23. Condenaciones de parte de la autoridad civil
Autor: Cardenal José María Caro Rodríguez (1924) Fuente: Catholic.net
179. — Prohibiciones de la Masonería por el Estado en los siglos pasados
No se vaya a creer que sólo la Iglesia se ha visto amenazada por la Masonería y
obligada a prohibirla, o que sólo lo haya hecho algún estado católico,
influenciado por la Iglesia. De ninguna manera.
Las primeras medidas tomadas
por los gobiernos civiles lo fueron en países protestantes. Holanda la prohibió en
1735; Suecia y Ginebra, en 1738; Zurich, en 1740; Berna, en 1745; en España,
Portugal e Italia, se tomaron disposiciones contra ella en 1738. En Baviera fue
prohibida en 1784 y 1785; en Austria, en 1795; en Baden, en 1813 ; en Rusia, en
1822. Desde 1847 fué tolerada en Baden; Desde 1850, en Baviera, y desde 1868,
en Hungría y España.
En Prusia (1798) se prohibió en general la Masonería,
exceptuando a las tres antiguas Grandes Logias Prusianas, sujetas por el
protectorado del gobierno a su severo control.
En Inglaterra, un acto del
Parlamento, dispuso en 1798 ‘una supresión más eficaz de sociedades
establecidas para sediciones y propósitos traidores y la prohibición de prácticas
traidoras y sediciosas’. Sólo se dejaron toleradas las logias que existían en esa
fecha, regidas por las antiguas reglas de la Masonería del reino (Cath. Encyc.,
p.786.) En los autores citados se pueden ver más detalles.
180. — Prohibiciones en el presente siglo
Se comprende fácilmente que teniendo la Masonería a sus hombres apostados en
los más elevados e influyentes cargos del Estado, no ha de dictar o permitir que
se dicte ninguna disposición que pueda serle molesta siquiera.
En Chile hemos visto cómo quedó prácticamente sin efecto el decreto de un
ministro de Guerra, general de nuestro ejército, que prohibía a los miembros del
ejército pertenecer a esa clase de asociaciones.
Por otra parte, el carácter secreto
de la Masonería conserva celosamente donde todavía no puede disponer con
seguridad de los influjos del poder, la hace al menos oficialmente desconocida
en muchas partes e ignorado cándidamente el alcance de su poder y de sus
planes, como por desgracia sucede en naciones católicas de este continente.
En la República Argentina, la Masonería quiso salir de la condición de secta
vergonzante y pidió ser reconocida por el Gobierno; pero el estudio de sus
Estatutos y el informe que se pasó al Gobierno fue adverso a sus pretensiones, y
el Gobierno decretó ‘No haber lugar al reconocimiento de la sociedad Gran
Oriente Nacional del Rito Argentino, como persona jurídica’, resolución que se
mandó publicar en el Boletín Oficial (26 Sept. 1906.)
Pero donde se ha sentido por el Gobierno más profundamente la acción maléfica
de la Masonería, ha sido sin duda en Italia. Se ha comprendido que no se podía
desandar el camino tan desastrosamente andado hacia el desquiciamiento social,
si no se prohibían las sociedades secretas.
En el número 113 he citado un
fragmento del informe que se presentó a las Cámaras, cuya lectura deja en todo
hombre sincero y patriota la profunda convicción de la plenísima razón con que
el Gobierno, para su seguridad, necesita saber lo que se hace en las asociaciones
de sus ciudadanos y las personas que las forman, que es lo que ha dispuesto el
Gobierno del señor Mussolini, con tanta rabia de los masones. Ya se ha dicho
que la Masonería no puede existir a la luz.
181. — ¿Comienza el total cumplimiento de una profecía?
Lo que pasa en Italia y el desprecio profundo con que los intelectuales de
Francia miran la Masonería y la alarma de los escritores ingleses, que son
espíritu imparcial y patriótico estudian el movimiento revolucionario actual,
dirigido desde Rusia, y que no han podido dejar de ver la íntima conexión del
Bolchevismo con el Judaísmo y de ambos con la Masonería; además las
evidentes señales de que el poder actual de la Masonería en la casi totalidad de
las naciones europeas y tal vez de las americanas dista mucho de lo que fué en
los tres primeros cuartos del siglo pasado; todo esto, digo, hace pensar si no es
ya el tiempo en que comienza su decadencia definitiva, después de haber llegado
al cenit de su poder y gloria, según la predicción que se atribuye a la B. Ana
María Taigi, dirigida a León XII, a principios del siglo XIX, con estas palabras:
‘
Padre Santo, los francmasones no hacen actualmente mucho ruido, pero poco a
poco crecerá su audacia y llegará una hora en que parecerán ser los amos
absolutos. Mas Dios los quebrantará de una manera terrible’ ( Rev. des SS. Secr.,
p. 277, 1925.)
La primera parte, relativa al predominio absoluto de la Masonería, se ha
cumplido ya en casi todos los países europeos ¿Comienza también a cumplirse
la segunda? Al menos así lo hacen pensar los indicios señalados.