Friday April 26,2024
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FUIMOS NIÑOS

Al contemplar la relación de algunas personas con sus hijos pequeños, me pongo a pensar en qué momento se nos olvidó que los niños son tan listos y resistentes como nosotros lo fuimos alguna vez, y que es nuestra responsabilidad hacer que ellos mismos generen sus propios recursos para sobrevivir...

Pensando en retrospectiva, bajo los parámetros de la época actual, si fuimos niños en los 50's, 60's y 70's, es difícil de creer que hayamos logrado vivir tanto como lo hemos hecho...
Cuando niños, nos subimos a automóviles sin cinturón de seguridad ni bolsas de aire, y cuando subíamos a la caja de una camioneta pick up en un día soleado, era un evento especialmente divertido.

Nuestras cunas de bebés estaban pintadas con pinturas de colores brillantes con base de plomo. No teníamos botes ni tapas de medicinas, puertas o gabinetes a prueba niños y cuando montábamos en nuestras bicicletas no usábamos cascos (sin mencionar el hecho de ¡pedir un aventón a alguna parte cuando éramos pequeños!).

Bebíamos agua de la manguera del jardín, y no agua embotellada. ¡Horroroso!
Podíamos pasar horas construyendo nuestros go-carts con desperdicios, para deslizamos después colina abajo, sólo para descubrir que habíamos olvidado los frenos, y después de caer en los arbustos unas cuantas veces, aprendimos a solucionar el problema.
Salíamos de la casa por la mañana, jugábamos todo el día y no regresábamos hasta que se encendían las luces de la calle. Nadie era capaz de localizarnos en todo el día. No había teléfonos celulares. Era impensable.

Jugábamos, y a veces realmente nos lastimábamos. Nos cortábamos y nos rompíamos huesos y dientes, y no había demandas legales por esos accidentes.
Había accidentes y no había a nadie a quien culpar, sino a nosotros mismos.
¿Recuerdas los accidentes?

Nos peleábamos y nos golpeábamos los unos a los otros, y nos poníamos negros y luego azules, y aprendimos a superarlo.
Comíamos pasteles, pan con mantequilla, y bebíamos refresco con azúcar sin que engordáramos... siempre estábamos afuera jugando.
Compartíamos un refresco de uva con cuatro amigos, tomando todos de la misma botella y nadie murió por ello.

No teníamos Playstations, Nintendo, X-Boxes ni ningún otro tipo de juego de video, tampoco 99 canales de televisión por cable, películas en video, sonido surround, teléfonos celulares personales, computadoras personales ni internet... teníamos amigos. Salíamos a buscarlos, íbamos en bicicleta o caminando hasta la casa de un amigo; tocábamos su puerta o el timbre, o solamente entrábamos a su casa, y hablábamos con ellos. Imagínate algo como eso. ¡Sin pedirle permiso a nuestros padres! ¡Por nosotros mismos!

¡Ahí afuera en el mundo cruel y frío! ¡Sin ningún guardián! ¿Cómo sobrevivimos?
Inventábamos juegos con palitos y pelotas de tenis, y comíamos lombrices, y aunque nos dijeron qué pasaría, nunca nos salieron varios ojos, ni las lombrices vivieron dentro de nosotros por siempre.

Las pequeñas ligas hacían eliminatorias y no todos entraban al equipo. Aquéllos que no entraban, tuvieron que aprender a lidiar con la decepción...
Crecimos como niños...