Monday December 23,2024
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ANGELES DE AQUI Y DE ALLA


»  Oración al Santo Angel de la Guarda

»  Introducción


1»  Los ángeles

2»  La devoción a los Angeles

3»  Experiencias de Angeles

»  Parte 1

»  Parte 2

»  Parte 3


4» Más experiencias

a»  San Juan Bosco

b»  Padre Lamy

c»  Jose María Escrivá


5» Testimonios recientes

»  Parte 1

»  Parte 2

»  Parte 3

»  Parte 4

»  Parte 5

»  Parte 6


6»  Ángeles del más allá

»  Niños - Parte 1

»  Niños - Parte 2

»  Niños - Parte 3

»  Niños - Parte 4

»  Niños - Parte 5

»  Adultos - Parte 1

»  Adultos - Parte 2

»  Adultos - Parte 3


7»  Ángeles en el purgatorio

8»  Ángeles del cielo

»  Parte 1

»  Parte 2

9»  Recomendaciones prácticas

»  Parte 1

»  Parte 2

»  Parte 3


10» Oraciones

a»  Oración

b»  Oración

c»  Oración

d»  Oración

e»  Oración

f»  Oración

g»  Oración

h»  Oración


11»  Consagracion a todos los angeles

12»  Conclusión

13»  Bibliografía

 

6» Angeles del más allá
Adultos - Parte 2

Autor: P. Angel Peña O.A.R  

  • - El 25 de enero de 1959, Chuck Griswold, con otros compañeros, practicaba canotaje en un rápido de Skykomish en el Estado de Washington, cerca de la ciudad de Index.

    Dice: Era invierno y el agua estaba helada.

    Estábamos 23 en la balsa y vino el accidente al llegar a una cascada de unos 30 metros que no estaba prevista en el mapa. Sentí toneladas de agua sobre mi cuerpo... Me di cuenta de que la balsa estaba sobre mí...

    Y sentí que flotaba sobre la escena, viendo a algunos compañeros, que sacaban mi cuerpo del agua. Y vi a mi costado dos presencias...

    Las vi mucho tiempo después del accidente, en las operaciones quirúrgicas que me hicieron, por ejemplo, en la de hace 15 años, el año 1977.

    Mis ángeles custodios están siempre a mi lado y me dicen:
    “Vas por buen camino, no hagas eso”…

    Ahora tengo 57 años y puedo afirmar con seguridad que mis ángeles custodios me han salvado la vida varias veces. Por ejemplo, me habían propuesto un trabajo y los ángeles me dijeron que no lo tomara por ningún motivo. Seguí su consejo.

    El hombre que tomó ese trabajo murió la misma mañana que comenzó a trabajar. En otra ocasión, alguien me pidió unirme a un grupo de trabajo para dar consejos en materia de explosivos y ellos me dijeron que no aceptara. Tres semanas más tarde, cinco amigos, que habían aceptado trabajar allí, murieron por una explosión accidental
    64.
  • En 1920, Peter Johnson estaba gravemente enfermo en el hospital con la fiebre amarilla, vigilado por las enfermeras.

    Y dice: En un cierto momento, mi espíritu abandonó mi cuerpo y me vi flotando a unos tres metros del suelo. Miré hacia atrás y vi a alguien que me dijo:

    - ¿No sabías que estaba aquí? - No, ahora te veo. ¿Quién eres?

    - Soy tu ángel custodio, que te he seguido constantemente en la tierra65

- Betty Eadie cuenta su experiencia del umbral de la muerte, cuando estaba muy grave en el hospital.

Salió de su cuerpo y se sentía libre, flotando sobre su cama. Vio su cuerpo tendido y reconoció que era el suyo. Dice: Yo estaba fascinada por el nuevo estado en el que me encontraba y me di cuenta de que había muerto.

Pensé: “Me he muerto y nadie está aquí para saberlo”.

Pero antes de que pudiera moverme, aparecieron de repente tres hombres a mi lado. Vestían hermosos y brillantes vestidos y uno de ellos tenía una capucha detrás de su cabeza.

Los tres usaban un cinturón de oro. No tenía miedo. Los seres aparentaron tener unos setenta u ochenta años, pero yo sabía que su escala del tiempo era diferente de la nuestra. Yo sentía en ellos una gran espiritualidad, conocimiento y sabiduría.

Ellos me hablaron… Y me explicaron que ellos habían sido mis ángeles guardianes durante mi vida en la tierra. Yo sentí que los tres eran especiales y eran mis ángeles.

Me dijeron que había muerto prematuramente y me comunicaron un sentimiento de paz, diciéndome que todo saldría bien. Yo sentía su profundo amor por mí…

De pronto, yo pensé en mi esposo y mis hijos, sintiéndome preocupada de cómo mi muerte les podría afectar.

Pensé: ¿Cómo podrá mi esposo cuidar de nuestros seis hijos? ¿Cómo crecerán mis hijos sin mí? Yo sentí la necesidad de verlos de nuevo y con gran velocidad llegué a mi casa y me encontré en la sala de estar.

Vi a mi esposo, sentado en su sillón favorito, leyendo el periódico. Vi a mis hijos corriendo por las escaleras y sentí mucha tranquilidad. De nuevo, nos movimos hacia arriba y vi una luz a la distancia.

Al acercarme, observé la figura de un hombre, con la luz a su alrededor. Era más brillante de lo que se puede describir, más brillante que el sol…

Y sentí el más incondicional de los amores que jamás haya sentido y vi sus manos abiertas para recibirme. Fui hacía él y recibí un abrazo, mientras me decía a mi misma “Estoy en casa, finalmente estoy en casa”.

Yo sabía que él conocía mis pecados y mis faltas, pero no le importaban. Yo sabía que era mi Dios, mi amigo y mi Salvador. Era Jesucristo, el que siempre me había amado.

Él era el mismo amor y su amor me llenó de alegría y felicidad. De nuevo, abrió sus brazos y me dejó ir diciéndome: “Todavía no es tu tiempo”.

Hasta entonces, no sabía que mi vida tuviera un propósito concreto. Ahora me daba cuenta que tenía una misión, aunque no sabía cuál era. Pero sabía que mi vida en la tierra tenía un sentido. Yo tenía una razón para existir y yo debía regresar66.


64 ib. P. 76.
65 ib. p. 74. Este caso lo cuenta el doctor Craigh Lundhal, catedrático de Sociología en la universidad de
Nuevo México, y fue publicado por la revista Relief Society Magazine, vol III, Nº 8, de agosto de 1920, p. 451
66 Eadie Betty, Embraced by the light, Ed. Bantam books, 1994, pp. 28-36. 40-43.

   


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