso en Afeq, tras una disputa entre creyentes y no creyentes. Sara se hace discípula
458. Una curación espiritual en Guerguesa y lección sobre
los dones de Dios
459. El perdón a Samuel de Nazaret y lección sobre
las malas amistades
460. Fariseos en Cafarnaúm con José y Simón de Alfeo. Jesús y su Madre preparados
para el Sacrificio
461. Confabulación en casa de Cusa para elegir a Jesús rey. El griego Zenón y la carta de Síntica con la noticia de la muerte de Juan de Endor
462. Discurso y curaciones en las fuentes termales de Emaús
de Tiberíades
463. En Tariquea. Cusa, a pesar del discurso sobre la naturaleza del reino mesiánico, invita a Jesús a su casa. Conversión de una pecadora
464. En la casa de campo de Cusa, intento de elegir rey a Jesús. El testimonio
del Predilecto
465. En Betsaida para un encargo secreto a Porfiria. Apresurada partida de Cafarnaún
466. Un alto en la casa de los ancianos cónyuges Judas y Ana
467. Parábola de la distribución de las aguas. Perdón condicionado para el campesino Jacob. Advertencias a los apóstoles camino de Corazín
468. Un episodio de enmendamiento de Judas Iscariote, y otros que
ilustran su figura
469. Despidiéndose de los pocos fieles de Corazín
470. Lección a una suegra sobre los deberes del matrimonio
471. Encuentro con el levita José, llamado Bernabé, y lección
sobre Dios-Amor
472. Solicitud insidiosa de un juicio acerca de un hecho ocurrido en Yiscala
473. Curación de un niño ciego de Sidón y una lección
para las familias
474. Una visión que se pierde en un arrobo de amor
475. Abel de Belén de Galilea pide el perdón para sus enemigos
476. Lección sobre el cuidado de las almas y perdón a los dos pecadores castigados con la lepra
477. Coloquio de Jesús con su Madre en el bosque de Matatías. Los sufrimientos morales
de Jesús y María
478. Coloquio de Jesús con José y Simón de Alfeo, que van a la fiesta de los Tabernáculos
479. Con Juan al pie de la torre de Yizreel en espera de los campesinos de Jocanán
480. Parten de Yizreel tras la visita nocturna de los campesinos de Jocanán
481. Llegada a Enganním. Maquinaciones de Judas Iscariote para impedir una trama
de los fariseos
482. En camino con un pastor samaritano que ve
premiada su fe
483. Polémica de los apóstoles sobre el odio de los judíos. Los diez leprosos curados en Samaria
484. Alto obligado en las cercanías de Efraím y parábola de la granada
485. Jesús llega con los apóstoles a Betania, donde ya están algunos discípulos con Margziam
486. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Reino
487. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Cristo
488. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Partida secreta hacia Nob después
de la oración
489. En Nob. Parábola del rey no comprendido por sus súbditos. Jesús calma el viento
490. En el campo de los Galileos con los primos apóstoles y encuentro con el levita Zacarías
491. TEn el Templo el último día de la fiesta de los Tabernáculos. Sermón sobre el Agua viva
492. En Betania se evoca la memoria de Juan de Endor
493. Jesús habla cabe la fuente de En Royel, lugar en que hicieron un alto los tres Sabios
494. La mujer adúltera y la hipocresía de sus acusadores
495. Jesús instruye acerca del perdón de los pecadores, y se despide de sus discípulos en el camino de Betania
496. Un alto en la casita de Salomón. Improvisa turbación
de Judas Iscariote.
