17- A las mamás que han perdido a su hijo
¡Hijas de Mi corazón!
Sois como Yo, habéis sufrido como Yo y sufrís aquel dolor que Yo, Myriam, la Mamá del Mundo y del Cielo, he sufrido.
Cómo os comprendo y cómo os amo, también por estas lágrimas vuestras, ¡que son las mismas lágrimas que he llorado en el Calvario!
El dolor os une, os unirá la gloria de los Cielos, porque todo dolor tiene un premio, si es sufrido con amor y comprensión por aquellos que son como nosotros.
¡Nosotras, las Mamás, los Ángeles de nuestros hijos! Yo, la Mamá de Aquel que por vosotros ha sufrido. ¡Aquel que, en el dolor os sostiene, porque conoce el dolor!
Y cuando reencontréis a vuestros hijos, cuando su alma abrace la vuestra, olvidaré todas vuestras lágrimas y la vida eterna os sonreirá para siempre.
Como un himno de gloria, aquella gloria creada por el Padre Nuestro para toda la humanidad que ama y sufre, os encontraréis en aquel mundo de maravilla, donde ya viven vuestros ángeles: ¡qué os parecen perdidos, pero que los reencontraréis para siempre!
El Cielo os sostiene, no estáis solas, tenéis junto a cada una de vosotras a vuestro propio Ángel, que os sonríe.
Montópoli, 22 de Agosto de 1976, 23 horas