8.3» Maleficios - Parte 3
Autor: P. Angel Peña O.A.R.
El padre Beppino, exorcista, cuenta lo que sucedió en África.
Un domingo en Dakar, capital de Senegal, después de la misa de 11 a.m. en nuestra parroquia, una señora desconocida vino a verme. Tenía la mejilla derecha muy hinchada. Y yo le dije: Te han hecho un maleficio de muerte.
Llamé a tres jóvenes que colaboraban conmigo en el ministerio de liberación y fuimos a un lugar apartado de la misión para orar. Después de algunos minutos de oración, mientras le ungía con aceite exorcizado, vimos cómo la mejilla quedaba normal. Y la señora, como si se despertase de un sueño, repetía: ¿Dónde estoy? ¿Qué me han hecho?
Nos dijo que tenía una farmacia, donde trabajaban dos muchachas que tenían un modo extraño de comportarse. Le di una botella de agua bendita para beberla. El lunes vino a la iglesia bien vestida y me dijo:
Padre, he seguido sus consejos. He bebido el agua bendita, he esparcido sal bendita y he ungido las puertas de mi casa con aceite bendito. Me he puesto a buscar y he encontrado estos amuletos: un pájaro muerto y unos huesos. Esta noche, mientras oraba, sentía dolor en un oído. Me he puesto un pañuelo y se ha llenado de pequeñísimas conchitas y arena finísima, que salía de mi oído. Ahora estoy muy bien y quiero dar testimonio de mi curación.
Esta señora había sido liberada de un maleficio de muerte y ahora es fidelísima en asistir a la misa y al grupo de oración34.
Un día, a las ocho de la tarde, regresé cansado a nuestra Misión de Dakar. Mientras rezaba el rosario, paseando delante de la iglesia, se me acercó un anciano. Nos sentamos y me dijo que tenía mucho miedo, porque sospechaba que su mujer le había hecho un maleficio, pues tenía infectado el bajo vientre.
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Le dije que cerrase los ojos y, mientras rezaba por él, sentí salir de su vientre, de golpe, el quiquiriquí de un gallo. Continué rezando y cantando en lenguas y, por seis veces consecutivas, seguí oyendo el quiquiriquí. Entonces, comprendí que, para hacerle daño, su esposa había sepultado vivo un gallo. Yo rompí el maleficio en el Nombre de Jesús y con su autoridad. Desde aquel momento, no oí más el canto del gallo y el anciano se levantó, diciendo que se sentía mucho mejor35.
Pero no todos los maleficios son iguales. Hay maleficios hechos en forma de ligadura, usados frecuentemente para dañar al niño en el vientre de su madre. La finalidad es la deformación de aquellas partes del cuerpo, que son ligadas con un objeto o muñeco para que el niño no pueda desarrollarse normalmente, tanto física como mentalmente. A veces, se hacen maleficios para separar novios, que se quieren mucho. Ha sucedido que una chica estaba enamorada del novio de su mejor amiga.
Para conseguirlo fue a un brujo. Así consiguió su amor y se casó con él. Pero el matrimonio fue algo horrible. No se aceptaban ni se querían, pero el marido no se decidía a abandonarla. Vivían como en un infierno. Con frecuencia, la víctima no sabe que es víctima de un maleficio y, si acude a otro brujo malo para que le ayude, complicará las cosas aún más.
Hay ocasiones en que algunos brujos destruyen las ataduras o maleficios, curando a los interesados temporalmente, pero hacen que su mal pase a su esposa o hijos o padres o hermanos. Y estos males se manifiestan, a veces, como una pérdida de fe, un continuo estado de pecado, frecuentes depresiones, miedos, suicidios o accidentes.
A una monjita le hicieron maleficio y ella encontraba continuamente partículas de hostias sobre su ropa en gran número. Al principio, se asustó pensando que serían partículas de hostias consagradas. Cuando me consultaron, les dije que no temieran pues eran producto del diablo y que las quemaran. Era una manera de crear temor y sufrimiento, pero con oración todo pudo normalizarse36.
Un caso increíble es el de Miguel. Debía llevar consigo, día y noche, un equipo con la sonda y la bolsa de suero, pues debía recibir suero las 24 horas al día. Un día, en plena noche, se despierta... Y observa que la sonda, que une la bolsa de suero con la aguja que le inyectaba el suero en la vena, está totalmente anudada, de modo que la sonda estaba inservible. Era algo imposible de haberse realizado sin haber retirado la aguja y la bolsa de suero y, sobre todo, sin que nadie hubiese entrado en la habitación. Era un caso más de manifestación diabólica, que desapareció con la oración37.
Algunas veces se manifiestan de improviso malos olores o dolores agudos en alguna parte del cuerpo o sensación de sofoco, como si una mano les cogiera del cuello, o aparecen manchas de sangre en el cuerpo; a veces, en forma de cruz. Algunos tienen una sensación de parálisis, de no poder moverse o no poder hablar, visiones terroríficas, sobre todo, de noche…
En ocasiones, pueden aparecer a la vista los objetos más extraños, al abrir las almohadas o colchones usados por la persona a quien han hecho el maleficio. Sin embargo, estos objetos solamente pueden aparecer visiblemente después de rociar los colchones, almohadas, etc., con agua bendita o introducir alguna imagen bendita como una cruz o imagen de Cristo o de la Virgen.
Pero no hay que tener miedo exagerado. Todo se puede solucionar con oración y, en algunos casos más graves, con exorcismo, actuando en el Nombre de Jesús.
34 Co Beppino, Liberazione e guarigione, Ed. Villadiseriane, 2003, p. 84.
35 ib. p. 86.
36 Gemma Andrea, o.c., pp. 143-144.
37 ib. p. 144.