Tuesday March 19,2024
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LA EUCARISTÍA EL TESORO MÁS GRANDE DEL MUNDO

»  Introducción


1»  El hombre-Dios

2»  Respeto a Jesús Eucaristía

3»  El gran tesoro

4»  Eucaristía y sanación


5» Eucaristía, presencia plena de Dios:

5.1»  La presencia de Dios no es la misma en todas partes

5.2»  La adoración eucarística alcanza una dimensión nueva


6» El sagrario:

6.1»  Los primeros cristianos

6.2»  El Maestro está ahí y te llama


7»  Una historia de amor

8»  Humildad de Jesús

9»  Eucaristía, camino de santidad


10» La misa:

10.1»  Es el acto más grande y más sublime

10.2»  Asistir a misa cada día y recibir inmensas bendiciones de Dios


11» La comunión:

11.1» La Cercanía máxima de Dios en nuestra vida

11.2» Encontrando la fuerza para vivir en medio del dolor


12»  Comunión y caridad

13»  Espíritu Santo y la Eucaristía

14»  La Iglesia y la Eucaristía

15»  María y la Eucaristía

16»  Los ángeles y la Eucaristía

17»  La Eucaristía y los santos Padres

18»  Milagros eucarísticos


19»  Los santos y la Eucaristía:

19.1»  Beata Imelda Lambertini

19.2»  San Pascual Bailón

19.3»  Santa Margarita María de Alacoque

19.4»  Beato Pedro Vignes

19.5»  Santa María Micaela del Santísimo Sacramento

19.6»  San Pedro Julián Eymard

19.7»  Venerable Angeles Sorazu

19.8»  Santa Faustina Kowalska

19.9»  Beato Manuel González García

19.10»  San Pío de Pietrelcina


20»  Experiencias de Juan Pablo II

21»  Padre Segundo Llorente

22»  Padre Pietro Alagiani


23» La Eucaristía y los convertidos:

23a»  Jean Frederic Brunswick

23b»  Beato Charles de Foucald y Manuel García Morente

23c»  Andre Frossard

23d»  Hermann Cohen

23e»  Eugenio Zolli

23f»  Irma Barsy

23g»  Alex Guinness

23h»  James J. Pitts

23i»  Scott Hahn


24»  Visiones y revelaciones


25»  Adoración eucarística:

25.1»  La devoción de adorar

25.2»  Cuánta luz y cúanto amor


26»  Horas santas:

26.1»  Si todos nos comprometiéramos

26.2»  El valor de una hora de adoración


27»  Adoración perpetua:

27.1»  Antedecentes

27.2»  Experiencias de muchas partes del mundo


28»  Un sueño

29»  Oración

30»  Conclusión

31»  Bibliografía

 

11.2» La comunión
Encontrando la fuerza para vivir en medio del dolor

Autor: P. Angel Peña O.A.R  

Un periodista preguntó una vez a la Madre Teresa de Calcuta:

¿Dónde encuentra la fuerza para vivir aquí en medio de tanto dolor y tanta miseria
?

Y ella respondió: En la misa y comunión de cada día.

Alejandro Manzoni, famoso autor de la novela Los novios, cuando ya estaba viejo, sus hijos no le dejaban salir de casa, porque estaba la calle con nieve. Al anochecer sus hijos le dijeron:

- Papá, ¿qué te pasa que estás triste?
- Tenía un billete ganador de la lotería y hoy era el último día para cobrarlo.

- Pero papá ¿por qué no lo has dicho?
Te hubiéramos acompañado.


- Bueno, en realidad no tenía ningún billete, pero me habéis dejado sin comulgar, que vale más que diez millones de liras y ninguno me ha dicho: Papá, te acompaño.

Otro caso real.

Había en un pueblo de España dos hermanas, Natalia y Antonia, que eran muy unidas. Natalia tenía catorce años y Antonia doce. Natalia cayó enferma y sentía la pena de no poder ir a la iglesia a comulgar.

La víspera de un día de fiesta, le pide a su madre que le deje ir a la iglesia, pero su madre se opone rotundamente, pues el médico no lo permite.

Entonces, su hermana Antonia le suplica a la Virgen María, con esa fe inocente e infantil de los niños:

- Madre mía, haz que mañana Natalia pueda comulgar.

Llega el día de fiesta y Antonia va a la iglesia para asistir a la misa y comulgar, pero sigue insistiendo en su petición de que la Virgen le conceda a su hermana la gracia de poder comulgar en este día de su fiesta.

En la iglesia, se coloca en el mismo sitio de costumbre, junto al púlpito. A la hora de la comunión, se acerca a comulgar y, al regresar a su sitio, ve que en el suelo, allí junto al púlpito donde ella está, hay una hostia blanca, como si le dijera:

- Yo soy Jesús, llévame a tu hermana
.

Inmediatamente, sin pensarlo dos veces, la recoge con dos estampas, la coloca en su devocionario y, después de la misa, se la lleva corriendo a su hermana, que todavía no había desayunado, diciéndole:

- Toma, aquí te traigo a Jesús, no la toques con los dedos. Natalia recibe la comunión y se queda feliz, dando gracias a Dios.

Cuando se lo cuentan a su madre, ella se siente preocupada y va a contárselo al sacerdote, que le dice:

- Mire, ayer en el altar de san Antonio, celebró la misa don Patricio, un sacerdote muy anciano, a quien se le cayó el copón al suelo con todas las hostias consagradas.

Las recogimos lo mejor que pudimos, pero quizás se le quedó una entre los encajes del alba y como, después de la misa, se dirigió al púlpito para rezar las oraciones de los trece martes de san Antonio, se le pudo caer al llegar al púlpito, que es donde estaba Antonia esta mañana durante la misa.

Así que, casi con total seguridad, era una hostia consagrada que Jesús permitió que cayera exactamente ahí para que la viera Antonia después de comulgar.

El padre José Julio Martínez, en su libro Éstos dan con alegría, afirma que esta historia real se la contó la misma Natalia, cuando ya era religiosa, Hija de Jesús. Su hermana Antonia murió, ofreciéndose víctima por la salvación de una persona querida.

Está iniciado su proceso de beatificación y se ha escrito un libro sobre su vida, titulado Ofrenda y mensaje. Es la venerable Antonia Bandrés Elósegui.

Para comulgar bien, decía san Cirilo de Jerusalén (315-387):

Al acercarte a comulgar no lo hagas con las palmas de las manos extendidas o con los dedos separados; sino de la mano izquierda haz el trono para la derecha como si ésta hubiera de recibir a un rey, y en el seno de la mano recibe el cuerpo de Cristo, diciendo: “Amén”.

Toma el santo cuerpo, teniendo cuidado de no perder nada de él, pues si algo perdieres, es como si perdieras algo de tus propios miembros.

Porque dime, si alguien te diera raspaduras de oro, ¿no las cuidarías con la mayor diligencia, poniendo atención a no perder nada de ellas?

¿No tratarás pues con mayor empeño lo que es mas valioso que el oro o que las piedras preciosas para que no se pierda ni siquiera una migaja?

Después de haber comulgado con el cuerpo de Cristo, acércate también al cáliz de su sangre, no extendiendo las palmas, sino inclinado para indicar la adoración y veneración y diciendo: Amén, y comulgando de la sangre de Cristo
34.


34 Catequesis mistagógica V; PG: 1109-1128.

 

   


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