497. Simón Pedro atraviesa una hora de abatimiento
498. Exhortación a Judas Tadeo y a Santiago de Zebedeo después de una discusión
con Judas Iscariote
499. Fuga de Esebón y encuentro con un mercader de Petra
500. Reflexiones de Bartolomé y Juan después de un retiro
en el monte Nebo
501. Parábola de los hijos lejanos. Curación de dos hijos ciegos del hombre de Petra
502. Otro abatimiento en Pedro. Lección sobre las posesiones (divinas y diabólicas)
503. Los apóstoles indagan acerca del Traidor. Un saduceo y la infeliz mujer de un nigromante. Saber distinguir lo sobrenatural de lo oculto
504. Margziam preparado para la separación. Regreso a la aldea de Salomón y muerte de Ananías
505. En el Templo, una gracia obtenida con la oración incesante y la parábola del juez y la viuda
506. En el Templo, oposición al discurso que revela que Jesús
es la Luz del mundo
507. El gran debate con los judíos. Huyen del Templo con la ayuda del levita Zacarías
508. Juan será la luz de Cristo hasta el final de los tiempos. El pequeño Marcial-Manasés acogido por José de Seforí
509. El anciano sacerdote Matán acogido con los apóstoles y discípulos que han huido
del Templo
510. La curación de un ciego
de nacimiento
511. En la casa de Juan de Nob, otra alabanza a la Corredentora. Embustes de Judas Iscariote
512. Profecía ante un pueblo destruido
513. En Emaús Montana, una parábola sobre la verdadera sabiduría y una advertencia
a Israel
514. Consejos sobre la santidad a un joven indeciso. Reprensión a los habitantes de Bet-Jorón después de la curación de un romano y una judía
515. Las razones del dolor salvífico de Jesús. Elogio de la obediencia y lección sobre
la humildad
516. En Gabaón, milagro del mudito y elogio de la sabiduría como amor a Dios
517. Hacia Nob. Judas Iscariote, tras un momento polémico, reconoce su error
518. En Jerusalén, encuentro con el ciego curado y palabras que revelan a Jesús como
buen Pastor
519. Inexplicable ausencia de Judas Iscariote y alto en Betania, en casa de Lázaro
520. Conversaciones en torno a Judas Iscariote, ausente. Llegada a Tecua con el anciano Elí-Ana
521. En Tecua, Jesús se despide de los habitantes del lugar y del anciano Elí-Ana
522. Llegada a Jericó. El amor terreno de la muchedumbre y el amor sobrenatural del
convertido Zaqueo
523. En Jericó. La petición a Jesús de que juzgue a una mujer. La parábola del fariseo y el publicano tras una comparación entre pecadores y enfermos
524. En Jericó. En casa de Zaqueo con los pecadores convertidos
525. El juicio sobre Sabea
de Betlequí
526. T526 Curaciones cerca del vado de Betabara y discurso en recuerdo de Juan el Bautista
527. Desconocimiento y tentaciones en la naturaleza humana de Cristo
528. En Nob. Consuelo materno de Elisa y regreso inquietante de Judas Iscariote
529. Enseñanzas a los apóstoles mientras realizan trabajos manuales en casa de Juan de Nob
530. Otra noche de pecado de Judas Iscariote
531. En Nob, enfermos y peregrinos venidos de todas partes. Valeria y el divorcio. Curación del pequeño Leví
532. Preparativos para las Encenias. Una prostituta enviada a tentar a Jesús, que deja Nob
533. Hacia Jerusalén con
Judas Iscariote
534. Enseñanzas y curaciones en la sinagoga de los libertos romanos. Un encargo
para los gentiles
535. Judas Iscariote llamado
a informar a casa de Caifás
536. Curación de siete leprosos y llegada a Betania con los apóstoles ya reunidos. Marta y María preparadas por Jesús
a la muerte de Lázaro
537. En el Templo en la fiesta de la Dedicación, Jesús se manifiesta a los judíos, que intentan apedrearle
538. Jesús, orante en la gruta de la Natividad, contemplado por los discípulos ex pastores
539. Juan de Zebedeo se acusa de culpas inexistentes
540. La Madre confiada a Juan. Encuentro con Manahén y lección sobre el amor a los animales. Conclusión del tercer año
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506- En el Templo, oposición al discurso que revela que Jesús es la Luz del mundo
Jesús está todavía en Jerusalén. No dentro de los patios del Templo.
Está en una vasta estancia bien adornada, una de las tantas que hay, diseminadas, dentro del recinto amurallado, que es tan grande como un pueblo.
Ha entrado en ella hace poco. Todavía va andando al lado del que lo ha invitado a entrar, quizás para protegerlo del viento frío que sopla en el Moira; detrás de Él van los apóstoles y algunos discípulos.
Digo "algunos" porque, además de Isaac y Margziam, está Jonatán y -mezclados entre la gente que también entra detrás del Maestro-aquel levita, Zacarías, que pocos días antes le había dicho que quería ser su discípulo, y también otros dos que ya he visto con los discípulos, y cuyo nombre ignoro.
Pero entre éstos, benévolos, no faltan los consabidos, los inevitables e inmutables fariseos. Se paran casi en la puerta, como si se hubieran encontrado allí por azar para discutir de negocios (¡entre tanto están ahí para oír!). Vivamente esperan los presentes la palabra del Señor.
