46- Subir al Cielo es la felicidad más grande
¡Hijos queridos!
Subir al Cielo es la felicidad más grande, es la meta, la casa, los brazos amorosos de Jesús que envuelven al alma, ¡es el reencontrar y el reencontrarse!
Cuando subía llevada por los Ángeles, al encuentro, a reencontrarme con Jesús, mandaba amor al mundo. A todos vosotros de todos los tiempos. ¡El tiempo!
En aquel tiempo cuando el Ángel Gabriel se me apareció y me anunció lo grandioso que habría de suceder en Mí, supe de la felicidad, del dolor, que habrían de ser compañeros de mi misión: feliz de ser la Mamá de Jesús, dolorosa, por aquél dolor suyo.
"Hágase Tu voluntad".
Las mismas palabras que pronunció Jesús en Getsemaní, ¡las mismas palabras que han pronunciado muchos!
Yo sabía, Yo vi el rostro del Ángel, no era luz, no era inspiración: él me habló.
En este tiempo ya no se cree en lo que parece imposible, todo debe ser explicado para poder ser creído... ¡La fe es creer en todo misterio, y el misterio es la belleza de la fe!
Daré señales de mi presencia en muchos sitios. Y vosotros no tengáis dudas aunque oigáis a los que niegan el milagro. Milagros suceden en todo tiempo, como estas palabras dirigidas a vosotros, de vuestra Mamá Myriam, ¡que en el día que recuerda el comienzo de la vida Celestial, os bendice!
Ripatransone, 15 de Agosto de 1980, 22 horas