Monday March 18,2024
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¡Misterio!
Descorriendo el Velo
de la Masonería
  



» Introducción general

Primera parte:
Introdución

Naturaleza de la masonería

Secretos y Juramentos Masónicos

El fin de la masonería

Formación y funcionamiento de logias

La instrucción masónica

La Masonería y el Catolicismo

Parte Segunda:
La Religión Masónica

La Masonería y la política

10» La Masonería y sus ideales de libertad, igualdad y fraternidad

11» La Masonería y su ideal
de moralidad

12» La Masonería y su ideal
de beneficiencia

13» Doctrinas Filosófica
y Sociales

14» Congreso antimasónico internacional de Trento.
Resumen.

15» Origen de la Masonería
y su relación con otras sectas

16» Parentesco de la masonería con el Judaísmo

17» ¿La Masonería es instrumento del Judaísmo?

18» Medios de Acción de la Masonería

19» Tretas Masónicas:
Mentira e hipocresía

20» La Masonería de Adopción
y Los Lobetones

21» Condenación de la Masonería

22» Resumen de las Condenaciones de la Iglesia

23» Condenaciones de parte
de la autoridad civil

24» Epilogo


» ANEXO A
Imposibilidad de conciliar Fe cristiana y Masonería

» ANEXO B
Declaración sobre la masoneria


 

21.  Condenación de la Masonería

Autor: Cardenal José María Caro Rodríguez (1924) Fuente: Catholic.net 

163. — Condenación evidentemente justificada

Lo dicho hasta aquí justifica plenísimamente la constante y enérgica condenación que muchos de los Papas han estado haciendo de la Masonería desde que comenzaron a ver sus obras y a conocer su espíritu y tendencias.

Esa condenación la encontrarán conveniente y justa no sólo los hombres de fe, sino también los mismos que sólo tienen por norma de sus juicios y conducta la sola razón natural, si son sinceros.

En cuanto al Católico, sabiendo que la Iglesia tiene por misión atraer a sí todos los hombres y que con ese fin usa de inagotable paciencia y a nadie condena y arroja de su seno por el solo hecho de ser pecador, si ya a priori podía estar convencido de la razón de la Iglesia, después de tener una idea de la Masonería, más veraz que la que suelen presentarle los masones y de la que ellos mismos suelen tener, no podrá menos de encontrar del todo necesaria esa condenación, y necesario también de que ella llegue a conocimiento de todos los católicos.

164. - Consideración y consulta.

Mis amigos ingleses y americanos me van a disculpar si, tal vez, les voy a disipar una noble persuasión que les halaga. Su conducta para conmigo y para con la Iglesia, por lo general, sólo ha merecido mi gratitud, especialmente tratándose de personas que no profesan mi religión. Yo mismo había llegado a creer que la Masonería inglesa, como se la suele llamar, no tenía que ver con la chilena o latina.

Eso me hizo consultar a Roma sobre si debía hacer alguna diferencia con los masones ingleses cuando quisieran entrar en la iglesia Católica. La respuesta me hizo salir de mi error.

Estudiando el asunto de la Masonería, he llegado a la conclusión de que la institución es la misma y de que si la conducta de unos y otros es distinta, se debe en parte a la razón que se ha dado al tratar de la Masonería y el protestantismo, y en parte a que, tratándose de personas serias por carácter y educación, se usa con los miembros de la logia inglesa toda la circunspección necesaria para que tales personas no abran los ojos y abandonen la Orden.

Ese estudio me ha hecho admirar una vez más la prudencia con que se procede en Roma y lo bien informada que está la autoridad consultada.

65. — La Gran Logia Madre: su acción internacional

La Masonería inglesa ha sido la fuente desde donde se ha difundido por toda Europa, y después por América, esa Masonería revolucionaria, llena de impiedad y de furia contra el Catolicismo. Esa es cosa muy sabida. La obra de descristianización de la Masonería inglesa es más silenciosa; pero es constante.

La prueba la dan los ministros protestantes, que tantas veces son los primeros en negar los dogmas fundamentales del Cristianismo, con gran escándalo de los fieles. ‘He traído’, dice Eckert, ‘la historia de la Francmasonería en Inglaterra hasta una época muy cercana a nosotros; no sólo porque la Inglaterra ha sido la madre de la Francmasonería moderna en el continente y aún en América, sino también porque de ella es de donde parten los hilos conductores que dirigen hoy la asociación masónica, hilos que, sin esta historia, sería imposible coger’ (II, p. 55.) Ver también p. 79, etc.

