9» Recomendaciones Prácticas
Parte 2
Autor: P. Angel Peña O.A.R
Procura ser delicado y atento con tu ángel. Al levantarte por la mañana, dale los buenos días a Jesús, a María y a tu ángel custodio, que ha estado toda la noche a tu lado y ha estado orando por ti.
De vez en cuando, dale la alegría de ofrecerle alguna flor espiritual: un sacrificio, el rezo del rosario, hacer un pequeño servicio... También puedes ofrecer alguna misa o comunión en su honor y en honor de todos los ángeles de tus antepasados, que son parte de tu familia.
Puedes pedirle al ángel que visite a tus familiares ausentes para darles un mensaje o su bendición.
Cuando estén enfermos, que vaya a su cabecera y se preocupe de que todo vaya bien.
Incluso puedes pedirle que se asocie a todos los ángeles de la familia para que ayuden al enfermo, especialmente, cuando lo estén operando o cuando se encuentre en algún momento de peligro o dificultad.
Siempre es bueno que, al hablar con alguien, pensemos en su ángel y lo saludemos, pues, aunque la persona no sea muy buena, su ángel sí lo es.
Cuando vayas de viaje, invoca al ángel del chofer y de los compañeros de viaje para que todo vaya bien y alejen todo poder del maligno.
Si eres profesor, invoca al ángel de tus alumnos. Si vas a dar una charla, homilía o conferencia, invoca a los ángeles de los asistentes.
También puedes decirle a tu ángel que todos los días ofrezca tu corazón a Jesús por María para que te lo purifique y lo haga cada día más puro y bello.
Es bueno también recitarle frecuentemente la oración del ángel de la guarda.
Cuando vayas a hacer algún trabajo, pídele que te ayude para que lo puedas hacer pronto y bien.
Hazlo todo en unión con tu ángel. Él te enseñará a amar cada día más a Jesús y a María. Él te sugerirá ir a visitar a Jesús sacramentado e ir frecuentemente a misa. Escúchalo.
Son muchas las bendiciones que te pierdes por no seguir sus inspiraciones.
Cuando tengas tentaciones, pídele ayuda; cuando tengas miedo, pídele que te dé paz. Recuerda siempre que nunca estás solo, que tienes un ángel bueno que siempre te acompaña.
Y que, aunque lo envíes a visitar a algún familiar, él no te deja solo; pues, desde cualquier parte del mundo, estará pendiente de ti.
Además, entre los ángeles hay amor y se ayudan mutuamente.
Por eso, debes ser amigo de todos los ángeles de tus amigos y familiares e, incluso, de todos los ángeles que existen en el universo. Todos deben ser tus amigos.
¿Por qué no te consagras a ellos?
Simplemente, puedes decir:
Dios mío, por medio de María, quiero pedirte que me concedas la gracia de ser amigo y hermano de todos los ángeles del universo. Úneme a ellos para que todos tengan mi nombre escrito en su corazón y te adoren, te amen y te sirvan en mi nombre.
Yo, por mi parte, te ofrezco todas mis oraciones y buenas obras para tu gloria y tu alabanza.
Jesús, cúbrenos con tu sangre bendita y haz realidad nuestra unión y amistad
para siempre.
Amén.