Él mira a este grupo de distintas nacionalidades (es cosa visible; y no todas palestinas, aunque sí de religión hebraica). Mira a este grupo de personas, muchas de las cuales, quizás, mañana se esparcirán por las regiones de que provienen y llevarán a ellas su palabra diciendo:
«Hemos oído al Hombre del que dicen que es nuestro Mesías». Y no les habla -a ellos que ya están instruidos en la Ley-de la Ley, como hace muchas veces cuando comprende que tiene ante sí ignorancias o fes debilitadas; sino que habla de sí mismo, para que lo conozcan.
Dice:
-Yo soy la Luz del mundo y quien me sigue no caminará en las tinieblas, sino que tendrá la luz de la Vida.
Y calla, tras haber enunciado el tema del discurso que va a desarrollar, como hace habitualmente cuando está para pronunciar un gran discurso.
Calla para dar tiempo a la gente de decidir si el argumento les interesa o no; y dar también tiempo de irse, a aquellos a quienes el tema propuesto no les interesa. De los presentes no se marcha nadie; es más, los fariseos que estaban en la puerta, ocupados en una conversación forzada y estudiada, y que han callado y se han vuelto hacia dentro de la sinagoga a la primera palabra de Jesús, entran abriéndose paso con su indefectible prepotencia.
Cuando todo rumor ha cesado, Jesús repite la frase dicha antes, con voz aún más fuerte e incisiva, y prosigue:
-Yo, siendo el Hijo del Padre que es el Padre de la Luz, soy la Luz del mundo. Un hijo siempre asemeja al padre que lo engendró, y tiene su misma naturaleza. Igualmente Yo asemejo a Aquel que me ha engendrado, y tengo su naturaleza.
Dios, el Altísimo, el Espíritu perfecto e infinito, es Luz de Amor, Luz de Sabiduría, Luz de Potencia, Luz de Bondad, Luz de Belleza. Él es el Padre de las Luces y, quien vive de Él y en Él, al estar en la Luz, ve. Y es deseo de Dios que las criaturas vean. Él ha dado al hombre el intelecto y el sentimiento para que pudieran ver la Luz -o sea, verlo a Él-y comprenderla y amarla. Ha dado al hombre los ojos para que pudiera ver lo más bello de entre lo creado, lo que constituye la perfección de los elementos, aquello por lo cual es visible la Creación y que es una de las primeras acciones de Dios Creador y lleva el signo más visible de su Creador: la luz, incorpórea, luminosa, beatífica, consoladora, necesaria, como necesario es el Padre de todos, Dios eterno y altísimo.
Por una orden de su Pensamiento, Él creó el firmamento y la tierra, o sea, la masa de la atmósfera y la masa del polvo, lo incorpóreo y lo corpóreo, lo ligerísimo y lo pesado. Pero ambas cosas todavía pobres y vacías. Informes todavía por estar envueltas en las tinieblas. Vacías todavía de astros y de vida.
Mas para dar a la tierra y al firmamento su verdadera fisonomía, para hacer de ellos dos cosas hermosas, útiles, adecuadas para la prosecución de la obra creadora, el Espíritu de Dios -que aleteaba por encima de las aguas y era todo uno con el Creador que creaba y con el Inspirador que impulsaba a crear, para poder no sólo amarse a sí mismo en el Padre y en el Hijo sino también amar a un número infinito de criaturas, llamados astros, planetas, aguas, mares, florestas, árboles, flores, animales que volasen, que zigzagueasen, que se arrastrasen, que corrieran, que saltaran, que treparan, y, en fin, amar al hombre, la más perfecta de las criaturas, más perfecto que el Sol por tener el alma además de la materia, la inteligencia además del instinto, la libertad además del orden; al hombre semejante a Dios por el espíritu, semejante al animal por la carne; al semidiós que viene a ser dios por participación y por gracia de Dios y voluntad propia; al ser humano que queriendo puede transformarse en ángel; al amadísimo de la Creación sensible, para el cual, aun sabiéndolo pecador, desde antes de que el tiempo existiera preparó el Salvador, la Víctima, en el Ser amado sin medida, en el Hijo, en el Verbo, por el que todo ha sido hecho-, mas para dar a la tierra y al firmamento su verdadera fisonomía, decía, he aquí que el Espíritu de Dios, aleteando en el cosmos, grita, y es la primera manifestación de la Palabra:
"Sea la luz", y la luz es, buena, salutífera, potente durante el día, tenue durante la noche, pero imperecedera mientras dure el tiempo.