En los esfuerzos de la revolución italiana contra el Papa, los masones ingleses y los de Estados Unidos ayudaron poderosamente con dinero, si bien buena parte de ese dinero fuera sustraído por Lemmi para sus intereses particulares, corno lo asegura Margiotta (A. L., 142.)

Lord Palmerston, Patriarca de la Masonería Europea y Ministro inglés, usaba de ambas potestades para trastornar el reino de Nápoles y ayudar a los hermanos de Italia como para revolucionar el resto del mundo (Ver Eckert, II, 242, Sigs..)

En abril de 1864, Garibaldi, recibido pomposamente en Londres por los ministros, diputados y lores, y 30 mil espectadores, hizo esta declaración: ‘Nápoles sería aún de los Borbones, sin la ayuda de Palmerston; y sin la flota inglesa yo no habría podido pasar el estrecho de Messina’ (Cit. por Mgr. Rosset. la F. F.., p.60.)

Refiriéndose a la revolución portuguesa de 1920, dice Webster (p. 288) que los masones dirigentes de ese movimiento se abrigaron detrás del nombre de Inglaterra. ‘¿Cómo, dijeron al pueblo, podéis acusar a las logias de ser clubes de asesinato, cuando la Masonería está dirigida por Inglaterra y tiene al rey Eduardo por Gran Maestre?’.

Refiere, en seguida, que un testigo de los desórdenes le declaró que si la Gran Logia de Inglaterra hubiera publicado siquiera en la prensa continental un aviso, separándose del Gran Oriente, en general, y en particular de la Masonería Portuguesa, el poder revolucionario se habría debilitado inmensamente. La Gran Logia prefirió el silencio, con daño de su buen nombre sobre todo ante los católicos.

Alberto Pike, fundador con Mazzini del Nuevo Rito Paládico Reformado, rito Luciferiano, y Pontífice Supremo no sólo de la Masonería de Estados Unidos, sino quizás también de la Masonería Universal, hacía de la destrucción del clericalismo, sobre todo en Roma, tal vez su principal preocupación. Cuando Lemmi lo consultó sobre el Congreso Masónico de Milán, Pike le contestó aprobándolo, el 15 de diciembre de 1880, y entre otras cosas, le decía:

‘Es menester arruinar en breve plazo las influencias clericales en Italia; las leyes contra las congregaciones religiosas no son observadas ahí. ¿Valía la pena trabajar tanto por obtenerlas? ¿Y las escuelas? Siempre se da en ellas la instrucción católica.

Haced protestar por medio de las logias. Sería aún necesdario que el Congreso emitiera un voto a favor de la creación de un liceo de niñas; pero conseguid eso tomando las precauciones útiles y teniendo cuidado de alcanzar también que no se ponga en ellos un sacerdote capellan’ (Margiotta, 142-143.)

Hay que leer el odio satánico al papado con que solía escribir (Cath. Encycl.)

166. – Juicio que se formó un alto jefe inglés

Es sabido que Lord Ripon, Gran Maestre de la Masonería inglesa, y Virrey que fue de la India, asombrado de las condenaciones que el Papa Pío IX había fulminado contra la Masonería, estudió con sinceridad el asunto y de su estudio sacó la resolución de dejar no sólo la Masonería, sino también el protestantismo, haciéndose sincero católico. ¿Quién mejor que él estaba en situación de estudiar y llegar a darse cuenta no sólo de los torcidos manejos y planes de la Masonería, sino de la Oposición que tiene con el cristianismo?

167. — Odio de la Masonería norteamericana al Catolicismo

Ya he dicho antes que la Masonería de Estados Unidos, por lo general, marcha al unísono con la de todo el mundo; mucha parte se ha unido al Gran Oriente de Francia y rebosa de odio a la Iglesia católica ; sus cuarenta y tantos periódicos abundan en invectivas contra la Iglesia de Roma y contra el Papa en algunas de sus logias, en lugar del nombre de Jehovah para nombrar a Dios, han determinado nombrarlo con el nombre de Yah, el dios-sol de los Sirios; de On, el dios-sol de los Egipcios y el de Bal o Baal, el dios-fuego de los Caldeos, cuyo culto había sido tan gravemente prohibido por Jehová.

