8.1» Maleficios - Parte 1
Autor: P. Angel Peña O.A.R.
Los maleficios son daños hechos con la intervención del demonio. Los maleficios directos son aquellos que se hacen, dando de comer o beber cosas a las cuales se ha mezclado aquello con lo cual se intenta hacer el maleficio. Los ingredientes suelen ser: sangre, porquerías, parte de algún animal... La eficacia no depende tanto del material usado sino de la voluntad de hacer daño con el poder demoníaco, que se imprime en esas cosas por medio de ritos y fórmulas.
El maleficio indirecto se da cuando se hacen invocaciones sobre objetos que representan al que se quiere hacer daño: un muñeco, una foto, un sapo, vestidos... Unas veces, se clavan alfileres, puntas... Se trata de material de transferencia, que sirve para realizar los daños, que se quieren causar a la persona representada.
Si se clavan a un muñeco alfileres en la cabeza, la persona sentirá fuertes dolores en la cabeza y así en otras partes de su cuerpo. A veces, se deja podrir carne fresca maleficiada y enterrada para que la persona se vaya pudriendo de enfermedad. En ocasiones, se mete un sapo maleficiado en una caja para que se muera poco a poco de hambre, tal como se desea que le ocurra al interesado.
Normalmente, estas cosas o muñecos maleficiados se entierran en la casa o terreno del que quieren hacer daño. Por eso, cuando se encuentren, hay que echarles agua bendita y quemarlos fuera de casa, en lugar abierto. Las cenizas y los objetos no quemados se echan donde corre el agua (río, mar). Mientras se queman los objetos, hay que rezar, pidiendo la protección de la sangre de Jesús y, después de haberlos quemado y echado al río o al mar, hay que lavarse las manos con agua bendita.
El padre Giovanni Salerno, fundador de la Congregación de los siervos de los pobres del tercer mundo, me contaba que, cuando comenzó a tener seminaristas en su Seminario de Ajofrín (Toledo-España), en el año 1993, se suscitaron algunos hechos de rebeldía y desobediencia; y otros problemas con la empresa constructora. Él se lo contó a un exorcista de Roma, muy amigo suyo, quien tuvo el discernimiento de que habían hecho un maleficio e, incluso, le dijo en qué lugar del terreno. Cuando llegó a Ajofrín, fue al lugar y encontró una muñeca clavada con alfileres y otras cosas. Lo quemó todo y volvió la paz y tranquilidad.
El padre Gabriele Amorth dice: Muy frecuentemente me ha tocado bendecir a personas que han sufrido hechicerías al comer o beber alguna cosa con maleficio... En estos casos, el organismo, para liberarse, debe expeler lo que de maléfico contiene. El óleo exorcizado ayuda a descargar y liberar el cuerpo de estas impurezas.
Asimismo, beber agua bendita ayuda a este objetivo... ¿Qué se expulsa? A veces, saliva densa espumosa; o una especie de papilla blanca. Otras veces, se trata de objetos más variados: clavos, pedazos de vidrio, pequeñas muñecas de madera, hilos de cuerda anudados, alambres retorcidos, hilos de algodón de diversos colores, grumos de sangre.
Nótese que nunca el organismo sufre daño, aunque se trate de vidrios cortantes... También la sal exorcizada ayuda a expulsar a los demonios para recobrar la salud del alma y del cuerpo. Pero una propiedad específica de la sal exorcizada es proteger los lugares contra las influencias o las presencias maléficas27.
Recuerdo a un mago que hacía uso de un gato para llevar los maleficios dentro de las casas. El demonio se puede servir de animales. Conozco una señora que cerró su coche para hacer unas compras y, cuando regresó, vio dentro del coche, que estaba bien cerrado, un gato negro en la parte posterior. ¿Cómo había entrado? Al tratar de abrir la puerta para que saliera, desapareció. Son cosas muy extrañas producidas por el poder del demonio28.
27 Amorth Gabriele, Narraciones de un exorcista, Ed. San Pablo, Bogotá, 1994, p. 92.
28 Musaleni Ángela, Presidente degli esorcisti, Ed. Carismatici francescani, Ravenna, 2006, p. 92.