Del océano de maravillas que es el trono de Dios, el seno de Dios, Dios saca la gema más bella, la luz, que precede a la gema más perfecta, que es la creación del hombre, en el cual no está una joya de Dios, sino que está Dios mismo, con su soplo espirado en el barro para hacer de éste una carne y una vida y un heredero suyo en el Paraíso celeste, donde Él espera a los justos, a los hijos, para gozarse en ellos y ellos en Él.
Si al principio de la creación Dios quiso la luz sobre sus obras, si para hacer la luz se sirvió de su Palabra, si Dios a los más amados dona su semejanza más perfecta, la luz -luz material jubilosa e incorpórea, luz espiritual sabia y santificadora-, ¿podrá no haber dado al Hijo de su amor aquello que Él mismo es? En verdad, a Aquel en quien ab aeterno Él se complace, el Altísimo le ha dado todo, y ha querido que de ese todo la Luz fuera primera y potentísima, para que sin esperar a subir al Cielo los hombres conocieran la maravilla de la Triade, aquello que hace cantar a los bienaventurados coros de los Cielos, cantar por la armonía del maravillado júbilo que les viene a los ángeles del hecho de mirar a la Luz, o sea, a Dios, a la Luz que llena el Paraíso y hace bienaventurados a todos los que lo habitan.
Yo soy la Luz del mundo. ¡Quien me sigue no caminará en las tinieblas, sino que tendrá la luz de la Vida! De la misma manera que la luz en la tierra informe consintió la vida a las plantas y a los animales, mi Luz consiente a los espíritus la Vida eterna.
Yo (la Luz que Yo soy) creo en vosotros la Vida y la mantengo, la aumento, os creo de nuevo en ella, os transformo, os llevo a la Morada de Dios por caminos de sabiduría, de amor, de santificación.
Quien tiene en sí la Luz tiene en sí a Dios, porque la Luz es una con la Caridad y quien tiene la Caridad tiene a Dios. Quien tiene en sí la Luz tiene en sí la Vida, porque Dios está donde su dilecto Hijo es recibido.
Dices palabras sin razón. ¿Quién ha visto lo que es Dios?
Ni siquiera Moisés vio a Dios, porque en el Horeb, en cuanto supo quién hablaba detrás de la zarza que ardía, se cubrió el rostro; y tampoco las otras veces pudo verlo entre los rayos cegadores. ¿Y Tú dices que has visto a Dios? A Moisés, que sólo lo oyó hablar, le quedó un esplendor en el rostro.
Pero Tú, ¿qué luz tienes en tu cara? Eres un pobre galileo de cara pálida como la mayoría de vosotros. Eres un enfermo, cansado y enjuto. Verdaderamente, si hubieras visto a Dios y Él te amara, no estarías como uno que está próximo a la muerte. ¿Pretendes dar la vida Tú que ni para ti mismo la tienes? -y menean la cabeza compadeciéndolo con ironía.
-Dios es Luz y Yo sé cuál es su Luz, porque los hijos conocen a su padre y porque cada uno se conoce a sí mismo. Yo conozco al Padre mío y sé quién soy. Yo soy la Luz del mundo. Soy la Luz porque mi Padre es la Luz y me ha engendrado dándome su Naturaleza. La Palabra no es distinta del Pensamiento, porque la palabra expresa lo que el intelecto piensa. Y, además, ¿ya no conocéis a los profetas? ¿No os acordáis de Ezequiel y, sobre todo, de Daniel? (Ezequiel l, 26-28 y en Daniel 7,9l0)
Describiendo a Dios, visto en la visión, en el carro de los cuatro animales, dice el primero:
"En el trono estaba uno que por el aspecto parecía un hombre Y dentro de él y en torno a él vi una especie de electro, como la apariencia del fuego, y hacia arriba y hacia abajo de sus caderas vi como una especie de fuego que resplandecía en torno; como el aspecto del arco iris cuando se forma en la nube en día de lluvia: tal era el aspecto del resplandor de en torno".
