32- Subí al Cielo en aquel día lejano
Subí al Cielo en aquel día lejano.
Bajo en medio de las estrellas y miro a Mi estrella, ¡aquella que me había regalado Mi apóstol Gabriel, cuando en la tierra elevaba a Mí su pensamiento!
¡La he traído conmigo!
Ahora, hijos Míos, os hablo con amor infinito y os miro con amor infinito. Subí al Cielo en aquel día lejano, salía de la tierra y venía a vivir junto a Jesús, ¡y a cuidar a las almas de todos Mis Hijos!
Mis lágrimas son por aquellos que no sienten a Jesús en su corazón, ¡mis lágrimas son por quien se pierde!
Son símbolo de amor y de dolor las lágrimas que he derramado y derramaré.
Yo vivo en la Gloria, la gloria que espero a aquellos a los que sonrío. La gloria de los Cielos es para quien ha seguido las huellas de Jesús, para quien ha vivido en la bondad, en la caridad y por eso en la fe pura, ¡que es el aliento del alma, que hará vivir al alma eternamente.
Como luz os envuelve Mi amor, os cubre Mi manto, y estoy junto a vosotros en esta dulce hora, y junto a vosotros están aquellos que amáis y recordáis, ¡junto a Mí y a vosotros!
¡Todos mis hijos!
Rezad por aquellos que no están en el bien, y pueden aún mejorar, ¡llevad almas a Jesús!
¡Llevad almas al Cielo, y en el Cielo habrá una gran fiesta!
¡Y para vosotros será gloria!
¡Prodigaos en esta santa misión y Yo, vuestra Mamá, sonreiré!
15 de Agosto de 1978, 24 horas
El Padre Gabriel Roschini, nos decía que pensaba siempre en la Virgen, cuando miraba la estrella Sirio