El odio de la Masonería norteamericana por la enseñanza religiosa, especialmente por la enseñanza Católica, es el mismo de todas las logias del mundo. Movidos por él han conseguido dictar la ley de la enseñanza única fiscal y obligatoria y, por supuesto, laica en dos o tres estados, ley que, para bien de la libertad y de la religión no ha podido subsistir por inconstitucional. Lo que no quita que se siga la campaña con todo ardor para preparar el terreno a la reforma de la Constitución y alcanzar lo que tanto se anhela en ese país llamado de la libertad.

Ya sabemos también que según las explicaciones de los más culminantes doctores masones de Estados Unidos, el dios de la Masonería está muy lejos de ser el Dios de los Cristianos o de los Mahometanos o Judíos; es un dios del paganismo; cualquiera puede ser, la naturaleza, el sol, la carne, o sea la concupiscencia, etc., menos el verdadero Dios, el Dios Personal, distinto del mundo y Creador, del Cristianismo.

168. — Unidad fundamental de la Masonería

Preuss, en su obra A Study in American Freemasonry, dedica un capítulo a estudiar la unidad de la Masonería Norteamericana con la Europea, y llega a la conclusión de que son ‘una misma cosa en su verdadero y esotérico espíritu; una en su anhelo y objeto; una en su luz y doctrina; una en su filosofía y religión; formando, por tanto, una sola familia, una sola institución, una hermandad, una orden… que anhela en su catolicidad sustituirse a la Iglesia Católica establecida por Cristo’.

Lo mismo comprueba en el apéndice con el Congreso Mundial del Rito Escocés, tenido en Bruselas, en el cual estuvieron representados los Supremos Consejos de Estados Unidos, de Inglaterra, y de todas las Repúblicas Americanas, Chile entre ellas.

Es cierto que la Gran Logia de Nueva York ha declarado que no quiere unión con las logias que no admiten a Dios ni la Biblia; pero eso no es una ruptura absoluta ni mucho menos definitiva, como se desprende de las mismas declaraciones de su Gran Maestre, William A. Rowan, que publica The Builder, de marzo de este año:

‘Hay un solo Dios, Padre de todos los hombres: he aquí la roca sobre la cual edificamos; la Santa Biblia es la Gran Cruz en la Masonería, como la regla y la guía para la fe y la práctica; en fin la adhesión a las constituciones dirige nuestro procedimiento.

Sobre estos principios, me atrevo a decirlo, es sobre los cuales nuestra Gran Jurisdicción se unirá a todas las Grandes Jurisdicciones del Universo, con la mira de una mejor inteligencia recíproca, de relaciones más estrechas, y de una acción común para realizar la unidad masónica y hacer progresar el espíritu de la Fraternidad’ (Rev. des SS. Secr,, 341, 1925.)

Jamás hay que olvidar lo que a veces se ha declarado en el seno de la Masonería, que toda ella está contenida en los tres primeros grados, de los cuales los demás no son más que el desarrollo y perfeccionamiento. Ya he hecho notar que desde la iniciación del aprendiz, se hace la apostasía de toda fe sobrenatural y se siembra la semilla de toda rebelión; eso si que bajo los velos de los símbolos, que no dejan ver el engaño sino cuando el ánimo está ya educado para aceptarlo.

La Masonería inglesa o americana no son, pues distintas de la Masonería latina o latinoamericana, sino accidentalmente, en cierta forma externa, que en Estados Unidos no se guarda tan bien como en Inglaterra; pero una y otra están sirviendo de base como todas las demás, a esa misteriosa pirámide en cuya cúspide se adora a Satanás, se reniega de Jesucristo y de Dios, y se enseña como ideal de la humanidad la rebelión más universal y la licencia de costumbres más absoluta.

Yo estoy convencido de que entre los masones ingleses hay muchos que creen con sinceridad en la bondad de una institución que cuenta entre sus miembros a los mismos príncipes reales; pero ya se ha visto antes lo que ello significa.

Por lo mismo que creo en la sinceridad de muchos masones ingleses, creo también que el día en que se den cuenta del verdadero espíritu y de la historia de la Masonería, ese mismo día pensarán que no es honrado seguir más en ella e imitarán a Lord Ripon y a tantos otros altamente graduados en la Masonería, que han abandonado la sociedad a la cual su conciencia les reprobaba pertenecer.

 

   


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