Y dice Daniel: "Yo estaba observando hasta que fueron alzados unos tronos y el Secular de los días se sentó. Sus vestiduras eran blancas como la nieve, sus cabellos como la cándida lana; vivas llamas era su trono, las ruedas de su trono fuego a llamaradas. Un río de fuego fluía rápido delante de él". Así es Dios, y así seré Yo cuando venga a juzgaros.
Tu testimonio no es válido. Te das testimonio a ti mismo. Por tanto, ¿qué valor tiene tu testimonio? Para nosotros no es verdadero.
-Aunque dé testimonio de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y a dónde voy.
Pero vosotros no sabéis ni de dónde vengo ni a dónde voy. Vuestra sabiduría es lo que veis. Yo, sin embargo, conozco todo lo que al hombre le es desconocido, y he venido para que también vosotros lo conozcáis. Por esto he dicho que soy la Luz, porque la luz hace conocer lo que ocultaban las sombras.
En el Cielo hay luz, en la Tierra reinan mucho las tinieblas y cubren las verdades a los espíritus, porque las tinieblas odian a los espíritus de los hombres y no quieren que conozcan la Verdad y las verdades, para que no se santifiquen. Y para esto he venido, para que tengáis Luz y, por tanto, Vida. Pero vosotros no me queréis acoger.
Queréis juzgar lo que no conocéis, y no podéis juzgarlo porque está muy por encima de vosotros y es incomprensible para todo aquel que no lo contemple con los ojos del espíritu, y un espíritu humilde y nutrido de fe. Pero vosotros juzgáis según la carne. Por eso no podéis estar en el juicio verdadero. Yo, por el contrario, no juzgo a nadie; basta que pueda abstenerme de juzgar. Os miro con misericordia, y oro por vosotros, para que os abráis a la Luz.
Pero, cuando tengo realmente que juzgar, mi juicio es verdadero, porque no estoy solo, sino que estoy con el Padre que me ha enviado, y Él ve desde su gloria el interior de los corazones. Y como ve el vuestro ve el mío. Y si viera en mi corazón un juicio injusto, por amor a mí y por el honor de su Justicia, me lo advertiría. Mas Yo y el Padre juzgamos de una única manera; por tanto, somos dos y no Yo solo los que juzgamos y testificamos.
En vuestra Ley está escrito (Deuteronomio l9, l5) que el testimonio de dos testigos que afirman lo mismo debe ser aceptado como verdadero y válido. Yo, pues, doy testimonio de mi Naturaleza, y conmigo el Padre que me ha enviado testifica lo mismo. Por tanto, lo que digo es verdad.
Nosotros no oímos la voz del Altísimo. Tú lo dices, que es tu Padre…
-Él habló de mí en el Jordán...
-Bien, pero no estabas solo Tú en el Jordán. También estaba Juan. Pudo hablarle a él. Era un gran profeta.
-Con vuestros propios labios os condenáis. Decidme: ¿quién habla por los labios de los profetas?
-El Espíritu de Dios.
-¿Y para vosotros Juan era profeta?
-Uno de los mayores, si no el mayor.
-¿Y entonces por qué no habéis creído en sus palabras y no creéis? Él me indicaba como el Cordero de Dios venido a cancelar los pecados del mundo. A quien le preguntaba si era el Cristo, decía:
"No soy el Cristo, sino el que le precede, porque existía antes de mí y yo no lo conocía, pero el que me tomó desde el vientre de mi madre y me ha investido en el desierto y me ha mandado a bautizar me ha dicho: Aquel sobre el que verás descender el Espíritu es el que bautizará con el Espíritu Santo y en fuego".
¿No os acordáis? Pues muchos de vosotros estabais presentes... ¿Por qué, pues, no creéis en el profeta que me indicó habiendo oído las palabras del Cielo? ¿Debo decir al Padre mío que su Pueblo ya no cree en los profetas?
-¿Pero dónde está el padre tuyo? José, el carpintero, duerme desde hace años en el sepulcro. Tú ya no tienes padre.
-Vosotros no me conocéis a mí ni conocéis a mi Padre. Pero, si quisierais conocerme, conoceríais también a mi verdadero Padre.
-Eres un endemoniado y un embustero. Eres un blasfemo, pues que quieres sostener que el Altísimo es tu Padre. Y merecerías el castigo de la Ley.
Los fariseos y otros del Templo gritan amenazadores, mientras la gente los mira con torva mirada, en defensa del Cristo.
Jesús los mira sin añadir palabra alguna, y sale de la estancia por una puertecita lateral que da a un pórtico.
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