19» Otros medios de liberación
Autor: P. Angel Peña O.A.R.
Para liberar a los oprimidos por el diablo tenemos a disposición algunos medios que la Iglesia nos propone.
Para librarse del poder del demonio, dice el exorcista de Roma, Gabriele Amorth: Es importante la frecuencia de los sacramentos y una conducta de vida conforme con el Evangelio. Se toca con la mano el poder del rosario y, en general, del recurso a María Virgen; muy poderosa es la intercesión de los ángeles y de los santos; utilísimas las peregrinaciones a los santuarios...
La palabra de Dios es de gran eficacia... Añado la importancia protectora de las imágenes sagradas, tanto sobre la persona como en los lugares: sobre la puerta de la casa, en las habitaciones, en el comedor o en el lugar en que más comúnmente se reúne la familia...
He experimentado, muchas veces, la eficacia de la medallita milagrosa, difundida por el mundo en muchos millones de ejemplares, y si habláramos de las gracias prodigiosas obtenidas por esa simple medallita, no acabaríamos nunca72.
El padre Mario Boretti, exorcista de la diócesis de Firenze, ha repartido más de cuatro millones de medallas milagrosas y sugiere colocarlas en el coche, en la almohada y en otras partes para que la presencia de María, a través de la medalla, nos proteja de todo poder del maligno.
Un día vino a verme Marcela, que sufría de malestares de estómago punzantes y de un comportamiento que no lograba dominar ni en casa ni en el trabajo: daba respuestas ofensivas sin poder controlarse. Para los médicos no tenía nada.
Cuando le puse las manos sobre los párpados, al comienzo de la bendición, mostró los ojos enteramente blancos, con las pupilas apenas perceptibles hacia abajo y estalló en una risa irónica. Apenas tuve tiempo para pensar que allí estaba Satanás, cuando oí que me decía: “Yo soy Satanás”, con una nueva risotada.
Poco a poco, Marcela intensificó su vida de oración, se hizo constante en la comunión, y en el rosario diario y en la confesión semanal (¡la confesión es más fuerte que un exorcismo!). Tuvo una progresiva mejoría y se curó sólo después de dos años73.
El obispo Andrea Gemma dice: He visto, con frecuencia, cómo una gota de agua bendita, echada a la cabeza del poseído, produce una reacción furibunda con exclamaciones de intenso dolor. Y lo mismo pasa con los óleos benditos, sobre todo, los bendecidos por el obispo el Jueves Santo.
Sólo con amenazar tocarlo, ya le hace gritar. He visto cómo la misma Biblia, colocada sobre el poseído, lo atormenta. Una vez, estábamos dos exorcistas rezando por Rosita y le coloqué un texto de la Biblia sobre la columna y, de repente, se tiró a tierra como si le hubiese dado un mazazo…
La palabra santa, ¡qué don y qué poder, qué medio tan grande tenemos a nuestra disposición para la liberación! (de los oprimidos por el diablo)…
Lo mismo digo del rosario bendito y de las reliquias de los santos. Me habían regalado un pedacito de tela con la que el santo padre Pío de Pietrelcina se había limpiado las llagas. Una vez, la coloqué sobre la columna de una paciente, sin que se diera cuenta, y, de inmediato, tuvo una rabiosa y rapidísima reacción con la acostumbrada frase: Quítamela de encima.
Mi cruz pastoral, que había recibido en mi ordenación episcopal, colocada sobre los poseídos, los hacía temblar de terror… Lo mismo pasaba con mi anillo pastoral, que me había puesto en el dedo el Papa Juan Pablo II el día de mi consagración episcopal y que había sido bendecido por el mismo Papa… Así he comprendido que la Iglesia ha hecho muy bien en multiplicar bendiciones de objetos y personas y lugares.
Tenemos agua bendita, sal bendita y aceite bendito… Y ¿qué decir de la santa Eucaristía? Siempre ha sido suficiente la amenaza de ir al sagrario, para hacer temer de ira al espíritu maligno.
En casos graves, el poner sobre su cabeza las hostias consagradas hacía que el paciente se arrojase a tierra y quedara inmóvil. Hacer coger al poseso el copón con las hostias consagradas era sentir unos gritos lastimeros tremendos, como si le hubieran puesto un peso enorme, del que pedía ser liberado…
El exorcismo más eficaz es siempre participar en la Eucaristía y recibirla con devoción lo más frecuentemente posible.
Sobre la devoción a María, emplearé todo un capítulo. Yo siempre comienzo los exorcismos con el rezo del rosario y no llego al último misterio, cuando los posesos ya están temblando74.
72 Amorth Gabriele, Narraciones de un exorcista, o.c., pp. 38-39.
73 ib. p. 66.
74 Gemma Andrea, o.c., pp. 148-150.